Restaurantes en periodo estival

Hay algo de pereza que me viene con la canícula espantosa de Santiasco, pero debo reconocer que no significa que dejo de visitar sitios gastronómicos ni realizar mis ritos  disfrutables. Por eso, esta crónica es un rápido paso por los lugares que visité una o más veces en casi dos meses extremadamente calurosos y por cierto, muy trabajólicos.

Comencé el 05/02 revisitando El Otro Sitio, gran lugar de sabores probados y buena atención, al día siguiente fui con una entrañable amiga a conocer el Costa Verde en Barrio Lastarria, comida sabrosa pero lenta la cocina y finalmente no muy distinto de cualquier restaurante peruano. La siguiente noche fue el turno de una abundante cena en La Hacienda Gaucha, carnes por cierto y buen vino, algo destacable del lugar. El almuerzo del día 08 de febrero fue con una gran amiga en Le Flaubert, una delicia como siempre.

El día 10 almorcé en la Cevichería Constitución del Patio Bellavista cerca de las 17 horas, atención garantizada en todo horario aunque ya he probado todos los platos (porqué tan breve la carta?). La noche siguiente decidí probar un sencillo pero interesante lugar de sandwiches, me refiero al Dalai Lomo, sabrosa hamburguesa casera y buena cerveza, una buena solución para el hambre desatada. La siguiente cena me llevó al barrio Italia para probar un lugar que casi siempre he encontrado cerrado. Se trata del Restaurador, una clara referencia a las tiendas de muebles viejos del barrio y que teniendo todo para ser un gran lugar, tiene una atención muy deficiente. Un par de días después, el día de los enamorados, tras constatar que a todo el mundo le bajó el amor (teniendo 364 días para demostrarlo), no me quedó opción para mi cena que no fuera el restaurante del hotel Crowne Plaza, el viejo Caruso. Debo confesar con dolor, que nunca más volveré, pues la cantidad de errores del servicio supera con creces mi paciencia.

El día 16 de febrero re-visité el exquisito Squadritto para servirme una buena pizza acompañada de buen vino. Un lugar cumplidor a pesar de los años que tiene. El domingo 17/02 fui por un plato conocido al restaurante Le Fournil, ya que a la hora que regresé de mis paseos en bicicleta cazando graffitis no me quedaban muchas opciones, excepto las del Patio Bellavista. Al sábado siguiente, me pasó algo similar y terminé almorzando en el Zocca Pasta & Pizza. El domingo 24/02 tras mi tour de museos, mi krrtrekking favorito concluí el periplo almorzando (casi cenando por lo tarde) en La Junta del Boulevard Lastarria. Razonable atención y sabrosa cocina aunque claramente falta una clase de vinos a las chicas, me da pena como abren una botella y la sirven sin ningún conocimiento.

Lo siguientes días pasé por La Casa de la Luna Azul y el Cafetto, nada que comentar hasta que el 01 de marzo regresé a Esquina de Dioses, para almorzar en mi primer día de vacaciones en dos años, un lugar delicioso que espero continúe por largo tiempo. De regreso de mis vacaciones por el sur, el día 13 de marzo, cumpleaños de mi gran amigo Eric, lo celebré en su ausencia con una cena en el peruanísimo Olán, un imperdible en comida peruana.

Los siguientes días pasé por una Piadina en PezToro, gran lugar del barrio Lastarria, un exquisito rumano a la italiana en la Fuente Alemana el día 19 de marzo y una cena inolvidable en la inmejorable terraza del CasaLuz la noche siguiente, solo comparable con la terraza preciosa del extraordinario restaurante Capperi en el Barrio Italia en donde cené la noche del 22 de marzo.

En fin, pereza de escribir mis crónicas pero jamás de disfrutar!!

Torano : un servicio impecable

Mi costumbre de salir a zigzaguear por algunos barrios tiene sus recompensas. Esta noche, me pareció buena idea ir al barrio Italia en busca de algo novedoso y me encontré abierto un sitio que tenía en la mira hace rato. Se trata del restaurante Torano ubicado en una preciosa casona del barrio y que nos sedujo rápidamente a ingresar.

Dada la canícula que invade Santiasco estos días y noches, nos ubicamos al lado de una ventana para recibir algo de la brisa nocturna y eliminar ese factor incómodo que es el calor. Un sitio sencillo pero pensado como un centro de eventos, tiene un formato moderno y algo que notamos rápidamente, se preocupan del servicio. Bien por eso!!

Partimos pidiendo Pisco sour y una botella de agua sin gas para mí, ya que estaba profundamente sediento. La oferta de comida mediterránea en la carta se adivinaba sabrosa y elegimos un Rissoto al pesto e pomodoro guarnecido con tomates deshidratados y el contrapunto que decidí fue un pescado a la plancha con mantequilla y salsa al limón sobre una porción de sabroso couscous.

Los platos impecablemente presentados llegaron en breve tiempo después de haber disfrutado un appetizer de regalo, una porción de ceviche de rica textura. El entusiasmo creció y ordenamos una botella de pinot noir Villard que llegó a la temperatura fresca que corresponde. Siempre agradezco que un restaurante sepa cual es la temperatura de servicio adecuada y me sorprendió que el mozo se disculpara por traerlo frío pues han tenido clientes que piden un pinot noir a temperatura ambiente. Plop!!

Para los postres, un piacceri y un peccato, un plato mixto con Tiramisu, crema damasco, volcán chocolate y otro con Creme brulée, torta  de naranja y bizcocho. Deliciosos!!

Al cierre, por supuesto buen café negro y la grata sensación de haber conocido un buen lugar que sabe de servicio.

La Jardin : un proyecto sorprendente

Caminando en busca de un buen sitio para cenar, nos acercamos al lugar en donde recordaba al Ponle Cacao en la vieja factoría Italia, en donde fuimos sorprendidos por algo notablemente distinto. Un sitio que parece un invernadero, lleno de artefactos reciclados y de materiales de demolición, los cuales sin perder su naturaleza se combinan de una manera sorprendente para darte la sensación de una experiencia única. Cajas de manzanas, chuicas y cuanto puedas imaginar se transforman en maceteros, pequeños motores mueven engranajes y aros de bicicletas para crear movimientos continuos, todo se mueve, todo es orgánico y te sumerge en una atmósfera de ensueño impresionante.

Nada es regular, las mesas son irregulares, los materiales no son nuevos, las bicicletas están en todo y en ese caos delicioso, aparece una chica que nos ofrece una carta con ofertas de comida y también de cursos de reciclaje, de cultivos orgánicos y de cuanto puedes imaginar en un proyecto itinerante y subversivo como éste.

No podíamos compilar la sorpresa de esta iniciativa tan original, nos costó tiempo entender que su naturaleza es la disrupción y sobretodo constatar que fuera posible. La chica que nos atendía nos confirmaba que solo duraría un año y que en marzo 2013 desaparecía, lo cual añade expectativas ante la temporalidad de la intervención. Hay productos que se sirven en el local que se producen en esos precarios y sorprendentes invernaderos que llenan el sitio. No puedo dejar de anotar que hay gente que disfruta descansar en pallets convertidos en sillones, en tiendas armadas con ropa de desecho, en gallinas que deambulan libremente por el lugar en un desorden virtuoso que me emociona.

Este lugar es imperdible, es un asesinato de lo cotidiano, un disparo libertario en el circuito de restaurantes de Santiasco, una oportunidad de vivir con libertad una forma distinta de restaurante y que conecta los sentidos con lo esencial.

A la hora que llegamos, ya no quedaban pizzas (algo distinguible en el lugar), pero accedimos a unos crocantes y panqueques que estaban deliciosos, después de todo era tan rica la experiencia que no es relevante lo que comimos.

No se pierdan a La Jardin, será parte de sus recuerdos más añorados.

 

Oda al mar : nueva opción en barrio Italia

Salimos a caminar para experimentar la frescura de la noche tras un día muy caluroso en Santiasco. En formato azaroso zigzagueamos por las calles de Providencia en busca de alguna nueva alternativa para una cena disfrutable. Los pasos nos llevaban claramente hacia el Barrio Italia, pero de pronto nos dimos cuenta que en el mismo sitio en donde estaba Le Petit Chateau y aún antes el Sukalde, ahora había un nuevo restaurante, Oda al Mar, un nombre que nos evocó la rica comida peruana o las cevicherías que comienzan a abundar en la ciudad.

Instalados en el pequeño y acogedor lugar, comencé a impacientarme con la lentitud. El mozo, a quién ya conocía en otro restaurante, se apresuró a prometerme que nos sorprendería y que estaban resolviendo el problema en los tiempos de respuesta. Esa declaración me pareció virtuosa, ya que se hizo cargo que el servicio debe ser de calidad si pretenden sobrevivir.

Partimos con pisco sour y Kir Royal a los que el mozo añadió como appetizer unas ricas porciones de ceviche de regalo. En ese momento, sentí que estábamos sintonizados en el concepto de servicio.

De la carta salieron una Albacora con salsa de alcaparras y un delicioso pure rústico y una Tilapia con también con salsa de alcaparras acompañada de ensalada de  palmito y  palta. Seleccionamos además una botella de Apaltagua Pinot Noir que el mozo se aseguró de proveer en una cubeta con agua y hielo, como corresponde. A estas alturas, ya me sentía bien atendido y olvidé mi primera impresión.

Satisfechos con el placer de esta cena, no hubo opción de postres y preferimos ir por un buen café negro. Un cierre apropiado para un buen experimento de iniciación, Un restaurante no solo es un buen chef, es ambiente, estética, ritmos, organización y sobretodo buen servicio.

Capperi : nueva opción en Barrio Italia

Cada día que pasa este hermoso barrio Italia concentra más y más filetes, no solo en diseño, muebles y artesanía, sino que nuevos sitios para comer rico y con ese ambiente tan especial que tiene el sector.

Esta noche caminamos la húmeda noche directo a este restaurante que tenía en mi lista de favoritos por descubrir desde mayo y nos instalamos en la mesa con mayor espacio a su alrededor, cerca del patio. Unas chicas preciosas atendían y muy amablemente nos dieron la bienvenida y acercaron las cartas para que eligiéramos nuestra cena.

Comenzamos con un pisco sour con albahaca y mi frecuente kir royale que acompañamos con un sorprendente appetizer llamado suppli, unas bolitas sabrosísimas que nos abrió el apetito y confirmó que iríamos para los fondos por la especialidad italiana, una pizzas a la romana.

Una pizza Mediterránea y otra al queso azul que acompañamos con un Carmenere Tabalí reserva formidable, nos dio la confirmación definitiva acerca de la exquisita impronta del chef. Delicias!!!

Buena música, hermosa decoración por la cuidada simpleza y añadido a la buena onda de las hermosas chicas que nos atendieron diligentemente, fue un enorme placer.  Por otra parte, la casa es enorme y hay un cuidado muy especial en mantener su look antiguo pero de todas formas delicadamente cool. Un sitio encantador.

Para cerrar la tentación de probar el helado de pistachos nos venció y por supuesto que valió la pena. Tras el rico café expresso, nos retiramos con la certeza que volveremos.

Gran aporte al barrio Italia!!

krrtrekking sabatino : aprovechando el día

Desperté con muchas ganas de pasear en cleta, a pesar de lo nublado y algo frío. Entonces,  preparé una mochila con todo lo que podría necesitar para enfrentar un krrtrekking.

La primera opción fue subir el cerro San Cristóbal por el acceso Pedro de Valdivia Norte, una solitaria subida pues parecía que mucha gente había preferido permanecer en casa, seguramente siguiendo los lamentables acontecimientos del accidente aéreo que cegó 21 vidas.

La cumbre, tras los habituales 20 minutos o más que me toma llegar (según el día), se premiaron con el deseado jugo de mote con huesillos (sin mote y sin huesillos como lo pido desde hace un tiempo) y me apropié de una silla para descansar y hacer algo de people watching. Me sorprendieron un grupo delicioso de chicas brasileñas con gran algarabía hicieron sesión de fotos, para disfrute de todos quienes estábamos en el lugar.

Una vez repuestas las energías, me puse cortavientos para no enfriarme demasiado y comencé el vertiginoso descenso, una maravilla sensual que me lleva en pocos minutos al punto de partida y desde ahí me fui hacia el barrio Lastarria.

Llegué por el Parque Forestal hacia la calle Lastarria y choqué con una multitud asombrosa de turistas que vivenciaban un espectáculo de cuecas, ahí constaté que estábamos en septiembre, el único mes en que se recuerda la cueca en Chile. Ante ello, decidí dar una vuelta más larga para evitar la aglomeración hasta que llegué al centro cultural GAM, en su primer aniversario por estos días.

Después de estacionar mi cleta, recogí un programa del aniversario con las actividades del mes y descendí hasta el subterráneo para visitar la galería de exposiciones. En esta ocasión, Circo, 15 años de Nuevo Circo en 200 años de historia, una exquisita exposición fotográfica acerca del nuevo circo, nacido con la colaboración del Cirque du Soleil desde 1995 y que enaltece esta actividad artística de raigambre tan popular en Chile. Las fotografías  de 4 extraordinarios profesionales del rubro son fantásticas y transmiten con emoción esa magia indescifrable que representa el circo. Aprovechando la oferta cultural del mes aniversario, compré entradas para un especial ballet moderno que espero disfrutar en los próximos días.

Cuando recuperé mi cleta, comenzaba una llovizna en Santiasco, así que me dispuse a disfrutarla encaminando mi cleta hacia el Parque Bustamante. Tras un rato, llegué al café literario que hay en el parque y me detuve a observar un juego de ajedrez con unas piezas gigantes, acto que congregaba una docena de personas en animada discusión. Que agradable sensación de esparcimiento!!

Tras unas cuantas vueltas por el barrio Santa Isabel, Italia y Condell, me bajó el hambre y decidí que cocinaría algo rico apenas llegara a mi departamento. Pues bien, tras una ducha caliente deliciosa, me refugié en la cocina para preparar un almuerzo de miedo.

Partí por preparar unos locos con mayonesa al oliva y algo de ciboulette como entrada, mientras preparaba un arroz con camarones, trozos de lomo salteado, mariscos, arvejas y cuanto encontré en mi cocina y un puré de porotos negros refritos, una inyección de proteínas y carbohidratos que mi cuerpo clamaba. Abrí una botella de Encierra, un ensamblaje 2007 de cabernet sauvignon, syrah, merlot, carmenere y petit verdot, una compañía deliciosa para mi abundante almuerzo.

Un día exquisito, destinado de punta a cabo, al placer del cuerpo.

Paseo nocturno por barrio Italia : rica experiencia

Días laborales muy extremos y ya  por demasiado tiempo, debo compensarlos con algo entretenido y especial. Esta noche decidí deambular por el barrio Italia en busca de algo interesante y ojalá novedoso.

Tras dar unas pocas vueltas encontré un restopub bien escondido pero con bastante concurrencia. Se trata de Narciso, con un grupo muy enfiestado en su interior y en estridente conversación. Preferí dar otra vuelta en otra dirección y el sonido delicioso de un cuarteto de jazz en vivo, me sedujo de inmediato. Un pequeño sitio llamado L’aperitivo, que está al fondo de una pequeña galería con locales de arte, diseño y moda, componentes propias de este barrio cool. Bueno, el local estaba completamente lleno, así que solo me quedó disfrutar un rato en la barra mientras acumulaba hambre para ir a cenar a un sitio interesante.

Un buen tema de jazz y ya estaba en camino a la mitad del mundo, el restoran que elegí para cenar esta noche. Ubicado hace tantos años en la esquina de Condell y Rancagua, sabía lo que encontraría. Para mi sorpresa muy poca gente, quizás era muy tarde, pero igual me atendieron amablemente. En todo caso, prefiero los locales con pocos contertulios, son más silenciosos y se disfruta más la experiencia. Música latinoamericana con mucho Inti Illimani, algo adecuado considerando que el dueño es un integrante original del grupo (Max Berrú), así que me instalé a disfrutar, partiendo con un aperitivo ecuatoriano al 100%. Una mezcla deliciosa del llamado Espíritu del Ecuador (parece un licor de almendras) con jugo de naranjas, de piña y curazao. Exquisito!!!

Tentado como soy, elegí una entrada de palta rellena con camarones, ecuatorianos como corresponde, que solo consiguió abrir más mi apetito voraz. Revisé con cuidado la carta y encontré un plato de Encocado de reineta, una receta típica, con una reineta a la plancha con sofrito, salsa de coco, arroz blanco y plátanos fritos. Una maravilla que no había probado antes. Acompañé con un Syrah, vino reserva de Santa Emiliana (la carta no es muy extensa y tuve que elegir este vino como segunda opción, pero nada mal)

Una cena tranquila que recobró la calma en mi mente y cuerpo, algo que necesitaba con urgencia. Un gran krrtrekking!!

Disfrutando con amigos de la Universidad : cuántos años!!

Aunque normalmente no soy el promotor de encuentros, tengo entrañables amigos que disfrutan haciendo juntas y de vez en cuando me sumo a ellas. En esta ocasión eran amigos de los dos primeros años de universidad, estoy hablando de inicios de los 80, una época muy compleja de este país y sobretodo para quienes nos oponíamos a la dictadura.

Aunque nos habíamos concertado por facebook, los dos últimos días mi espantoso nivel de ocupación no me permitió saber que las elucubraciones de junta se habían concretado y ese llamado a mi celular preguntando por la hora en que llegaba, me aterrizó abruptamente en  el cierre de una extensa jornada laboral. Menos de 5 minutos desde que había llegado a mi refugio y debí correr (de nuevo), cambiar de ropa, dejar mis preocupaciones y mis ideas de «que voy a hacer esta noche», por algo concreto, me juntaría con mis adorados amigos de mi grupo de los 80.

Por fortuna soy muy rápido y en menos de 15 minutos ya estaba en el lugar de encuentro, dos amigos ya habían llegado y estaban helándose en la puerta cerrada (si, maldición) del restorán  que habían elegido. Insólito, el mejor día de los restoranes y cerrado!!!

Cero drama, porque en el sector yo conocía unas 10 opciones y algunas eran compartidas con mi querido partner Pitufo, así que capeando el frío en el auto de Miguel nos pusimos a esperar a nuestras compañeras (lamentablemente típico,  sin ánimo sexista, pero se repite como regla). Tras la espera de 20 minutos, llegaron nuestras amigas y con mínima discusión elegimos ir al restoran ruso en que mi gran amigo poliglota cifraba sus esperanzas de algo delicioso, lo que obviamente apoyé.

Nos instalamos en el Olivié, nuevamente abierto tras un periodo incierto en que permaneció cerrado. Un elegante y luminoso lugar, con una atención espectacular. De la carta decidimos elegir diversos menús para poder probar la mayor cantidad de sabores y eso fue un acierto. Appetizers, sopas y platos de fondo, nos dieron una lección de sabores exquisitos.

Desde mi personal placer, pudo incluir el vodka cítrico de aperitivo, el fantástico appetizer de pescado, papa y betarragas (algo así como una causa peruana), luego una sopa reconfortante con trocitos de carne y cebolla, seguido de unos Pelmeny, unas masas rellenas acompañadas de crema ácida y que amplifiqué el sabor con unas cucharadas de vinagre (sugerencia de Pitufo), de pronto probando los platos de los demás, salmón ahumado, entre otros, me llené de sabores hasta alcanzar los postres, dulces y potentes, constituyendo un viaje de sabores deliciosos para todos.

Terminada la exquisita cena, nos fuimos a escuchar la banda de rock del escolar hijo de una de nuestras compañeras, una sorpresa. Al llegar al colegio, una hermosa chiquita me dice «Tío, no se permite fumar, que fome pero son las reglas de la Dirección», lo cual me produjo tanta ternura. En fin, ingresamos a un gimnasio enorme en donde sonaba bastante bien una banda de rock, con dos guitarras eléctricas, un bajo y batería. Justamente en la batería el hijo de mi compañera, un chico de 14 años, precioso, con una personalidad de fierro y claramente el líder de la banda. Que disfrute ver como son los chicos de hoy!!

Al cierre del show, nos fuimos en patota nuevamente a disfrutar un poco de jazz, los llevé al Thelonious para ver la segunda entrada de la banda Pasto Seco (prendidos.com como me gusta), lo cual fue exquisito disfrute para todos, aunque no estén acostumbrados al trasnoche como yo.

Cerca de las 3 Am, nos fuimos cada cual a casa, en mi caso, prendido en exceso, decidí ver una película antes de dormir y me sorprendí con Waiting for Superman, un documental maravilloso sobre la podredumbre educacional estadounidense, las fábricas del fracaso. Me dejó muy impresionado constatar que nuestro país que goza copiando sin criterio los modelos del paísito del norte, introduce sus operativas destructoras de los seres humanos, las verdaderas fábricas de la miseria humana, creadoras de los ejércitos de reserva, la multitud de ignorantes y útiles empleados de mísera paga que el sistema necesita para que unos pocos gocen del sistema. Creo que vale la pena ver esta película y constatar una vez más  como en Chile la educación pública no es más que una forma de asegurar los privilegios de la minoría. Bien lo menciona Eduardo Engel, en reciente artículo, el sistema educacional chileno asegura el fracaso estudiantil, solo los que siempre han tenido, seguirán teniendo. La perpetuación de las diferencias de clases, como regla estructural del sistema.

Me divertí mucho con mis amigos de universidad, pero quedé muy triste con la realidad educacional de nuestro país.

Un sábado muy particular : disfrutable paseo

Desperté por primera vez alrededor de las 10 am con un llamado telefónico, era la confirmación que iría a la montaña acompañado con un gran malayo en la madrugada del domingo. Tras la llamada, nuevamente me sumergí en el sueño y al mediodía, desperté lleno de energía para enfrentar un sábado que ya tenía claro, sería intenso y energizante.

Me preparé unas frutas al jugo como desayuno, mientras llenaba mi botella de agua isotónica y armaba una improvisada mochila para un día en cleta. Salí rumbo a la ciclovía de Pocuro con viento y fortuna a favor porque no tuve que parar hasta Tobalaba, ya que todos los semáforos los pillé en verde. Tomé la ciclovía de Isabel la Católica hasta llegar a Américo Vespucio, en donde tomé el parque y me deslizo con facilidad por la arenilla mientras conduzco mi cleta con rumbo hacia La Pirámide. En Escrivá de Balaguer hago el encaje con el acceso al Parque Metropolitano y listo, ya estoy en mi territorio preferido, el cerro.

Continué el ascenso con buen ritmo hasta la cumbre del San Cristóbal, mi destino de altura de este día. Desde allí pude observar Santiasco absolutamente sumergido en el asqueroso smog. Imagino que esa fue la causa para que de pronto me vino un ataque de estornudos, conte ocho casi seguidos. No puede ser!!!

Saludé a algunos amigos en el lugar y descansé un rato. De ahí planifiqué una ruta para mi descenso, me iría hacia Bellavista. Al comenzar la bajada, decidí que no pedalearía y usaría solo la gravedad. Que rica sensación, la de bajar velozmente sin agregar ninguna fuerza personal. Llegué al acceso de Pedro Valdivia Norte con una rapidez máxima de 52.9 Km/hr, la que alcancé casi en el último tramo.

Dirigí mi cleta hacia Bellavista, deambulé un rato por diferentes calles y luego cambié de idea y enfilé por Plaza Italia hacia el barrio Italia. Interesante como se ha ido llenando de nuevos lugares, encontré dos restoranes nuevos en el trayecto y 4 tiendas de diseño muy chic en los alrededores de las tiendas de muebles viejos. Se está poniendo muy bonito este barrio!!!

Seguí zigzagueando por muchas calles hasta que el hambre comenzó a asomar impetuoso. Pudo ser el Olivié, el Da noi, Paladares y otros tantos, pero lo que yo quería era una terraza y comida con mucho sabor. Busqué por más de una hora y cada vez me acercaba más hacia el barrio Manuel Montt, por lo que finalmente terminé en la terraza del Chiwake.

Era bastante tarde, pero ya sabía que este lugar tenía cocina non stop, por lo que ubiqué mi cleta a un costado y me dispuse a comer rico. Partí por probar un  buen pisco sour peruano del lugar y pedir una causa limeña como entrada.

Una animada conversación con el mozo peruano me alegró la tarde, con bastante experiencia ya que tenía una larga temporada en el Hotel W, aunque las ofertas de vino en Chiwake no tienen punto de comparación con el W.

Después de esa enorme y sabrosa causa limeña, pedí un tacu tacu de lentejas con lomo salteado, pero le introduje una variación, cambié el lomo salteado por un seco de res, algo mucho más sabroso. Tras la conversación sobre vinos y ante la esmirriada oferta disponible, me incliné por una botella de carmenere de Santa Digna reserva. No me quejo, combinó estupendamente con mi sabroso plato.

Una relajada sesión de sabores en una tarde especialmente cálida y buen cierre tras 35 Km de paseo en cleta. Después de un café negro, dejé el lugar y regresé a casa.

Genovese : nueva opción en Barrio Italia

Esta noche tenía la firme convicción que mi hambre me conduciría a un buen y nuevo lugar, por lo que salí a caminar sin rumbo preciso. Tras constatar la permanencia de varios sitios filetes y que podrían ser mi plan B, decidí explorar por calle Condell y de pronto, un nuevo sitio, con menos de un mes en marcha.

Una linda casa y un pizarrón en discreto atril anunciando tenedor libre como posible tentación. Miré a través de las ventanas y logré divisar que existía una terraza en un patio interior. Esa es una clave que jamás dejo de atender y por supuesto que decidí ingresar.

Una chica que finalmente resultaría una maravilla en calidad de servicio, me comenta -una vez que me instalé en la terraza cerca de un frondoso y cargado árbol de limón- cual es la oferta del lugar. La especialidad claramente, pastas y en una modalidad interesante para esta noche. Fettuccinis, raviolones y ñoquis, con la posibilidad de combinar con pesto casero, salsa pomodoro y salsa alfredo. Ofrecen una copa de vino y todo por un módico precio. Además hay opciones de pizzas y platos con mechadas.

Decidí innovar un poco y cambié la copa de vino por una botella de agua mineral sin gas y pedí mi primer plato, ñoquis con salsa pomodoro y una botella del mejor merlot disponible en el lugar, un gran reserva Tarapacá merlot 2008.

Un plato delicioso y abundante, lo cual no me amilanó, sino que exacerbó mi apetito y pedí a continuación un plato de raviolones al pesto. Estupenda elección, que disfruté largamente mientras observaba el bonito patio con sus jardineras laterales iluminadas con focos. La chica, atenta a cada movimiento de los clientes, se adelantó casi siempre a mis pensamientos y me sentí atendido como los dioses. Un lindo detalle arquitectónico es la existencia de varios arcos romanos en la construcción, imagino creados como parte de la remodelación de la casona.

Por supuesto, fiel a mis propósitos, pedí el tercer plato (solo para campeones golozos), unos fettuccinis Alfredo. Reconozco que no fui capaz de comerlo completo, pero si el 80% del delicioso plato tan bien acompañado con el vino elegido. La música noventera a volumen adecuado es una buena opción del restoran.

Bueno, no quedó espacio para el postre, pero si para un buen café, el cual llegó preciso en manos de la atenta chica. Me di por satisfecho con plenitud, este lugar promete!!!