El tablao : un buen almuerzo de corte flamenco

Quizás lo flamenco venga de mano de los espectáculos en vivo que acoge este lugar, no obstante almorzar algo rico en este sitio no requiere despliegue de música alguna.

Ansioso de nuevos sabores, salí de caza hacia el Barrio Bellavista, pródigo en días fomingos. Pues bien, tras un entretenido diálogo con un mozo argentino (son notables!!, me recuerda Buenos Aires) me instalé en la terraza en calle Constitución, para disfrutar un buen almuerzo.

Partí con un jeréz sour para probar la mano, dejaba que desear pero fue bien intencionado. Me decidí por una especialidad de la casa, una pechuga de pollo rellena de champignones y queso de cabra acompañada de champignones al ajillo y un buen carmenere 2008 de Misiones. Delicioso plato, que degusté lentamente mientras observaba tantos turistas extranjeros pasear por el sector.

La merienda fue notable en medio del espectáculo que supone un día domingo y esos personajes que deambulan por Santiasco en busca de algo diferente. Un café negro fue el cierre adecuado a mi incursión.

El Tablao ofrece shows en vivo de flamenco jueves a sábado, lo que puede ser muy entretenido para muchos y lo dejo en lista de espera para otras incursiones fileteras.

Buen almuerzo, aunque me quedé muy curioso de visitar La Bohème, un local al lado que parecía muy interesante aunque poco visitado.

Payasos de la esperanza y un final de jazz : buen final

Una obra del año 1977 definitivamente no puede ser de gusto actual, pero es una muestra de lo que fue nuestro país. Esta tarde fuimos a buscar un retazo del pasado en esta obra de teatro y nos quedó un retrogusto complicado.

En tiempos de la dictadura y en particular en esos años duros, esta obra de teatro debió ser formidable, sin embargo, es dificil trasladar ese contexto a estos días, pareció extraña, a veces un poco vacía, imagino que sin las vivencias de ese periodo de Chile, nadie podría entender mucho. Triste, estos payasos hablan de la desesperanza aprendida, del dolor cotidiano de quienes han sido castigados sistemáticamente, de quienes pueden pelear por un pucho para matar el hambre mientras elucubran acerca de como ganarse la vida.

Tras esta vivencia menos afortunada de lo que pensaba, me fui a gozar de una buena sesión de jazz. El maestrísimo Martin Joseph con su quinteto virtuoso daría lecciones de jazz en el Thelonious y no dudé un instante en asistir. Además del maestro Joseph, tres grandes del circuito jazzístico estaban presentes, por cierto sin desmerecer a los demás. Sebastián Jordán en trompeta, Agustín Moya en saxo y Daniel Rodriguez en batería, para una sesión destacada de buena música.

Una aventura musical que divirtió mis sentidos deliciosamente como espero haya sido para todos quienes repletaban Thelonious esta noche. Composiciones originales de Martin Joseph interpretadas por esos talentosos músicos que conforman los pilares formidables del jazz en Santiasco. Notables!!!

Si de música debe vestrise el final de todo, bienvenida es el final.

Eduardo Peralta y Flopy : divertida noche

Más de un año había pasado desde mi última visita al Mesón Nerudiano, pero ya era hora de volver a disfrutar la poesía, el humor y el talento de Eduardo Peralta y sus invitados.

Han pasado 420 semanas desde que comenzó este ciclo de trova y canciones brassensianas en este lugar y la verdad que cada vez que lo visito, me divierto tanto como la anterior. Un verdadero mérito que va de la mano del encanto particular que Eduardo Peralta posee y del hecho que quienes visitan el Mesón Nerudiano comparten en general ciertos principios  de apertura mental y de convivencia, todo lo cual lo hace especialmente disfrutable.

Esta noche, llegamos algunos minutos antes del show para alcanzar a pedir las aguas minerales que inician la sesión de disfrute, seleccionar picoteos del mar y de la tierra e incluir un rico vino de ensamblaje, que nos acompañase en la aventura poética y a veces arrabalera que los trovadores nos hicieron disfrutar hasta pasada la medianoche.

No cabe duda que Georges Brassens es un ícono del lugar y Eduardo Peralta es un fantástico cultor del estilo del poeta francés, asimismo el iquiqueño Flopy pone la nota chispeante, graciosa e inteligente. Son un gran espectáculo!!

Teatro, restoran y música : gran krrtrekking

La obra que fuimos a ver esta noche, constituyó una de mis imperdibles del último Santiago a Mil y que agotó sus entradas casi antes de salir a la venta. Por eso, el que se repusiera en el Teatro La Memoria, con su elenco original y la misma y virtuosa dirección de Alfredo Castro, me llenó de alegría.

Mi acompañante se encargó de la reserva y aunque no eran numeradas, por una gracia del destino quedamos en la parte alta de la sala, lo que nos permitió ver en toda su expresión a cada uno de los actores y sus territorios en escena. De verdad si yo hubiera elegido las entradas habría comprado adelante y habría sido un error. Se necesita la perspectiva para engullir deliciosamente esta maravillosa obra. Historias de pasiones desatadas con resultado de muerte, historias de locos y asesinos, magistralmente entrelazadas y desarrolladas con enorme talento por los tremendos actores chilenos.

Imagino que en el año 1992, en su primera representación, debe haber sido bastante chocante por todas las formas del lenguaje que se utilizan, por lo crudo de las historias y por la contundencia de la actuación. Cada personaje increíble, con fundamentos tremendos para argumentar sus crímenes, para mostrar como sus historias personales eran dramas conducentes y que sus mentes enfermas guardan incluso coherencias espeluznantes. Mención especial para Paulina Urrutia, nuestra ex-ministra de cultura, en un papel maravilloso, su talento es desbordante, bienvenida en su retorno a las tablas.

Maravillados con la obra, el hambre comenzó a aflorar y nada mejor que una buena cena de comida española en La Bota ubicada en el Patio Bellavista. Para partir, un aperitivo muy especial, un sour de vodka extraordinario (maestralito, el trago de la casa), el que acompañó en forma notable unas tostadas con una suerte de pebre delicioso, cuyo nombre no logré retener.

Para los fondos, nos tentamos con unos ñoquis y para mi un cordero en una salsa deliciosa y sobre un puré fantástico. A pesar que la carta tenía un malbec (solo uno!!), no había disponibilidad por lo que acudí a un merlot de Montgras que fue un gran acierto para nuestra cena. En los postres, pedimos conocer la rica oferta de helados artesanales y nos dimos un gusto con una combinación de helado de psitacho y uno de tomate con albahaca, maravillosos!!!.

Con una temperatura deliciosa, decidimos que era hora de un espectáculo de música, asi es que caminamos unos pocos pasos y nos ubicamos en el Club de Jazz Bellavista del restoran Le Fournil. Llegamos a buen tiempo para disfrutar un energético show del quinteto de Antoine Alvear. Según me confidencia Felipe Riveros quien se acerca a saludarnos, Alvear es el mejor pianista de salsa que conoce y la verdad es que es increíble su desempeño, sus manos vuelan y retuerce todo su cuerpo con el afiebrado ritmo de la música que toca el grupo. Le acompañan un bajo, un saxo tenor, una batería y unas tumbadoras en potente ensamble de ritmos. Gran espectáculo y tremendamente energizante.

Gran krrtrekking, tendremos que repetirlo!!!

Epicúreo : delicias en Bellavista

Hace unos 5 meses que se que existe este lugar en Bellavista y hoy era el día ideal para ir a disfrutarlo. me encanta el nombre, ya que evoca claramente lo que más disfruto.

A un costado del Patio Bellavista, la casona la conocí años atrás, pero se nota que hay buena mano o al menos intención en el nuevo diseño. Rescataron un patio interior para una deliciosa aunque pequeña terraza con una exquisita cascada de agua que le da un toque íntimo. Tres lindos comedores y la promesa de un bar lounge en el segundo piso (hoy deshabilitado).

La presencia de dos enormes muebles con botellas de vinos se hace notar y la carta no desmiente la oferta. Abundante en ensaladas, platos de fondos que son un paseo por delicias de carnes de todos los tipos, postres y ricas tablas, además de una oferta de tragos típicos y los de la casa, que resultarían ser una maravilla. Por supuesto, rematado por una fina selección de vinos.

Para partir un rico kir royale y una fresca cerveza holandesa para mi compañía. Mientras tanto elegimos unos locos en salsa verde para compartir y la verdad es que llegaron unos enormes locos que fueron un manjar de disfrute eterno. Antes de eso, una alargada y fina panadera con tostadas y pancitos calientes con un pote de aceite de olivas con un atadito de tomillo delicioso. Disfrutamos este aperitivo intensamente.

Mi plato constaba de un congrio al limón y naranja asado en un envase de aluminio para mantener los delicados jugos, acompañado de un couscous con verduras y unos exquisitos higos gratinados, un plato magnífico!!. La inmensa ensalada que eligió mi contertulio, constaba de rúcula, salmón apanado en panko (que rico!!), con un mix de verduras blanqueadas con reducción de soya y canela, tomates, palta y lechuga morada. Un acierto!!

Adornamos estas delicias con un pinot noir Villard Exposición reserva 2008 del valle de Casablanca a una temperatura impecable. Claramente saben lo que ofrecen en este sitio, felicitaciones!!

Para los postres, preferimos probar los tragos de la casa y eso fue un acierto que me sigue haciendo sonreir. Un vodka de vainilla, limón, albahaca, agua soda y azúcar flor se convirtió en mi trago preferido esta tarde y aunque probé un vodka naranja con pimienta negra, frutillas y azúcar flor, lo sigo prefiriendo.

Epicúreo, un gran descubrimiento!!

Caramaño : 15 años después

Tantos años han pasado desde que fui por última vez a este viejo restoran de bellavista. Un sitio de comida costumbrista o mejor dicho, bien chilena y que mantiene casi intacto su estilo.

Recuerdo que antiguamente se ingresaba a un garage y había que tocar el timbre para que te permitieran el acceso. Hoy el garage no existe, aloja mesas y un mesón de bar (conveniente extensión del lugar) y hay una enorme puerta de acceso vidriada, por lo que se ve claramente el interior, algo que extrañé ya que en mis años nadie podía verte. En fin, abierto a la terrible competencia gastronómica del barrio.

Lo que está incólume son los rayados en las murallas, hasta recuerdo en cual de ellas rayé alguna vez, pero no me animé en ir a chequearlo. Algunos rayados son notables, por ejemplo «el hombre casado es el animal doméstico que menos pasa en casa», o este otro, «el dinero no hace la felicidad, la compra hecha» o el tierno «me gustas más que la cuenta». En fin, pude comprobar que el turismo trajo también rayados en múltiples idiomas, rayado sobre rayado, un tapiz multicolor.

La comida, como siempre, abundante y sabrosa. Ensaladas, consomés, picoteos, carnes, pescados, etc., presentadas en una carta muy graciosa, que incluye una pequeña variedad de vinos.

Rápidamente me tenté con una reineta a la diabla (filete de reineta envuelto en papel aluminio cocinada con vino blanco, ajo y mantequilla) y acompañé con una rica ensalada caramaño (trocitos de queso de cabra, berros, lechuga, tomate deshidratado, aceitunas negras y sésamo tostado). Una combinación exquisita para mi cena.

Complementé, como corresponde, con una botella del ensamblaje Terroir La Cuesta de Tarapacá, una buena mezcla de cabernet sauvignon y syrah del 2007. Quedó fantástico.

Gran regreso, rico y a un muy buen precio.

Biketrekking : auditoría 2.0

Hace unas semanas atrás inicié un nuevo tipo de disfrute que llamé biketrekking y que me permite disfrutar Santiasco en mi cleta. Una variante que me gustó es hacer un chequeo vivencial de las ciclorutas y de ahí que relato a continuación mi segunda auditoría.

Partimos el paseo por la linda ciclovía de Pocuro, probablemente la mejor lograda de todas las existentes en Santiasco. Conduce rápida y disfrutablemente hasta Tobalaba, cruzando miradas con muchos usuarios de la ruta y hasta un pequeño percance con una hermosa chica en patines que se cae estrepitosamente (sin daños) enfrente nuestro.

Cruzamos Tobalaba y allí nace otra ciclovía por Isabel La Católica (lo sería?), esta vez por la calle pero bien señalizada y con una protección de topes de goma. Allí vi el primer semáforo para ciclistas en este recorrido, que lindo!!. Un detalle que te hace sentir considerado.

La cicloruta termina en Américo Vespucio, pero allí en forma natural se dispone de una ciclovía por dentro del parque central. Gente corriendo, otros aprovechando las barras de ejercicios o simplemente caminando en un día soleado y hermoso. salvo por el cruce en avenida Colón, es un trayecto seguro y bien señalizado que nos lleva hasta el sector de la Pirámide. En este sector ya no existe ciclovía, pero con un poco de ingenio y cierto arte de evitación de obstáculos, nos lleva a la entrada del maravilloso Parque Metropolitano.

Nos adentramos en el Parque, ascendiendo por sus lindos caminos y deteniéndonos para tomar fotografías de las flores y árboles en primaveral esplendor. Un mote con huesillos, fresco intermedio y descendemos rápidamente (51.6 Km/hr marcó mi velocímetro) hacia el sector de Pedro de Valdivia Norte.

Ya en el plano, enfilamos hacia el sector de Bellavista, deambulando libremente entre sus calles hasta encontrar en Santa Filomena con Pío Nono, un nuevo segmento de ciclovía. Bastante práctico, nos dejó en el Parque Forestal y allí enrumbamos hacia el Bellas Artes. Cada día está más lindo este parque, uno de mis favoritos.

En el taquillero sector de Bellas Artes, un nuevo stop, ya que las cervezas belgas y alemanas son una delicia que no dejo pasar. Nos bebimos una cerveza alemana exquisita en el Psicosis, antes de seguir hacia calle Carmen. En la intersección con calle Curicó, nos separamos y decidí continuar mi auditoría por la ciclovía que ahí comienza.

Quedé francamente sorprendido de la falta de educación de los automovilistas que sin asco, se estacionan en la ciclovía. me divertí fotografiando a la mayoría de los autos que encontré. El caso más patético y broche de oro de la oligofrenia de algunos, fue un tarado y amigotes haciendo una parrillada en la ciclovía (imagino que para no ahumar su casa). No pude sacar la fotografía porque corría riesgo mi integridad física. En fín, hay algunos ejemplares interesantes no?.

La cicloruta, bastante buena salvo por la necesidad de esquivar árboles, letreros y autos me llevó hasta la avenida Las Industrias en la comuna de San Joaquín. Si bien había una continuación, el hambre pudo más y decidí regresar.

Retorné hasta encontrar la ciclovía que va por el parque central de avenida Matta, una ruta bastante bien lograda y que termina en Vicuña Mackenna, aunque me puso rápidamente en el Parque Bustamante, en donde pude comenzar la última fase de mi biketrekking.

Comencé a zigzaguear por las calles, disfrutando la diversidad arquitectónica de este sector entre Providencia y Ñuñoa, hasta que conseguí ensamblar en la ciclovía de Antonio Varas y llegar a casa.

Conclusiones de la auditoría : no existe conectividad entre las ciclovías (bueno, ya lo sabíamos), el principal problema es la falta de educación (de los motorizados y otros) y que a veces la ciclovía, es más un discurso políticamente correcto que una realidad funcional para el ciclista. Con todo, igual es disfrutable el paseo.

Biketrekking de sábado : nueva fórmula

Hoy practiqué una variante a mi habitual krrtrekking, lo hice en bicicleta. Si bien deambulo en cleta muchas veces después de subir el cerro San Cristóbal, en esta ocasión fue un trance deliberado.

Llegar al mirador de la cumbre del cerro, beber un rico mote con huesillos y descansar un poco, fue el preámbulo de espera para que llegara mi partner (supuestamente iba a llegar a esa hora). Como me resulta difícil esperar mucho rato, le avisé telefónicamente que me iba a pasear hacia La Pirámide (ahora que está abierto el paso, tras la construcción del famoso tunel que se perforó en nuestro lindo cerro). Tras recorrer toda la ruta, insistí en llamar sin resultados, así es que decidí volver a subir a la cumbre (hay mala señal para celulares). A medio camino, me encontré con una pareja de amigos que se inicia en los paseos por el cerro. Iban con Cata (una chiquitita de 4 meses) metida en una mochila. Los acompañé hasta dejarlos instalados en el mirador de la cumbre, momento en que supe que mi partner se había ido a su casa. Buena la coordinación!!!!

Acordamos un nuevo punto de reunión y bajé raudo hacia el barrio Bellavista y curiosamente llegamos juntos al Ocean Pacific. El trámite fue un fracaso, no nos podían arrendar el lugar que queríamos para las bodas de oro de los viejos. MMMhhh!!!. Plan B en ejecución.

Nos fuimos ruteando por las calles del barrio Bellavista, pasamos al barrio Recoleta y el hambre me llevó a una picada que conozco hace más de 20 años, El Toro, en calle Loreto. Un lugar propicio para disfrutar un aperitivo. Pedimos un ceviche de salmón (especialidad de la casa) y unos pisco sours. Un plato con piso de lechugas, unos cortes de alcachofas, alcaparras, los trocitos de salmón y palta. Exquisito!!!. Una armonía cítrica acompañada de una maravillosa selección de música lounge.

Tras el aperitivo, nuevo destino, el barrio Brasil. Un vertiginoso paso por el Parque Forestal, luego por el medio del centro de Santiasco, saludamos al paso al siempre filete Majestic y seguimos hacia el Ocean Pacific, en calle Cumming.

Trámite exitoso y unos minutos después, ibamos rumbo al barrio Santa Isabel. Ahí logramos conectar con la ciclovía (la gran deuda del país con sus ciclistas) y admirar la vieja arquitectura del sector y esos entrañables lugares como la feria de libros que hay en la intersección con calle San Diego.

Por fin, llegamos al barrio de Avenida Italia, en busca de unos nuevos sitios que se han instalado. La sorpresa de esa hora, casi todos cerrados (bueno, era un poco tarde).

Se ejecuta de inmediato plan C. Llegamos en cleta hasta el Olivié, un restorán ruso que me encanta y que siempre está abierto cuando se le necesita.

Partimos con agua mineral como de costumbre y tras una insidiosa mirada a la carta, salió la selección perfecta de platos. Beef Stroganoff (carne de res cortada en juliana con champiñones, salsa de tomate, crema, vino blanco y arroz) para mi compañero y para mi hambre atroz una Buzenina (carne de cerdo en láminas, literalmente para cortar con el tenedor, cocida en finas hierbas, con trozos de repollo y salsa de ciruelas) maravillosa!!.

A la selección le pusimos un vino syrah reserva de Casa Silva año 2005 delgado y potente, que nos dio un delicioso placer en la combinación. Realmente, muy rico!!!

Para los postres elegimos una torta Olivié (un bizcocho ruso con crema de leche al limón y chocolate) y una pequeña grosería un Blichiki (crepes rellenos con ricota y salsa de cítrico y menta).

Gran biketrekking, tendrá que repetirse!!

Tranquilo domingo

Desperté un par de segundos antes que sonara mi despertador (no hay opción, sin despertador, sigo de largo). Las 11 de la madrugada, tiempo de desayunar e ir al cerro San Cristóbal. Alrededor de las 12 ya estaba pedaleando con esfuerzo en el kilómetro 2. Hoy me costó más que otras veces mantenerme sobre 10 Km/h en la subida. Me estoy volviendo viejo.

El mote con huesillos me supo especialmente agradable, una vez que me cambié de ropa (me saqué la polera empapada de transpiración) y pude recuperar el aliento. Algunas elongaciones, una barra de cereales y comencé a bajar. Que delicia, esa vertiginosidad del descenso me hace sentir libre, ingrávido y muy feliz. Casi colisiono con un ciclista despistado que se me cruzó cuando venía bajando al tope de la rapidez. Aunque mi compañera no me cree, he llegado a 54 Km/hr en la bajada, aunque mi marca habitual son 49 Km/hr.

Llegué a casa, una buena ducha, un avance de lecturas pendientes y me preparé para ir a buscar un buen lugar para almorzar. Alrededor de las 15:30 horas llegué a Bellavista a experimentar. Pocos restoranes abiertos y los que estaban abiertos tenían al chef con las zapatillas de clavos puestas. Al final, logré instalarme en el Bangkok, comida thai, delicioso. Un plato de camarones al curry rojo (picante y dulce por la leche de coco), con arroz al jazmín y una deliciosa botella de merlot reserva Santa Ema 2005 (como extraño el 2003). Los fuertes taninos, la madera y el sabor a vainilla (algo fuerte) y frutos rojos, dieron un buen maridaje a mi plato. No había nadie más, por lo que hasta pude fumar en el salón de no fumadores (privilegio interesante en estos días)

Por la ventana, observé largamente a unos tamborileros (en mi definición, un ser humano a un tambor pegado, con cuerdas para activar otras percusiones que le permiten bailar al son de su propia música). Son un encanto para los extranjeros y una fuente entrópica de ruido ambiental.

Me fui a patiperrear nuevamente con dirección al Centro Cultural Estación Mapocho, esperaba ver dos exposiciones. Al final solo pude ver una, Reminiscencias, un trabajo fotográfico nacido del erotismo y el amor de un fotógrafo por su musa. Buen montaje digital a partir de un formato analógico. Sigo pensando que el amor saca lo mejor del ser humano.

La segunda exposición estaba funada porque pasó una columna de manifestantes y tiró piedras al interior. Que lata, esperaba ver las fotos de multiples pajarillos de la Patagonia,

Finalmente, decidí marchar a casa para resumir estas experiencias y descansar.

Thelonious un gran ejercicio de jazz

Después de la cata de vinos en el Sheraton, había que disfrutar algo bueno. Nos fuimos al Thelonoius, un lugar de jazz notable. En esta ocasión, piano (Gonzalo Palma), contrabajo (Rodrigo Galarce) y batería (Alejandro Espinosa), sonando al unísono de manera virtuosa. El juego de las nota de piano con la gravedad del contrabajo y de fondo las percusiones, una verdadera armonía.

Unos sandwiches en pan francés nos repusieron, seguidos de unos ricos combinados de ron, hasta que llegaron unos amigos a completar el disfrute. La fiesta se extendió naturalmente con más ron y gaseosas, hasta que apareció la sorpresa, Andrea Tessa, cantando jazz. Notable, ella sigue siendo una buena voz a pesar de los años. (y yo que me sentía viejo, sentí que nada había cambiado)

La fiesta musical continuó hasta que nos cansamos, una delicia de sonidos del mejor jazz para una noche de sábado.