Cenando en Guria : buen remedio para el cansancio

Estas semanas laborales han estado al borde del frenesí y francamente agotadoras. Cuando enfrento estos periodos sobrecargados de esfuerzos, me asalta un deseo irrefrenable de disfrutar como grata compensación. Viajé directo desde la oficina, ya era bastante tarde, hacia un sitio que se encuentra en mi portfolio de favoritos, me refiero al restoran español Guria.

Me instalé pro primera vez en la planta baja, ya que siempre voy directo al segundo piso. esto me daría la oportunidad de hacer people watching, un deporte social que me agrada y me permite aprender del comportamiento chilensis. Mientras buscaba en la carta alguna delicia que no hubiese probado antes, solicité un siempre agradable jeréz Tio Pepe, inconfundible y sabroso.

No tardé mucho en encontrar algo apropiado, un congrio dorado a la plancha acompañado con risotto con camarones terminado con un caldo de congrio, mantequilla, queso parmesano y ciboulette. Adivinando sus sabores, pedí la fantástica carta de vinos que poseen y elegí un pinot noir Carmen reserva 2007,  extraordinario hallazgo al fondo de wine dispenser, quedaba una botella a la temperatura perfecta.

En el intertanto, un pote de mantequilla y otro con una salsa sabrosa más un panecillo crujiente y caliente, me permitieron apaciguar mi excitada digestión. Desde el almuerzo que no probaba bocado y la jornada había sido demasiado larga.

Un plato exquisito, el enorme filete de congrio montado sobre el risotto y todo rodeado con una linea de aceite de olivas con eneldo. Estaba perfecto aunque igual, fiel a mis preferencias, añadí un poco de pimienta cortada. Mmmhh, todavía recuerdo el sabor!!!

Muchas parejas ingresaron al lugar, la mayoría comensales nuevos, lo cual no deja de sorprenderme ya que este lugar es uno de los antiguos del barrio Manuel Montt y sigue conquistando adeptos. Bien por Guría!

Tras un café bien negro, caminé a casa a continuar con el reparador descanso.

DCDC : un espectáculo de danza fascinante

Acostumbrado a los filetes que el Teatro Noescafé suele presentar, no dudé un instante en comprar entradas para una de las presentaciones de la Dayton Contemporary Dance Company(DCDC)  haría en estos calurosos días de abril.

Una compañia de danza contemporánea y marcadamente afroamericana desde sus inicios, entregan un espectáculo de primer nivel, coreografías de gran complejidad y teatralmente muy bien diseñadas. Un despliegue de talento físico coordinado con una selección musical exquisita y un trabajo muy bien logrado de iluminación.

La primera salida fue Traffic, con un ritmo delicioso montado en la música de Kodo, que verdaderamente nos dejó boquiabiertos. Unos minutos después siguió The Pride, hermosa coreografía y por lo menos para mí, con la mejor combinación de música y baile. Escuché extasiado a YoYo Ma y Bobby Mc Ferrin además de Adiemus mientras la decena de bailarines, con hermosos trajes azules, mostraban la perfección de su arte.

Un cuadro mucho más dramático y que representaron solo una pareja de bailarines fue Unresolved, un mensaje claro y preciso acerca de las parejas. Finalmente, una pieza magnífica, Children of the Passage, demasiado linda y con una complejidad abismante de movimientos coordinados a la perfección.

Qué gran espectáculo!!!

El Ancla : rica experiencia

Cenar en un nuevo lugar representa un gran atractivo para mí y dejo que mi intuición me guíe a la hora de salir de búsqueda. De esta forma azarosa, caminando con una amiga, llegamos a un restoran que ocupa la misma hermosa casa en donde hasta hace menos de un mes estaba el Robinsonia y antes de éste, el Delirio Absenta y antes el One Nine One, hasta donde mi memoria permite recordar.  Muchas veces he pensado que ningún restoran sobrevive esta esquina por mucho tiempo, pero al ver la cantidad de comensales disfrutando, he quedado gratamente sorprendido.

Este restoran es conocido en la comuna de La Cisterna y esta incursión en Providencia viene precedida por una gran fama de sabores y esta cena, me lo confirmó.

Como resulta irresistible para mí usar una linda terraza, los pasos fueron directamente a ella y con la iluminada suerte que recién se desocupaba la única mesa disponible. Espectacular vista hacia el cerro San Cristóbal y en una noche definitivamente estival.

Partimos con un ceviche imperial, un ceviche extraordinario conn pescado, cebolla morada, camarones, ostiones, calamares y pulpo, disfrutados como corresponde con un delicioso pisco sour a la peruana.

Posteriormente, la tentación fue demasiada, pedí una enorme  bandeja con locos, potes de salsa tártara, mayonesa y salsa verde y una porción de papas mayo. Para esta delicia, una botella de pinot noir  Alto Vuelo de William Cole 2009 en su cubeta de agua y hielo como corresponde. No estoy 100% seguro, pero deben ser los locos más ricos que he probado en varios años, un manjar!!

Extasiados, solo quedó tomar un café una cena maravillosa y un servicio de primera. Cómo hace la diferencia que un restoran tenga mozos profesionales.

Puerto Pizarro : exquisiteces peruanas

Anoto un nuevo sitio a mi lista de restoranes peruanos en Santiasco. La verdad es que son muchos y salvo alguna extraña excepción, honran con categoría la maravilla culinaria peruana. Contrario a lo que pueda pensarse, no satura tener tantas opciones de cocina peruana, es una cocina demasiado sabrosa y celebro la abundancia.

Calculo que deben tener unos diez meses desde que noté su presencia en mis paseos en cleta por Manuel Montt cerca de Irarrázaval. Hoy tras una travesía deliciosa en cleta por el Parque Metropolitano incluida la cumbre del cerro San Cristóbal, volví a pasar por este lugar y no resistí la tentación. No se había dado la oportunidad de asistir  este encuentro, en que necesitaba sabores y un nuevo lugar para disfrutar.

Una hermosa casona de riguroso color blanco y dos pisos, con un gran estacionamiento para quienes aún usan auto. Me instalé en uno de los salones del segundo piso y rapidamente fui atendido por un joven mozo de origen peruano. Con esa amabilidad extrema y extraordinario vocabulario que poseen los peruanos (nada comparable al chileno medio), habilitó mi mesa con rapidez. Un pisco sour peruano mientras leía la carta y llegaban unos panecillos calientes y dos salsas de untar, una basada en ají amarillo y una vinagreta de oégano y ajos tostados, deliciosas.

Para la entrada, nada mejor que una causa limeña de centolla y camarones. Ese rico puré de papas con aji amarillo adornadas con palta y corte de aceituna, cebolla morada, carne de centollas y camarones con mayonesa, huevo de codorniz, salsa criolla y toques de limón. Deliciosa!!!

La carta, abundante y tentadora, incluye hasta menú para niños y como atiende domingos hasta las 16 horas, se anota como gran opción dominguera. Por los parlantes, música criolla peruana, fantástica!

Para los fondos, me dejé tentar con un filete de atún sellado a la plancha con pimienta, cubierto con una salsa de miel y maracuyá y adornado con unos hilos de puerros crocantes. Bien acompañado con unas variaciones de papas duquesa rústicas, con tocino y cortes de pimiento, extraordinarias. Para este exquisito plato, pedí una botella de syrah Santa Digna de Miguel Torres (hay pocas opciones de vinos, quizás el único defecto que pude anotar).

El atún sellado, es decir casi crudo, me encanta, pero debo reconocer que me genera un gran gasto digestivo. No obstante, sigue siendo  la mejor forma de comer un buen atún.

Para los postres, vaya desafío dada la cantidad de comida que ya había consumido, pero no me amilané y pedí una trilogía de creme brulée, vainilla, mango y maracuyá. Una verdadera maravilla que se dejó disfrutar junto a un buen café negro.

Puerto Pizarro, excelente opción!!

Bar Minga : día de la mujer y sin mujeres

Llevamos una gran cantidad de semanas planificando y abortando una salida con compañeros de oficina. Pareciera que siempre hay alguna buena razón para no hacerlo, a pesar del entusiasmo declarado de todos.

Como sea el caso, enfrentamos un nuevo intento de salida que coincidió con la celebración mundial de la mujer y como nuevamente se decidió suspender, algunos nos pareció inaceptable y nos fuimos de celebración.

Casi pareció una salida por venganza, ya que entre los comensales no habían mujeres. Casualmente nos vimos involucrados en una celebración del día de la mujer, sin mujeres!!!

Nos fuimos a un lugar que ya conocemos bien, el Bar Minga en el barrio Manuel Montt, donde ya sabemos la receta infalible, buenos tragos y ricas pizzas a la piedra. Una tertulia graciosa y amenizada por la gran cantidad de anécdotas que acumulamos tras años de compartir juntos trabajo y diversiones.

Es la primera salida grupal post vacaciones y esperamos que pronto se concrete la salida oficial que se ha quedado en puras amenazas hasta el momento. Debo destacar la variedad y sabrosura de las pizzas del lugar, son francamente adictivas y se disfrutan mucho más en la posición que habitualmente usamos en la terraza.

En cualquier caso, nuestra solidaridad plena en el día de la mujer, las celebramos con mucho gusto!!.

Ascenso al Cerro Manchón : una prueba de resistencia

He subido muchos cerros de nuestra maravillosa cordillera y si algo he aprendido es que cada uno sube su propio desafío, su propio cerro y su propia historia.

El Cerro Manchón es un cerro de mediana altura (algo más de 3.700 metros), pero desde el punto de inicio a la cumbre hay un gran desnivel y es casi seguro que toma cinco horas de subida permanente. El premio, si el clima lo permite, es conseguir una vista privilegiada a muchos cerros del cordón montañoso, incluido el cerro El Plomo.

Partí mi desafío muy temprano ya que a las 6 AM estaba en pié preparando mi mochila y suministros para un largo día de montaña. Un radiotaxi me dejó un poco antes de las 7 Am en el lugar de encuentro, al cual llegaríamos 24 malayos entusiastas. Siguiendo las reglas del Club Malayos, a las 7:10 horas comenzamos el viaje hacia el punto de inicio del sendero que lleva a nuestro objetivo.

Puesto en palabras simples, este es un recorrido permanentemente en subida, no hay zonas planas y tampoco hay senderos relevantes, por lo que el esfuerzo que requiere es importante. Debo reconocer que ya a la mitad del camino, tenía los músculos de las piernas agotados y debí hacer elongaciones en varias oportunidades. A partir de cierto punto, el proceso dejó de ser fuerza física, simplemente se transformó en un desafío para la mente. Efectivamente, no todos pudimos llegar a la cumbre (solo 16), la mayoría un tanto adoloridos pero contentos por el logro, vencerse a uno mismo es muy gratificante y especialmente cuando el premio es un menú malayo.

La naturaleza nos tapó la vista que esperábamos conseguir, ya que mientras ascendíamos un gran bloque de nubes se apoderó de la cumbre y la visibilidad quedó en el mínimo. En cualquier caso, la tabla de quesos, las ricas aceitunas rellenas las finas hierbas y otras con anchoas, los chocolates y otras delicias nos dieron el toque de placer que nos hace disfrutar cada fin de semana en la montaña.

Un caso digno de estudio fue un chico adolescente para quién ésta era su primera salida y que no solo llegó a la cumbre feliz sino que luego bajó después corriendo, estaba maravillado y parecía que no se cansaba nunca. Adivino que engolosinado con el descubrimiento del goce de la montaña usó toda su energía juvenil en disfrutarlo todo sin medida, ya lo veo convertido en un nuevo fanático de la montaña, un nuevo malayo.

De regreso en santiasco, de verdad que estaba muy cansado, pero no lo suficiente como para no disfrutar una rica cena. Tras una prolongada ducha caliente, salí a buscar un sitio en donde darme un gusto. Así encontré abierto el restoran Bavaria, en donde a pesar de su reducida y especializada carta de carnes, encontré algo digno de mi ansiedad por proteínas y sabores.

Partí con una palta cardenal, palta rellena de camarones sobre un rico nido de lechugas tiernas. Luego una escalopa Bavaria, la contundente escalopa rellena de jamón y queso, acompañada de papas fritas y huevo frito. Una bomba que me haría recuperar energías con la compañía sabrosa de un Cabernet Sauvignon Reserva 2009 de Santa Emiliana.

Ya recompuesto y agradado con mi cuerpo, me pedí un café helado para cerrar este día en que enfrenté mis propias limitaciones y mi capacidad de hacerles frente. Dejo de regalo algunas fotos del paseo.

Buen aprendizaje!!

Descansando con delicias españolas : que rico es Guría

Un periodo de trabajo especialmente intenso, 12 horas diarias sin interrupción, me convierten en un loco en busca de disfrutes intensos por justa compensación. Así,  hoy decidí que debía tener una disfrutable cena y con sabores entrañables. A mi mente vino rapidamente la idea de comida española y un lugar que me trae buenos recuerdos es el Guría.

Instalado en el segundo piso, mientras me acomodaba pedí mi habitual botella de agua mineral sin gas y hielo. recorrí la carta con ansiedad, Llegó mi pedido, junto a unos panecillos calientes, mantequilla y una sabrosa salsa, con lo cual pude recorrer la carta con más tranquilidad. Unos calamares a la romana fueron un buen punto de partida mientras decidía los fondos. Los comí lentamente mientras saboreaba un libro que me tiene entusiasmado, «A la luz de nuestras vidas pasadas» de la notable Amalia Estevez.

Vacilé por unos tres minutos entre carnes rojas o un buen pescado, pero me ganó la idea de una rica merluza a la parrilla con un risotto de camarones. Curiosa mezcla ya que el risotto es de origen italiano y la preparación de merluza es normalmente muy española. Como sea, un plato exquisito y cuyo sabor se magnificó al agregar una buena botella de pinot noir Céfiro, un reserva de Casablanca, exquisito.

Una cena anclada en el recuerdo, algo que me asalta el alma cada febrero y que supongo me seguirá ocurriendo, aunque la vida continúe su curso y cierre la cena con un buen café. Por cierto, buena música ambiental incluyendo unos deliciosos temas de Gotan Project.

Guría, gran opción para el placer y los recuerdos.

Comida bien chilena : disfrutando Don Peyo

Este día decidí dormir hasta que me diera calambres y eso ocurrió alrededor de las 14 horas. Con mucho hambre desperté y en vez de tomar un tardío desayuno, me pareció mejor opción darme un gustoso almuerzo en algún buen lugar.

Tras una rica ducha, barajé opciones y me pareció que era el día adecuado para comer comida típica chilena, algo exótico, entendiendo que salvo por un plato, toda la comida chilena no es chilena. Salvado el discurso académico, hay un lugar que puede ser un buen representante de los sabores «chilenos», así que mis pasos fueron presurosos sorteando  la canícula para llegar al Don Peyo en el barrio Manuel Montt.

Por la hora, la gran mayoría que suele llenar este local, ya se había ido a tomar su siesta, lo que me dejó solitario y muy ventajoso en la terraza del segundo piso. Partí con una vaina, mientras llegaba el pan amasado y el pebre, algo indispensable para ir tomando el ritmo de lo que viene.

Pedí unas machas a la parmesana, que menos para iniciar el disfrute. Conseguí pimienta fresca para hacer unos cortes deliciosos de pimienta sobre las machas y el abundante queso, ante la mirada un tanto curiosa del mozo. Nada más delicioso que mascar esos trocitos de pimienta que te sorprenden mientras saboreas tu plato.

Acto seguido, el único plato verdaderamente chileno, un charquicán con huevo frito. Mmmmhhh, maravilloso!!!. Añadí una botella de Malbec Reserva de Montes 2009, para amplificar el placer.

Tuve una simpática conversación con el mozo, quien estaba profundamente extrañado por mis ritos de degustación, lo que dió espacio para un agradable intercambio de opiniones acerca de vinos y comidas.

Grande Don peyo, un baluarte de la comida chilena.

Pachamama : otra delicia peruana

Un día de trabajo brutal bien se merece una cena deliciosa y en un buen lugar. Había pasado en cleta por este sitio desde septiembre  en un montón de oportunidades, paseando por la ciclovía de Antonio Varas, pero jamás lo vi abierto.

Un casual llamado de un amigo y listo, ya teníamos un panorama adecuado para una noche de verano. Mi amigo se fascina de mi afición a descubrir nuevos sitios para disfrutar y esta era una buena ocasión. Al llegar nos percatamos de lo hermoso del sitio, de mucho blanco y con unos grandes cuadros adornando las paredes. Mesas bien montadas y agradable música criolla ambiental.

Es fácil adivinar la mejor combinación para una entrada en un restaurant peruano. Por supuesto, pisco sour peruano para acompañar un ceviche tropical, una combinación maravillosa. El plato con una base trozos de  pescado apanado calientes, camarones, pulpo, piña, cortes de manzana verde, cuadraditos de papaya y durazno, calamares y  jugo de limón abundante. Qué excelente  mezcla!!!

Para los fondos, mi amigo se dejó tentar con un seco de asado de tira con salsa de cilantro, marinado al vino tinto y especias. Por mi parte, no resistí la seducción de unos camarones pachamama, enormes camarones jumbo envueltos en filete de vacuno con una reducción de viono blanco, mantequilla, ciboulette y cilantro. Añadimos una helada botella de pinot noir de Montes 2009 y la magia de la cena nos llenó de placeres gastronómicos.

Extasiados con las delicias ya servidas, nos quedaron ganas para pedir un buen postre. Así completaron la cena un crocante de mango exquisito y una leche volteada.

Pachamama, excelente lugar, de lo mejor de la oferta peruana en Santiasco.

Disfrutando cena en Pad Thai : gran terraza

Un periodo de noches extremadamente calurosas en Santiasco no permiten estar en casa (a menos que poseas aire acondicionado, que no es mi caso). Nos concertamos con una amiga para comer algo rico y un lugar con una  terraza ideal es, a no dudar, Pad Thai.

Esta magnífica terraza es fresca, con una piscina lista para ser usada, buen espacio entre mesas y sobretodo un ambiente rico y bien atendido. Quizás el único defecto del lugar sea que solo funciona con efectivo, pues me jode andar con él, siempre prefiero mis tarjetas para mantener mi orden.

Partimos con una gaseosa para ella y para mí un rico sour thai, una mezcla deliciosa de pisco sour con leche de coco y albahaca, una delicia!!. Acompañamos este inicio con un satay de camarones, unos ricos camarones de buen tamaño ensartados en unos pinchos, ricamente  salteados en una salsa muy thai y con un pote de una salsa verde para untar. Buena combinación.

Para los fondos, un Kang Dang y un Pad Grapraw, pollo y res respectivamente, con verduras salteadas, curry picante (solo nivel 1) y agridulce el otro, ambos platos fragantes y bien acompañados con arroz blanco. Un infaltable, la botella de vino, un ensamblaje de cabernet sauvignon y syrah, William Cole Alto Vuelo, que estuvo fantástico. Todavía recuerdo que hace dos años ni siquiera tenían patente de alcoholes, de verdad que se han superado y mantienen la gran calidad de su cocina.

Buena conversación y gran disfrute de la noche.