Víctor sin Víctor Jara: una obra emocionante

En estos días de conmemoración de los 40 años del golpe cívico-militar en Chile, la creatividad teatral ha dado frutos notables y ya he comentado varias muestras de ello. En esta noche, el turno nos condujo al GAM para ver esta obra excepcional en donde más de 40 personas vienen a reposicionar en la memoria colectiva lo esencial del hecho que un cantor popular fuese considerado una amenaza y por lo tanto asesinado con vergonzosa crueldad.

El formato de cantata crea un espacio propicio para repasar algunas de las deliciosas canciones que Víctor Jara entregó a la humanidad y que hasta la fecha siguen siendo parte del acervo popular. Es significativo que esta obra sea expresiva con especial sencillez, hay actores, familiares de ejecutados políticos y actores, todos unidos por un sentimiento común y al mismo tiempo profundo. No pude evitar llorar en silencio y al mismo tiempo disfrutar como se engrandece la figura de nuestro Víctor Jara.

Al finalizar la obra, siendo el mismo día del asesinato de Víctor (15/09), fuimos invitados a la calle, a esa Alameda nocturna y tras encender unas velas, el público, los actores y unos cuántos más, cantamos una canción del gran cantor, llenos de emoción, porque finalmente, todos somos Víctor.

Cienfuegos 39 : pretenciosa clandestinidad

Una nueva obra de teatro con motivo de la conmemoración de los 40 años del golpe militar, nos convocó al Matucana 100. Allí enfrentaríamos un trozo de la narrativa de quienes convencidos que era posible cambiar el curso que había adoptado la historia de nuestro país, militantes de la izquierda revolucionaria, ingenuos intelectuales en general, intentarían hacer lo suyo.

La historia se localiza en una casa de seguridad en donde una pareja vivió estos hechos, llenos de energía y convicción y que ahora visitan muchos años después. Es una historia de amor, un amor construido en la clandestinidad, en el miedo que significaba enfrentar a una sangrienta dictadura militar. Hay un contrapunto narrativo interesante al poner a los mismos personajes, 20 años después, como complemento explicativo de lo que allí sucedía.

Un amor clandestino que comparte los miedos de ser atrapados por la maquinaria siniestra de una dictadura sangrienta, títeres armados por el poder ideológico de otro país (el dueño y policía del planeta). Esta pareja se la juega por una idea de país mientras eluden la persecución y sus propios miedos. Hay un contrapunto formidable entre esos jóvenes enamorados de la libertad y de morir por sus ideales y de los sobrevivientes de esa larga noche y que luchan por insertarse en una sociedad que no les da cabida.

Resulta difícil representar lo que significa ver esta obra y recordar al mismo tiempo a tantas personas, todos seres humanos valiosos que lo vivieron de verdad, no desde el público ni desde la novedad. Los que vivimos esa noche larga no podemos ser público, ni siquiera lectores, nuestras tripas se conmueven comienzan a sangrar con pena pues, a pesar de los años, todavía nada cambia lo suficiente.

 

El disfrute de filetes nunca acaba : Resumiendo un mes

Como a veces ocurre, me pasa que el tiempo transcurre demasiado rápido y no me resulta viable escribir mis aventuras disfrutables con la frecuencia que ocurren y así, destempladamente, me enfrento a una acumulación severa de experiencias vividas y que no es fácil recordar en detalle y mucho menos comunicarlas a otros para sientan esa infinita tentación de salir de su comodidad y vivir la vida un poco más intensamente, un poco más completa de disfrutes y quizás, un poco más llena de intensidad.

Lo primero que recuerdo es una cita poco habitual con un arte milenario, se trata de ver danza japonesa kabuki en el GAM, partiendo con la más impresionante demostración de ritmo electrónico de tres bailarines japoneses en un drama solemne y trágico llamado Sambaso. Con los códigos de la modernidad, es difícil sospechar lo sagrado y ancestral de la representación, pero estoy seguro que nadie quedó indiferente. Tras un pequeño intermedio, se dio inicio a una obra mucho más compleja para nuestra cultura, una verdadera danza kabuki  de nombre Musume dojoji. Compleja y bella, no deja de impresionar en cada momento con la sutileza y la profundidad de la tragedia.

Unos días después, me puse de acuerdo para un rico almuerzo con Carlita, mi querida amiga y asistente de tantos años, con quien acordamos juntarnos en el Park Lane, un restaurante de hotel exquisito que me sigue encantando a pesar de los años. Partimos con unos frescos kir Royales, para seguir con los fondos, un filete bordado y  un medallón de jabalí, que acompañamos con un delicioso carmenere Tres Palacios 2007. Una puesta al día amenizada con los ricos sabores y esa rica sensación de atemporalidad que vivimos cada vez que nos juntamos. Nuestra cita concluyó con un buen postre, texturas de chocolate compartidas y, pos supuesto, buen café negro.

Algunas noches más adelante, me junté con otra entrañable amiga para ir a probar la cocina del Opera Catedral, un sitio que siempre me ha resultado delicioso. La partida fue innovando en tragos, un bitter batido y un Gin Hendrick, deliciosos. De ahí fue natural pasar a disfrutar una Queue de Lotte y un exquisito Turbot, acompañados de un indispensable pinot noir tabali, una delicia del valle de Limarí, helado como debe ser. Para los postres, nada mejor que un  volcán de pistacho y un  rhubarbe, una crema de queso cubierta con ruibarbo. Deliciosos!!. El cierre predecible fue con unos cortos de café ristretto.

La cartelera de danza del mes se venía nutritiva y así elegimos revisar una obra llamada A dance Tribute to the art of football en el  GAM. Esta obra noruega sorprende por lo ajustado y prototípico comportamiento de los masculinos representantes jugadores de fútbol. Todos los arquetipos se dan espacio en el escenario. Los machos desatados en la pasión por la pelota y las búsquedas de sentido de la damisela, poco a poco revelan los estereotipos tras la farsa masculina y que alcanza su clímax cuando uno de los machotes se revela por descuido que es una mina exquisita infiltrada en esa corte masculina. Buen humor y sobretodo desmitificación de los patrones culturales que hacen posible este deporte de multitudes.

Pocos días después, decidimos ir a ver una obra simpática e inquietante, Mens&Mahler, en donde más allá de los representantes masculinos está la pesquisa de una damisela por entender que hay detrás de este comportamiento rudo y normalmente considerado masculino. La chica se interroga una y otra vez si esa masculinidad es un comportamiento o una pose que oculta los verdaderos deseos de los personajes. La narradora es un gran personaje que hace claridad entre tantos gestos superfluos.

Seguidamente, una cena merecida en el Mulato Restaurante, nos condujo por un maracuyá sour y un kir royale. Luego elegimos unas chuletillas de cordero y un lomo de res, que serían deliciosamente acompañados de un syrah tabali, mientras comentábamos nuestras impresiones acerca del espectáculo de danza que habíamos disfrutado antes. Para los postres, nada mejor que unos canelones de manzana compartidos y buen café.

Pronto llegó el día de la ópera, y ahí estábamos viendo esa maravilla titulada El Barbero de Sevilla en el Teatro Municipal de Santiago. Lleno total para esta avant premiere que cada cierto tiempo nos invita a disfrutar este antiguo arte de música vocal, teatro, coros y belleza inigualable. Un clásico imperdible para todas las edades.

Aunque más frías, las noches de Santiasco merecen ser celebradas y esta noche nos fuimos a conversar al Casa Lastarria. Allí partimos con unas copas de champaña Valdivieso Brut, para acompañar un gratin de machas. Seguimos con mineral y una copa Botalcura El Delirio, con un compartido pollo picante. Finalmente, un sabroso crumble de manzana y  café, cuando la hora ya pasaba para el otro día.

La última aventura que tengo hoy tiene que ver con uno de mis fetiches, la Compañía de Teatro Cinema, herederos de la magnífica Compañía La Troppa. El nuevo estreno se llama Historia de amor y fue el gancho para visitar el Teatro de la UC en Plaza Ñuñoa. Nuevamente, esta virtuosa compañía con la segunda generación de actores en escena, nos deleita con la magia del cine aplicado al teatro, aunque con una historia escalofriante, un tanto perversa y sobretodo intensa. Observé que mucha gente se retorcía en sus asientos de forma impaciente en la medida que la trama se agudizaba y ponía en relieve la potencia emocional y discutible de la obra. La verdad es que sigo disfrutando la impecable técnica, que me parece impresionante, pero el tema es duro, muy duro.

Bien, no fue fácil resumir tantas experiencias disfrutables considerando el tiempo transcurrido, pero me siento contento de saber que siempre hay algo nuevo que vivir en Santiasco.

Teatro en el GAM : dos obras disruptivas

Un par o más visitas al teatro o danza es ya una costumbre que me deleita y acompaña por años. El disfrute comienza siempre con el acto de seleccionar las obras que sean prometedoras en el mes, una eficiente compra por internet y esperar el día de la función.

En el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) he visto ya una buena cantidad de funciones filetes y felicito el «buen ojo» de quienes seleccionan la cartelera, ya sea en teatro, música o danza, hasta la fecha he salido ampliamente reconfortado del exquisito espectáculo. Pues bien, vamos con este breve relato de dos obras que vi este mes.

La idea fija, es una obra montada en un escenario mínimo, oscuro y hasta frío. Los actores, la mayor parte del tiempo, completamente desnudos, mantienen relaciones sexuales imaginarias en una sucesión interminable, el sexo solo por el sexo, sin amor, sin consecuencias, como un acto de consciencia, la certeza de una soledad completa, en donde el acto sexual es la conexión con el otro, cualquiera, pero solo como un acto de reconocimiento del yo. No hay otredad, solo cuerpos.

Por momentos, la obra traduce cierta angustia incluso en las pocas escenas en que hay cierto humor, quizás sarcasmo, cuando lo más femenino en el escenario es un travesti. Compleja esta obra argentina y poderosamente cuestionadora. Puse atención a las conversaciones entre el público al finalizar, solo para constatar que a nadie dejó indiferente.

La siguiente selección, fue la obra Medusa, parte de la Trilogía Bestiario destinada a conmemorar los 40 años del golpe militar en Chile. En este caso, el escenario es un departamento de un edificio de la Remodelación San Borja, justo enfrente de la que fuera sede de la Dina en calle Marcoleta. Tres mujeres reales, tres ex miristas doblegadas en la tortura y devenidas en soplonas de sus compañeros. Ahí están Marcia Merino (más conocida como la flaca Alejandra), Luz Arce Sandoval y María Alicia Uribe (en realidad González Gómez, la Carola), mujeres destrozadas, llenas de miedo y sin más sentido en sus vidas que ser instrumentos de la cruel represión  de la dictadura chilena en contra de los militantes de izquierda.

Esa supuesta normalidad en que viven las tres, se quiebra cuando la flaca Alejandra, en uno de los paseos habituales a que la sometían para detectar por sus involuntarios temblores a sus compañeros de partido, delata a su ex novio. Es un hecho que la trastorna y que conduce a la crisis en esta forzada convivencia de delatoras profesionales.

Medusa es una obra muy triste, la que recoge muchos datos reales para dibujar la monstruosidad que un aparato terrorista de estado es capaz de hacer a personas que alguna vez amaron la vida y que querían un mundo mejor. Definitivamente, el ser humano puede ser capaz de cosas horrorosas y construir excusas que le den sentido.

Aprendizajes acerca de las profundidades del ser humano, eso queda tras estas obras.

 

Más filetes disfrutados en Santiasco durante mayo 2013

Siempre he pensado que muchas personas aún teniendo la posibilidad de ir a muchos sitios, evitan probar nuevos por temor a equivocarse, lo cual evidentemente los resta de muchas experiencias deliciosas. En mi caso, funciona al revés, siempre busco nuevos lugares y si no lo logro, me repito aquellos que merecen un retorno.

Una sanguchería imperdible es la Ciudad Vieja en barrio Bellavista, pues a pesar que he probado casi toda la carta, siempre me sorprende con sus sabores. En este lugar, debo confesar que el sándwich que me fascina es el chivito (carne, huevo, lechuga, tocino, tomate, queso, mayonesa y jamón) que queda increíble con una buena cerveza Kross Stout. Es una solución perfecta para hambres desatadas.

Un sitio que visité por muchos años en calle Chile España, se trasladó al mismo lugar que hasta hace poco ocupaba el Camarón de Gorbea en barrio Manuel Montt. Me refiero a la Casa Vieja, comida bien chilena y sabrosa. Para la entrada que mejor que un  arrollado de huaso con puré de palta, imperdible!. Lo compartimos mientras disfrutábamos un pisco sour a la chilena y una vaina.

Para los fondos, un filete tiroles con puré y en mi caso, un filete Casa Vieja con puré picante. Esa multitud de sabores se merecía un ensamblaje de buen nivel, así es que pedí una botella de Quattro. Buena cena!!

En los postres, un tradicional almendrado y un delicioso sorbete de mango, seguidos de café negro para despedir el reencuentro.

Una noche después de un trabajoso día, regresé al Tambo por una buena cena a la peruana. Inicié la sesión de placer con una causa de camarones con una copa de sauvignon blanc. Animado por la buena música que escuchaba, con Nina Simone, Coldplay, Every Thing but the Girl, me incliné por pedir un Tambo saltado, muy tradicional y sabroso el cual acompañé con una copa de carmenere de Max Errázuriz reserva. Rica y silenciosa cena!!

La noche que vimos la excelente obra Cuestión de Principios, nos fuimos a conversar y cenar al Squadritto. Este debe ser uno de los restaurantes que más he visitado en la última década y la verdad es que no me cansa. Partimos probando unos cocktails, una Patigiana, (champaña cointreau, limón azúcar) y un Rossini (jugo frutilla, limón, champaña y goma), francamente exquisitos. En vez de pastas, esta vez nos tentamos por las pizzas a la piedra, por lo que llegaron a la mesa una Chianti (sabrosa ricotta con espinacas, tocino y jamon pierna) y una Valentina (ricotta, queso de cabra, jamón pierna y pimienta). Delicias que merecían el buen vino que elegí en la carta, un Ortega Fournier del valle del Maule, una combinación virtuosa de cabernet sauvignon, cabernet franc, merlot y carmenere. Como se ve, fue una noche de sabores múltiples.

Los postres no se dejaron esperar y nos servimos unos crepes al uso nostro limón y un típico tiramisú. Cerramos con un corto y fragante ristretto.

Ya había comentado acerca de este sitio argentino, La Percanta, un lugar al que prometí volver. Esta noche estaba bastante cálida a pesar de la fecha y me quedé en la terraza. Para iniciar la experiencia seleccioné una cerveza artesanal que no había probado, me refiero a la Mestiza Irish Stout, una cerveza negra sin filtrar fantástica.

Como ya conocía la oferta en carnes rojas, cambié a blancas y me pedí un crocante de salmón acompañado con un sorprendente zapallo dulce al rescoldo con queso de cabra y rúcula. Esta exquisitez la acompañé con una botella de Santa Carolina Specialities Dry Farming de la cepa carignan. Tras tanto placer, solo quedaba que bebiera mi caliente ristretto.

La última incursión que compartiré es el regreso al viejo Caramaño. Este lugar lo conozco desde mis tiempos de universitario y es increíble que aún sigue en el mismo lugar, con los abundantes rayados en sus paredes (alguna vez también escribí allí) y con muy pocas modificaciones en el diseño.

Comencé con una vaina, mientras decidía cual plato de cocina chilena vendría a satisfacer mis ganas de algo rico. Acudí a mis recuerdos y no dudé un instante en pedir un filete a las brasas en versión a lo pobre, el cual acompañé con un rico Morandé Terrarum Cabernet Sauvignon. Tras beber mi café expreso, salí satisfecho rumbo al jazz.

 

Cuestión de principios : una obra emocionante

Fui invitado al estreno privado de esta obra de teatro sin saber que resonaría tanto en mis emociones. Todos los invitados esperábamos afuera del Teatro Ictus sin entender mucho, ya que no habían entradas solo la idea que podríamos ingresar cuando las puertas se abrieran. La actuación de Adela Secall y su padre José darían vida a esta propuesta.

Un escenario extremadamente sencillo, una mesa, silla, un sillón y en el otro extremo una mesa de bar y un perchero, marcarían los espacios. Padre e hija en el mundo real, padre e hija en la historia. Él, un viejo líder revolucionario del mundo obrero, ella la hija admiradora de ese portento de padre, hoy convertida en una gran escritora. El padre, esclavo de sus convicciones está decidido a publicar sus memorias y los talentos de su hija son los propicios para ello. Sin embargo, hay una historia de emociones, silencios y supuestos que debe resolverse cuando estos distantes personajes confluyen en este propósito literario. Tremenda actuación, mis emociones vacilan a cada minuto entre mis ideas políticas representadas por el viejo dirigente obrero y la inteligente comodidad del éxito de la hija escritora. Enfrentados una y otra vez por los valores, los principios, la obra recorre muchos de los arquetipos de la izquierda revolucionaria y el pragmatismo de la modernidad, en un contrapunto lacerante y lleno de emociones frescas. Cabe destacar que en la profundidad del emocionar, aparece claramente lo más básico, la necesidad del amor paternal por parte de la hija, tan fuerte como un brote de alfalfa.

Deseaba un final distinto, pero fue el correcto, no hay reconciliación entre los principios de una ética revolucionaria y el pragmatismo de un mundo dominado por un único modelo exitista. De hecho, el final es doloroso y muy real, todo es una cuestión de principios!!

 

Restaurantes en periodo estival

Hay algo de pereza que me viene con la canícula espantosa de Santiasco, pero debo reconocer que no significa que dejo de visitar sitios gastronómicos ni realizar mis ritos  disfrutables. Por eso, esta crónica es un rápido paso por los lugares que visité una o más veces en casi dos meses extremadamente calurosos y por cierto, muy trabajólicos.

Comencé el 05/02 revisitando El Otro Sitio, gran lugar de sabores probados y buena atención, al día siguiente fui con una entrañable amiga a conocer el Costa Verde en Barrio Lastarria, comida sabrosa pero lenta la cocina y finalmente no muy distinto de cualquier restaurante peruano. La siguiente noche fue el turno de una abundante cena en La Hacienda Gaucha, carnes por cierto y buen vino, algo destacable del lugar. El almuerzo del día 08 de febrero fue con una gran amiga en Le Flaubert, una delicia como siempre.

El día 10 almorcé en la Cevichería Constitución del Patio Bellavista cerca de las 17 horas, atención garantizada en todo horario aunque ya he probado todos los platos (porqué tan breve la carta?). La noche siguiente decidí probar un sencillo pero interesante lugar de sandwiches, me refiero al Dalai Lomo, sabrosa hamburguesa casera y buena cerveza, una buena solución para el hambre desatada. La siguiente cena me llevó al barrio Italia para probar un lugar que casi siempre he encontrado cerrado. Se trata del Restaurador, una clara referencia a las tiendas de muebles viejos del barrio y que teniendo todo para ser un gran lugar, tiene una atención muy deficiente. Un par de días después, el día de los enamorados, tras constatar que a todo el mundo le bajó el amor (teniendo 364 días para demostrarlo), no me quedó opción para mi cena que no fuera el restaurante del hotel Crowne Plaza, el viejo Caruso. Debo confesar con dolor, que nunca más volveré, pues la cantidad de errores del servicio supera con creces mi paciencia.

El día 16 de febrero re-visité el exquisito Squadritto para servirme una buena pizza acompañada de buen vino. Un lugar cumplidor a pesar de los años que tiene. El domingo 17/02 fui por un plato conocido al restaurante Le Fournil, ya que a la hora que regresé de mis paseos en bicicleta cazando graffitis no me quedaban muchas opciones, excepto las del Patio Bellavista. Al sábado siguiente, me pasó algo similar y terminé almorzando en el Zocca Pasta & Pizza. El domingo 24/02 tras mi tour de museos, mi krrtrekking favorito concluí el periplo almorzando (casi cenando por lo tarde) en La Junta del Boulevard Lastarria. Razonable atención y sabrosa cocina aunque claramente falta una clase de vinos a las chicas, me da pena como abren una botella y la sirven sin ningún conocimiento.

Lo siguientes días pasé por La Casa de la Luna Azul y el Cafetto, nada que comentar hasta que el 01 de marzo regresé a Esquina de Dioses, para almorzar en mi primer día de vacaciones en dos años, un lugar delicioso que espero continúe por largo tiempo. De regreso de mis vacaciones por el sur, el día 13 de marzo, cumpleaños de mi gran amigo Eric, lo celebré en su ausencia con una cena en el peruanísimo Olán, un imperdible en comida peruana.

Los siguientes días pasé por una Piadina en PezToro, gran lugar del barrio Lastarria, un exquisito rumano a la italiana en la Fuente Alemana el día 19 de marzo y una cena inolvidable en la inmejorable terraza del CasaLuz la noche siguiente, solo comparable con la terraza preciosa del extraordinario restaurante Capperi en el Barrio Italia en donde cené la noche del 22 de marzo.

En fin, pereza de escribir mis crónicas pero jamás de disfrutar!!

Nueva visita al BocaNariz : deliciosa experiencia

A mediados del 2012 visité por primera vez este rico lugar y moría de ganas de repetir la incursión. Esta noche fue propicia en tiempo y compañía para poder asistir a una nueva sesión de degustación. Cabe destacar que no teníamos mucho hambre pero ganas de disfrutar de todas maneras.

Elegimos una Ollita de corvina para compartir, un plato sorprendente que sería especial justificación para los vinos que habríamos de probar. Pedimos una variada selección de copas de degustación de cepas tintas carignan, syrah, cabernet franc. De lo que recuerdo, eran cepas de las Chilcas Single Vineyard, Santa Carolina Barrica Selection, Syrah Koyle Royale. Todas fantásticas y afortunadamente apropiadas para el plato que compartimos.

Aprovechamos de probar postres y pedimos un Crumble de manzana y unasFrambuesas al vino, postres que acompañamos con una buena copa de late harvest Tabalí reserva, una maravilla!!!

Sin mucho más que exigir dado el placer recibido, solo cerramos con un buen café negro.

 

Cenando en Nolita : una experiencia exquisita

Desde agosto que no regresaba a este rico y ecléctico  lugar del boulevard  Lastarria 70, pero ya era hora de regresar. Por tratarse de un día de semana en que pocos salen a cenar, no hice reserva y corrí el riesgo. Estuvo bien, había espacio y precisamente en la terraza, algo que me gusta especialmente en estos días y noches calurosas.

Cómo es habitual en este sitio, inmediatamente pedimos dos copas de espumante, el aperitivo por antonomasia y comenzamos a revisar la interesante carta para buscar algo novedoso. Mi acompañante seleccionó un Tortelloni Nolita, esto es, un tortelloni relleno con ricotta batida huevo pochado junto a una  suave salsa de crema y vino blanco con aromas a laurel. En cambio, yo preferí el Lechon mediterráneo compuesto por medallomes de lechón en cocción lenta con salsa de tomates,  aceitunas, pimentón rojo, zapallito italiano, cebollas, berenjenas y trozos de papas aderezado con aceite de olivas y tomillo. Unos platos fantásticos y que además preparan en un tiempo increíblemente breve.

Para acompañar nuestros platos, elegí de la carta de vinos un Toro de Piedra. un ensamblaje de Syrah y Caberbet Sauvignon, delicioso!!. Una cena impecable que disfrutamos lentamente bajo las estrellas.

Para los postres Caramel  y un Ciocolatino, además del café negro de siempre. El Nolita es una apuesta segura!!.

Xile : la historia contada por los pobres muertos

Es la primera parte de una peculiar obra en tres entregas de Marco Antonio de la Parra y ahí estábamos sentados en el GAM esperando que comenzara. Una plataforma de madera crujiente como escenario, unas coloridas cortinas con la sencillez y precariedad de un circo pueblerino, un rincón con instrumentos musicales y de pronto el silencio. Caen las luces y con el apoyo musical de un piano musical, hacen su aparición los zombies, los muertos de miedo, los muertos de hambre y todos los representantes de la marginalidad, quienes aún estando muertos vienen a contar su historia con el miedo que lleguen los pacos, temor que recordarán periódicamente durante el transcurso de la obra, gracioso y significativo gesto.

Es la historia de Chile que no gusta, la parte oculta pero real de un país construido sobre la base de la injusticia, del abuso de poder, de los pocos con mucho y la gran mayoría con poco o casi nada. Para conseguir hacer digerible esta historia dolorosa, Cicret (Centro de Investigación y Creación Teatral) bajo la dirección de Raúl Osorio Pérez, acude al tremendo talento de los actores, artistas formidables, todos actúan, cantan y bailan haciendo entretenido y emocionante todo su trabajo.

Comienza con la llamada Independencia de los españoles, que no sería más que un acuerdo de pocos para quedarse con un terruño y explotar a la mayoría, aparecen los asesinatos de Los Carrera y de Manuel Rodríguez, hitos requeridos para consolidar el poder de un director supremo, otrora convertido en héroe nacional según la historia oficial. Avanza hacia los intentos de crear orden de un Diego Portales y  un nuevo texto constitucional; la seguidilla de matanzas de obreros y campesinos; las arengas de poetas e iluminados liberales que creían en un mundo más justo; la guerra contra Bolivia y Perú cuya victoria fue conseguida con los mismos rotos que despreciaba la oligarquía y que usó para quedarse con el salitre que los dueños de Xile requerían;  la sangrienta orden de Montt con la matanza de Santa María de Iquique, un intento de aleccionar a la plebe que ponía en riesgo la tranquilidad de los dueños del salitre al costo de miles de personas ametralladas; el rol de Luis Emilio Recabarren y llegando hasta la época de Alessandri Palma, el león de Tarapacá quien enfrentó junto a su perro Ulk el «ruido de sables» de un ejército que reclama mejoras salariales  por hacer el trabajo sucio de gobernantes y los ricos dueños del país. Concluye esta primera parte de la trilogía, con los 5 disparos en el corazón que sellan la vida de Luis Emilio Recabarren, obrero, periodista, activista y diputado, un suicidio poético de un ser ya lleno de desesperanza.

Fuerte historia, pero bien sustentada pues sino la creen, lean el libro Los Mitos de la Democracia Chilena de Felipe Portales, un texto irrefutable y perfectamente documentado sobre la verdadera historia de este país de muertos vivientes.

Una obra imperdible y ya estoy ansioso por ver las dos partes que aún no se muestran. Viva el teatro!!!