Le Petit Chateau : rico descubrimiento

En la misma casa de calle Bilbao con Avenida Italia en donde estaba hasta hace poco Sukalde (hoy en Nueva Costanera), me encontré con una grata sorpresa.

En un formato sencillo pero con prestancia, considerando que el lugar es muy pequeño y muchas veces poco visible desde las pistas, este restoran de estilo francés lleva menos de una semana al aire. Necesitaba un nuevo lugar para mis placeres y aquí estaba a la mano.

Pocos contertulios, algo evidente para un sitio en marcha blanca, pero hay una ambientación ecléctica, un restaurant francés, con pinturas muy chilenas en las paredes, con asomos de elegancia en el mobiliario y música variada entre baladas de jazz y disrupciones de rock and roll. Extraña mezcla, pero grata al fin.

Me ubiqué en una mesa que recuerdo con cariño, ya que fue parte de mi vida cuando este lugar era el Sukalde. no alcancé a pedir nada cuando el mozo me sorprende con una copa de espumante de bienvenida. Muy bién, eso me gustó. La carta provisioria es bastante abundante y dificil de leer porque la letra es extremadamente pequeña y a estas alturas la presbicia existe. No obstante ello, pude detectar claramente la entrada que me gustaría probar. Pues bien, un carpaccio de pulpo me apetecía y fue mi elección. Qué gran detalle, la carne de pulpo tibia en ese carpaccio, una delicia!!!

En el intertanto, me llegó un panecillo (trozo de baguette) y una selección de caseras mantequillas con especias. Pude probar mantequilla con merkén, con orégano, con ciboulette y algo más. El regaloneo llegó al éxtasis cuando me llegó un plato de canapés con salmón ahumado y alcaparras, así como camarones con base de mayonesa y verdor. Ciertamente, me estaban seduciendo y estaba exquisito. El detalle mortal fue cuando me ofrecen pimienta fresca y atienden mi petición de no moler sino que cortar la pimienta. Excelente!!!

En la carta encontré varios platos apetitosos, pero me concentré con rapidez en un Pato Olives, una pechuga de pato horneada con aceitunas sevillanas, mantequilla y vino blanco; todo lo cual acompañé con unas papas duquesa cargaditas al queso que fueron disfrutes eternos, además de las verduras salteadas al dente que adornaban esta maravilla.

Me di maña para sortear las carencias en la carta de vinos, ya que mi Marqués de Casa Concha Carmenere se transformó en un Caliterra Tributo  Carmenere, que afortunadamente conocía y venía perfecto a mi plato seductor.

Una cena maravillosa con una atención de primera. Me encanta esta etapa de los restoranes, cuando dedican sus mayores esfuerzos en encantar al cliente para que vuelva y recomiende el lugar. Sin tapujos, el sitio es muy recomendable, fascinante!!!

Al momento de los postres, me dejé entusiasmar con una piña al cognac con salsa de arándanos,  increíble, eso si es un acierto!!!. Solo me quedó espacio para pedir un buen café negro y pagar la cuenta.

Casualmente me convertí en el primer individuo que se chequea en foursquare para este rico lugar, lo que considero un honor, porque seguro que muchos lo van a visitar.

Qué te pareció el filete?

5 respuesta a “Le Petit Chateau : rico descubrimiento”

  1. Plop? Lo visite la semana pasada en la noche, habian dos mesas grandes con mucho ruido. Al parecer mas de dos mesas grandes colapsan la cocina ya que se demoraron caleta, al parecer la elaboracion de sus platos debe mejorar ya que la coccion de sus platos era un exceso (no quiero pensar que se recocio en microondas descongelando……………)

  2. Es posible que aún no tengan el arte de atender grupos, mi experiencia fue bastante solitaria, solo había una mesa más ocupada en el local y me atendieron como los dioses. Ojalá tu comentario no sea premonición ya que están recién en su marcha blanca.

    salu2

  3. Revista Wiken 17.12.2010
    No me equivoque, al parecer siguen descongelando apurado los pescados……….

    Revista Wiken 17.12.2010:
    «Le petit chateau

    Nuevo y lento

    Por Esteban Cabezas Donde estuvo el Sukalde, en avenida Bilbao, abrió sus puertas este restaurante francés. Aprovechando el espacio con gracia y un toque de sencilla elegancia, con una carta acotada y una sensata elección de vinos, servicio gentil pero… una lentitud en su cocina que quita el apetito. Más de media hora desde que se hizo el pedido, con renovación de potes de mantequilla y paté, con casi tres rondas de pan para matar la espera. Y la cerveza que se calentó en su vaso, y el pisco sour (a la chilena y frappé, $2.470) que fue perdiendo su gracia. Y con sólo dos mesas más ocupadas en todo el restaurante. Y aunque se hizo una atención del 10% de descuento, la verdad es que si cobran $9.600 por un plato de salmón (salsa y acompañamiento incluidos), con un corte no muy generoso y muy seco, es de esperar que la experiencia sea acorde al valor que la carta le atribuye. Pero no.

    Entonces, los platos: lo mejor de todo, un conejo a la mostaza ($8.540), abundante y sabroso, con unas papas fritas que estaban crudas en su interior y quemadas en su exterior. Luego, un pequeño y realmente rico tártaro de atún ($5.610) hecho a una de las maneras de Isla de Pascua: con cebolla morada, pepino y choclo. Un pato con aceitunas ($7.190) con papas duquesas que, por el precio, podrían no ser de paquete. Si bien es cierto que llevan poco tiempo atendiendo, también es verdad que debieran cuidar a los clientes que llegan a tentar suerte… y que finalmente se van arrastrando su tentación, muerta de aburrimiento. Bilbao 460, 6344268»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *