Dalou : deseado retorno

Cuando comienzan las noches cálidas del verano, comienzo a repasar los buenos lugares para cenar bajo las estrellas y con buena vista.

Escondido en el segundo piso de la preciosa casona que aloja al Dalou, hay una pequeña terraza con vista al cerro San Cristóbal. Solo hay cuatro mesas y con buen espacio, decoración minimalista y de muy buen gusto, ideal para pasar un buen rato.

Comencé revisando las opciones de pisco sour con sabores (cada vez hay más lugares con esta oferta) y me decidí por un pisco sour a la menta. En el intertanto, llega a mi mesa una botella con agua, tostadas y porciones de mantequilla y paté de foie. Todas, atenciones de la casa.

La música chillout en un volumen exquisito para no perturbar a nadie, mientras paseaba mis ojos por el cielo estrellado. Linda noche!!

La carta contiene desde tablas hasta carnes, pescados y pastas. Las combinaciones me hacen notar que hay una fusión muy interesante de comida étnica local y francesa, una gratísima sorpresa. Por ejemplo, una costilla de cordero al chocolate acompañado con charquicán o un grato solomillo de cerdo con salsa de ciruelas y papas campesinas o quizás unos ravioles de jaiba. Mmmmmhh!!

Mi instinto me hizo elegir un filete marinado al merkén acompañado de un exquisito rissoto de mote. De la nutrida carta de vinos seleccioné un petit verdot Santa Carolina Barrica Selección del 2007 y obtuve una cena de miedo, maravillosa!!!

Da gusto un buen servicio, un mozo que sepa de vinos y que te hace sentir como en casa.

Para el cierre un fantástico mousse de chocolate, que rica cena!!!

Pad Thai : maravillosa terraza

En esta época estival, lo que más adoro en un buen restorán es que posea una terraza e idealmente alejada del mundanal ruido. Pues bien, PadThai debe tener una de las mejores terrazas de Providencia.

Agobiado por el calor y siendo ya bastante tarde para almorzar, me metí en este discreto lugar del barrio Manuel Montt y me dirigí directo a la terraza. Que maravilla, se apagó el ruido de la calle y solo se escuchaba una ric música tailandesa de fondo mientras los pajaritos trinaban entre los árboles de ese hermoso patio interior. La piscina con agua y una delicada brisa completaban el placer que iba a disfrutar al almuerzo.

Partí con un pisco sour Thai, un delicioso sour con albahaca y leche de coco, una mezcla extasiante. Para acompañar mi aperitivo, solicité unas gyosas de cerdo con salsa Ponzu, fantásticas!!.

Como he ido varias veces a este rico sitio, la carta de platos la he probado casi completa, asi es que acudí a mi memoria de sabores y seleccioné el Kaow Pad, arroz frito con vegetales y camarones con picante grado 2 (puede ser hasta cinco, pero mi estómago me pidió prudencia)

Ahora que el local vende vinos (antes yo llevaba mi propio vino y ellos ponían las copas), elegí un rico Syrah de viña Chocalán que sentó de maravillas con mi rico plato.

Tras esta exquisita experiencia, pude regresar dichoso al frenesí de Santiasco.

Ummo : grato reencuentro

Este restorán ya debe tener más de 6 años en el barrio Manuel Montt y curiosamente no es muy conocido porque está en el sector tranquilo y ese es parte del encanto que me hace volver de vez en cuando.

Invite a cenar a un buen amigo y el Ummo es especialmente adecuado para conversar. Rico ambiente con eclécticos diseños y buen gusto, atentos mozos y una música deliciosa al volumen adecuado.

Aperitivos, Pisco Sour y Kir Royale para mí, mientras revisábamos una interesante carta con una gran diversidad de platos interesantes. Entradas, tablas y buenos tragos, además de una selecta carta de vinos.

Me encanta la cocina de autor y este lugar es un acierto en este tópico. Cada plato es una fusión de distintos origenes, como el cordero ummo, un lomo de cordero montado en una pastelera de choclos con una salsa de pebre de apio, alcachofas y tomates cherries salteados. O esos Ravioles de Pato o el plato que yo elegí, unos Tortellini de jamón serrano, masitas rellenas con jamón serrano, mozarella y albahaca, acompañado de salsa natural de tomates. Delicioso!!!. Mi compañero eligió un Asado de Tira, un rico trozo de carne sobre un puré con verduras y hierbas, que olía increíble.

Para acompañar tan buenos platos, una botella de un ensamblaje de cabernet sauvignon y carmenere, Reserva Alto Vuelo del 2006, que combinó de maravillas.

Con tanta delicia, pudimos celebrar una larga charla acompañados de la excelente selección música lounge.

Ummo, siempre es un agrado regresar.

Minga Bar : exquisita terraza

Tras una intensa sesión de trabajo con mis partners de proyectos especiales, el hambre y la sed nos subyugó y salimos a buscar un nuevo sitio en una calurosa noche de Santiasco.

En una callecita olvidada del barrio Manuel Montt, encontramos un sitio que debe tener unos tres meses de antiguedad. Una casona de corte colonial con una terraza en la entrada, un comedor y bar en el primer piso y un segundo piso con algunas mesas, pero lo más interesante era la terraza del segundo piso. Mejor perspectiva del paisaje nocturno y al aire libre para aprovechar la noche de primavera.

Cada uno de nosotros eligió una pizza a la piedra, una de Maiz (Mozzarella, choclo y albahaca), una cuatro estaciones (Mozzarella, champignon, choclo, pepperoni y jamón) y una Meditarránea (Mozzarella, queso de cabra, pimentón y rúcula). Exquisitas!!!!

Para acompañar, cada cual pidió su trago favorito y nos dimos al oficio de comer más pizza de la que se puede comer (cada pizza está destinada para tres personas por lo menos). Golozos y entretenidos discutiendo sobre nuestros proyectos, logramos terminar con todo, añadiendo pimienta y merkén, dos estimulantes condimentos.

El lugar se especializa en pizzas y bar, lo que lo transforma en una buena opción para compartir una buena conversación con amigos. Buen lugar!!!.

Ají Amarillo : sorprendente cava sour

Tras un día pletórico de pega y emociones surtidas que me tenían agotado, decidí incursionar por uno de mis barrios de disfrutes, el barrio Manuel Montt y el Ají Amarillo estaba ahí.

Un lugar que no visitaba hace años y que recordaba como un pequeño restaurant de comida peruana, se transformó en un delicioso restopub con más cuento del imaginado.

El lugar sigue siendo básicamente el mismo, espacios, colores y cambios propios del nuevo giro tras 5 o 6 años de ausencia. Me recibe una chica muy amable, con un año atendiendo en el lugar, quien me entrega la pequeña y graciosa carta en forma de ají. Mientras la reviso, me decidí por una de las 30 variedades de sours que ofrece, Guayaba Sour, exquisito!!. La autoerigida primera cava sour del mundo (de hecho el dueño me comentó que postulaba al record guinness en dicha categoría) tiene una variedad contundente, hay basados en amaretto, banana, coco, cassis, chirimoya, frutilla, guayaba, guinda, lúcuma, maracuyá, mango, papaya y una infinidad de otros sabores, daba para el éxtasis. Hay que considerar que ya ha eliminado, por baja demanda, los basados en albahaca (puchas y a mi me gusta tanto), jenjibre y una media docena más.

La carta reducida, picoteos atractivos basados en ostiones, ceviches, camarones, brochetas y quesos, fondues, fajitas y limeños. Un par de vinos, tragos típicos y algunas cervezas, que claramente son un innecesario acompañamiento al fuerte de la casa, los sours.

Pedí unos cubos de queso apanados con una salsa de moras extasiantes y que no solo combinaban rico con mi guayaba sour sino que también lo hicieron con un maracuyá sour que pedí a continuación.

Según el dueño, este nuevo formato solo nocturno (antes se podía almorzar) ha sido un éxito y por la cantidad de comensales (sin estar lleno) me pareció muy cierto. Cabe destacar que son dos comedores pequeños y una terraza, más un sector de bar, nada ostentosos pero funcionales.

La música exageradamente ecléctica, desde brit pop, hasta rancheras y toques latinos. No molestaba, pero no me volvió loco.

Para cerrar mi paseo, pedí un Tío Pepe Sour que definitivamente me comprobó que hay buena mano en el lugar, los tragos sour son excelentes!!

Thai House: una aventura thai

Había divisado este lugar hace un poco más de un mes atrás, pero no me había atrevido a ingresar. Mi experiencia dice que al menos debe darse un mes de marcha blanca a cualquier sitio para alcanzar un punto de equilibrio inestable pero evaluable.

Llegué a una hora prudente de cena y me di cuenta que estaría solo por un buen rato, no obstante la chica se afanó en atender bien (el único cliente piensa que es único), eso se valora y mucho.

La carta presentaba unos ricos aperitivos, mi primera selección el curry puff constituido por papas, pollo triturado, curry en hojaldre) al final resultó en un Satay mixto, o sea unas brochetas de pollo y vacuno a la plancha marinados en finas hierbas con salsa de mani y pepinos caseras, pequeñas pero sabrosas brochetas (2 y 2).

La carta incluía sopas, ensaladas, curry de pollo, cerdo, vacuno, productos marinos y camarones, también salteados diversos, unos maravillosos fideos de arroz e incluso unos platos delicadamente marcados con íconos de ají como referencia (se agradece la gentileza, hay lugares que no avisan y llegan platos incomibles)

Finalmente, en la entretenida oferta de la carta, elegi el gaeng matsaman, una pasta de curry matsaman con leche de coco con papas y mani y carne en trozos que imaginé perfecto para mí. Lo pedi con camarones y agregue una porción de arroz (no hay otra opción, pero creo que iría bien), ya que podía ser pollo, cerdo, vacuno, productos marinos y camarones, mi afortunada selección.

El lugar con una zona de fumadores en la planta alta, una deliciosa música suave, algo pop y mucho de baladas en inglés. Musica lenta y sabrosa.

Me llamó la atención el uso de cubiertos de bronce, eso es muy étnico y particular. En fin, acaban de cambiar al chef, por lo que vienen cambios en la carta. Estéticamente , las paredes de riguroso blanco, piso flotante y muebles de madera en linda armonía, hacen que el lugar respire tranquilidad y eso me gusta, parece que soy el único comensal a esta hora, así es que inclui un Casa Silva Syrah Gran Reserva 2006 que espero sea una maravilla y por supuesto que lo fué.

En fin, para el plato de fondo, me traen palitos de fina madera con un envoltorio de lindo género, un preambulo de placer. Oh, los camarones no vienen pelados por completo, pero son gigantescos!!, se viene una música suavecita, un plato exquisito, los manis que aparecen de vez en cuando entre el arroz dan ese toque sorpresa de textura y sabor, mezclado con ese sabor picantito…. en fin, me quede pensando si hubiera unos pistachos, sería aun mejor la sorpresa.

Bueno una hora llevo aquí y apareció otro personaje hambriento (como yo) y ahora engulle el mismo plato que elegí.

Deja vu!!, oh no, el blues de los solos repetidos. Mejor me voy

Bar 212 : happy hour de ocasión

En el barrio Manuel Montt sobran las opciones de bar, aunque lamentablemente una mayoría están dedicadas a Chela y Chorrillana (el mercado de los universitarios del sector). Sin embargo, se pueden encontrar excepciones que van un poco más allá del alcohol fácil y el relleno digestivo oportunista.

Un necesario descanso tras jornadas agotadoras, hace necesario por lo menos de una conversación, un momento de mayor intimidad con algún partner y colaborador.

El lugar, bastante sencillo, un negro completo en paredes y una iluminación intencionada en el bar y algunos accesos. La carta, claramente fuerte en los tragos, aunque pretenciosa en los acompañamientos. Nos inclinamos por un clásico, un pollo al pilpil, una maravillosa forma de sacarle un sabor increíble a un asqueroso pollo chilensis (hormonas, smog y química alimenticia).

Un buen vodka de sabores y una buenísima conversación, sin interrupciones, me dejó el sabor de un lugar con buen estilo. La chica que nos atendió hizo su arte sin agresión, para hacernos sentir que elegimos un buen lugar.

212, buen nombre para un lugar con la misma dirección.

Muelle Montt : una propuesta distinta

Un restorán Seashi es una rara pero atractiva oferta sobretodo en un barrio sobresaturado de opciones culinarias. Una cocina basada en frutos del mar y que combina vertientes peruanas y japonesas con virtud, era una buena opción para esta cena.

La carta bastante intensa trae picoteos, tiraditos, ceviches, carpaccios, sashimis y toda la variedad japonesa que conocemos, añadiendo pastas y algunos platos gourmet. Si a eso se agrega la carta de tragos, produce sorpresa, tragos con bases en ron, vodka, whisky, cachaca, pisco e incluso cocktails. Solo eché de menos una buena carta de vinos ya que según comentaron todavía estaba en producción.

Este restobar ocupa el mismo lugar de un viejo bar que acostumbraba visitar, El Manifesto, el cual transformaron de manera virtuosa ya que incluso se ve más grande siendo el mismo espacio. La música chillout a un volumen bastante adecuado crea un ambiente muy disfrutable, a diferencia de la estridencia del bar de antaño.

Partimos con un Koroke, unos cilindros de puré de papas apanados con salmón, cebollín, choclo y la rica salsa teriyaki. Un verdadero acierto!!

El vino fue bienvenido en copas, un Carmenere Reserva Tamaya 2007 que afortunadamente estuvo a la altura del plato de fondo. Unos rolls de camarón tempura, cebollín, queso crema envueltos en salmón cocido y una deliciosa salsa spicy.

Los tragos tienen un toque genial, Purple Pink es un Abosolut Kurrant con jugo de naranjas, crema y granadina, enorme y exquisito. El Strong Strawberry es un Absolut Pepper con frutilla natural y azúcar, notable!!!

Este lugar claramente dará que hablar.

Bueno – Bar&Cocina : recién abuenándose

Descubrir nuevos lugares de disfrute es un hábito personal ya irrenunciable. Como parece suceder, una buena ubicación geográfica, hace que se roten una y otra propuesta hasta que alguna da con la oferta de valor que es premiada por una clientela fiel. Este lugar ubicado a la salida del metro Manuel Montt tiene varios predecesores y llegó esta semana el turno a Bueno Bar&Cocina.

Un local más bien pequeño, pero con una estupenda distribución de espacios. De hecho, ha sido siempre la misma ya que nadie ha cometido la torpeza de cambiarlo.

Ágil atención aunque bastante inexperta, pero debe considerarse que la idea es un pub no un restorán.

Divertido fue ver la carta de comida (Bueno para comer) y la de bebestibles (Bueno para tomar). La oferta muy precisa, tragos con base en ron, pisco, vodka, gin y wisky, además de cervezas, cocktails y vino. Un poco de cada tipo, lo que cubre una amplia gama de bebedores. Para comer, varias opciones de tablas, pizzas, sandwiches, ensaladas y la sorpresa, pastas.

Considerando la hora, opté por un sandwich en pan ciabatta con un rico trozo de filete, champiñones, queso, lechuga y pimientos asados. Delicioso (aunque quedé con gusto a poco, ya que me estimuló el apetito); lo acompañé con un rico Vodka Kurrant (como adoro los arándanos!!). En fin, lo adecuado para el momento.

El local, de diseño moderno con una linda gigantografía en la pared principal y una buena selección de música (aunque debí pedir que bajaran el volumen y felizmente se acabaron los gritos de unas locuaces damas vecinas al minuto). Promete!!

Veremos como siguen pero espero que sigan abuenándose y se queden.

Cenando en Guría : españolada deliciosa

Estas cálidas noches de abril invitan a cenar afuera, aunque cuando ya es un poco tarde no son muchos los lugares disponibles.

La verdad llegamos muy tarde al Guría, con bastante hambre y con muchas ganas de conversar. Partimos pidiendo unas heladas sangrías (españolas de verdad) las que permitieron estabilizar la temperatura corporal y de paso estudiar apropiadamente la carta.

Hace poco más de un año que había cenado en este sitio y bien merecía una recarga. Como aperitivo -una delicia- los pimientos al piquillo, especialidad con farsa de cerdo, queso de cabra, menta y una salsa vizcaína. Fantásticos!!!

La calidad de la atención constato, ha disminuido, no obstante sigue siendo de buen nivel a pesar de la avanzada hora de nuestra visita. De la carta elijo un Solomillo de cerdo relleno que me parecía notable (relleno de rúcula, jamón serrano, puré de albahaca, queso de cabra con una salsa de mostaza y miel), pero contra todo pronóstico, no había y no me lo advirtieron !!!. Gran decepción no?

Sobre la marcha y con los minutos contados antes que se marchara el chef, decidí por una Merluza a la Ribereña (un rico filete de merluza a la plancha con una salsa de tomate concase, julianas de jamón serrano, ciboulette picado, mantequilla y crema acompañado de un deliciosos couscous con champiñones y menta). Un plato magnífico, que pareaba perfectamente con el plato de Merluza Bravísima (también filete de merluza a la plancha con mantequilla rubia, camarones, alcaparras y merken acompañado con un rico risotto con esparragos y queso parmesano) que mi partner sabiamente eligió.

Para platos tan sabrosos y delicados, no quedaba alternativa que no fuese una botella de un buen pinot noir y la elección fue del Valle de Casablanca, un reserva colección privada Céfiro, fantástico. La combinación marcó puntaje de excelencia, demasiado rica.

Para los postres, coincidimos que lo mejor era una natilla con berries, imperdible!!. Un delicioso término mientras se escuchaba un lindo tema de Björk.

Bravo por Guría, sigue siendo un gran filete.