Entre cavas y ladrillos : rito, almuerzo y cleta

Entusiasmé a mi hermano para visitar en cleta a nuestro padre en su séptimo aniversario de su viaje eterno. Un paseo que me retornaba a los krrtrekking en dos ruedas tras demasiado tiempo sin poder hacerlo. Con algo de temor por la posibilidad que mi columna reclamara el esfuerzo, partimos este periplo hacia el cementerio en La Florida.

Sin percances, fluimos por las calles y mientras más avanzábamos más mejor se sentía el viaje. Compramos bonitas flores e hicimos una sesión de hermoseamiento de la residencia además de una buena cantidad de fotos del parque, el cual estaba lleno de colores y se veía especialmente lindo.

Después del rito, comenzamos a buscar un sitio en donde almorzar y continuar el disfrute. De pronto, un sitio que no conocíamos y que se presentaba interesante. Un buen nombre, Entre Cavas y Ladrillos, que de hecho me recordó un lugar homónimo que vi en San Miguel hace un tiempo. La presentación muy normal, decoración mínima pero de buen gusto, aunque elegimos quedarnos en la terraza para tener vista de nuestras cletas.

Partimos con unos frescos chilcanos de mango y maracuyá mientras saboreábamos un sorprendente ceviche Cavitas, con ostión, pulpo, camarones ecuatorianos y ricos cortes de pescado deliciosamente macerados. Con esta entrada, ya habíamos superado el calor y pudimos pasar a los fondos.

Mi hambre estaba a la altura de un lomo saltado, tremendo plato!,  mientras mi hermano optó por un seco de cordero, todo lo cual acompañamos con una botella de Las Mulas reserva cabernet sauvignon orgánico. Impecable!

Si bien no se distingue mayormente de los restaurantes grandes del sector La Florida – Cajón del Maipo, ni es por cierto la mejor comida peruana (o algo más) que he disfrutado en Santiasco, el lugar es bastante recomendable.

Moderat : concurrido concierto

Había pasado tanto tiempo desde la última vez que con mi hermano no disfrutábamos de un concierto de música electrónica, así que cuando descubrimos que este grupo alemán venía a Chile y todo indicaba que habría una fiesta electrónica de esas inolvidables, nos inscribimos sin dudar.
Nos juntamos más temprano para aprovechar de cenar tranquilamente y juntar energías para esta noche bailable. Nos fuimos a un viejo conocido, el Sport Café en Apoquindo, del cual guardábamos buenos recuerdos ya que por un buen tiempo fue nuestra fuente de alimentación de fin de semana cuando vivíamos juntos 15 años atrás.

Tras unos sandwiches potentes y unas frescas cervezas, caminamos hacia la Sala Omnium (en los bajos que la mayoría ubica como la discoteque Gente de décadas pasadas). La primera sorpresa fue encontrarnos con una interminable fila de gente y un verdadero laberinto para ingresar. Conversamos que parecía raro tanta gente si este grupo no era muy conocido y además practica un tipo de música electrónica poco habitual en nuestro medio. Sin embargo, pronto caímos en la cuenta que todos estábamos en lo mismo.

El Club Fauna estaba repleto, no solo en la sala más subterránea en donde tocaba un trío telonero muy interesante (Matanza), sino que en pasillos, niveles intermedios e incluso en el nivel calle. Nos compramos unos tragos (en esos vasos plásticos tan poco elegantes) y tomando una buena aspiración de aire, decidimos bajar al epicentro musical. El lugar vibraba con los potentes bajos amplificados a tope, pues claramente no se iba a conversar sino a bailar. Llegamos en la etapa final del teloneo y de los preparativos para Moderat. Un gran aviso en pantalla anunciaba que era un espectáculo oscuro y que se agradecía no usar flash en cámaras (guarden sus celulares!!) mientras seguía ingresando a la sala un contingente cada vez mayor de entusiastas amantes del ambient y del techno minimalista.

El grupo alemán era muy esperado, especialmente tras el lanzamiento de su último disco. Maestros en conseguir un viaje melódico, una atmósfera hipnótica y llena de efectos visuales. Desde el primer tema, los asistentes fuimos encantados con el excelente trabajo y de ahí en adelante solo fue disfrutar el viaje. Tremendo show!!

Algo del carrete cultural a mitad de año

Considerando la cantidad de obras de teatro que he tenido el placer de disfrutar, a veces he pensado que hay pocas vetas de creatividad por explorar y debo confesar que me sigo equivocando al respecto.

La primera obra que quiero comentar es La Viuda de Apablaza en el GAM, la que viene precedida de muchos años de historia pues se trata de un exitoso montaje de los años 20 (casi un siglo atrás) y que sigue conmoviendo, no solo por la tremenda historia costumbrista que subyace sino por el talento extraordinario de Catalina Saavedra y de Francisco Ossa (sorprendente!). Una historia del campesinado, una historia en el borde del incesto, una historia llena de pasiones, de abusos, de poder y sumisión. Una mujer que hereda todo, excepto un hombre que la ame y que finalmente decide convertir y forzar a un hijastro a ser su pareja para perderlo todo, incluso la vida. Tremenda obra, merecido el honor de ser un clásico del teatro chileno.

Acostumbrados un poco a las obras psicológicas argentinas, evidentemente teníamos buenas expectativas del montaje nacional de la obra Bajo Terapia de Matías del Federico. Sigue en parte la estructura de la notable obra también argentina Toc Toc, en que los pacientes son invitados simultáneamente a la consulta del psicólogo, pero nunca llega éste y toda la terapia queda por cuenta de los asistentes. De forma  tragicómica, la trama se va complejizando para que con las confesiones y declaraciones que uno y otro realizan, queda al desnudo el objetivo que hacía coincidir a esas tres parejas citadas a la consulta de la psicóloga. Una trágica sorpresa que vale observar ya que es un final fuerte y esclarecedor que nos enseña acerca de las relaciones de pareja.

Antes de ingresar al Teatro Mori del Parque Arauco, cenamos en El Otro Sitio, que como siempre sorprende con su cocina exquisita aunque sea en un entorno tan multitudinario, que en lo personal, rehuyo.

Otro día, visité casi sin querer el MNBA, solo para disfrutar la belleza de los volantines del Mono Gonzalez que adornan la principal nave del edificio del museo. El inconfundible estilo y «mano» del maestro en cada imagen coloreada y que lucen hermosas en las alturas.

En otra comentable y sobretodo disfrutable tarde primaveral, salimos a almorzar a la Terraza (Azotea)  de Matilde, para sorprendernos con un appetizer con Perol y ceviche, seguido por unos clásicos fondos de la casa en vacuno y pescados. Una jornada gastronómica exquisita que tuvo un cierre apropiado cuando revisitamos la Casa Museo La Chascona de Pablo Neruda. Claramente orientada al público extranjero debe tener una de las entradas más caras a museos en Chile, pero no cabe duda que se trata de una gran experiencia que merece vivirse.

La Vinocracia : interesante opción post teatral en Plaza Ñuñoa

Esta noche teníamos entradas para ver una de esas obras imperdibles de Tryo Teatro Banda en una sala del Teatro UC y sabíamos que era un filete solo a partir de nuestro seguimiento a las obras de esta agrupación talentosa que en gran parte ha venido a ocupar el espacio que dejó la disolución del maravilloso grupo La Troppa (continuada en Teatro Cinema con Pizarro y Zagal y Viaje Inmóvil de Jaime Lorca).

La obra en cuestión es un montaje, como siempre original y desbordante de talentos, llamado O’Higgins Un hombre en pedazos, el cual nos remite en la historia chilena a los sucesos que marcaron la dimisión del dictador O’Higgins al cargo de Director Supremo, traicionado por su Logia Lautarina y cercanos. La versatilidad de estos actores, músicos y cantantes es una delicia que merece disfrutarse no solo por lo lúdico sino porque ayudan a entender de forma didáctica la historia latinoamericana. Ya tienen 10 obras a su haber y cada vez muestran nuevas facetas y habilidades que merecen toda mi admiración.

A la salida del teatro, no pudimos cumplir el rito de ir a cenar para conversar sobre lo visto, pero eso no impidió que me fuera a rastrear algún filete en la zona de Plaza Ñuñoa. En la casona en donde existió por mucho tiempo un restaurante de comida china, desde fines del 2015 existe este interesante lugar llamado La Vinocracia. Por supuesto que reina en el sitio una amplia oferta de vinos y un buen servicio, muy coincidentes con mis expectativas. Además era la mejor opción para completar el cuadro histórico en que quedamos después la la obra teatral.

Un buen sandwich, un par de copas y las ganas de una conversación que debí postergar hasta otro día. Me gustó el concepto de La Vinocracia, por lo que regresaré apenas sea posible.

 

Escapada a Buenos Aires : un año después

Aprovechar uno de los pocos días feriados de este año, complementando con unos días antes y después, fue la fórmula que nos permitió ir a disfrutar de Buenos Aires una vez más.

Llegamos a Ezeiza según itinerario y abordamos un taxi con destino al hotel. El taxista de mediana edad no tardó en detectar que eramos chilenos y como en pocos días más era el duelo de Copa América con Argentina, la conversación estuvo plagada de su absoluta certeza que iban a ganar la Copa. Por que era una espina clavada en el alma argentina el llevar tantos años sin ganar una Copa y que había sido mala suerte solamente haber perdido por penales ante Chile el año anterior. Fue divertido, pues hicimos una apuesta que consistió en que si ganaba Argentina le pagábamos un sobreprecio cuando saliéramos de regreso al aeropuerto o bien él nos haría un importante descuento en caso que Chile se coronara campeón. Nos dio sus datos y quedamos de llamarle el día de la vuelta a nuestro país.

Dejamos nuestro equipaje en el hotel y salimos rápidamente a buscar entradas para el teatro. Pasamos por el puesto de tickets con rebajas para esa noche frente al Obelisco y encontramos entradas con 50% de descuento para el Multiteatro con la obra Le Prenom. La obra partía en poco rato más así es que fuimos raudamente hacia el Paseo La Plaza para asegurar comprar entradas para los siguientes días.

Le Prenom (el nombre) es una sorprendente comedia francesa, de exquisito humor y agudeza para tratar la mezquindad del ser humano, la desidia, la hipocresía, los prejuicios, la envidia, todo ello en un contexto de amistad. La puesta en escena es notable pues todo ocurre durante una noche en el living de un matrimonio burgués y hasta donde llega el hermano de la mujer y posteriormente su pareja embarazada. El gatillo de todo lo que siguió es la broma acerca de cual era el nombre que había elegido para su bebé. La verdad es que hacía mucho tiempo que no me reía tanto disfrutando cada momento de la batalla dialéctica desatada.

Salimos del teatro relajados y hambrientos y por cierto nada mejor que ir a Banchero, la “verdadera pizza” como rezan los títulos de esta pizzería repleta de argentinos. Una mixta con jamón y otra de morrones aplacaron el hambre mientras repasábamos los diálogos más hilarantes de la obra.

Nuevo día, compramos una tarjeta para el transporte público y nos fuimos a la estación Bartolomé Mitre para abordar un tren hacia la zona del Delta de Tigre. Es un enorme territorio inundado por miles de brazos del Río de la Plata que es un paraíso de botes y lanchas. Mucha gente practicando remo y clubes de remo, lo que parece ser el deporte por excelencia. Caminamos por la ciudad admirando la hermosa arquitectura de sus casonas muy cerca de los arroyos, visitamos el Museo Naval que resultó ser bastante interesante y más allá encontramos un impresionante palacio en donde funciona el Museo del Arte Tigre. De regreso, pasamos a almorzar al restaurante María del Lujan, con una hermosa vista al arroyo. Aprovechamos de probar esos peces endémicos de este río, el Surubi con calabaza y el Dorado grillado con unas verduras. Maravillas antecedidas por una provoletta deliciosa y el tremendo Malbec Alamos.

Regresamos en el tren y aproveché de repasar la gran cantidad de graffitis en las murallas que flanquean las vías férreas. Nos sorprendimos lo barato que resulta el transporte público en Buenos Aires y que aloja a una gran cantidad de músicos que acompañan muy bien el viaje.

Ya entrada la noche salimos desde nuestro hotel, adonde fuimos a descansar un rato, rumbo al Paseo La Plaza a ver Yo soy mi propia mujer con el extraordinario Julio Chávez. Una historia basada en un personaje real, un travesti berlinés oriental coleccionista y sobreviviente tanto del régimen nazi como del posterior comunista. Julio Chávez no solo representa a este personaje sino que a quien lo descubrió

y se inspiró para escribir esta notable obra. Salimos rumbo al Chiquilin, un restaurante que nos llamaba para hacerse cargo de la cena. Espumante, seguido de milanesas (de esas que hacen famoso a Buenos Aires), puré de papas y panache de verduras como acompañamientos. También un imprescindible Malbec Trapiche y esos cafés negros para el cierre. Una jornada muy entretenida!!.

El nuevo día lo dedicamos a caminar por diversas avenidas de la ciudad, las que a pesar del frío estaban repletas de gente y actividad. Visitamos el hermoso Teatro Colón con su inmensa colección de arte y luego seguimos hacia el Malba en donde nos esperaba una exposición muy freak de Yoko Ono. Quedamos convencidos que de no ser por su fama, no habría habido tanta gente haciendo como que entendía la muestra. Como este día no tendría teatro, aguantamos el hambre y mantuvimos el objetivo de llegar al restaurante La Cabaña en Puerto Madero, en donde esperábamos encontrar nuestro plato favorito, pamplona de res. Nos sorprendimos de constatar que ya no ofrecían este plato……, pero, como ya era mucho el hambre acumulada, decidimos quedarnos igual. Partimos con una provoletta La Cabaña, gaseosa y kir royale, lo que continuó con una entraña con papas plomo y un baby beef con un salteado mixto de verduras. La botella de malbec fue Animal, un sabor salvaje. En esta ocasión avanzamos hacia los postres con un panqueque de manzana y un rico mousse de chocolate, para cerrar con un té Inti Zen y mi acostumbrado café negro.

Esta noche lluviosa era el esperado duelo entre Chile y Argentina. Aprovechando nuestra buena suerte, conseguimos entradas para una obra que en viajes anteriores no logramos ver. Se trataba de Toc Toc, una de las comedias más hilarantes que ya lleva seis temporadas de éxito. Definitivamente es la obra con la que más reí en este viaje, no solo por su propio mérito, sino porque es imposible no ver tus propias obsesiones compulsivas. Al regreso, vimos piquetes de hinchas cerca del obelisco haciendo barra y por primera vez, un gran despliegue de policía antimotines. Nos pareció prudente volver al hotel y nos instalamos en el bar, lleno de argentinos que miraban el partido en las pantallas. Cada jugada amenazante era suspirada por los locales, mientras nosotros disfrutábamos un piqueo y tragos. Cuando termina el partido y llegaba la hora de los penales, decidimos subir al cuarto, ya que sospechábamos que no seríamos tan bienvenidos en caso de ganar. Pues bien, Chile ganó nuevamente y la tristeza inundó las caras de muchos argentinos. Cayó un gran silencio sobre Buenos Aires.

Llegó el nuevo día, el cual dedicaríamos a revisar libros y conocer algún barrio entretenido. Partimos yendo a desayunar a la cafetería de la maravillosa librería Ateneo Grand Splendid. Tras recorrer los distintos pisos olfateando algunos buenos libros, salimos con dos interesantes títulos, Walden o el debe de la desobediencia civil y un texto de marketing llamado Small Data (lo que la Big Data no ve) además de algún regalo. Pasamos a una disquería a buscar buena música, con lo que incrementé mi colección de tango electrónico y seguidamente abordamos un bus para visitar el Soho. Recorrimos varias cuadras visitando alguna tiendas alternativas y de arte, además de cazar varios hermosos graffitis. Finalmente, encontramos un restaurante que nos llamó la atención. Se trataba de Salvador, con una propuesta diferente. Mantuvimos la frente en alto cuando pedimos, una vez más, milanesa (demasiado rica) pero innovamos en los acompañamientos con una sorprendente y variopinta ensalada. Por cierto, no dejamos de probar un malbec Saint Felicien y buen café.

Más tarde, regresamos al Paseo La Plaza pues nos tocaba la obra Somos Child Free, con Gabriel Goity (El método Grönholm) y elenco. Es la historia de una pareja que decide no tener hijos, pero para el cumpleaños 50 este pacto se rompería. Una comedia singular, que trata de las elecciones, aciertos y desaciertos con los cuales se configura la historia de muchas parejas. Como era esperable, salimos en busca de un sitio para cenar, pues a pesar de estar pasada la medianoche, hay mucha oferta. Anclamos en Pepito, para compartir una inmensa milanesa con puré de papas, un malbec Alamos y el café habitual.

La última noche de un intenso disfrute de esta ciudad sin pausa. No cabe duda, que siempre es disfrutable Buenos Aires.

Cerati, nada personal : extraordinaria emoción

Estoy profundamente agradecido de un gran amigo que vía WhatsApp comentó que iba a ver en los próximos días esta obra musical y teatral sobre el inolvidable Gustavo Cerati. Sin manejar muchos detalles, compre entradas casi de inmediato, básicamente confiando en el inmejorable gusto musical de mi amigo. Así, el primer sábado de junio estábamos sentados muy cerca del escenario para disfrutar.

El personaje Luis Alberto Spinetta sería quien abre la obra y hará como una suerte de anfitrión, pues de hecho Spinetta fue muy cercano a Cerati, como lo fueron su madre y su mujer chilena, también presentes en la obra. La aparición de Matías Oviedo en escena vaya que sorprende, no solo logra un parecido impresionante con Cerati sino que se comporta, canta y toca guitarra en vivo de manera muy convincente y sobretodo emocionante. Lo aplaudo de pié.

Es un paseo musical que se completa con pasajes de la vida del artista, con su ego, sus conflictos, su talento sobrenatural, sus miedos y esa necesidad de seguir adelante creando y actuando a pesar del cansancio mortal. Una obra fantástica que todo fanático de Cerati debería ver.

Con tanta emoción, era imposible dejar esa noche sin un cierre adecuado. Nos fuimos a disfrutar a la terraza más espectacular de Santiago, me refiero al bar del Luciano K. Recién techada, era perfecta para esta noche. Un sour de mango y unas copas de espumante para acompañar la maravillosa  pizza de jamón serrano y pera, que yo conocía y sabía que fascinar a mi partner.

Una noche llena de emociones probablemente repetibles.

Disfrutando Valparaíso una vez más

Visitar Valparaíso después que pasa el verano, es una de mis aficiones preferidas. Este lindo puerto es un lugar ideal para disfrutar un fin de semana con su inmensa oferta de todo lo que me gusta, restaurantes, graffitis, arte y linda arquitectura.

En esta oportunidad nos alojamos en la casa del pintor Thomas Somerscales, quien a pesar de no ser tan relevante en el arte, salvo por su registro de la guerra del Pacífico, legó esta preciosa casona a Valparaíso. Es una casona con más de 140 años, la cual fue restaurada y dispuesta como un hotel boutique  destacado en el Cerro Alegre.

Partimos la incursión gastronómica en el bien recordado Cocina Puerto, un exquisito restaurante de comida chilena. Un Sour de maracuya y otro con jenjibre, para disfrutar la entrada, una provoleta y mariscos en donde abundaban cholgas, choritos y langostinos. Seguimos con un pastel de jaibas y un cancato Real que llevaba pavo, queso, tocino champiñones, tomate, alcaparras y una base de papas asadas a las finas hierbas. Platos deliciosos que acompañamos con un Malbec mendocino Finca La Linda.

Iniciamos un paseo por esas calles con pendiente que te hacen ir lento pero atento a todas esas sorpresas que estas calles ofrecen. Una buena cacería de graffitis ya que aunque parezca inverosímil, siempre encuentro nuevos aportes al arte callejero y que pasan a la colección de Krrtrekking. Pronto anocheció así que fuimos a la terraza del Taulat para beber unos tragos, un mojito irlandés y el típico Ron con coca light, para poder despedir este primer día.

Tras un delicioso desayuno casero, salimos a pasear en el Metro hacia las ciudades aledañas. Este viaje es una buena opción para disfrutar la costa, visitar los hermosos cerros y escuchar buena música en vivo en el carro. Tras llegar a Quilpué, bajamos a realizar una visita al centro de la ciudad, cazar algunos graffitis, decidimos que un buen aperitivo mirando el mar y en la exquisita terraza del hotel Miramar, era la mejor idea del momento. Era una mañana algo húmeda y con pequeños chubascos, pero justo que salimos del metro y caminamos hacia el Miramar, nos llovió profusamente. En la terraza techada del bar del Miramar, nos pedimos unas empanaditas queso, café y té. El tiempo pasó agradable en la conversación mientras pasaba la lluvia. Antes de irnos, aprovechamos de probar unas copas de espumante, ahora con la mente puesta en el restaurante que visitaríamos a continuación.

Lo habíamos visto el día anterior y la curiosidad de un nuevo restaurante nos llevó a El Internado el cual  funciona desde noviembre pasado. Una enorme planta libre al interior de una gran casona, da vida a este lugar, en donde lo más destacado es la cocina, con más de decena de cocineros en acción. Lo interesante es que la comida es original y bastante gourmet. Recorrimos la carta con deliciosas sugerencias para quedarnos con una Entraña a la pimienta con cebolla caramelizada, tomate deshidratado y papas asadas rellenas con champiñones queso parmesano, tocino y cebollin, además de una Albacora sobre un puré de arvejas, unos tomates y el fantástico  pebre de mango con tocino crocante. Fantásticos platos!!. Estos platos lo acompañamos con una botella De martino 347 un rico carmenere. Superados por la sorpresa, decidimos probar un postre de brownie tibio con chocolate, mantequilla de maní además de helado de vainilla y una sabrosa salsa de frutillas. Excelente lugar!!.

Lo siguiente era alcanzar a llegar a tiempo para tomar nuestro transporte de regreso a Santiasco.

Luciano K : una experiencia arqui-gastrotectónica

Me encantan las construcciones de este creativo y notable arquitecto Luciano Kulczewski, que desparramó sus creaciones por el barrio Lastarria y Plaza Italia. Este lugar es un hotel boutique con 38 habitaciones y una terraza maravillosa además del restaurante del primer piso adonde llegué esta noche.

Extasiado por mucho tiempo por la belleza arquitectónica que tiene este edificio de los años 20 del siglo pasado, fue el primero que tuvo un ascensor en Santiasco lo que lo convierte en patrimonio nacional.

Con mi hambre característica que aparece inexcusable después de las 20 horas, pasaba cerca del lugar y decidí que ya era hora de disfrutarlo. Con apenas unos 3 meses desde que se inauguró, el restaurante ubicado en el primer piso del edificio era una tentación inevitable.

Partí por ubicarme en la mesa que me daba la mejor perspectiva del lugar, enfrentada a la barra iluminada. Un sour con albahaca  para amenizar y una breve carta por revisar. Una oferta de platos del día que el chef ofrecía, o bien la opción de ensaladas, sandwiches y pizzas más estándar.

Definitivamente fui seducido por una pizza de jamón serrano, peras, cebolla caramelizada y aceitunas que acompañé con una botella Valle Secreto con cabernet sauvignon.

Fue un viaje al placer en solitario pero acompañado de exquisita música y la hermosa estética del lugar. Claramente volveré para disfrutar más este nuevo sitio.

La Diana : notable lugar

Este último tiempo en mi trabajo se ha visto aumentar la frecuencia de las despedidas. No solo los que dejan la empresa por diversas razones sino los que son reubicados por distintas o parecidas justificaciones. Así llegué al lo que era un antiguo convento en la plaza Los Sacramentinos, para encontrar una versión re-editada del restaurante nómade La Jardin, un sitio memorable en mis experiencias anteriores.

Como el formato del evento era más parecido a un happy hour, fuimos pidiendo distintos appetizers mientras consumiamos las graciosas y afortunadas combinaciones de tragos de la casa.

Entre otros, pedimos un rico ceviche de reineta y mariscos con leche de tigre para ponernos en onda, un increíble pan de campo, un amasado gigante relleno de queso derretido, una pizza de carne mechada, palta y queso azul llamada Caupolicán, una entrada de pulpo grillado (con papas confitadas, dulce de membrillo y vinagreta de pimentón) y otras pizzas Minotauro, Normandie y Diana. Todo delicioso y de lo cual no quedó vestigio en esas horas de disfrutes. Especial mención tragos de la casa con nombres especiales como elevator, mortal kombat y otros que ya olvidé.

Delicioso lugar que espero visitar nuevamente, en forma ideal entrando por los Juegos Diana para llegar a comer y descansar en La Diana.

Puerto Bellavista : un lugar disfrutable

Hoy decidí dar una mirada al Patio Bellavista, al cual no ingreso realmente hace mucho tiempo. Salvo por Barrica 94, Zocca y Bellavista Grill, no he ingresado hace años.

Ocupa el lugar de unos de mis restaurantes más visitados, el Antojo de Gauguin, añorado lugar de unos queridos amigos. Muy bien ambientado, al punto que los mozos visten con poleras marineras y son notablemente atentos. Partí con una provocación, un aperitivo de Leche Fría, jugo de ceviches con sauvignon blanc y especias. Definitivamente le habría puesto algo de jenjibre para darle más personalidad, pero igual estaba bueno. A continuación un plato de locos como entrada, muy contundente y sabroso. No resistí la tentación de comer una reineta frita a las finas hierbas con papas mayo y ensalada chilena, pero jamás pensé que el plato iba a ser tan descomunalmente grande. Estaba exquisito y perfectamente sellado en el batido con hierbas frito, además la ensalada chilena llevaba cebolla morada lo que añadió un espectacular sabor a mi almuerzo. Una botella de pinot noir acompañó el festejo gastronómico.

Un buen lugar que vino a renovar la oferta del Patio.