Sebastián Jordan Quinteto : gran jazz

Hace varias semanas que no aparecía por Thelonious, mi lugar favorito para el jazz en vivo. Esta noche tenía buenas promesas considerando la maestría de los músicos. Partiendo por Jordán en trompeta y composiciones, el increíble talento de Félix Lecaros en la batería, el inconfundible toque de Pablo Menares en el contrabajo, el sonido preciso de las notas de piano de Lautaro Quevedo y el virtuosismo incomparable de Agustín Moya en el saxo. Un filete por donde lo miren.

Llegué a punto, mientras ajustaban los últimos detalles técnicos en el escenario y con tiempo suficiente para pedir un trago y ensayar algunas fotografías antes del espectáculo.

La maravilla musical se desarrolla sin interrupción, temas exigentes, con ritmo y talento, van haciendo efecto en una abundante audiencia (sorpresa en un fin de semana largo), hay onda y los aplausos abundan ante el despliegue musical. Jordan y Moya se disputan el estrellato con toda la potencia de sus virtuosos pulmones, mientras, apenas detrás, los pulsos graves del contrabajo y las delicadas notas del piano hacen su contrapunto con la virtuosa batería de Lecaros.

Gran noche, gran tocata, el buen jazz sigue vivo en Santiasco!!

Futre : disfrutando Tango de Garage

Febrero es un mes muy especial en Santiasco. Tras un enero repleto de actividad cultural, poco a poco se va apagando el krrt profundo y con sentido, para aparecer la anomia y el receso. Sin embargo, en los últimos estertores, mi querido Thelonious, siempre tiene alguna sorpresa.

La propuesta, Tango de Garage, me hizo imposible resistir la tentación. Un trío de jovenes mendocinos de paso por Santiasco con una propuesta interesante. Miguel López (bandoneón, guitarra, teclados y voz), Laureano Melchiori (contrabajo) y Gonzalo Gorosito (guitarra), son la agrupación Futre.

Miguel con una voz de bohemio tanguero de 60 años en subterráneo de puerto, sorprende de verdad. Es casi un adolescente, pero serio y con esa personalidad típica de argentino. Canta increíble y mejor aún maneja el bandoneón en forma experta, dándose el lujo de hacer samples para acompañarse a si mismo y crear un sonido original, un tango de arrabal, con toques electrónicos, pero lúcido en la nostalgia y poesía del tango de emoción y cuento. Al mismo tiempo, Gonzalo usa una plataforma a sus piés que le permite jugar con samples y variaciones de los sonidos de su guitarra en un endemoniado espectro de sonidos. Laureano, toca el contrabajo, a veces con los dedos, otras con un arco para formar, entre todos, un sonido verdaderamente único.

Presentaron en dos salidas un variopinto repertorio, parte del cual estaba a la venta en un CD casero, modesto pero que pasó veloz a mi colección de filetes.

Hacen falta grupos de este nivel, muchachos que tienen la sensibilidad por textos novelescos pero que extraen la esencia del sentir popular, de la emoción desatada, de la sutileza del espíritu que convierte en poesía el dolor, el amor y la dignidad humana.

Bravo!!!!, Futre de verdad encontró la cabeza del inglés.

Jazz Latino y after

Santiasco perece lentamente en el verano de febrero y los que no han salido a vacacionar, se preparan para hacerlo. Efecto indeseable, comienza a escasear la oferta disfrutable en las poco frescas noches del periodo.

Partimos algo tarde hacia el Thelonious, la banda de Jazz Latino ya había iniciado el show, no obstante, habían mesas vacías y una de mis preferidas. Franz Mesko, saxofonista y un cuarteto «ampliado» formado por batería, contrabajo, piano, trompeta y unas percusiones notables.

La música con bastante personalidad, con esa deliciosa mezcla que da el ritmo latino y los ritos sónicos formidables del jazz.

Aprovechamos el intermedio para servirnos unas ricas bocatas, esos sandwiches fascinantes que venden en este local y que permanecen siendo exquisitos a pesar de los años que llevo eligiéndolos. Es todo un tema el hecho que Erwin, el dueño y maestro de ceremonia de Thelonious, nunca haya modificado la carta desde la inauguración.

La segunda parte del show, nuevamente deslumbró por la vivaz y entretenida mezcla de sonidos y ejecuciones solistas impecables.

Acercándonos a la una de la madrugada, fue un momento adecuado para dirigir nuestros pasos hacia el Raza, el after hour gourmet, como le han llamado. Una linda casona blanca al costado del Centro Mori, ofrece un conjunto de ambientes bastante bien logrados, con una decoración moderna, prudente iluminación y una oferta de música estupenda. Más cerca de la calle, se encuentra un comedor, en la zona del centro una increíble barra soberbiamente diseñada, también un par de mesas, una de las cuales nos apropiamos. La música invitaba a quedarse en ese lugar para disfrutar unos tragos y alguna tentación gourmet. Hacia el fondo, deslizándose por un pasillo hay otros ambientes más electrónicos, con DJ incluido y unos privados en donde se celebraba un cumpleaños aparentemente.

Tras una espera un tanto exagerada (los mozos en la barra, a tres metros, no se daban ni por aludidos), pedi un trago especial, un mojito molecular, vaya que nombre!!!. En esencia, un mojio pero con una presentación completamente distinta que incluía unas pequeñas y blancas bolitas en el vaso. estuvo rico aunque al acabar el líquido descubrí que la mitad del vaso estaba compactamente llena con todos los elementos que habían incluido en la presentación del trago. Comimos una tabla deliciosa

Un detalle relevante por mejorar, además del servicio, es que solo aceptan efectivo o cheques, que absurdo!. En todo caso, un gran lugar.

Ensemble capital: Oda al buen jazz

Juntar seis maestros del jazz chileno en una banda y hacer un espectáculo de primera, se ha convertido en un acto mágico que he visto varias veces en mi querido Club de Jazz Thelonious.

En esta ocasión, la banda Ensemble Capital, liderada por Sebastián Jordán, en trompeta y composiciones, cercanamente secundada por Claudio Rubio en Saxo tenor y numerosos arreglos, un impecable Roberto Dañobeitía en la guitarra eléctrica y composiciones, el maestro Eduardo Peña en el contrabajo, el inigualable e insuperable Félix Lecaros en la batería y la delicadeza de los acordes de piano a cargo de Tomás Krumm.

Nueva banda y prodigiosos sonidos que encontraron un local a medio llenar y con muchos músicos participando como espectadores. Una lástima que no se haya difundido más, porque fue una noche potente en sonidos y nuevas creaciones.

Bien por el jazz chileno!!

Krrtrekking de viernes

Aprovechando la visita que mi hermano hacía a Santiasco, armamos un buen krrtrekking que partiría cerca de las 21 horas con el recital de la banda inglesa Bright Eyes en el Cine Normandie. esta es una banda de indie rock que goza de mucha popularidad en eeuu, pero tamaña fue la sorpresa cuando llegamos al lugar de la tocata, pues la fila para ingresar era gigante!!!. Tuvimos que armarnos de paciencia y por más de 40 minutos esperar la lenta evolución. Como la espera genera hambre, compramos unos ricos sandwiches y bebidas con lo cual manejamos nutritivamente el proceso.

La banda realmente suena bien, un folk delicioso quizás algo new age, la guitarra (eléctrica y electroacústica) de Conor Oberst, el prodigioso vocalista, es potente y con un marcado proceso de distorsión para crear una atmósfera muy rica. En la batería un talentoso joven, Jason Boesel, quien además acompañó con coros a Conor y la mayor sorpresa fue el tecladista, Nate Walcott, quien incorporó en varios temas trompetas, genial!!!, un acierto jazzístico y por lo demás virtuoso tocando todo al unísono. Las líricas muy lindas, con un toque Bob Dylan y ocasionalmente parecido en vocalizaciones a Damien Rice. Estupendo concierto!!!.

Terminada la tocata, salimos presurosos hacia el Club de Jazz Thelonious. Esta noche tocaba una de mis bandas favoritas, Contracuarteto. Llegamos justo cuando comenzaba y para «mala suerte» nuestra estaba lleno, pero por ser un visitante un tanto habitual, cancelaron la reserva de la mejor mesa y nos la cedieron (gracias Erwin!!!), por lo cual vimos en primera fila el despliegue extraordinario de esta agrupación. Deliciosa música y talento a destajo, que buen jazz hay en Chile!!!.

Tras el intermedio y una segunda salida de la banda, quedamos en posición de seguir nuestro periplo. Una amiga de mi hermano realizaba una fiesta en el Club Soda para despedirse de sus amigos pues se marcha a Uruguay. Pues bien, para allá dirigimos nuestros pasos y como mi hermano estaba en la lista y, como es obvio, tenemos el mismo apellido, fue muy fácil ingresar a la fiesta privada.

Estaba llenísimo, en un pequeñísimo lugar se hacinaban los que querían bailar con el DJ en vivo, en otro sector, un patio, estaban los que se recuperaban del esfuerzo de bailar en un milimetro cuadrado y los que daban un poco de jugo. Ahí nos instalamos con mi hermano, nos dedicamos a conversar y a hacer people watching. Notable el observar el comportamiento ajeno, se descubren muchas cosas divertidas.

Como la hora avanzaba muy rápido, decidimos ingresar al hacinamiento bailable en busca de la amiga que se despedía. Efectivamente estaba ahí, incluso bailamos un rato entre todos, un caos ordenado por la estrechez del espacio.

Un poco después salimos rumbo a cenar, jajaja, ya pasaban las 4 de la madrugada, por lo que dirigí el taxi hacia mi sitio default, la Casa de Cena. Como siempre me esperaban atentos y con buena comida para ese hambre descomunal que solo se siente a esas horas. Una cena divertida y bien conversada, completó nuestro fantástico krrtrekking. A las 6 de la madrugada, ya era buena hora para dormir y regresamos a casa.

Agustín Moya Quinteto : filete en grabación

Tras una especialmente pesada semana laboral, no iba a dejar de disfrutar algo bueno que cerrase el viernes.

La grabación de un disco de Agustín Moya Quinteto era un filete imperdible. Llegué a tiempo al Thelonious para pedir mi cena favorita y que ya la conocen de memoria en el local, basta que me digan «lo mismo de siempre» y ya está hecho el pedido.

Una noche genial, Agustín Moya en saxo soprano y composiciones, seguido por el maestro Felipe Riveros en el piano, Nicolás Vera en guitarra electrónica, Nélson Arriagada en contrabajo y Daniel Rodriguez en batería.

Tratándose de una grabación de disco, está claro que todo el filete se puso a la parrilla. Disfrutamos piezas extraordinarias, de larga duración y con el genio adentro.

Además del saxo increíble que toca Agustín, hubo un piano acompañante delicioso y en el penúltimo tema, una impro de contrabajo realmente extraordinaria.

No solo calmé mi voraz hambre con ese sandwich de lomo increíble, sino que saturé todos mis sentidos con la maravillosa música de Moya y equipo.

¿cuando sale al mercado esta maravilla?

La Marraqueta : el talento por antonomasia

Si bien la banda data de inicios de los 90’s, lo cierto es que no pueden estar más vigentes. La Marraqueta, está formada por Pablo Lecaros en bajo y voz, Pedro Greene en batería y percusiones, Mauricio Rodriguez (reemplazo virtuoso de Jorge Díaz) en la prodigiosa guitarra y Andrés Pollak en el piano. Una banda de jazz fusión latina, que aprovecha muy bien los ritmos percusionados para construir variaciones virtuosas que deleitan cualquier oído.

Llegué al Club de Jazz Thelonious bastante tarde, no tanto como para perderme el show. Tras mi primer sandwich, disfruté la primera entrada de La Marraqueta. Gran sonido, mejor jazz.

Entremedio, escuché la música de fondo de María Schneider Big Band al unísono con mi amigo Erwin, amo y señor de Thelonious, para luego seguir disfrutando de la banda en vivo.

El hambre musical tiene efectos y debí pedir repetición de ese delicioso sandwich de churrasco, palta, mayonesa, tomate y alcaparras. Todo sea por el disfrute,

Temas deliciosos en donde la sutileza del piano se combina perfectamente con la fuerza salvaje de los tambores y los agudos de una buena guitarra, acompañados del siempre acompasado bajo electrónico.

Gran banda, gran espectáculo

Tributo a Thelonious Monk

Cuando supe de esta sesión de jazz dedicada al tributo al maestrísimo Thelonious Monk, no pude resistir incluirla en mis paseos filetes.

Me desplacé a la hora precisa para llegar a mi lugar preferido. Minutos antes del show para pedir un exquisito sandwich de churrasco, palta, tomate, mayones y alcaparras en baguette francés y mi trago favorito, ron añejo y coca light.

El show comienza y los maestros, Mario Abagliati en guitarra, René Sandoval en contrabajo, Sebastián Jordán en trompeta y Julio Denis en batería, hacen su trabajo de maravillas. Temas clásicos y esa selección de obras maestras del incomparable Monk hacen notable la sesión.

Jazz del bueno y una concurrencia fanática del filete, hacen pasar el tiempo de manera deliciosa. Siempre me pregunto de donde saca aire Jordán para mantener sus notas o como Sandoval hace parecer tan fácil el ritmo que imprime al contrabajo. Misterios de la música y el virtuosismo.

Cada noche de jazz me llena de nostalgias, de muchos recuerdos, tengo anclado en mi corazón el buen jazz a un amor imposible. Sospecho que eso me trae de vuelta una y otra vez a disfrutar de la música y beber compases de la milagrosa creación que el ser humano es capaz de hacer.

Valió el esfuerzo el trasnochar una vez más.

49º aniversario con merecido jazz

Tengo la fortuna de poder contar con unos padres que cumplieron 49 años juntos y todavía se aman como si fueran pololos de secundaria. Increíble, pero es cierto.

Una celebración de esta prodigiosa condición solo podía realizarla en un lugar que ellos no conocieran y que además estuviera garantizado un gran disfrute.

El día indicado llamé a Erwin, maestro permanente del Thelonious, para reservar la mejor mesa y asegurarme que me consiguiera un par de botellas de buen vino. Erwin es excepcional, accedió en el acto y cumplió a cabalidad.

Mi hermano y su compañera llegaron temprano a mi casa y esperamos a que llegaran los viejos, lindos, se vistieron para la ocasión y estaban ansiosos de la sorpresa que había preparado. Abordamos unos taxis y raudos llegamos al lugar de jazz. A nuestro arribo, eramos los primeros en llegar y encontramos a la banda, Lautaro Quevedo Trío en el ensayo. Con cierto pudor, nos preguntaron si nos molestaba, a lo que obviamente respondimos al unísono que era un lacer y un honor.

Comenzamos con unos buenos aperitivos, bien preparados por una hermosa barman y acompañamos una selección de picoteos. Aceitunas negras con queso de cabra y orégano, como siempre delicioso. Una tortilla de papas y unos champiñones al ajillo, todo en su punto y disfrutables.

Mientras conversábamos y disfrutábamos los aperitivos, comenzó a llegar la clientela habitual del Club y muy pronto, los músicos ya estaban nuevamente en escena para darnos un espectáculo del nivel de maestros que son. Lautaro Quevedo en piano, Nélson Arriagada en contrabajo y violoncello y el talentoso Daniel Rodriguez en batería.

Una noche potente, con piezas clásicas e improvisaciones notables. Mis viejos disfrutaron tanto como yo suelo hacerlo en este lugar y además comieron hasta quedar exhaustos y muy bien acompañados con las reservas tintas que Erwin nos seleccionó para tan grato momento.

Feliz de tener unos viejos que saben disfrutar su vida juntos.

Pat O’Leary : bajista excepcional

Llegué a ocupar mi mesa reservada en Thelonious al momento en que los músicos ensayaban. Esperaba que estuviera lleno considerando la presencia del talentoso Patrick, pero el síndrome del lunes de Santiasco resta mucha gente de buenas opciones de disfrute musical y esta fue una de esas.

La conformación de la banda de chilenos acompañando a O’Leary auguraba un buen espectáculo. Gonzalo Palma al piano en su habitual estilo tranquilo y preciso, el hiperkinético Alejandro Espinoza en batería y el divertido René Sandoval en el contrabajo. O’Leary traía su sorpresa bajo el brazo, tocaría con un violoncello de Christian Galvez (el mejor bajista de Chile). Que extraño ver tocar un cello como si fuera un contrabajo, es increíble.

Ninguna pauta, unos pocos acordes tarareados o un nombre de tema y ahí vamos, se largaban al unísono con perfección en temas deliciosos del jazz. Bromista, Pat se autopresentó como Patricio cuando hizo la presentación de la banda, en un limpio inglés.

Tocaron por casi una hora y luego a un breve descanso. Varios amigos del músico norteamericano se hicieron presentes y las tallas iban y venían. Parecía que me encontraba en un bar neoyorkino o de San Francisco confundido en una animada fiesta de amigos.

El virtuosismo puso la nota alta, cuando me pidieron mi lápiz prestado y Patrick escribió unas cuantas notas en una pequeña hoja, la que luego cortó en dos pasando una parte al pianista y otra al contrabajista. Un par de minutos después estaban tocando un tema como si siempre lo hubiesen hecho juntos, mientras Pat sacaba sonidos notables al cello. Qué magnífica función!!!

Vibrante jornada de jazz la que se prolongó hasta pasadas las 2 de la mañana.