Bar Nacional 3 : la vencida

A mediados del 2008 el tradicional y conocido restoran Bar Nacional abrió un nuevo local en el centro de Santiasco. Con tanta historia y ricos sabores chilenos, es un agrado que este restoran disponga de esta opción en medio de la selva grasienta de la comida rápida que repleta las calles centricas.

En la puerta del local, los mozos ansiosos se pelean por llevarte al sector que cada cual atiende. El lugar es espacioso con un segundo piso y un increible subterráneo, luminoso y a muy buena temperatura. Es fantástico para mi que las mesas estén bastante separadas unas de otras (se siente que tienes un espacio privado y no hay desconocidos mirando dentro de tu plato o participando en tu conversación).

La comida, claramente con el sello del viejo Bar Nacional, abundante, sabrosa y rapidamente servida. La escalopa nacional con puré picante y la cazuela de vacuno se sacan nota muy alta.

Pienso que dieron por fin con la fórmula perfecta, todo lo bueno del bar nacional pero en un sitio estupendo. Revisitable!!!!!

Una terraza exquisita : Manolo’s

Arrancar del centro de Santiasco a almorzar rico, vale el esfuerzo y sobretodo cuando se puede acudir a un lugar bien armado y con filetes disfrutables.

Ya he mencionado en otras ocasiones este rico restoran de Providencia y la verdad es que un lugar así merece ser revisitado. Una vez instalados en una buena mesa de la preciosa terraza que posee (sería doblemente mejor si pudieran bloquear con una muralla de verde naturaleza la visión del tráfico vehicular de La Concepción), pedimos nuestra religiosa agua mineral sin gas y hielo para preparar el paladar y sacarnos la canícula santiasqueña.

La entrada se animó con un rico Pincho de anchoas con pimiento rojo y queso. Delicioso. Lo que nos dió tiempo suficiente para pedir nuestros platos de fondo y el adecuado vino de ocasión.

Nuestros platos, magníficos, un Mero a la plancha montado en un salteado de finas verduras que espolvoreé con algo de pimienta fresca para excitar más las papilas gustativas y una increíble Corvina envuelta con jamón serrano, varios trozos triangulares de tortilla española, todo acompañado con una mini ensalada de berros. Estupendos platos, llenos de sabor y color. Tanta delicia claramente merecía el vino que encontramos en la fantástica carta de vinos (preparada evidentemente por Pascual Ibañez, maestro!!), un Amayna, esa maravilla de Garcés Silva del Valle de San Antonio.

Tanto disfrute lo extendimos un poquito más (el tiempo apremia los dias de semana) pidiendo un genial helado de turrón, demasiado rico!!!!

Así vale la pena iniciar una semana.

Cívico : gran experiencia

En las catacumbas de La Moneda, más conocido como el Centro Cultural Palacio La Moneda (CCPLM), desde hace poco tiempo hay dos sitios muy interesante. La sucursal de la estupenda tienda de libros Metales Pesados y el restoran Cívico. La tienda, atendida por un argentino simpático y locuaz, mantiene un excelente stock de buenos libros y se acompaña de la conversación gratis, amena y letrada del trasandino.

Esperé mucho tiempo (más de dos años) para conocer el restorán que se anunció desde la inauguración del CCPLM y nunca aparecía. Pues bien, llegó el momento de probarlo.

Partí como de costumbre con una botella de agua mineral sin gas y mucho hielo. Santiasco está quemándose al sol. Un desfile vertiginoso de mozos que van de una mesa a otra, se nota que conocen el oficio. Se puede pedir a cualquiera de los mozos y te atienden rápida y amablemente.

La carta razonablemente breve, con interesantes y creativas entradas, platos de fondo definitivamente tentadores, con creaciones basadas en cordero, salmón, cerdo, atún con acompañamientos geniales, incluso ocasionalmente exóticos. Una sección de parrilla (el tradicional estilo Cuerovaca), postres y bebestibles. En vinos, no tuve oportunidad de ver la carta, pero si se mira hacia esos más de 7 metros de barra, puede verse atrás una galería vidriada con cientos de botellas de vinos.

En el lugar abunda la madera y el cuero, lo que le da una estampa elegante pero moderna. La temperatura adecuada (aunque yo siempre prefiero más frío) y quizás el único detalle ambiental, la música. Había música pero no se captaba que era (cada vez estoy más sordo).

Me tenté rapidamente con un plato demasiado interesante, un Atún de Isla de Pascua sobre un puré de arvejas, salsa cítrica y pebre de papayas. Lo pedí un poco más que a punto, es decir, en el tono rosado que me apetece este pescado.

En el intertanto, pude ver que gran cantidad de meses estaban ocupadas y en animadas conversaciones de día viernes. Llegó una panera con dos panecillos deliciosos y una bandeja con tres pocillos, mantequilla, una salsa de color mostaza (algo insípida) y una sabrosa salsa de color verde.

Pregunté por el vino por copas y me hacen la gentil atención de abrir una botella de Pinot Noir Cono Sur para brindarme una deliciosa copa a la temperatura ideal como buen acompañamiento de mi plato.

Antes de 15 minutos, recibo un tanto ansioso un bello plato blanco con una potente porción de puré de arvejas, sobre éste un perfecto filete rosado de atún, sobre éste la salsa cítrica y el pebre de papayas (trocitos de papaya y pimiento rojo) adornado todo por unos hilitos crocantes de verdura. Delicioso!!!!

Fue un viaje al placer que me desconectó por un rato del stress santiasqueño y me dió impulso para aventurarme con un buen postre. Solicité una Fantasía de Chocolate con helado de maracujá y una salsa de frutos del bosque. Un plato genial y de 10.000 calorías, además del chocolate, embebido en una salsa claroscura de chocolate, unas deliciosas frambuesas sobre su propia salsa, un pequeño cilindro de mouse de chocolate además una suerte de malvavisco helado con hilitos cítricos y menta de adorno junto al pocillo del helado de maracujá y unos gajos pelados de naranja. Increíble, casi me lo como todo.

Este restorán se las trae, hay que volver!!!.

Me robó el corazón : placer inesperado en Viña

Un restorán ubicado en calle Quillota cerca de 8 Norte, se transformó en el punto alto de un delicioso krretrekking de comienzo de año. Un sitio quitado de bulla, muy bien diseñado y ambientado. Estupendo.

Para partir, Bolitas de arborio apanadas en queso parmesano sobre salsa de tomate fresco y albahaca, un plato magnífico y gran acompañamiento para unos cócteles originales.

Luego, a pesar que la carta de vinos claramente es pequeña y de poca variedad (por suerte, la mejoran en estos días), el mozo se las arregló para conseguirnos un vino estupendo que ni siquiera estaba en la carta y que combinó exquisitamente con nuestros platos. Aquí destaco el Rissotto de Locos al Champagne, un verdadero acierto, todavía puedo saborear tan delicioso plato.

Néstor es el nombre del mozo que nos hizo la velada genial. Un profesional del buen servicio que se dio maña para atender a varias mesas de manera fina, oportuna y al 100% de calidad. Debieran premiar a personas como él, la notable experiencia de esta cena se debe en gran medida a Néstor. Aplausos!!!!

Claramente Viña del Mar se pone a tono con los mejores restoranes de Santiasco, porque de verdad, este sitio me robó el corazón.

Amaranto : delicias de mediodía

En el centro de Santiasco subsisten algunos restoranes que ofrecen opciones deliciosas para un almuerzo de semana laboral. Un hotel (Caesar Business) en el barrio Santa Lucía tiene esta gracia, con vista al cerro y con una adecuada amortiguación del ruido y el mal olor de nuestra asquerosa ciudad.

Agua mineral para preparar la garganta y el paladar para el disfrute y vamos por un fantástico y visualmente increíble plato de Salmón Encountré, un contundente y sabroso plato de filete de salmón que marida con perfección con un pinot noir de William Cole. Sabores delicadamente seleccionados por el chef y que encuentran un final dulce y placentero en el borrachito de bayas que fue el postre que junto al negro café cerró esta incursión filetera.

Hay que volver al laburo, pero con el sabor impregnado en la conciencia filetera.

Plan D en acción

Almorzar un día viernes en un buen restorán en el sector céntrico de Santiasco puede ser una empresa de compleja gestión. En esta ocasión, por primera vez en muchos años debí acceder a mi Plan D para poder almorzar con mi delicada y maravillosa compañía.

Partimos tratando de llegar a un restorán tradicional japonés en calle Merced, pero ya no existía (yo no confiaría en mi memoria). Rápidamente fuimos por una buena comida vasca y en el lugar hacían filas de espera por una mesa. Ooooppsss!!! Sorprendido pero jamás confundido, partimos a un excelente restorán japonés moderno en calle Monjitas y para nueva sorpresa (ya era el Plan C!!!) el lugar estaba repleto. En ese momento, apliqué un sano filtro, había que ir a un restorán suficientemente caro como para que existiese espacio. Así, mi plan D se convirtió en un delicioso almuerzo en el Opera, barrio Bellas Artes.

Agua mineral para refrescar nuestras gargantas, seguidamente unos deliciosos y calientes panecillos con mantequilla, mientras ordenábamos un increible ceviche con leche de tigre, paltas y acompañamientos y por mi parte un congrio con salsa de ostras en una cama de lentejas rojas y hierbas. Fantásticos platos, sabores únicos, un contraste genial de lo frío y caliente, maridado magníficamente con un pinot noir de Viña Villard, que superó con creces nuestras expectativas.

Esta delicia de almuerzo se premió con un postre compartido, cuyo nombre no recuerdo, pero que se componía de un delicioso kuchen, chirimoyas, helado y adorno de chocolate blanco, absolutamente repetible.

El tiempo disponible no nos permitió seguir disfrutando, pero quedó claro que el centro de Santiasco posee opciones a la hora de almorzar filete.

Pantaleón : nueva opción peruana

A medida que pasa el tiempo y probablemente unido al hecho que la sabrosa comida peruana gana adeptos en nuestro país, se crean a menudo nuevas opciones para disfrutar el filete gastronómico del país hermano.

Pantaleón se encuentra en una zona de Manuel Montt que presenta la mayor concentración de restoranes (no pubs de chela y chorrillana, se entiende no?).

El lugar es poco vistoso, aunque es una linda casona residencial, adecuada para maximizar el uso de la luz natural y pintada de colores claros. La atención bastante amable aunque no muy rápida, a pesar que no estaba precisamente muy visitado.

Partí probando una nueva combinación para el pisco sour peruano, el secreto, la existencia de hojas de coca previamente maceradas en pisco. Delicioso!!.

Dado el ritmo aparente del local, decidí probar como entrada algo contundente y que no se demorara mucho, me refiero a unas fantásticas papas a la huancaína. Gran elección ya que pocas veces he probado unas tan sabrosas.

Para el fondo, ya estaba deleitando mi paladar con un Pinot Noir helado como me gusta, por lo que la espera no fue problema. Me serví un seco de corvina, impecablemente preparado.

Con todo, solo me quedó beber una buena taza de café antes de salir a caminar por el barrio.

Pantaleón, promete y hay competidores potentes en el sector.

Eccolo Qua : delicias de Ia Italia

Pasear caminando al azar por las calles de algunos barrios de Santiasco es una buena manera de conocer nuevos sitios disfrutables.

Mi objetivo en esta ocasión, eran las pastas; sentía un hambre dirigida y sabía a hidratos de carbono.

Este pequeño restorán de calle Condell puede pasar desapercibido, a pesar que tiene ya considerable tiempo instalado. Un ambiente concurrido de comensales muy familiar y todo el conjunto de toque casero.

El hambre comenzó a ser dispado con unas gambas al ajillo, potente y delicioso plato servido en un pocillo de greda. La oferta de vinos más bien limitada, con mucho énfasis en varietales tintos (probablemente pensando en manejar precios moderados). No obstante pude encontrar un ensamblaje reserva con una mezcla adecuada de carmenere y cabernet sauvignon. Así , esperé mi plato, un fetuccini negro (teñido con tinta de calamar), con cortes de aceitunas verdes, tomates, calamares y especias. Delicioso!!!

Plato abundante, no quedó espacio para postre, por lo que cerré con un buen café.

En cuanto al servicio, debo confesar que se presentó my irregular, mesas a mi alrededor fueron muy bien atendidas, en cambio, la chica que me corespondió no estuvo a la altura de mis expectativas. Es posible que la gran cantidad de gente fuera un motivo o quizás un mal criterio de negocio, atender en donde potencialmente habría más consumo. Prefiero quedarme con lo primero.

En todo caso, la comida italiana estaba extraordinaria.

Almorzando en el centro de Santiasco

En esas búsquedas que hagan vivible trabajar en el centro de la cloaca que es Santiasco, encontré Valentin, un restorán de ubicación extraña. Se encuentra accesando por una escalera que lleva a un segundo piso de una edificación en un pasaje frente a La Moneda. Con predominio del color negro, al entrar, te enfrentas a una barra, un living (preludio de un lounge) y un par de comedores privados, para seguir por una escalera hacia un tercer piso.

Con dominancia del color blanco, hay un abundante número de mesas delicadamente adornadas con manteles blancos y sobre ellos unas carpetas de color violeta y unos pequeños floreros con flores silvestres. Muy delicado, es evidentemente una reminiscencia de un sitio para enamorados (Valentín no es solo un nombre).

Un menú atractivo y por un buen precio. Partí con una entrada de pastel de atún con acompañamiento de cortes de lechuga y rúcula además de tomate. Excelente!

El plato de fondo, una suprema de ave rellena de jamón, queso y espinacas con una salsa exquisita, armada en el mismo extraordinario plato rectangular con verduras salteadas (lindos colores) y una porción de arroz. Gran plato, un acierto!

De postre, un mouse de frambuesas riquísimo.

Salvo por el tiempo que tomó pagar la cuenta (excesivo), todo estuvo de primera. Aún hay esperanza en que haya sitios adecuados en el centro de Santiasco.

Txoco Alaves : sorpresa gastronómica

Mi plan original para este krrtrekking era ir a escuchar a la genial Los Andes Big Band junto a la Conchali Big Band en el Instituto Goethe de Santiasco. Sin embargo, a pesar de llegar a la hora, me encontré una sala repleta y calurosa, lo suficiente para ahuyentarme y lanzar el plan B de inmediato.

Seguí mi periplo hacia calle Mosqueto, en donde sabía que había un buen restorán, además de cafés deliciosos que ya he visitado antes. En fin, encontré un restorán vasco español con cierta tradición en el sector. Se trata del Txoko Alaves, un lugar bien montado, entretenido y sobretodo suficientemente atractivo como para incursionar.

Inteligentemente organizado en dos niveles, una gran barra es lo primero que recibe al comensal y dos opciones de comedores en ese escenario. Una escalera conduce a un segundo piso con más comedores. Linas reproducciones de MIró y Picasso, además de placas con frases célebres que generan inmediata hilaridad. Por ejemplo, «Si el viejo pudiera y el joven supiera». Notable!!!

La música del tipo orquestada con predominio del piano generan un ambiente disfrutable. Mirando la carta, me entusiasmé con un Congrio al estilo Txoko al que añadí papas cocidas. Se trata de un par de exquisitos trozos de congrio dorados a la plancha con una salsa de ajo, perejil en aceite de oliva. Francamente exquisito.

Pedí una botella de pinot noir Tabalí Reserva, adecuado para esta cena de media semana. Escuchando las ofertas de platos que el mozo peruano hacía a los visitantes (cada vez más abundantes), descubrí que tenían bacalao fresco. Intenté cambiar el congrio por bacalao, pero ya era tarde. Para otra vez será.

El plato superó mis expectativas, los filetes de congrio estaban dorados deliciosamente, con hojuelas de ajo crocante y un polvo de perejil que le daba color y sutileza. Al momento de llegar mi plato, ya había conseguido enfriar el vino en una cubeta de agua y hielo (¿porqué guardan el pinot noir a temperatura ambiente???). El vino fantástico, con bastante cuerpo, sutiles toques de frutas rojas y unos tonos de vanilla muy sutil.

Mientras cenaba, la barra se llenó de visitas y ls mesas fueron progresivamente ocupadas por parejas y amigos con ganas de disfrutar. La dueña, una española, sentada en una de las mesas, miraba al vacío y sonreía. Parecía disfrutar también, la alegría de los demás.

Terminado mi plato, fijé la vista en los detalles del lugar, maceteros por doquier, en cornisas y bordes de las escaleras. También noté el detalle de las cubiertas de mármol en ls mesas. Extraviado en ello, fui interrumpido por el mozo para ofrecerme un postre. Elegí uno llamado Gosía, consistente en un bizcocho bañado en licor, con crema pastelera, un relleno de grosellas y frutillas con un caramelo crocante en la superficie. Delicioso!!

Para terminar, el mozo presuroso, me ofreció el «choquito de la casa», un pacharán casero bastante bueno a pesar la preponderancia del anís.

Buen lugar y al lado de los museos!! (MNBA y MAC)