De los Reyes : opción céntrica

En la búsqueda de opciones para un buen disfrute gastronómico en el centro, hoy conocí un interesante, aunque pequeño e incluso modesto lugar, pero que promete.

De los Reyes, un lugar para compartir con tus amigos, como reza el slogan del lugar en calle Compañía cerca de Plaza de Armas, la verdad es que me sorprendió gratamente. Nada pretencioso y de una sencillez propia de un lugar que quiere ganar clientela por los hechos y no por la grandilocuencia publicitaria. Se trata de un restorán de una rara combinación, comida peruano-japonesa; habituado a la mezcla de comida peruana y china, esto me resultó novedoso.

Los platos peruanos abundan y la parte japonesa se refiere en realidad a sushi. La carta delata el origen francamente peruano (los mozos también lo son) y aunque escasean los vinos en la oferta, hay espacio para elegir un almuerzo decente.

Seleccioné una reineta a la plancha con una salsa de pimentón y leche fumé (caldo) de pescado más el toque cítrico de una salsa de naranjas más aderezos y perejil picado. Todo acompañado con una porción de arroz graneado. Un plato simple, pero bastante rico. Ya había probado antes el efecto de una salsa cítrica en los pescados (el salmón específicamente) y realmente es una buena combinación. El resultado es agradable y novedoso, se deja comer suavemente.

Contrario a todos mis pronósticos, el lugar se llenó rapidamente y antes de las 14 horas, lo cual me vino a convencer que ya posee una clientela adepta. Bien por eso.

Aún hay sorpresas en el centro de Santiasco!!!!

Amaranto : delicias de mediodía

En el centro de Santiasco subsisten algunos restoranes que ofrecen opciones deliciosas para un almuerzo de semana laboral. Un hotel (Caesar Business) en el barrio Santa Lucía tiene esta gracia, con vista al cerro y con una adecuada amortiguación del ruido y el mal olor de nuestra asquerosa ciudad.

Agua mineral para preparar la garganta y el paladar para el disfrute y vamos por un fantástico y visualmente increíble plato de Salmón Encountré, un contundente y sabroso plato de filete de salmón que marida con perfección con un pinot noir de William Cole. Sabores delicadamente seleccionados por el chef y que encuentran un final dulce y placentero en el borrachito de bayas que fue el postre que junto al negro café cerró esta incursión filetera.

Hay que volver al laburo, pero con el sabor impregnado en la conciencia filetera.