Almuerzo de sábado tranquilo en Junta Nacional

Este día decidí que vagar por la ciudad sin ningún plan era una gran idea, ya que lo único relevante que debía hacer era pasar por un corte de cabellos.

Cumplida la misión, pronto me encontré recorriendo un sitio calculo hace 20 años que no visitaba. Me refiero a la Biblioteca Nacional, un hermoso edificio que hoy en día guarda interesantes sorpresas.

Me topé con una retrospectiva del gran dibujante Pepo, el mismo del famoso Condorito, un linda exposición de pinturas en formato de libros, unas verdaderas esculturas y sobretodo la fascinante arquitectura de un edificio increíble. Las fotos que tomé se mezclaron con un registro fotográfico que hice de una instalación de arte callejera, lo cual después de todo, forma un conjunto estético interesante de la variopinta ciudad de Santiasco.

Volviendo por el Parque Forestal caminé luego por el Parque Bustamante y ahí me topé con un sitio que recuerdo muy bien, un pequeño y rico restaurante llamado Junta Nacional. Un lugar de estilo vintage, bien atendido y especialmente por una chica de jeans ajustados muy atractiva.

Partí por un pisco sour albahaca, una de mis combinaciones sour más recurrentes, luego seguí experimentando con unas machas a la parmesana, que a pesar que tardaron un poco, bien merecían la espera. Deliciosas!!

Para los fondos, quise experimentar un plato que me pareció una versión de mi plato favorito del Liguria. Estos  tallarines mechados estaban de miedo y mejor aún con la generosa compañía de un Tres Palacios  merlot 2009.

Rico y tranquilo almuerzo, es la mejor forma de descansar.

Mechada : una sandwichería que promete

Hace menos de dos semanas que noté que el Naruto transmutaba levemente su presentación y aparecía una nueva oferta gastronómica en el mismo local.

En plena marcha blanca, decidí que valía la pena intentar saber que tal sería la experiencia y hoy, la visitamos con la advertencia que sería la primera vez y si no nos gustaba cambiaríamos de lugar.

El sitio se presenta muy similar a su antecesor, salvo por unas intervenciones en la superficie y los sutiles cambios en el segundo piso, en donde taparon los lindos murales con unas intervenciones textiles. En fin, nada significativo, porque me sentí en casa. asi que tomamos la carta y buscamos disfrutes.

Como es obvio por su nombre, aquí estamos frente a una sandwicheria cuya base es la rica mechada. De la carta se asomaban especialidades de la casa y otras variaciones clásicas. La selección fue óptima, un «Qué mechada», pan baguette con queso amarillo, champignones, cebolla, queso chedar y tocino. El otro fue un «Chacarero», una mechada con tomate, porotos verdes, mayo y aji verde. Todo esta contundencia acompañada de jugos de papaya natural para luego rematar con unos cortos de Absolut Kurant y Pears con Ginger Ale.

Exquisito, aunque se echó de menos lo crujiente del baguette, detalle que deberán cuidar para ser exitosos. Cada sandwich acompañado con papas fritas deliciosas y una gentil atención de una buenamoza morena.

Para ser una marcha blanca, está muy rico y estoy seguro que volveré.

Fomingo en Liguria : siempre salvador

Aunque hoy en día, la gran mayoría conoce que el Liguria es uno de los pocos sitios que se aventura a atender los domingos y con una cocina non stop, la verdad es que hace tiempo que no lo visitaba. La última vez fue muy tarde una noche del festival de jazz de Providencia y para disfrutar una delicia que bien saben cocinar aquí, me refiero a la mechada. Con la delicadeza de muchas horas de cocción lenta, es un imperdible de Santiasco.

Hoy, aún convalesciente de una terrible gripe, no tenía ánimo de cocinar así que tras una reponedora ducha, me dirigí al Liguria más cercano para pedir mi plato favorito, la mechada española con espaguetis y ricota al ciboulette. Previamente solicité mi acostumbrada agua mineral sin gas y elegí una botella de buen merlot. De la abundante carta, salió a la luz un Botalcura El Delirio reserva del 2006, un gran merlot para acompañar mi almuerzo.

Varias mesas ocupadas por la variopinta clientela, que va del familión con suegra incluida, grupos de amigos, parejas de personas mayores y el típico cincuentón con la mina silicona del momento. Me encanta el people watching, mi deporte favorito en este tipo de lugares, te permite aprender de la idiosincrasia chilena y confirmar cuanto mito popular existe en el orbe.

Una partida lenta, matizada por la inexperiencia del mozo (nuevo), pero que sorpresivamente, tras un solapado reclamo que le hice, se puso las pilas y me atendió como un rayo, con precisión y profesionalismo. Imagino que estaba cansado ya que era algo tarde, pero todo cliente se merece ser bien atendido y eso yo no lo perdono.

Tras este apacible almuerzo, bastante voyerista después de todo, me entusiasmé con probar algún nuevo postre y oh, bendición, si lo había, un helado de chocolate con licor araucano (ese licor mitológico de hierbas), que devoré con extraordinario placer.

Pocas personas reparan en la gran cantidad de elementos de decoración en las paredes del local, gran parte del material son fotos antiguas, pero hay una especial selección de iconos gráficos del los tiempos de la Unidad Popular, desde las fotos de Allende, pasando por el Ché, gráficas del canto nuevo, afiches de la CUT de esos tiempos, fotos de Tarzán (muy cierto!!) y otras tantas imágenes retro que se ven muy divertidas en el conjunto. A eso se añade la deliciosa música de piano, tocada por un músico ciego que lleva años aquí, y que constituye toda una revelación estética al combinar baladas francesas, chilenas y música del gran  Patricio Manns. Que rico momento!!

Con las penumbras tempranas del atardecer, salí en un estado de epifanía, satisfecho y con ganas de aprovechar gratamente las horas que quedaban del día. Aunque fuera fomingo!!

Liguria, siempre salva!!!

Disfrutando febrero en Santiasco

El día comenzó muy temprano, pues había paseo a la montaña con mis amigos malayos. A las 6:30 horas preparé la mochila con lo necesario, cargué mi cámara fotográfica y estuve justo a tiempo para tomar el radiotaxi que coordiné la noche anterior y que me conduciría al punto de encuentro con el club en el kilómetro cero de farellones.

Veinte y tres malayos acudimos a la cita y fieles a nuestras reglas, esperamos 10 minutos y salimos rumbo a nuestro destino, el cerro Canoitas. Este es un paseo de montaña de baja dificultad y por ello imagino que tuvimos la presencia de varios malayos en su primera salida.

Canoitas es mucho más agradable cuando esta nevado, ya que en verano el calor se hace sentir. No obstante ello, con el habitual entusiasmo y buena onda, fuimos avanzando por los distintos y hermosos paisajes de esta zona. En esta ocasión yo asumí la función de cerrar la columna, es decir, asegurar que todos los malayos avanzaran y no se extraviaran en el ascenso. Este rol no siempre es bienvenido, ya que implica caminar al ritmo del más lento y a practicar tus mejores dotes de coaching, para entusiasmar a los cansados o más lentos a seguir adelante.

A pesar de mi esfuerzo, a la hora de camino, una chica no dió más de agotamiento, unos nuevos remedios que había comenzado a usar, le juegan una mala pasada y la tuve que ubicar en un lugar de buena visibilidad y con acceso a sombra, con la instrucción de esperar nuestro retorno. Marqué su posición en el gps y seguimos con resto del grupo. tras otra hora y fracción, una pareja muy jovencita, también deciden quedarse hasta ahí y esperar nuestro regreso. Pues bien, otra marca en el gps y seguimos hacia la cumbre.

Instalados ya en nuestro destino, nos dedicamos a nuestro mejor rito, esto es, disfrutar el menú malayo. Por tratarse de un paseo corto y con la posibilidad de regresar a buena hora para almorzar en familia, el despliegue de delicias fue mucho menor que en otras ocasiones, pero con la misma generosidad y buen gusto. De hecho, entre otras cosas, accedí a un exquisito sandwich de carne mechada y tomate en pan ciabatta, un notable ejemplo gourmet.

Tras la consabida fotografía de cumbre, pasé el gps a quien iría en punta para que recogieramos a los malayos que dejamos en el camino e iniciamos el regreso. Una bajada muy rápida para llegar al estacionamiento con los 23 malayos contentos de haber disfrutado un día de montaña. Aquí unas fotos del paseo.

De regreso en casa, tras una deliciosa ducha y cerca de las 16:30 horas, decidí salir a buscar un buen restoran para ese tardío almuerzo. Son pocos los lugares que mantienen la cocina abierta a esa hora, por lo que me fui a la segura hacia el Sacsayhuaman, un lugar de sabrosa comida peruana.

Solo quedaba un par de comensales en etapa de sobremesa, así es que me apresuré a ordenar. Partí con un pisco sour peruano para disfrutar un ceviche tropical, corvina trozada, pulpo, calamares y camarones con frutillas, piña y  mango, cebolla morada y unos toques de albahaca. Exquisito y enorme plato.

Para los fondos, me atreví con una corvina con una crema de alcachofas, salteado de champiñones flameados y dos enormes papas duquesa. Agregué de la exigua carta de vinos, una botella de carmenere Casillero del Diablo, que estuvo bastante bien. Un almuerzo tremendo, ricos sabores y muy buena terraza para almorzar.

Regresé a casa justo a tiempo para encontrarme con un pintor amigo, Hijo Ra, un talentoso artista y como muchos, tratando de sobrevivir de su arte. Me llevaba unas pinturas de su nueva serie y algunas anteriores, con lo cual además de una larga y maravillosa conversación sobre arte, poesía, filosofía, crecimiento personal y un largo etcétera, fui eligiendo varias piezas que me maravillaron y que gustoso le compré. Así nos ayudamos mutuamente y pasamos unas gratas horas juntos. ¿cuando habrá en nuestro país más opciones para gente tan talentosa?

Más tarde, aproveché de ver una película y finalmente me quedé dormido con tantos disfrutes.

Liguria : siempre disponible

Una larga mañana de trabajo con mi gran equipo de proyectos especiales y que se extendió entretenidamente hasta media tarde, se tradujo en que dos de nosotros llegamos a almorzar casi a las 17 horas a uno de los pocos lugares que nunca cierra su sabrosa cocina. Por supuesto que me refiero al Liguria de Manuel Montt.

Instalados en una de las mesas al exterior del local, nos preparamos a disfrutar un buen almuerzo mientras una creciente brisa nos liberaba del calor de la mañana. Partimos con unos kir royale y habida cuenta del hambre y la hora, pedimos una plancha de queso de cabra fundido con rúcula, una contundente y sabrosa entrada para compartir, mientras decidíamos que almorzar.

La selección de un buen plato de fondo nuevamente favoreció a esa mechada extraordinaria con spaghetti y ricota, que con seguridad debe ser el plato que más veces he probado en este sitio. Delicioso!!

Acompañamos el placer gastronómico con una botella del genial ensamblaje Botalcura El Delirio, un reserva de los mejores e ideal para este plato. Fantástica y probadísima combinación.

Para los postres, considerando la hora y la animada conversación, decidimos cambiarlos por un buen ron. Gran idea!!

Liguria : siempre salva

Para nadie es un misterio que el Liguria, en sus diversos y maqueteados sitios, ofrece una rica oferta de sabores y una experiencia muy controlada de sabores filete.

Partir con unas cervezas Stella Artois permite calmar una sed que compensa 32° centigrados en el ambiente. Ya calmados, podemos ir por ese maravilloso plato de mechada italiana, ricota, champiñones y spaghettis que me vuelve loco. Cuanta gracia posee ese plato italiano, pero con sabor chileno, caliente, sabroso y sobretodo contundente a la hora de calmar el hambre. Acompañado de un Tres Palacios Reserva es magnífico.

Por fortuna, almorzar en el Liguria no tiene la carga taquillera de la noche desatada de Santiasco. Si quieres salir a volar y disfrutar sabores y te topas con el Liguria, trata que no sea a la hora de la taquilla.

Liguria, que rica comida y buen servicio!!!

Liguria : almorzando tarde en sábado

El taquillero restorán Liguria es una exquisita opción para almorzar un sábado por la tarde. Es de los pocos sitios en que la cocina no descansa y puedes llegar en horario desusado y pedir alguna delicia.

Quería almorzar tranquilo, sin la habitual muchedumbre que inunda este local, especialmente los fines de semana y de noche. Pues bien, pasadas las 16:30 horas, quedé en estupenda condición espaciotemporal para iniciar mi almuerzo.

Mi plato preferido y una verdadera opción del sabor es el spaguetti con mechada, champiñones y ricota. Para mi gusto personal, Liguria hace la mejor carne mechada que he probado, no solo por lo sabrosa sino porque claramente la hacen en cocción ultralenta de manera que es posible trozarla solo con el tenedor. Es blandísima y generosa.

Una botella de Reserva Merlot de Leyda (Valle Rapel) vino a ser consorte genial con el plato y sobretodo con mi paladar. Estupendo almuerzo.

Ojalá se pudiera cenar en las mismas condiciones en este sitio, creo que sería fantástico.