Arlequín, servidor de dos patrones

Como broche de oro para el Santiago a Mil, reservé una óptima posición en palco para el Teatro Municipal. Fui por una obra italiana de 1745, un clásico en todos sus aspectos y a cargo de una Compañía italiana (Piccolo Teatro di Milano) que usa el formato callejero, festivo y alternativo para sus increíbles presentaciones.

Una obra para cualquier edad, que en casi tres horas divierte, encanta y hace participar al público intensamente. Son tan virtuosos que hacen maña para improvisar y jugar con el público. Sorprendentemente, la lengua italiana no es impedimento para que niños y viejos comprendan la historia y se sientan deliciosamente divertidos, no solo por la destreza actoral o las bellas canciones y muchísimas escenas graciosas. Que gran arte y en un escenario mínimo, la obra se sostiene en el talento.

Magnífico trabajo, Italia se hizo representar demasiado bien.

Philotas : por el honor

Esta es una reposición necesaria para el teatro, una obra de corte clásico, sesuda y moderna después de todo. Infaltable en Santiago a (bastante más) de Mil.

Philotas el príncipe impetuoso y guerrero es capturado por el rey enemigo de su padre. Sin embargo, es tratado como si fuese una importante visita, todo lo cual le enfurece porque no puede aceptar ser tratado así, pues lo deshonra como guerrero y le lleva al desmericimiento. Pronto descubrirá que hay una buena razón, el hijo del rey que lo tiene cautivo, fue atrapado a su vez por su padre, lo que lleva a un empate táctico y ambos principes son solo piezas de intercambio.

Philotas, apelando a los dioses y a un implacable razonamiento acerca de lo verdaderamente correcto y perfecto, urde una artimaña que puede poner a su padre en ventaja y a él permitirle una salida honrosa. Ante una vida en vergüenza, mejor es morir con honor.

La tensión de la obra es manejada inteligentemente por el incesante movimiento y despliegue físico del actor sobre el escenario, lo que hace un fuerte contrapunto con la quietud y parsimonia de sus captores. Buen recurso técnico.

La épica de Philotas es la de los valores universales, por los que vale el sacrificio. Gran obra y la pueden ver hasta el 19/01 en el Teatro Antonio Varas.

Arka : encantamiento público

Este día jueves era el esperado turno de Polonia en el Santiago a Mil. Un espectáculo callejero y gratuito, que como en otros años, atrae y encanta a multitudes. (será por el hecho que es gratis?).

Alrededor de las 20 horas ya había gente instalada en los alrededores del escenario, algunos incluso se sentaron en privilegiadas posiciones frente al escenario. Solo a las 21:15 anuncian, por los parlantes, a un ansioso y algo impaciente público que la obra comenzará exactamente a la hora planificada, a las 21:30 horas. Pues, dicho y hecho, a la hora señalada, los focos apuntaron a un jolgorio que por atrás del cansado público (deben estarlo ya que casi todos estaban sentados en el suelo de la Plaza Constitución), venía un cortejo con la novia. Mágicamente la gente enganchó con la fiesta y acompañó la alegría del festejo, mientras avanzaban entre el público los bailarines lanzando chorros de sus botellas de alcohol (lo apropiado para la ocasión). Cuando llegan al escenario, se inicia un rito de matrimonio, entre los hombres que acompañaban a la novia y las «mujeres» que acompañaban al novio, una contagiosa danza matrimonial con divertidos e insinuantes movimientos. El público baila y celebra el dichoso espectáculo. Cuando ya acaba el baile, el cansado público chileno ya casi todo está sentado. De paso presionan al resto para que lo haga. En fin, me senté.

Unos instantes después, comienza a desarrollarse la tragedia, desde un costado atrás, aparece un carro con guerreros lanzando fuego y aterrorizando a todos, se lanzan contra la gente que presurosa debe pararse y hacerse a un lado (algunos comienzan a entender que deben estar de pié). Dan una gran vuelta y vuelven, los giles que se habían vuelto a sentar, por fin entendieron que no era posible, el escenario era toda la Plaza. Se incendia el pueblo y las ventanas ardientes avanzan, entre medio de todos, hacia el fondo, un Palacio de La Moneda al calor del fuego (metafórico no?). De ahí, el pueblo debe viajar al exilio, maletas en ristre, caras desencajadas, miradas perdidas. Abordarían un barco, si un barco de velas de metal, de cuerpo de metal, un «arka» que los conduciría a un nuevo destino. Todo es tragedia.

El barco comienza su viaje, pasando entre el público con una música triste de fondo y los lamentos de quienes van hacia lo desconocido. Más tarde unos pájaros alados encendidos de rojo, vuelan entre el público (el mar) y las alas terminan incrustadas en el barco que ahora vuela en el mar para ir a un mejor lugar. La música deliciosa recrea la esperanza y el festivo mundo que comienzan a descubrir.

Una obra simple y encantadora, llena de magia, ritmo y complicidad.

La pueden ver hasta el lunes 14 de enero a la misma hora y recuerden estar de pié, ojalá al centro o bien ubicarse en los costados de las torres de sonido e iluminación. Cuidado con los niños pequeños. Que lo disfruten!!!

BR#04 Bruxelles : círculo de provocación

Exactamente cincuenta y cinco minutos de irracionalidad y provocaciones. Una obra extraña en el MAC con lleno absoluto, encajonada en un mausoleo de mármol (eso parece) con una iluminación poderosa y manipulada para crear atmósferas complejas y un manejo del sonido casi aterrador.

Si el objetivo de la obra era inquietar, incomodar, creo que lo logra con creces. Especialmente una escena extremadamente larga, que consiste en un apaleo de un indefenso individuo por parte de policías en una orgía de sangre, en donde cada golpe es exacerbado al máximo por los sonidos estridentes que hacen vibrar la sala.

A medida que se desarrolla la obra se va haciendo más clara su circularidad, se inicia con la limpieza del lugar que será ensangrentado, se inicia también con un bebé que llora en la soledad y que una suerte de robot le enseña a deletrear posteriormente en forma cadenciosa y rítmica. Seguidamente un viejo, demasiado viejo, enlaza con la escena de los policías, para avanzar sangrientamente hacia la muerte balbuceante y religiosa, un rito casi satánico y finalmente, hacer desaparecer al anciano en una cama enfrente de todos.

Loquísima, de tan irracional nos convence de su lógica.

Teatro Facetas : todas las caras en un ascensor

La obra «No, si estamos bien», fue un tremendo deleite. Diez y seis actores en escena, rápidos y convincentes, con un aplomo a toda prueba (hubo problemas técnicos y fueron capaces de sobreponerse y hacer como si nada, muy bien!!!!!!)

Un ascensor es el escenario perfecto para mostrar la grandeza y la estupidez del ser humano. Demasiado cotidiano, demasiado real. Me encantó la soltura y espontaneidad de los actores, representando a tantos pedros y marías de este Chilito. Parece una creación colectiva en que cada uno puso sus propias vivencias en juego y vaya que se logra algo bueno. Es una obra hilarante, inquietante y al mismo tiempo cercana y real. A pesar de la vulgaridad, de la eterna imbecilidad del santiaguino, queda eso divertido que nos hace humanos, pequeños, a veces tiernos y en lo general esclavos de nuestras tonteras e irracionalidades.

Recomendable, se pasa un buen rato riéndonos de nosotros mismos