Almorzando tarde en Don Peyo : delicias chilenas

Tras una rica incursión por el cerro San Cristóbal pasado el mediodía, me encontré de regreso después de las 15 horas en casa. Hambriento como siempre o casi siempre, me duché pausadamente pensando en donde calmaría mis ganas de comer algo rico y a mi mente se vino el recuerdo de un sitio de comidas chilenas que suele atender hasta tarde en fomingos como hoy.

Mis pasos seguros solo se detuvieron cuando estuve instalado en la rica terraza del segundo piso de Don Peyo, lugar que he disfrutado muchas veces, especialmente en fines de semana.

Inicié el placer con una vaina, mientras disfrutaba las sopaipillas calientitas y pebre de tomate que constituyen la bienvenida habitual de este sitio. Procedí a revisar la carta para elegir una rica plateada al horno (la especialidad) con salsa a la pimienta, un acompañamiento de papas cocidas y un puré de paltas.

Las papas cocidas se sienten mejor con un toque de aceite de olivas y luego con unos toques de pimienta fresca cortada (no molida). Un almuerzo abundante y que se merecía un rico vino, un Quatro de Montgras 2009 (delicioso ensamblaje de cabernet sauvignon, syrah, carmenere y malbec).

Almorcé junto a familiones de 5 o más integrantes, varios de ellos en divertido trance, lo que me hace siempre preguntar si para ser entretenido debemos destronar las máscaras con alcohol. Porque no ser divertidos simplemente porque es rico?-

Estuvo exquisito este almuerzo y sobretodo por la excelente atención de Eduardo, un gran mozo del lugar. El cierre fue promocionado por él, con una pequeña copita de un licor que me agrada mucho, Araucano, basado en 23 hierbas medicinales y considerado el único bitter realmente digestivo. Después de tantos años probándolo, yo lo creo.

Confitería Torres : sabroso almuerzo

Otro día en santiasco y con ansias de probar algo rico en la zona centro. Salí sin rumbo hacia la alameda y de pronto decidí que debía caminar al poniente. Tomé la vereda sur y caminé unas cuadras para comenzar a sentir que era un buen momento para revisitar un viejo conocido. Sin pensarlo más de una vez, me vi sentado en una mesa de la Confitería Torres y dialogando con el querido «tata», el mesero más antiguo del local y fuente de innumerables anécdotas. Aunque reconozco a muchos mozos del local, es inobjetable que el «tata» es quien le da ese aire tan particular al sitio, además que de verdad se esmera en atender bien aunque «a la antigua».  Despierta ternura su estilo sencillo y sin aspavientos, además que sus recomendaciones son simplonas pero muy efectivas. Los otros mozos lo molestan permanentemente, obstaculizándole el paso y riéndose de su mal humor, es como un niño!!.

Partí con mi imperdible botella de agua mineral sin gas, preludio de todo lo demás. Una entrada de palta cardenal exquisita, cuanto deseaba probar algo fresco y sabroso tras una semana espantosamente densa.

Ya repuesto, urgueteé la carta un poco y volví a caer con un clásico del lugar, un filete a la pimienta acompañado con un puré de garbanzos. la compañía ideal llegó en la forma de un cabernet sauvignon 2009 reserva de Pérez Cruz al que debo añadir esos solos de piano en vivo que son parte de la magia del lugar. Un pianista solitario que repasa temas deliciosos de películas o maravillas de Edith Piaf o bien clásicos inolvidables del tango.

Para los postres, no pudo ser más oportuno el saborear un rico helado de harina tostada. Qué rico!!

Almuerzo de negocios en Bristol : impecable como siempre

He visitado este fantástico restoran muchas veces y no me canso de su calidad a toda prueba. El Bristol ahora se presenta co un formato de bistro, algo un tanto inusitado, pero en la práctica implica que trasladaron el lindo comedor, hacia la zona del bar y hall del hotel. Como siempre, con gran estilo y elegancia. A ese lugar llegué para reunirme con la plana mayor de un proveedor de mi empresa. Una cita para conocer nuevos gerentes y mapear aspectos de mejoras en la relación contractual.

Considerando que elegir almorzar fue la única opción para combinar disponibilidad horaria de todos, nos pusimos rápidamente en campaña. Partimos con  entradas compartidas de selección de mariscos, locos en tres combinaciones como chupe gratinado al horno, con palta sobre papas nativas, y tinturado en quinoa con salsa verde. Una fantástica combinación de sabores y preciosa presentación.

La oferta de la carta, siempre exquisita del lugar, me tentó  rápidamente para los fondos con  unos rollos de pescado de roca con salmón ahumado a la plancha, acompañado con un seco de porotos granados con pilco y espuma de albahaca. Maravillosa idea!!-

Otros eligieron de fondo la merluza austral dorada en aceite de olivas con salsa de crustáceos al estragón sobre papas michuñe y habas con luche al limón y el filete de corvina con pilpil de camarones y pulpo, pastelera de choclos con tomate y queso chanco, espárragos salteados con aceitunas y brotes de coihue. Hay que reconocer el virtuosismo del chef para crear platos tan notables!. Todo acompañado por unas copas de pinot noir de William Cole Alto Vuelo.

Una cita de estricta duración, una hora disponible y que ni siquiera me permitió gozar de un buen postre y un café como habría sido ideal. No obstante ello, fue la maravilla habitual que hace que este sitio sea imperdible.

Almorzando en Jofré : un lugar sencillo y delicioso

Hace un par de años que no venía a mi mente la buena idea de volver a probar un lugar del cual tengo ricos recuerdos. Se trata del restoran Jofré en la calle homónima cerca de Lira. Hogareño debería decir al describir el sitio con su gran cocina integrada en el comedor y en donde se preparan a la vista de todos los platos y que a pesar de ello, ningún problema con los olores y la acogedora sensación de estar en casa.

En días marcados por las altas temperaturas, no lo pensé demasiado para dirigirme a la terraza en el patio lateral del local, en donde estaba una mesa esperándome. Hoy tenían dos menús con dos opciones de platos cada uno y preparados como siempre de acuerdo a los insumos frescos que se eligen temprano cada mañana para cocinar.

Tanta era mi sed, que partí con una helada cerveza con la cual recuperaría el estado de armonía indispensable para disfrutar lo que comería a continuación. Decidí mis platos y me quedé con una entrada de ensalada chilena y un fondo de reineta al ajillo con arroz al curry y ensaladas verdes. Una combinación exquisita de sabores que acompañé con una copa de un sabroso carmenere.

Fue un almuerzo tranquilo y bajo la sombra de los quitasoles que dan el agrado en esa rica terraza, finalmente para el postre, ricos y fríos trozos de sandía.

Me gustó regresar al Jofré, buena y sencilla cocina ysobretodo  buen lugar!!

Vichuquén : un almuerzo fantástico

Un lugar extraordinario para esos días en donde almorzar en Santiasco centro es una necesidad más que digestiva. Requería imperiosamente un lugar para estar conmigo y mis cavilaciones, sin interrupciones y sobretodo plenamente disfrutable. Ese lugar se llama Vichuquén.

Pocos comensales y bastante distribuidos en el gran salón del restaurant. Valoro especialmente el espacio entre las mesas, la elegancia y esa tranquilidad insospechada para un sitio en una calle de alto tráfico. Me instalé en una mesa al lado del ventanal para tener suficiente luz natural y poder leer unas notas que portaba. Llegó mi agua mineral sin gas y me dispuse a revisar la carta.

Mientras seleccionaba mi plato, llegaron dos paneras, una con panecillos amasados y otra con sopaipillas calientitas. Un pote con mantequilla y otro con un pebre exquisito. Me devoré las sopaipillas con el pebre, malditamente adictivas.

En la carta, un plato me sedujo rapidamente, un filete de vacuno con una salsa chamán y puré de habas. La salsa con base de vino contenía cebollitas y champiñones trozados y unos minúsculos cubitos de tocino, francamente deliciosa, un toque perfecto para el gran trozo de filete. El pote de greda sobre el mismo plato contenía el puré de habas y alrededor una selección bolitas de verduras cocidas al dente (papas, zanahorias, zapallitos italianos). Un plato del que habría disfrutado mucho repetirmelo. Maravilloso y muy bien acompañado por una copa de Malbec gran reserva de las viñas del hotel (zona de Santa Cruz).

Con tanto disfrute, recuperé rápido mi lucidez y pude darle sentido – finalmente – al proyecto que daba vueltas en mi mente desde la mañana y que necesitaba resolver. Para celebrarlo, elegí una opción de buffet de postres y elegí tres delicias, una tarta de pastelera y cubierta de membrillo, un trozo de kuchen de nueces y pasas y un vaso con una versión sabrosísima de suspiro limeño. Notables sabores.

El tiempo apremiaba mi salida, por lo que junto a la cuenta solicité mi café negro, el cual llegó acompañado con un plato de dulces chilenos en miniatura, qué ricos y delicados bocados!!. No solo resolví lo que preocupaba a mi mente sino que recuperé la alegría que andaba un poco agotada esta semana.

Vichuquén, verdaderamente topísimo.

Comida bien chilena : disfrutando Don Peyo

Este día decidí dormir hasta que me diera calambres y eso ocurrió alrededor de las 14 horas. Con mucho hambre desperté y en vez de tomar un tardío desayuno, me pareció mejor opción darme un gustoso almuerzo en algún buen lugar.

Tras una rica ducha, barajé opciones y me pareció que era el día adecuado para comer comida típica chilena, algo exótico, entendiendo que salvo por un plato, toda la comida chilena no es chilena. Salvado el discurso académico, hay un lugar que puede ser un buen representante de los sabores «chilenos», así que mis pasos fueron presurosos sorteando  la canícula para llegar al Don Peyo en el barrio Manuel Montt.

Por la hora, la gran mayoría que suele llenar este local, ya se había ido a tomar su siesta, lo que me dejó solitario y muy ventajoso en la terraza del segundo piso. Partí con una vaina, mientras llegaba el pan amasado y el pebre, algo indispensable para ir tomando el ritmo de lo que viene.

Pedí unas machas a la parmesana, que menos para iniciar el disfrute. Conseguí pimienta fresca para hacer unos cortes deliciosos de pimienta sobre las machas y el abundante queso, ante la mirada un tanto curiosa del mozo. Nada más delicioso que mascar esos trocitos de pimienta que te sorprenden mientras saboreas tu plato.

Acto seguido, el único plato verdaderamente chileno, un charquicán con huevo frito. Mmmmhhh, maravilloso!!!. Añadí una botella de Malbec Reserva de Montes 2009, para amplificar el placer.

Tuve una simpática conversación con el mozo, quien estaba profundamente extrañado por mis ritos de degustación, lo que dió espacio para un agradable intercambio de opiniones acerca de vinos y comidas.

Grande Don peyo, un baluarte de la comida chilena.

The Clinic : un divertido almuerzo laboral

Suelo incentivar el lado B de mi equipo y a veces creo que ya no necesitan estímulo alguno. Me sorprendieron con la organización de un almuerzo para todos los que quisieran asistir y a un lugar bastante taquillero y con una muy adecuada relación de precio – beneficio. Una gran forma de concluir el año, un año lleno de eventos desacostumbrados, con muchísimas y fuertes emociones y también con enormes desafíos que supimos atender.

Alrededor de las 14:30 horas un buen lote de compañeros laborales nos dimos cita en el divertido local de The Clinic, un sitio que ya habíamos probado y que era ideal para un encuentro de todos los miembros de la gerencia con ganas de pasarlo bien. La reserva nos aseguró un rincón muy apropiado para alojar a los prendidos de siempre y a los que se animaron en esta ocasión.

Ubicado en una casona maravillosa que alguna vez alojó un teatro, la sede de un partido político, la rica Casa Abarzúa, es ahora el territorio irreverente y especialmente simpático de The Clinic, hijo putativo del pasquín que nos hace reir periodicamente en los kioscos.

Partimos deleitándonos con unos frescos borgoñas, pan y mantequilla, unos ricos ceviches para compartir, mientras se las arreglaban para traer más de 20 platos a la vez. Como había mucha buena onda, no importó demasiado el tiempo de espera, ya que hay material más que suficiente para entretenerse, desde la carta (una pequeña y diverttida revista), los textos en las paredes (demasiado divertidos, desde discursos políticos de los 70’s pasando por imbecilidades propias de la dictadura, hasta fantásticas frases de los «inteligentes» políticos chilenos), también un monitor de TV en donde se puede disfrutar de divertidos cortos.

Yo estaba con los minutos contados así es que aproveche los pitutos para acelerar la llegada de mi plato y pude almorzar a tiempo (una corteira, fiel contrapunto para la longueira que otros pidieron) para poder volver a mi pega a atender una importante reunión que cerraba mi año laboral.

The Clinic, divertido restobar en Santiasco!!!

Liguria : siempre disponible

Una larga mañana de trabajo con mi gran equipo de proyectos especiales y que se extendió entretenidamente hasta media tarde, se tradujo en que dos de nosotros llegamos a almorzar casi a las 17 horas a uno de los pocos lugares que nunca cierra su sabrosa cocina. Por supuesto que me refiero al Liguria de Manuel Montt.

Instalados en una de las mesas al exterior del local, nos preparamos a disfrutar un buen almuerzo mientras una creciente brisa nos liberaba del calor de la mañana. Partimos con unos kir royale y habida cuenta del hambre y la hora, pedimos una plancha de queso de cabra fundido con rúcula, una contundente y sabrosa entrada para compartir, mientras decidíamos que almorzar.

La selección de un buen plato de fondo nuevamente favoreció a esa mechada extraordinaria con spaghetti y ricota, que con seguridad debe ser el plato que más veces he probado en este sitio. Delicioso!!

Acompañamos el placer gastronómico con una botella del genial ensamblaje Botalcura El Delirio, un reserva de los mejores e ideal para este plato. Fantástica y probadísima combinación.

Para los postres, considerando la hora y la animada conversación, decidimos cambiarlos por un buen ron. Gran idea!!

Doña Inés : rico lugar en Ñuñork

Arriba de mi cleta llegué a Plaza Ñuñoa en búsqueda de un buen sitio de almuerzos. Para mi sorpresa, muchos de los lugares que frecuento, estaban cerrados. Desconozco si cerraron porque era bastante tarde para un almuerzo o simplemente no abrieron, esperando quizás, hacerlo solo por la noche.

Mi instinto y sobretodo el hambre, me llevó a explorar un poco más y así encontré abierto y con varios comensales todavía almorzando, al restaurant Doña Inés. Qué fortuna, no soy el único que almuerza tarde hoy.

Si bien ya he estado antes en este lugar, incluso también cuando era otro restaurant (el rico Madras), siempre mantengo abierta la posibilidad del asombro.

Ingresé a la terraza con mi linda cleta, elegí una mesa y pedí una indispensable botella de agua mineral. Uff, estaba sediento. La música lounge y algo de chillout estaba de miedo. De la carta, lo primero que me llamó la atención fue un inserto con platos típicos chilenos aunque preparados a la manera especial que tiene este sitio. Sin embargo, mi hambre buscaba carne. Mis ojos se ensartaron en un filete de res recubierto con una pasta de aceitunas y acompañado de un pastel de plenta al queso de cabra. Fascinante!!!

Para acompañar la delicia seleccionada, nada mejor que una botella de un reserva cabernet sauvignon de De Martino. Sabroso y corpulento, por lo cual atinaba genialmente con mi plato. Comí lentamente, saboreanmdo cada trozo de carne y solo alterando un poco el sabor del pastel con pimienta fresca, uno de mis vicios en la cocina.

Terminado mi filete, me entusiasmé con un postre que me guiñaba un ojo desde la carta. Una tarta de chancaca al queso crema sobre una fantástica salsa de naranjas con un gratinado de chocolate. Maravillosa!!!

Para el cierre, nada mejor que una pequeña y concentrada taza de café negro. Solo restaba subirme nuevamente a mi cleta y regresar a casa. Excelente almuerzo!

Bar Unión : la tradicional Unión chica

Una picada bastante especial, con pretensiones de gran restaurant es un lugar que congrega a todo tipo de comensales en la calle Nueva York. Nadie espera que sea similar a su homónimo Club de la Unión y quizás ello la hace tan especial.

He visitado este lugar por más de 15 años y la verdad es que me sigue gustando, a pesar de la lentitud de la cocina, a la extraña parsimonia de sus eternos mozos y quizás esa sensación descuido que a veces te hace pensar en otras variantes de evaluación.

Lo concreto es que la comida es rica y se puede disfrutar ésta o bien el paisaje, desde esos matutinos alcohólicos en busca de su dosis alcohólica que detenga el delirium tremens, hasta ese turista emocionado por estar en un lugar genuinamente chileno y popular.

En esta ocasión, un almuerzo de trabajo con mi especial cómplice, amigo entrañable, con quien vamos venciendo paso a paso las vicisitudes del poder instalado en la burocracia que somete a mi lugar de trabajo (el formal) y de paso dibujar oportunidades en el espacio de las posibilidades del resto (lo no formal).

Claramente, no fuimos especialmente creativos, ya que dominó el apetito y los aromas que se adivinaban desde la cocina. Hoy fuimos derecho a los lomos a lo pobre. Grandísimos deleites!!!

Tras engullir marraquetas (también llamado pan francés) con mantequilla junto a una gaseosa, llegaron esos enormes platos de carne, cebolla y huevo frito y las infaltables papas fritas, olorosas y disfrutables componentes de este plato tradicional y que no tardamos en devorar. Ayy!!!, el hambre a veces es imposible.

En casi una hora de degustes, engullimos este plato pop y conversamos hasta el hartazgo. Buen disfrute para una reunión de trabajo.

En fin, solo puedo añadir que La Unión Chica es un sitio que se puede disfrutar mucho especialmente si se tiene tiempo para comer y apreciar el people watching delicioso que ofrece.