Hoy fue unos de esos días intensos, tanto quehacer que ni siquiera tuve tiempo de almorzar. Tras concluir las reuniones y contestar algunas decenas de correos, decidí que era hora de compensar.
Con la mente sintonizada en el disfrute dejé que el azar decidiera adonde ir. Unas pocas vueltas en la zona de Bilbao y de pronto, tengo ante mí, un lugar que disfruté hace un par de años, cuando partía el restaurante peruano Donde Landeo.
Un cambio que aproveché de inmediato, es que habilitaron el antejardín de la casa con una pequeña pero sombreada terraza. Allí me instalé y pedí, por supuesto, un buen pisco sour peruano y minutos después, un chicharrón de calamares acompañados con salsa de mayo y verde y una salsa de rocoto. Excelente comienzo de este tardío almuerzo.
Claramente era el primer cliente de la jornada vespertina del sitio, por lo que se apareció hasta el chef a saludar. Conversamos un rato acerca del restaurant y sus anteriores emprendimientos. este hombre conoce el oficio y le va muy bien. Incluso me comentó acerca del menú que tenía diseñado para la cena en las fiestas de fin de año.
Ya era hora de decidir por el plato de fondo y no tuve dudas, pedí un filete a la pimienta con spaguetti a la huancaína, adivinando los sabores que disfrutaría. de paso, añadí una botella de ensamblaje Trío (cabernet sauvignon, cabernet franc y syrah) del 2009, con lo cual aseguraría la plenitud.
Para los postres, nada mejor que un tradicional suspiro limeño y un café negro.
Cuando dejé el lugar, ya era de noche y mi almuerzo – cena seguía pegado en mi retina y en mi sonrisa placentera. Qué rico el restoran!!!