Tierra Noble : una nueva experiencia

Invité a mi madre a cenar tras ver la mágica obra Cirkopolis del Cirque Eloize, una buena forma de extender el disfrute logrado. El lugar más cercano y que parecía interesante fue este restaurante justo atrás del Teatro Municipal de Las Condes.

Había mucha gente, no obstante lo cual pudimos conseguir una mesa en la terraza. Partimos con los aperitivos, pisco sour peruano por parte de mi madre y un kir royal para mí. No estábamos seguros de la naturaleza del lugar, pero comenzamos a adivinar tras leer la carta y debatir acerca de las mejores opciones para esta cena.

Mi madre iluminó sus ojos cuando descubrió en la carta que habían locos, así que hice la orden con locos para ella acompañados de verduras grilladas y un mero a la plancha con risotto de 3 quesos para mí. Adicionalmente, habida cuenta que mi madre y yo disfrutamos beber un buen vino al comer, pedí una botella de Undurraga Terroir Pinot Noir.

Debo reconocer que mi plato estaba exquisito, pero al ver a mi madre un poco complicada con sus locos, probé un bocado y la verdad que estaban incomibles, un verdadero neumático. Llamé al mozo para reclamar y pronto llegó el jefe de cocina quién con gran virtuosismo ofreció cambiar por un pulpo a la grilla en 3 minutos, volvió rápidamente para indicar que sería en 5 minutos, pero salvó la situación y mi madre agradeció el plato de reemplazo. Yo también.

La cena transcurrió agradable a pesar del percance y logramos conversar y disfrutar largamente. Un buen bajativo y posteriormente el café dieron término a esta aventura.

 

Diversitas : rico como siempre

Este debe ser el restaurante peruano que más he visitado estos últimos años en competencia con el rico Olán y la verdad es que no me cansa probar sus impresionantes sabores.

No me parece prudente publicar cada vez que voy a un mismo lugar, por lo cual reservo la ocasión para cuando voy acompañado y la experiencia es notable. Pues bien, esta noche merece ser publicada.

Partimos con agua mineral para limpiar las bocas y preparar el cuerpo para el disfrute. Pedimos un tartar de salmón como entrada para compartir, un plato maravilloso que hemos probado muchas veces y nunca es suficiente.

Es divertido que los mozos nos conozcan tanto que se adelantan en nuestras preferencias, lo que hace más disfrutable la jornada. Para los fondos, una paella marinera que a mi partner entusiasmó y en mi caso un tallarín lomo huancaína, una maravilla que me encanta disfrutar. Acompañamos con un merlot Santa Digna, muy apropiado para esta combinación de sabores.

El postre fue compartido, un pie de maracuyá que honestamente se hizo pequeño pero habíamos decidido compartir. Al cierre, como siempre, los cafés negros de rigor.

Quitral : nueva opción en Boulevard Lastarria

Necesitaba cenar urgente, mi hambre me desbordaba y quería probar algo novedoso que rompiera la rutina laboral que ya excede las 12 horas continuas en estos días. Me dirigí al barrio Lastarria y por esas casualidades que celebro a menudo, me encontré frente a un nuevo sitio en ese exquisito boulevard de Lastarria 70. Enfrente de Peztoro, hay una nueva opción que esta noche pondría a prueba.

Un enorme lugar muy bien diseñado, harta madera y espacio, luminarias de filamentos incandescentes muy cool, un aire industrial pero con apego elegante. Dado que cuenta con varios espacios, me fui al más tranquilo y no menos espacioso en el fondo.

Inicié el experimento con una copa de espumante mientras disfrutaba una entrada de locos impresionante, tres locos de buen tamaño cortados por la mitad para contener una salsa de trozos de cebollas y especias a la manera de un ceviche que realmente estaba exquisito.

En la mesa, una caja de madera como metáfora de una panera y una salsa de untar deliciosa, además de una partida de sal en tres presentaciones Sal de mar al orégano, al jengibre y al romero. Un conjunto de posibles sensaciones traídas desde el salar de Atacama.

La carta abundante me dio tarea para elegir el plato de fondo, sobretodo porque la entrada ya era bastante abundante. No obstante ello, pedí un Salmón encostrado en especias acompañado de una base de quinoa, puré de aceitunas,  hojas de albahaca, salsa con tomate cherry y cebollin rostizado. Mientras esperaba el fondo, trajeron un sorbete limón de pica y jengibre para cambiar los sabores, algo que siempre se agradece.

Para acompañar mi plato de cena, incluí una botella de Pinot noir Montes Reserva el que pusieron, como corresponde, en una fuente con agua y hielo. El único detalle es que los mozos no se tomaron la molestia de vigilar cuando mi copa requería atención y finalmente decidí levantarme y traer la botella a mi mesa ya que me molesta mucho esperar.

Si bien es perdonable que en la partida de un restaurante de este nivel haya detalles de servicio, hay que hacer notar que el entrenamiento del personal de servicio es irrenunciable ya que al menos la mitad de la experiencia en un restaurante la construyen los mozos. Un buen café negro cerró la incursión gastronómica.

La comida buena, aunque no excelente, pero tiene gran potencial y espero volver a probar la madurez del local.

El Ancla : sigue siendo un disfrute

Si bien he regresado a este lugar muchas más veces de lo que relato, creo que es hora de hacer justicia y compartir las delicias de una nueva experiencia disfrutable en este especial sitio. Desde el 2011 cuando lo descubrí, quizás lo único que ha cambiado es que cada vez cuesta más conseguir una mesa

Tras una razonable espera, conseguimos una mesa en el primer piso, la carta y un rápido pedido de Kir Royale y Agua mineral junto a esa increíble entrada de Locos con papas mayo. Esto es un clásico y se ha convertido en nuestro fetiche. Saborear esos locos turgentes es una experiencia irrenunciable. Calmada el ansia, buscamos en la carta los platos de fondo, para encontrar un curanto en olla y mi albacora con salsa de mantequilla y alcaparras junto a unas papas salteadas, perfectamente acompañadas con un pinot noir Cefiro del Valle de Casablanca.

Una cena lenta y sensual a pesar del bullicio de la multitud de comensales que llega cada jornada a disfrutar esta buena cocina. Al cierre solo fuimos capaces de compartir una leche asada y esos ricos cafés negros que marcan el fin de una cena y el comienzo de una noche de más disfrutes.

Le Bistrot : rico como siempre

Hace un año que hice un relato de mis visitas a este restaurante y tengo la sensación que solo fue ayer. Había salido sin rumbo desde mi hogar solo con la idea de almorzar algo rico en un sitio tranquilo. La caminata me llevó de mágica forma hacia este boulevard en Providencia en donde siempre encuentro opciones incluso en días festivos. Ubicado enfrente del Rivoli, de la sanguchería La Superior y el Baco, Le Bistrot sigue siendo una gran opción, no solo por su exquisita gastronomía francesa sino también por el impecable servicio que valoro de sobremanera.

Inicié con una fresca botella de agua mineral mientras llegaba mi ansiada sopa de cebollas gratinada. Seguí con un filete de merluza austral con una cremosa y sabrosa salsa que acompañé con una botella de pinot noir del valle de casablanca. Una delicia que disfruté por largo rato mientras leía un nuevo libro que me acompaña estos días.

Para el cierre, por supuesto acudí al indispensable café negro. Qué rico es Le Bistrot!!

Normandie : un buen lugar para disfrutar

Es increíble como pasa el tiempo y cambia el mundo, cambia todo pero aún hay sitios que permanecen y de vez en cuando me animo a revisitar. Tras asistir a un espectáculo en la vecindad, decidimos cenar en el Normandie.

Iniciamos el disfrute con agua mineral gasificada para mi partner y un exquisito kir royale para mis antojos, mientras saboreábamos un magnífico carpaccio de salmón ahumado. Tomando en cuenta el frío de esta noche, dimos la bienvenida a la sopa de cebollas que en este sitio preparan de forma maravillosa.

Para los fondos, un tournedos con papas risti y una trucha rellena que acompañamos con una buena botella de malbec J. Bouchon. Una cena deliciosa que nos permitió una entretenida conversación hasta llegar a los cafés de cierre de la jornada de disfrutes.

Con lugares como éste, dan ganas de volver!!

Nueva cena en Nolita Lastarria : impecable experiencia

Salir a cenar en un buen lugar sigue siendo uno de mis placeres irrenunciables al menos 2 veces por semana. Sin embargo, debo confesar que en este periodo ha sido mucho más frecuente visitando varias veces el rico Olan, La Bifería, El Ancla y el Zocca. Bueno, esta noche los pasos fueron directo al Nolita, un lugar del cual solo tengo sabrosos recuerdos.

Llegamos bastante tarde tras una noche de buen teatro, lo cual nos beneficia con mayor disponibilidad de mesas. Una ágil maniobra del mozo y ya estábamos sentados y con la carta en las manos. Partimos con una entrada compartida de salmón ahumado relleno de ricota, mientras un agua mineral apoyaba a mi partner yo disfrutaba una fresca copa de espumante.

La temperatura muy agradable a pesar del frío que existía en el exterior, nos permitió una agradable conversación en la tranquilidad que se respira en este lugar. Seleccionamos nuestros fondos saboreando mentalmente como sería la grilla de pescados y mariscos que decidimos compartir acompañados de una fresca botella de pinot noir William Cole. Una sorpresa deliciosa de sabor y calidez que disfrutamos lentamente.

Para los postres, exigí esa maravilla que es el ciocolatino, mi postre favorito desde hace un buen rato y que a mi partner fascinó. Del éxtasis dulce pasamos al buen café negro, rito que cierra esta experiencia.

 

Restaurantes revisitados mientras huíamos del calor

Noche calurosa a pesar de ser casi medianoche, camino en búsqueda de algún sitio en donde cenar encontrándome de pronto sentado a una mesa en las afueras del Normandie dispuesto a probar alguna delicia francesa. Es curioso cuanto tiempo ha pasado desde que vine por última vez y sinceramente no tengo objeciones para este restaurante. Partí con mi necesaria agua mineral y de la carta elegí un bien recordado plato, Tournedos de filete acompañado con unas papas risti. Sumé una media botella de cabernet sauvignon de J. Bouchon para disfrutar una tranquila cena.

Otra noche canicular nos sorprende en las inmediaciones del Maldito Chef y la tentación fue irresistible. Partimos con unos pisco sour además de las botellas de agua de rigor. Acompañamos el aperitivo con un ceviche de culto y seguimos con esos sandwiches descomunales, una hamburguesa del chef y un chacarero además de una rica botella de malbec Botalcura. Fantástica conversación hasta el café negro de cierre, cuando ya era muy tarde.

Pensando en un sitio que mi partner no conociera, decidí volver al restaurante Su Merced enfrente del Parque Forestal. Las botellas de agua, seguidas de pisco sour y un vodka con sabores de berries, mientras dudábamos acerca de cual plato saciaría el hambre de una larga jornada. Una albacora con cous cous al limón salteado con almendras y manzana y para mí un arroz frito al estilo oriental con camarones al jengibre, salsa de soya, aceite de sésamo, dientes de dragón y cebollines. Delicias que acompañamos con un petit syrah Carmen reserva. No fuimos capaces de agregar postres por lo que fue bienvenido el buen café.

Un imperdible para cualquier noche es el Capperi y esta noche se nos antojó como la mejor opción para cenar. Instalados en la rica terraza, las habituales botellas de agua fueron seguidas con un pisco sour normal y uno con albahaca que es mi predilección. En esta ocasión decidimos un formato para compartir y pedimos un exquisito suppli al ragú romana y una provoleta y camarones, acompañados de un carmenere Tabalí reserva. Una noche fantástica de sabores que cerramos con el café negro acostumbrado.

Un almuerzo de fin de semana nos llevó al Huerto, restaurante que visito por décadas y que sigue gustándome. Partimos con unos pisco sour receta de la casa exquisitos con una porción de guacamole para compartir mientras llegaban los platos de fondo. Una enorme ensalada Islas Griegas y el contundente Nuevo México que acompañamos con una botella de syrah Chocalán selection.

La siguiente parada para una rica cena fue el maravilloso Peumayen, una verdadera delicia. El viaje ancestral comenzó con Sour palta piña y un Sour Huacatay, sorprendentes. La panera como siempre tan original y deliciosa que dudo que alguien se resista a comerla toda. Para los fondos, un plato de róbalo con salsa de mariscos ahumados y charquicán y para mí un garrón de cordero con papas nativas bien acompañados por una botella de Lagar Aluvión, un ensamblaje de syrah y cabernet sauvignon maravilloso. Para los postres una degustación de las especialidades de la casa, placer por doquier!. Solo nos quedó beber el rico café prensado para despedir esta incursión deliciosa.

Otro almuerzo que casi olvidaba fue en el Mulato del barrio Lastarria. Mi partner y su habitual pisco sour colegial, en cambio yo preferí el aperitivo de la casa llamado Mulato para acompañar un buen ceviche del mercado. Luego unos calugones de congrio y otro plato con blanquillo, el pescado del día, que lo acompañamos con una helada botella de pinot noir Tabalí. Para los postres compartimos un sabroso cheese cake y los cafés correspondientes.

Muchos sabores y ricos lugares nos permitieron salvar esta parte del verano, que afortunadamente ya comienza a refrescar.

 

Masa & Tango : prometedor pero con errores

Esta noche busqué algo distinto para cenar y llegué sin proponérmelo a este lugar que ocupa el espacio del Greca, un sitio que visitaba años atrás. Aunque ya tiene unos 4 meses al menos desde su inauguración, parece que recién está partiendo.

El lugar es muy lindo y esa fue la principal razón por la que decidí ingresar. Sin embargo, tras ubicarme en la mesa que me gustó comencé a sentir esa sensación de incomodidad que a veces me embarga cuando las cosas no fluyen. Claramente es un sitio a la argentina, con fotos de ídolos como Sandro, una carta de masas, pizzas y bife de chorizo como cualquier restaurante bonaerense. Las diferencias se notan en el servicio, una moza muy joven y de marcado acento español, que no maneja la carta de vinos (faltaban varias botellas en el stock), no sabe servir el vino, no obstante es muy amable y agradable por lo cual se puede perdonar el desacierto.

Me convence de aceptar el plato del chef con un nombre que no recuerdo, una suerte de sándwich enorme en donde en vez de pan son unos filetes de pescado, un plato increíble que disfruté junto a una botella de buen vino.

Volveré en un tiempo más para ver si se consolida y se transforma en un sitio imperdible.

Un Krrtrekking por Mendoza

Hace tiempo que tenía la idea de destinar unos pocos días a disfrutar comida y vinos en la vecina ciudad de Mendoza y finalmente llegó el momento oportuno. Una planificación realizada completamente por Internet, implicó pasajes, traslados y hotel garantizados por esa confianza en que los compromisos electrónicos se cumplen. Por supuesto que se cumplen!!

Viajamos en avión y antes de llegar al primer bostezo, ya estábamos en un auto rumbo al hotel cercano a una autopista de Mendoza. Si bien me había parecido una buena idea no quedar en el centro de la ciudad, jamás imaginé que Mendoza fuera tan grande. Ahí aprendí una nueva lección, no siempre las cosas son lo que parecen. En fin, las caminatas tendrían que estar ayudadas con algunos acercamientos en taxi.

La primera noche requería un buen lugar y eso no me lo perdería. El destino sería Anna Bistró en pleno downtown de Mendoza, para lo cual pedimos un taxi que nos hizo el acercamiento. Caminamos por una ciudad repleta de personas y bullicioso comercio. Muchas mesas dispuestas en la calle, verdaderos paseos urbanos que nos invitaban a gozar opciones. Nos sentamos en un sitio a disfrutar un buen café mientras realizábamos el people watching de rigor. La gran sorpresa, muchos niños paseando solo con su padre, parecía una apología al padre soltero y al mismo tiempo, un mensaje subterráneo de como opera esta ciudad.

Tras recorrer los entornos del centro de Mendoza y llegar a la hora fijada por la reserva que había hecho en el restaurante, nos dirigimos al Anna Bistró. Para nuestra sorpresa resultó ser un lugar maravilloso, con una ambientación de lujo, música exquisita y la iluminación de diseño top. Sin haber consumido nada ya estábamos en éxtasis, demasiado lindo el lugar.

Anna Bistró se vanagloria de tener 200 etiquetas de vino disponibles, lo cual es cierto, pues revisando la carta quedamos extasiados de su diversidad. Partimos con el cocktail del día, una mezcla de zumos de frutas y vodka excepcional además de las botellas de agua con y sin gas (nunca coincidimos con mi partner). Para los fondos, Ojo de bife y ensaladas además de una buena botella de cabernet franc  Catena Saint Felicien 2010. Una delicia de cena que concluyó con buen café negro y las ganas de seguir disfrutando esta ciudad que nos daba tan buena bienvenida.

El segundo día, tras un buen desayuno buffet, nos enfrentó a la posibilidad de hacer un tour a las viñas de Mendoza, el principal atractivo de la ciudad. Contratamos el servicio y nos fuimos caminando a hacer tiempo a una zona comercial aledaña. Nada distinto de lo que se puede encontrar en un mall de Santiasco, salvo por la belleza de las argentinas, sobresalientes en su afán de ser bellas. A la hora del encuentro, una VAN pasó a retirarnos del hotel y comenzó el periplo que nos condujo en primer lugar a una gran productora de vinos, Bodegas López, 24 millones de botellas al año!!!. Sorprendidos visitamos las plantas automatizadas en las cuales preparaban el vino, lo añejaban y luego embotellaban. Las barricas de roble de dimensiones gigantescas, los estanques de acero inoxidable y los automatizados procesos de elaboración dejan boquiabiertos a todos. El tour siguió con una visita a una productora artesanal de vinos,  la Viña El Cerno, una verdadera boutique en la que tuvimos la oportunidad de visitar las bodegas subterráneas y degustar vinos maravillosos. Una botella de malbec, cosecha de autor, se vino conmigo a casa. Posteriormente fuimos a una productora artesanal de aceite de olivas, en donde degustamos perfectas variaciones de sabor de aceites con especias, todo lo cual solo nos provocó más hambre. De regreso al hotel, no tardamos en salir nuevamente a disfrutar un buen lugar para cenar. El turno fue para un restaurante italiano muy lujoso llamado Francesco, una exquisitez. Estaba bastante lleno, pero conseguimos mesa y pedimos un agua mineral y el kir royale que tanto me gusta mientras disfrutábamos un carpaccio de filete.  Seguimos con un assiago de pasta y un penne a la siciliana que acompañamos con un merlot Lagarde delicioso. Cerramos, como de costumbre con un buen café negro, para luego ir en taxi de regreso al hotel.

Al siguiente día, decidimos hacer un recorrido más intenso de la ciudad y nos fuimos a visitar el lindo Acuario Municipal en donde encontramos al famosos tortugo de la ciudad, luego fuimos al serpentario Anaconda, un sorprendente lugar, seguido del Museo del Área Fundacional y el Museo de Arte Moderno. Tras muchas cuadras de caminata y registros de graffitis, nos fuimos a buscar un buen sitio en donde almorzar. El objetivo se cumplió en el Hotel Argentino, en pleno downtown y con un merecido premio de Trip Advisor, ya que fue inolvidable el tardío almuerzo que conseguimos en este lugar.Unos ñoquis de remolacha y para mí unos raviolones de berenjenas que acompañamos con una botella de malbec Staphyle Premium, demasiado rico!!. Para los postres, compartimos un queso con dulce y por cierto, buen café.

Mendoza es un gran lugar para disfrutar y prometo que volveré!!