Liguria : un almuerzo de rico de predecible sabor

Cada cierto tiempo regreso inevitablemente al Liguria, en su tradicional local de Manuel Montt. Me gusta que cumplan la promesa de cada plato, a pesar que son los mismos por tantos años. Es extraño, pues si algo me fascina es probar nuevos sabores, pero de vez en cuando, es bueno ir por un sabor conocido.

Partí con mi tradicional agua mineral sin gas, mientras admiro la belleza de una nueva chica que atiende el lugar. Un parecido sorprendente con una sensual actriz motiva observarla. Toma mi pedido, una mechada, esa exquisita e imperdible mechada cocinada por más de 5 horas para que sea una blanda delicia. Carne que acompañé con un rico puré picante y una botella de cabernet sauvignon de Santa Ema, un tinto delicioso del Maipo.

Un almuerzo extremadamente tranquilo, leyendo una revista de national geographics que compré al paso un par de días antes. Mientras soñaba con algunos viajes que quiero realizar para conocer la inmensa belleza de nuestro mundo, fui lentamente comiendo mi rico plato hasta no dejar nada.

Para los postres me entusiasmé con un helado de chocolate Araucano (chocolate mezclado con ese licor de hierbas araucano), delicioso!! y por supuesto, un café bien negro.

Me gusta el Liguria, cumple!!

Los Cuates : cena sabrosa

Hoy fue otro día en que no solo soy quien abre la oficina sino quien la cierra, es decir, brutalmente cansado. Por suerte eso me alienta a realizar algo distinto y particularmente disfrutable, ya que la vida debe tener compensaciones y no me permito fallar en eso.

Los Cuates es de los pocos restoranes mexicanos en donde hacen verdadera comida mexicana, con eso quiero relevar por ejemplo, que fabrican sus propias tortillas de maíz que venden a otros y que hay mexicanos atendiendo. Un detalle que se nota, según sea la capacidad de aventurarse en la oferta gastronómica del sitio.

Partí con un clásico tequila margarita con mango, una variante deliciosa que me vino de maravillas. Acompañé estos inicios con unas quesadillas tradicionales acompañadas del habitual guacamole.

Para los fondos, nada mejor que un plato típico del México profundo, un Alambre, puesto en sencillo es  carne a la plancha salteada con pimentones, cebolla, queso, tocino y las adecuadas guarniciones, porotos negros refritos y guacamole, además de las calientitas tortillas de maiz que cierran el circuito virtuoso de este exquisito plato.

La carta de vinos no es muy abundante, pero logré incluir en mi cena un carmenere de Viña Sutil Colchagua State, un acierto inesperado.

Para los postres, que mejor que una inyección dulce de crepes Los Cuates, o sea panqueques calientes con manjar,  chocolate, una  nube de nuez, algunas ricas almendras y helado de vainilla. Una delicia para el cierre de mi incursión.

No podía abandonar el lugar sin beber un cafe hervido mejor conocido como cafe de olla, especialidad de la casa, algo sin parangón en la oferta santiasqueña.

Sin ninguna ostentación, Los Cuates es un lugar delicioso!!

Haciendo proyectos en el Minga, una reunión diferente

Como todos los jueves desde hace dos años, nos juntamos a trabajar nuestro proyecto fetiche, pero ahora sería en un formato mucho más lúdico y con invitados fortuitos.

El lugar elegido, el Minga, un bar&pizzería estupendo para reunirse con amigos y como en nuestro caso, pasarlo bien mientras avanzamos en el largo proceso de hacer realidad un querido proyecto que nos mantiene entusiasmados y vitales.

En esta reunión, estaban presentes dos amigos adicionales, compañeros de aventuras en Santiasco y en la quinta región, lo cual nos consumió un buen tiempo para ponernos al día, reirnos de la vida y soñar futuros imperfectos pero disfrutables como deberían ser siempre.

La cordura llegó en algún momento y comenzamos la sesión de trabajo, tras beber algunos tragos y comer las exquisitas pizzas a la piedra imperdibles de este lugar. Partimos por compartir un logro que nos pone muy contentos, lanzamos un primer vídeo de nuestro proyecto que, por cierto, es parte de una secuencia propia del avance de nuestros devaneos creativos.

Avanzamos en diversos frentes tomando acuerdos que tendremos que hacer realidad luchando contra el tiempo que siempre es menos que el necesario, pero como hacemos proyectos para divertirnos, seguiremos adelante.

Las pizzas claramente son la marca del lugar, definitivamente deliciosas y preparadas en tiempos brevísimos, lo cual finalmente abre más el apetito. Que rico es el Minga!!!

Una cena que no falla, Machu Pichu otra vez

Una noche tranquila a pesar de la afiebrada actividad laboral en que estoy inmerso. Nada mejor para este momento que buena comida peruana y en un lugar que poco a poco se ha ganado un prestigio notable, que hace hasta dificil encontrar una mesa sin previa reserva.

Llegamos a buena hora y por los preparativos, claramente había una celebración multitudinaria que ocupaba casi todo el local, aunque no había llegado casi nadie. Tras un divertido diálogo con un mozo, nos conseguimos una mesa en el salón principal y lanzamos el primer pedido, dos ricos pisco sours y unas causas de camarones y de atún como parte de la abundante entrada de una buena cena. Como claramente la selección de la cena iba por los pescados, corvina al cilantro y una corvina menier y arroz, el vino era bastante obvio y de la carta salió un pinot noir Terrarum de Morandé 2009, una combinación probadamente exquisita.

No quedó espacio para probar postres pero un buen café negro, un cierre adecuado para tan rica cena.

Fomingo en Liguria : siempre salvador

Aunque hoy en día, la gran mayoría conoce que el Liguria es uno de los pocos sitios que se aventura a atender los domingos y con una cocina non stop, la verdad es que hace tiempo que no lo visitaba. La última vez fue muy tarde una noche del festival de jazz de Providencia y para disfrutar una delicia que bien saben cocinar aquí, me refiero a la mechada. Con la delicadeza de muchas horas de cocción lenta, es un imperdible de Santiasco.

Hoy, aún convalesciente de una terrible gripe, no tenía ánimo de cocinar así que tras una reponedora ducha, me dirigí al Liguria más cercano para pedir mi plato favorito, la mechada española con espaguetis y ricota al ciboulette. Previamente solicité mi acostumbrada agua mineral sin gas y elegí una botella de buen merlot. De la abundante carta, salió a la luz un Botalcura El Delirio reserva del 2006, un gran merlot para acompañar mi almuerzo.

Varias mesas ocupadas por la variopinta clientela, que va del familión con suegra incluida, grupos de amigos, parejas de personas mayores y el típico cincuentón con la mina silicona del momento. Me encanta el people watching, mi deporte favorito en este tipo de lugares, te permite aprender de la idiosincrasia chilena y confirmar cuanto mito popular existe en el orbe.

Una partida lenta, matizada por la inexperiencia del mozo (nuevo), pero que sorpresivamente, tras un solapado reclamo que le hice, se puso las pilas y me atendió como un rayo, con precisión y profesionalismo. Imagino que estaba cansado ya que era algo tarde, pero todo cliente se merece ser bien atendido y eso yo no lo perdono.

Tras este apacible almuerzo, bastante voyerista después de todo, me entusiasmé con probar algún nuevo postre y oh, bendición, si lo había, un helado de chocolate con licor araucano (ese licor mitológico de hierbas), que devoré con extraordinario placer.

Pocas personas reparan en la gran cantidad de elementos de decoración en las paredes del local, gran parte del material son fotos antiguas, pero hay una especial selección de iconos gráficos del los tiempos de la Unidad Popular, desde las fotos de Allende, pasando por el Ché, gráficas del canto nuevo, afiches de la CUT de esos tiempos, fotos de Tarzán (muy cierto!!) y otras tantas imágenes retro que se ven muy divertidas en el conjunto. A eso se añade la deliciosa música de piano, tocada por un músico ciego que lleva años aquí, y que constituye toda una revelación estética al combinar baladas francesas, chilenas y música del gran  Patricio Manns. Que rico momento!!

Con las penumbras tempranas del atardecer, salí en un estado de epifanía, satisfecho y con ganas de aprovechar gratamente las horas que quedaban del día. Aunque fuera fomingo!!

Liguria, siempre salva!!!

Cansado, pero cenando rico en Guria

Este es un sitio que nunca me ha decepcionado, no solo es rica la comida sino que te atienden bien, como esperas que se haga cuando vas a cenar afuera.

Comer no solo es un placer que disfruto como pocos, también es una terapia anti stress, un delicado tratamiento que debe ser practicado por especialistas. La Cenatarepia, es una disciplina que pocos restoranes califican y debería haber alguna certificación disponible para poder distinguirlos adecuadamente.

Cansado, muy cansado, llegué a Guría y me instalé en el segundo piso, mi lugar preferido. Pedí un kir royale para comenzar a disfrutar. De la carta me pareció pertinente un sabor potente para partir, así que unos camarones Mar y Tierra venían de maravillas. Un pote de greda muy caliente, conteniendo camarones ecuatorianos salteados en aceite de olivas, champiñones, jamón serrano, ajos malientencionados  y ají cacho de cabra. Una delicia que bien merecía dedicación para devorarla con fruición.

Con lentitud estudiada, me puse a elegir mi plato de fondo y el vino de rigor de las cartas enfrente de mí, el resultado fue unas chuletas de cordero al ajillo, un plato de chuletitas a la  plancha marinadas al ajo, aceite de olivas y  perejil, acompañadas de unas papas bravas, (papas salteadas al merken), todo servido en un plato de fierro fundido extremadamente caliente.

El vino fue otra osadía, ya que encontré en la carta un malbec mendocino, Requinoa Puerto Viejo  reserva del 2006 que, de verdad, cumplió todas mis expectativas, aunque estoy seguro que en algún concurso no sacaría mucho puntaje. Es tan subjetiva la valoración de los vinos que depende de tantos aspectos circunstanciales que no puede hacerse escuela.

Para los postres, requería urgente algo dulce y un buen celestino con manjar y salsa de naranjas venía perfecto y especialmente acompañado de un café negro como a mi me gusta.

Si bien el local estaba lleno, el mozo que normalmente me atiende, me hizo sentir único, algo que se valora mucho ya que no me gusta esperar y los ritmos los evalúo permanentemente. En realidad fueron tres mozos los que me atendieron extraordinariamente, incluso con uno de ellos tuve un diálogo muy divertido, pues mientras yo leía noticias y cuanta cosa me llega a mi Ipad, creía que yo leía un libro y eso fue tema para un buen rato. En realidad, los libros sigo prefiriéndolos de papel (con texturas y olor), y La Economía Azul de Gunter Pauli, va junto a mi ipad para no perder tiempo.

Rica cena, me hubiera gustado disfrutarla con ese amor que nunca olvido y que espero no ver nunca más.

Chiwake : sanwichería peruana

Un día de lluvias, un día de invierno, esos de verdad con lluvias, frío y oscuridad. De hecho había apagón en mi vecindario y como mi hambre es más fuerte que la espera, me preparé a salir, paraguas en mano y muchas ganas de algo rico.

Fui con destino preciso pues quería probar alguna nueva variante de sandwiches peruanos en un sitio que visito desde hace un tiempo. Aposté que Chiwake estaría abierto, aunque naturalmente tenía mi plan B ya que no sabia si atenderían, pero jugué a ganador ya que normalmente los horarios nocturnos se dan en esta zona.

La verdad que estaba desocupado, al parecer la lluvia siempre ahuyenta a los santiasqueños, pero desde que Chiwake abandonó la comida tradicional peruana para dedicarse exclusivamente a los sandwiches (una evolución hasta con cambio de nombre), se apuntó en mi lista de filetes y por ahora pocos lo conocen. Apenas instalado, me atendió Juan Carlos, el mozo de turno, de gran amabilidad aunque claramente inexperto. Mientras yo decidía que comería, ingresó un muchacho a comprar sandwiches y llevar, una opción interesante, pensando en quienes prefieren comer en casa.

Conversamos ntretenida y largamente con Juan Carlos, está recién partiendo en Chile y está junto a su hermano. Por la cantidad de peruanos en el personal del lugar, tengo claro que venir a Chile y aprovechar el entusiasmo que produce la cocina peruana, es una gran oportunidad para muchos hermanos peruanos.

Como es tradición, partí con un pisco sour delicioso, mientras preparaban mi sandwich, a mi juicio el mejor del lugar,  uno de chicharrones. En realidad, chicharrones, cebolla morada, camote frito, todo en una gran marraqueta caliente y exquisita, acompañado de las tres salsas de rigor.

Las salsas que se sirven en este sitio son tema aparte, pues son unas combinaciones demasiado ricas. Una de aceitunas y rocoto, otra de ají amarillo con otros aderezos y otra claramente basada en ajo pero con otras especias. Son el secreto del lugar.

Mientras cenaba y escuchaba la música criolla peruana, varias personas ingresaron al lugar, demostrando que si existe vida nocturna en Santiasco, aunque llueva.

Exquisita e improvisada cena!!

un día intenso : vuelve el krrtrekking

He tenido jornadas laborales tan intensas que he debido concentrar actividades en días viernes y fines de semanas para poder hacer lo que más me gusta. Es un periodo de exceso de trabajo, por lo que la compensación debe ser igualmente intensa. He aquí mi fórmula del equilibrio.

Partí por asistir a una deliciosa sesión de choripanes, un formato sabroso de reunión con mi equipo de trabajo y una suerte de replica del cumpleaños de uno de los miembros del equipo quien posee una bien lograda afición por cocinar y disfrutar la comida. Nada mejor para mis gustos.

Instalados en la terraza del departamento, una parrilla eléctrica para las carnes y  los bebestibles y complementos (incluyendo un enorme filete de vacuno) corrieron por cuenta de los invitados, con lo cual aseguramos tener más que suficiente para disfrutar un excelente tiempo juntos. Estuvo divertido y sabroso, pero debí abandonar pues tenía entradas para el teatro. Hoy era la última función de la selección de teatro argentino que el Teatro Noescafé ´preparó para este año.

Debo confesar que habiendo sido excepcionales las tres obras anteriores (El Filoso Fo, 39 escalones y Un dios salvaje), mis expectativas eran descomunales. La obra que se presentaba, El Descenso del Monte Morgan, contaba con un guión delicioso de Arthur Miller y buenos actores argentinos, pero me quedé con la sensación de estar un tanto sobreactuados. Es una obra sobre un tipo que había encontrado la fórmula de la felicidad siendo bígamo y un desgraciado accidente de carretera (descendiendo el monte Morgan, por supuesto) provoca la debacle, al juntar a sus dos cónyuges en el hospital. Muy divertida y bien lograda en lo general, pero de todas formas me quedo con las tres obras anteriores.

A la salida, un poco de hambre nos llevó hacia El Ancla, para disfrutar un ceviche imperial (exquisita combinación de pescado, camarones y pulpo con los ricos ingredientes típicos de un buen ceviche peruano) acompañado de un buen pisco sour y luego seguir con un rico plato de locos con potes de salsas y papas mayo. Un festín sano y reponedor para enfrentar el siguiente evento.

Pasada la medianoche, un espectáculo de música electrónica único, DJ Caso, DJ Bitman y DJ Caso, todos juntos en una tocata a todo volumen llamada United Breaks. Una larga fila debimos hacer para ingresar a las catacumbas del Subterráneo (hace años que no lo visitaba), llenísimo de gente prendida con los buenos cortes y temas de cada DJ. Fue un espectáculo intenso y non stop con seis consolas en las manos virtuosas de los mejores DJ’s nacionales.

Ya bastante tarde, partimos junto a mi hermano a rematar la noche a uno de los pocos lugares activos, el LunaPub, en donde pedimos unos ricos tragos y una tabla mediterránea, quesos variados, aceitunas y jamón serrano. Un cierre de madrugada para un día de disfrutes muy intenso.

Wasabi : una cena divertida

Esta noche alcanzada en una extensa e intensa  jornada laboral, me pareció una buena idea ir a un sitio que solo iba con alguien muy especial en mi vida. Con la distancia que el tiempo produce, era un buen momento para cenar ahí.

Me instalé en la terraza como preludio de mi ingreso, pedí un rico absolut kurant con ginger ale y una porción de gyosas para bajar las revoluciones y prepararme para mi cena. Aproveché ese grato momento para leer un rato y twittear con mi hermano, quien asistía a un evento en las cercanías y que a mí no me daba la energía para acompañar.

Una vez concluido mi prolegómeno, tomé mi libro e ingresé al lugar para servirme la cena. Revisé con paciencia la carta y elegí para partir un Deli Anchoas, por supuesto anchoas, queso crema, palta, ciboulette y todo adornado con sésamo negro. Ocho porciones deliciosas de buen sushi. Consideré como siempre la indispensable compañía de un rico vino y elegí un Errázuriz reserva Pinot Noir 2008, muy frío como me gusta.

Aunque sentía, como casi siempre me pasa con el sushi, que estaba llegando a mi punto de satisfacción, no resistí la tentación de pedir una serie de Unagui Roll, angulas envueltas en palta y cubiertas con una salsa de angulas exquisita. Fue una cena amenizada deliciosamente con un libro que ya termino de leer y que me resisto a que ocurra, me refiero evidentemente a El Libro del Desasosiego de Fernando Pessoa, extasiante!!

En este trance gustoso me encontraba cuando llega mi hermano, con quien bebemos lo que quedaba del vino mientras conversábamos poniéndonos al día de todos nuestros temas. En cierto momento, me pareció que era hora de cambiar de lugar e invité a cruzar al Calabria, un restopub simpático en donde seguimos la rica conversación gozando unos mojitos bien sabrosos.

Qué buena cena!!!

Un sábado muy particular : disfrutable paseo

Desperté por primera vez alrededor de las 10 am con un llamado telefónico, era la confirmación que iría a la montaña acompañado con un gran malayo en la madrugada del domingo. Tras la llamada, nuevamente me sumergí en el sueño y al mediodía, desperté lleno de energía para enfrentar un sábado que ya tenía claro, sería intenso y energizante.

Me preparé unas frutas al jugo como desayuno, mientras llenaba mi botella de agua isotónica y armaba una improvisada mochila para un día en cleta. Salí rumbo a la ciclovía de Pocuro con viento y fortuna a favor porque no tuve que parar hasta Tobalaba, ya que todos los semáforos los pillé en verde. Tomé la ciclovía de Isabel la Católica hasta llegar a Américo Vespucio, en donde tomé el parque y me deslizo con facilidad por la arenilla mientras conduzco mi cleta con rumbo hacia La Pirámide. En Escrivá de Balaguer hago el encaje con el acceso al Parque Metropolitano y listo, ya estoy en mi territorio preferido, el cerro.

Continué el ascenso con buen ritmo hasta la cumbre del San Cristóbal, mi destino de altura de este día. Desde allí pude observar Santiasco absolutamente sumergido en el asqueroso smog. Imagino que esa fue la causa para que de pronto me vino un ataque de estornudos, conte ocho casi seguidos. No puede ser!!!

Saludé a algunos amigos en el lugar y descansé un rato. De ahí planifiqué una ruta para mi descenso, me iría hacia Bellavista. Al comenzar la bajada, decidí que no pedalearía y usaría solo la gravedad. Que rica sensación, la de bajar velozmente sin agregar ninguna fuerza personal. Llegué al acceso de Pedro Valdivia Norte con una rapidez máxima de 52.9 Km/hr, la que alcancé casi en el último tramo.

Dirigí mi cleta hacia Bellavista, deambulé un rato por diferentes calles y luego cambié de idea y enfilé por Plaza Italia hacia el barrio Italia. Interesante como se ha ido llenando de nuevos lugares, encontré dos restoranes nuevos en el trayecto y 4 tiendas de diseño muy chic en los alrededores de las tiendas de muebles viejos. Se está poniendo muy bonito este barrio!!!

Seguí zigzagueando por muchas calles hasta que el hambre comenzó a asomar impetuoso. Pudo ser el Olivié, el Da noi, Paladares y otros tantos, pero lo que yo quería era una terraza y comida con mucho sabor. Busqué por más de una hora y cada vez me acercaba más hacia el barrio Manuel Montt, por lo que finalmente terminé en la terraza del Chiwake.

Era bastante tarde, pero ya sabía que este lugar tenía cocina non stop, por lo que ubiqué mi cleta a un costado y me dispuse a comer rico. Partí por probar un  buen pisco sour peruano del lugar y pedir una causa limeña como entrada.

Una animada conversación con el mozo peruano me alegró la tarde, con bastante experiencia ya que tenía una larga temporada en el Hotel W, aunque las ofertas de vino en Chiwake no tienen punto de comparación con el W.

Después de esa enorme y sabrosa causa limeña, pedí un tacu tacu de lentejas con lomo salteado, pero le introduje una variación, cambié el lomo salteado por un seco de res, algo mucho más sabroso. Tras la conversación sobre vinos y ante la esmirriada oferta disponible, me incliné por una botella de carmenere de Santa Digna reserva. No me quejo, combinó estupendamente con mi sabroso plato.

Una relajada sesión de sabores en una tarde especialmente cálida y buen cierre tras 35 Km de paseo en cleta. Después de un café negro, dejé el lugar y regresé a casa.