La Hacienda Gaucha : deliciosa cena

Por esas cosas curiosas que no tienen explicación, conocí primero la  sucursal de este restaurante en la Plaza Pedro de Valdivia antes que el local inicial en Vicuña Mackenna. Sin embargo, habiendo disfrutado la calidad de las carnes y el buen servicio, lo consideré una opción segura.

Llegué al lugar, dejando atrás una jornada de más de 12 horas de trabajo intenso pero contento con los resultados obtenidos. En ánimo de celebración, decidí que sería una cena lenta y sabrosa. Partí entonces con mi agua mineral sin gas, mientras repasaba las opciones de la carta. Claramente, la especialidad son las carnes y con preparaciones muy seductoras.

Tras confirmar el calibre de mi hambre, seleccioné un plato llamado Lomo Principado, un delicioso lomo bordeado con panceta, champignones, salsa de 4 quesos acompañado de papas rostik. Al paso, también solicité la carta de vinos que sorprende por su gran variedad de cepas, en donde encontré un Montes Classic Series Malbec.

Un plato abundante en cantidad y sabores, una verdadera delicia y que además quedó enaltecido con la delicia del malbec. Esta cena exquisita solo me permitió un cierre de café negro, definitivamente no era posible un postre.

Caminando de regreso a casa, terminé de despejar mi mente y completar el disfrute de esta noche de verano con algo de brisa.

 

Otra vez en Le Fournil : cenas de trasnoche

Debe tener que ver con el biorritmo, pero es frecuente que me muera de hambre bien entrada la noche. En esas ocasiones debo salir a rastrear lugares que tengan una buena cocina y que además tengan la energía para atender tarde. Por suerte esos lugares existen!!.

A pesar de la gran multitud que suele haber en el Patio Bellavista, siempre he encontrado espacio en Le Fournil, quizás ayudado por el hecho que me conocen después de tantos años deambulando por ahí.

Partimos con terrina de queso de cabra a las finas hierbas, espárragos y pimentón para iniciar la conversación, gratamente acompañados con mi Kir Royale y el pisco sour que suele elegir mi partner.

Para los fondos, mi hambre dictó un pavo relleno con chorizo riojano, tomate con farce de verduras y champignon al roquefort, mientras que mi partner decidió un tournedo de filete de res a la pimienta con ratatouille. Nada que agregar, somos unos hambrientos!!

Acompañamos la delicia de esos platos con un Santa Carolina Specialities Dry farming, reserva carignan, una cepa que me encanta y que en este caso venía de maravillas.

Tras la tardía cena, solo quedaba caminar un buen rato para acomodar la carga. Qué delicia Le Fournil!!

 

Geométrico : comiendo al paso

No venía al Geométrico desde inicios del 2010, pero esta noche casi no había sitios atendiendo. Por lo que al verlo abierto, me instalé raudo en la pequeña terraza de la calle e hice mi pedido. Seleccioné un Ron para beber y me tenté con unas empanaditas de queso de cabra, tomate y albahaca con merken, deliciosas!!.

Solo tenía unos minutos disponibles, por lo que fue extraordinaria la sintonía, yo quería comer rápido y ellos querían cerrar pronto. La magia de la noche en acción.

Un lugar preciso como la geometría!!

 

 

5to Cheers : un café transformado en restaurante peruano

Dado que soy frecuente paseante en cleta por el Parque Bustamante, conocía este sitio por ser un café bastante llamativo. Sin embargo, esta noche en que buscaba una opción para cenar descubrí una rara transformación, ya que de café no quedaba nada, era simplemente un restaurante peruano y algo más, muy latinoamericano. Es posible que siempre haya sido lo mismo, pero no lo había notado.

Como soy proclive a la experimentación, me instalé en la rica terraza enfrente al parque y me dispuse a disfrutar. Partí con un pisco sour, bastante normal debo decir. El personal de servicio un poco distraído, lo cual impacienta al menos a mí.

En la carta bastantes opciones peruanas y mi selección fue un plato de Camarones Tropical, una delicia de camarones envueltos en pollo a la plancha y bañados en salsa de maracuyá sobre un puré cremoso. Lo fatal, es que el plato llegó frío y debí devolver. Vaya que son importantes los detalles!!! (regresó bien caliente y sabroso, por suerte)

Para acompañar mi plato, en la carta de vinos – bastante interesante-  descubrí un Tabalí reserva Syrah que vino de maravillas para esta exquisita cena.

Esta noche no estaba para postres, así es que cerré la incursión con un café negro.

Bella Calabria : una opción para golosos

Otra noche de hambre desatada, demasiada hambre tenía y por eso recordé este lugar. Escondido en un flanco del Hotel NH hay un pasaje con varios sitios de comida bien interesantes y uno de ellos se dedica a las pastas y especialmente a las pizzas.

Cómo cada local en esta zona se trata finalmente de una terraza, pues no es una calle de autos, me instalé gustoso en una mesa y pedí la carta. El atento mozo, trajo muy pronto mi trago y en formato doble, pues había happy hour.  Mi elección una pizza calabrese, una enorme pizza con aceitunas, tomate, cebolla, longaniza, carne, ajo, champignones, pimientos, mozarella y pomodoro. Impresionante!!

Al ritmo de mi hambre, comencé a disfrutar lentamente el desafío, pues la porción era enorme. Sacié completamente mi hambre y aún quedaba pizza, es vergonzoso, pero debí dejar parte del plato, no fui capaz!!

Tengo claro que a este lugar hay que venir con mucho hambre o en grupo, así que ya estoy organizando una salida de mi equipo para disfrutar esta pizzería. Sabroso y muy buen servicio.

 

 

Nuevo Krrtrekking sabatino : disfrutando el arte callejero

Desperté algo acalorado, ya era bastante tarde y tras el reparador sueño sentí ganas de salir de paseo con mi adorada cleta. Mochila, cámara fotográfica, agua, algo de dinero y comenzamos el paseo.

La primera parada en el barrio Lastarria fue en el Mesié Quiltro, pretendía tomar un buen café y quizás comer un rico sandwich gourmet, pero nunca apareció la atención y yo me aburro rápido. Así que tomé mi cleta y me fui al Café del Ópera, en donde además de un rico jugo natural me devoré un baguette completo con queso camembert, rúcula y pesto de tomate, al cual pedí añadir trozos de palta. Un desayuno a lo campeón.

Con toda esa energía en el estanque, me dirigí hacia la zona poniente de Santiasco usando el Parque Forestal para llegar a la zona del Parque de los Reyes y comenzar un divertido zigzagueo por los barrios Brasil  y Yungay, en donde encontré una gran cantidad de grafittis deliciosos.

Una vez agotado el periplo en esa zona, decidí ir más allá y me fui directo hacia el M100 pero estaba cerrado, así que mi siguiente parada fue la Biblioteca de Santiago, en donde encontré una exposición colectiva llamada «EL VESTIDO. NO HAY PUNTADA SIN HILO» del Colectivo Kimkilen, muchas mujeres y peruanos lo cual me pareció muy bien en una exposición chilena. También visité la exposición permanente de la industria del Cobre en el segundo piso y el ausente restaurant del último nivel. Muy tierna la exposición de pinturas de niños en el zócalo y la oportunidad de beber agua mineral en la pequeña cafetería en ese sitio.

Siendo ya varias horas de paseo, decidí regresar a casa para poder cocinar algo rico y concluir este delicioso disfrute sabatino. Dejé unas lindas fotos para compartir.

La Bodeguita de Cristóbal : regreso a un clásico

Este sitio en Bellavista  debe tener unos 15 años de existencia pero cambio de dueño hace un par de años y esta noche en que caminábamos sin rumbo en busca de algo nuevo, apareció la oportunidad de probar.

Instalados en la terraza, el único lugar con una temperatura aceptable, partimos por pedir una jarra de sangría, una solución deliciosa para la sed y el calor.

Después nos dimos maña para elegir, entre la abundante oferta de opciones, las tapas que nos dieran fiera muestra de la capacidad del lugar. La selección resultó muy ecléctica, tapas de jamón serrano, tortilla de papas, gambas al ajillo, croquetas de la casa (pescado), todo acompañado de un ensamblaje con syrah, merlot y cabernet sauvignon.

Desde nuestra posición podíamos observar una próxima salsoteca en la que se asomaba una mujer gorda impresionante, reluciente en su vestido azul  de fiesta, invitaba a los paseantes, muchos extranjeros, a pasar al sitio de bailes. Una anécdota muy particular.

La delicia de las tapas la continuamos con los postres, donde  nada mejor encontramos que un tocino del cielo (un típico postre andaluz)  y helado de turrón.

Gran cena, divertida y llena de sabores.

 

Perú Mágico : sabor y mal servicio

Recorrer restoranes peruanos es casi un hobby y hace tiempo que escuchaba de este local en Pedro de Valdivia, así que acepté la oferta de cenar allí.

El lugar estaba muy lleno, pero había un par de mesas, el problema es que los mozos parecía que no se daban cuenta. Tomé la iniciativa y me instalé en la mesa que elegí y comencé a llamar a los mozos, claramente sordos o definitivamente hastiados de trabajar. Debo reconocer que tengo poca paciencia para esperar en un restaurante, por lo que me armé de paciencia y tras un rato fui atendido.

La partida como de costumbre con un buen par de pisco sours y para acompañar me pareció interesante probar la versión  del pulpo al olivo. Deliciosa!!

Ya concluida la entrada, otro esfuerzo para conseguir pedir los platos de fondo. Finalmente salió el pedido con una corvina Perú Magico, una corvina con un gratinado de queso mozarella, rellena de camarones, pulpo, jaiba y acompañada de un puré de papas al ají amarillo y un clásico lomo salteado, ambos platos excelentes y acompañados de un buena botella de vino.

Nada más que decir, el sabor notable, pero la experiencia mala, no me gustan los sitios con mal servicio.

OlivaLimón : visita al Mirador

En esas raras ocasiones en que debo ir al palacio del consumismo, un mall, preferí hacerlo con alguien que disfruta estos sitios, mi madre y una hermana, regalándome así la oportunidad de un encuentro familiar.

Llegué con bastante ventaja en tiempo, por lo que rápidamente me fui a cumplir mi cometido y quedar liberado para dedicarme solo a conversar y disfrutar algo más. La hora pasó lentamente y mis tripas comenzaron a reclamar alimento, así que decidí darme un pequeño gusto sirviéndome un sándwich y un rico jugo natural, a modo de aperitivo.

Cuando llegó mi familia, ya había completado mi tentempié y estaba en condiciones para iniciar el recorrido en común. Tras un rato de caminata, tanteé si había hambre y como la respuesta fue positiva, encaminamos los pasos hacia El Mirador, en donde espera elegir algún rico restaurante para invitar el almuerzo.

Nos llamó la atención un sitio que no había conocido antes, un local de diseño moderno, oferta de comida mediterránea, con buena música y agitada atención. Instalados en la terraza, partimos por pedir unos pisco sours para degustar una tabla extraordinaria con causas, ceviches y ostiones.

Los platos de fondo fueron otra sorpresa, una pasta  papardelle al huevo con  palta, nueces, tomates perla, parmesano y albahaca. Una corvina sobre canelones rellenos con jaiba, queso azul y pomodoro y unos ravioles al aji amarillo rellenos con pollo y nuez. Notables platos que disfrutamos lentamente en conjunto con una botella de pinot noir Cartagena del rico valle de San Antonio.

Fue un almuerzo largo y conversado, coronado por la mezcla deliciosa de sabores que incluyeron unos ricos postres y café.

OlivaLimón me encantó, lo anoto para volver!!.

 

Regreso al Epicúreo : descendiendo del ranking

Ya había pasado un buen tiempo desde mi última visita a este lugar. Siendo un poco tarde para los estándares santiasqueños, al notar que estaban atendiendo, no lo pensé más e ingresé.

Muy poca gente en el interior, fue fácil ubicar una buena mesa y me dispuse a solicitar a la chica de marcado acento argentino, una botella de agua mineral sin gas. Revisé con detalle la carta y ahí comenzó una insólita secuencia de platos con los que me tentaba seguida de la respuesta de la chica indicando que no había o no quedaba algún ingrediente esencial para mi selección. Estuve al punto de retirarme indignado, pero decidí hacer mi último intento.

Elegí un tentador fetuccini de la casa con camarones salteados al oliva y merkén, un sabroso plato que acompañé con un carmenere reserva de Tabalí.  Con posterioridad pedí un café y unos crepes a la naranja estupendos, con lo cual cerré esta extraña cena.

Habiendo tenido en el pasado ricas experiencias en este lugar, quedé algo choqueado con este trance y definitivamente, creo que no volveré por un largo periodo.