Tributo a Matta : un imperdible en el CCPLM

Robando tiempo al tiempo, hoy me acerqué al Centro Cultural Palacio La Moneda (CCPLM) para disfrutar lo que probablemente sea la gran exposición del fin de año. Me refiero a la muestra Centenario de obras del gran Roberto Matta en un recorrido sorprendente por sus pinturas, dibujos, murales, esculturas, muebles, cerámicas y toda esa prolífica y diversa producción de su genio artístico.

Distribuida en cuatro secciones, dos salas y dos pasillos, es primera vez que puedo ver tantas obras del artista (son casi 100) y aprender además acerca de la base conceptual que subyace en su trabajo, muchísimo más interesante de lo que yo imaginaba. En las muestras laterales se encuentran cartas y escritos de Matta, quien además de ser un artista era un gran defensor de lo social (notable su colaboración con las brigadas muralistas de la UP), un tremendo humanista, su compromiso era pleno, un verdadero artista del siglo XX.

Se exhiben obras que nunca antes se habían mostrado en público, lo cual acrecenta el interés y enorme valor de este esfuerzo del CCPLM.  Después de todo, 100 años es mucho tiempo y este país debe ser capaz de agradecer a sus mejores exponentes. Por suerte habrá tiempo de revisitarla varias veces pues permanecerá hasta febrero 2012.

Hay murales enormes, esos formatos que parece que Matta disfrutaba construir y que sobrecogen por su belleza y complejidad. También asombran las esculturas en bronce, figuras extraordinarias que representan ese universo de formas e imagenes tan Mattianas, que se pueden reconocer siempre.

Definitivamente ésta es la mayor exposición que se ha hecho en Chile de nuestro gran artista, quien por cierto, se mantuvo fuera de este país desde la dictadura, como consecuente crítico de nuestro lamentable sistema. No obstante, su legado sur-realista  trasciende ideologías y sobretodo la estupidez humana.

Esta exposición es claramente imperdible e invito a todos a disfrutarla!!

Arte en América : una refrescante muestra

De vez en cuando, se produce algún pequeño vacío en mi agenda y es cuando aprovecho de darme una vuelta por el entretenido Centro Cultural del Palacio La  Moneda (CCPLM). Casi siempre ha sido una oportunidad de apreciar buenas producciones de arte, muchas veces, muestras únicas y de gran nivel. De hecho, serían imposibles para otros sitios de arte por el nivel de costos que debe significar.

Como ya es parte de mis circuitos desde hace mucho tiempo, tengo una sutil rutina que primero me lleva a la pequeña ala del diseño en el segundo nivel subterráneo. En esta ocasión, la sala de diseño está bajo el título de Obra Útil, en donde renombrados artitas han creado objetos domésticos, distorsionadas y especiales intervenciones. Rescato por ejemplo la cuna asiento y el cofre de los secretos de Pilar Ovalle, el magnífico sillón caballo de Caterina Purdy y ese increíble Retrato Matrimonial de Francisca Nuñez o finalmente el sensual sillón llamado Una mujer cómoda en un sofá de José Balmes.

El plato fuerte, sin duda, es la exposición en dos alas del Centro bajo el paraguas de Arte en América. Unas 200 obras de arte  muy bien seleccionadas de las colecciones del Museo de las Américas de la OEA y del BID. Obras magníficas que incluyen todas las técnicas conocidas, óleos, esculturas, dibujos, fotografías, pasteles, variopintas técnicas mixtas, textiles, etc. Probablemente la mayor diversidad que hemos visto en años en un mismo lugar y de autores de enorme connotación, partiendo desde nuestro Roberto Matta, y siguiendo por Carreño, Guayasamín, Andy Warhol, Lichtenstein, Lam, Claudio Bravo, Siqueiros y Rufino Tamayo.

Es un lujo al cual se puede acceder gratuitamente de lunes a viernes antes del mediodía o pagando miserables mil pesos en otros horarios. Es tan potente la muestra que yo tengo claro que volveré un par de veces más para poder disfrutar más detalles de tantas obras extraordinarias.

La muestra pretende ser un recorrido de nuestra identidad, sueños y realidad, lo que representa a 28 países de esta América sometida al consumismo y las leyes del capital. Como sea, vale la pena verla lentamente y gozar la diversidad y genialidad artística que siempre es un regalo al espíritu sobretodo cuando ninguna obra tiene un billete o una tasa de interés como baluarte.

Viva el arte!!!