Casa Lastarria : una travesía dominguera

Para el último fin de semana del 2010 tenía planificado algo especial, pasar el año nuevo en la zona de El Plomo, un increíble cerro de la cordillera central. Ya nos habíamos animado, una semana antes, un grupo de 9 malayos y todo iba bien hasta unos días antes. El clima en la cordillera comenzó a deteriorarse progresivamente. Día tras día fuimos observando como el pronóstico climático de cordillera pasaba de chubascos el domingo por la tarde hasta llegar a chubascos en la tarde del viernes y tormentas eléctricas el domingo. En fin, sería para otra ocasión.

Bajo esas condiciones, debí repensar que haría en ese fin de semana largo que fuera entretenido. El viernes lo dediqué a juntarme con algunas amistades y a escribir, el sábado fue el día de paseo en cleta por el Parque Metropolitano, incluyendo por supuesto la visita a la cumbre del San Cristóbal y un largo recorrido por un Santiasco silencioso. Qué grato es pasear por la ciudad cuando está casi vacía y la gran mayoría está durmiendo o descansando de la resaca de año nuevo.

El último día lo dejé para un buen tour de museos y en especial las muestras fotográficas que hay en el Bellas Artes. Están increíbles!!

Las exposiciones Fuera de Lugar: Consideraciones sobre arte, ciudad y urbanismo es buena, pero la que es notable es  La Victoria de Todos. Las fotos de Oliver Hartley Byn y los rostros que toma Teodoro Schmidt, sin dejar de admirar lo cotidiano y juguetón de las fotos de Arthur Conning. Preciosa muestra!!

Bueno, el hambre es un importante vector en mis caminatas, por lo que casi sin darme cuenta, estaba sentado en la rica terraza de Casa Lastarria. lugar que comparte con el exquisito Café Urriola y prontamente con un local del Nolita.

Casa Lastarria es un local de hermosa fachada (lo único que sobrevivió de una espectacular casona del barrio) y que se integra muy bien en el entorno creado por el proyecto inmobiliario que dió origen a esta zona. La terraza, claramente lo mejor para esta época y especialmente porque no había demasiada gente.

Partí solicitando mi botella de agua sin gas, pedido que tuve que hacer tres veces porque los jovenes mozos lucían bastante extraviados (supongo que es el post año nuevo). Revisé la pequeña carta del lugar y pude apreciar que hay pocas pero interesantes opciones para servirse algo rico. De hecho me tenté con una lasagna de berenjenas, pero cambié de opinión cuando encontré un congrio a la plancha con una salsa de papayas al pisco acompañado de una buena porción de quinoa en jugo de naranjas y jenjibre. Añadí una botella de pinot noir Las Brisas de Leyda y tras unos toques de pimienta fresca al plato, me dispuse a disfrutar. Exótico y rico el contraste de sabores y texturas. Buena cocina aunque hay mejoras posibles!

Para el postre un marquis de maracuyá vino de maravillas y al cierre un buen café negro como a mi me gusta.

El servicio claramente lo más deficiente, pero el lugar es lindo y merece ser considerado.

The Clinic : un divertido almuerzo laboral

Suelo incentivar el lado B de mi equipo y a veces creo que ya no necesitan estímulo alguno. Me sorprendieron con la organización de un almuerzo para todos los que quisieran asistir y a un lugar bastante taquillero y con una muy adecuada relación de precio – beneficio. Una gran forma de concluir el año, un año lleno de eventos desacostumbrados, con muchísimas y fuertes emociones y también con enormes desafíos que supimos atender.

Alrededor de las 14:30 horas un buen lote de compañeros laborales nos dimos cita en el divertido local de The Clinic, un sitio que ya habíamos probado y que era ideal para un encuentro de todos los miembros de la gerencia con ganas de pasarlo bien. La reserva nos aseguró un rincón muy apropiado para alojar a los prendidos de siempre y a los que se animaron en esta ocasión.

Ubicado en una casona maravillosa que alguna vez alojó un teatro, la sede de un partido político, la rica Casa Abarzúa, es ahora el territorio irreverente y especialmente simpático de The Clinic, hijo putativo del pasquín que nos hace reir periodicamente en los kioscos.

Partimos deleitándonos con unos frescos borgoñas, pan y mantequilla, unos ricos ceviches para compartir, mientras se las arreglaban para traer más de 20 platos a la vez. Como había mucha buena onda, no importó demasiado el tiempo de espera, ya que hay material más que suficiente para entretenerse, desde la carta (una pequeña y diverttida revista), los textos en las paredes (demasiado divertidos, desde discursos políticos de los 70’s pasando por imbecilidades propias de la dictadura, hasta fantásticas frases de los «inteligentes» políticos chilenos), también un monitor de TV en donde se puede disfrutar de divertidos cortos.

Yo estaba con los minutos contados así es que aproveche los pitutos para acelerar la llegada de mi plato y pude almorzar a tiempo (una corteira, fiel contrapunto para la longueira que otros pidieron) para poder volver a mi pega a atender una importante reunión que cerraba mi año laboral.

The Clinic, divertido restobar en Santiasco!!!

Liguria : siempre disponible

Una larga mañana de trabajo con mi gran equipo de proyectos especiales y que se extendió entretenidamente hasta media tarde, se tradujo en que dos de nosotros llegamos a almorzar casi a las 17 horas a uno de los pocos lugares que nunca cierra su sabrosa cocina. Por supuesto que me refiero al Liguria de Manuel Montt.

Instalados en una de las mesas al exterior del local, nos preparamos a disfrutar un buen almuerzo mientras una creciente brisa nos liberaba del calor de la mañana. Partimos con unos kir royale y habida cuenta del hambre y la hora, pedimos una plancha de queso de cabra fundido con rúcula, una contundente y sabrosa entrada para compartir, mientras decidíamos que almorzar.

La selección de un buen plato de fondo nuevamente favoreció a esa mechada extraordinaria con spaghetti y ricota, que con seguridad debe ser el plato que más veces he probado en este sitio. Delicioso!!

Acompañamos el placer gastronómico con una botella del genial ensamblaje Botalcura El Delirio, un reserva de los mejores e ideal para este plato. Fantástica y probadísima combinación.

Para los postres, considerando la hora y la animada conversación, decidimos cambiarlos por un buen ron. Gran idea!!

Doña Inés : rico lugar en Ñuñork

Arriba de mi cleta llegué a Plaza Ñuñoa en búsqueda de un buen sitio de almuerzos. Para mi sorpresa, muchos de los lugares que frecuento, estaban cerrados. Desconozco si cerraron porque era bastante tarde para un almuerzo o simplemente no abrieron, esperando quizás, hacerlo solo por la noche.

Mi instinto y sobretodo el hambre, me llevó a explorar un poco más y así encontré abierto y con varios comensales todavía almorzando, al restaurant Doña Inés. Qué fortuna, no soy el único que almuerza tarde hoy.

Si bien ya he estado antes en este lugar, incluso también cuando era otro restaurant (el rico Madras), siempre mantengo abierta la posibilidad del asombro.

Ingresé a la terraza con mi linda cleta, elegí una mesa y pedí una indispensable botella de agua mineral. Uff, estaba sediento. La música lounge y algo de chillout estaba de miedo. De la carta, lo primero que me llamó la atención fue un inserto con platos típicos chilenos aunque preparados a la manera especial que tiene este sitio. Sin embargo, mi hambre buscaba carne. Mis ojos se ensartaron en un filete de res recubierto con una pasta de aceitunas y acompañado de un pastel de plenta al queso de cabra. Fascinante!!!

Para acompañar la delicia seleccionada, nada mejor que una botella de un reserva cabernet sauvignon de De Martino. Sabroso y corpulento, por lo cual atinaba genialmente con mi plato. Comí lentamente, saboreanmdo cada trozo de carne y solo alterando un poco el sabor del pastel con pimienta fresca, uno de mis vicios en la cocina.

Terminado mi filete, me entusiasmé con un postre que me guiñaba un ojo desde la carta. Una tarta de chancaca al queso crema sobre una fantástica salsa de naranjas con un gratinado de chocolate. Maravillosa!!!

Para el cierre, nada mejor que una pequeña y concentrada taza de café negro. Solo restaba subirme nuevamente a mi cleta y regresar a casa. Excelente almuerzo!

Dominó : la solución a las contingencias gastronómicas

Hace ya varios meses que inventamos el concepto, cada vez que alguno de nosotros siente ese hambre brutal que no resiste demoras, anunciamos al resto que estamos en contingencia.

Aunque sea extraño, este episodio de contingencia se repite varias veces a la semana y nos obliga a salir en patota a comer algo rico en el local más cercano del Dominó. Tenemos la suerte que tenemos 2 locales en las inmediaciones, por lo que satisfacer las exigencias gastronómicas se convierte en un rápido y delicioso trance.

Definido como un local de sandwiches rápidos y deliciosos, el Dominó es probablemente el lugar al que más hemos visitado en los últimos años y cada vez ha sido ocasión feliz para la satisfacción placentera del impulso digestivo. ya he comentado antes este sitio y sigo reconfortado con su servicio.

Hoy, ya pasadas las 18 horas, se desató la contingencia y fue inevitable saborear un buen Italia y otra Dinámica Tomate abajo, maravillosa adicción. Debo destacar que ya ayer habíamos improvisado un desayuno cumpleañero delicioso!!!

Calidad, sabor y rapidez se potencian en este lugar.

Django : celebrando una vuelta más alrededor del sol

Una gran idea de los creativos de mi gran equipo laboral nos llevó a esta picada céntrica a celebrar en conjunto que nuevamente se cumplió un ciclo y que bien vale la pena disfrutarlo.

Este restorán ya se ha merecido una nota anteriormente y no es precisamente por su gran diseño o la cuidada atención, sino por el ambiente, una especie de fonda permanente con clásicos de la comida chilena, perniles, chuletas, pichangas y otras delicias que requieren un sistema digestivo en buenas condiciones.

Con unas jarras del famoso terremoto y un par de pichangas grandes comenzó el viaje por los sabores pop, mientras reíamos y contábamos anécdotas de este último periodo. Posteriormente llegaron los platos de fondo, enormes y sabrosos. Varios de nosotros elegimos una suerte de plato del día, un Django, pernil y dos chuletas acompañadas con papas cocidas y ensalada chilena. Una delicia que involuntariamente recordaría el resto del día.

Es rico celebrar y mucho mejor cuando lo hace un gran equipo!!!.

Krrtrekking en Punta Arenas : delicioso paseo

Este viaje a Punta Arenas lo armé a principios del año, cuando en un afortunado evento, LAN remató pasajes a muchos lugares de Chile. Ahí aproveché de comprar varios boletos y uno de ellos me llevaba al fin del mundo en junio.

Tras instalarme en un lindo hotel en Avenida Colón, partí a buscar un buen almuerzo.  Lo encontré en  el restoran La Luna, un bonito y acogedor lugar atendido por sus propios dueños. Tras un aperitivo exquisito, el calafate sour (un sour basado en un berrie endémico de la zona), me fui por la especialidad de la casa, el chupe de centollas, que estaba increíble y mejor aún con la botella de pinot noir (Cono Sur Reserva 2007) que elegí para la ocasión. Se sumó al placer el rico pan amasado calientito y las salsas de untar. Cabe destacar la buena selección de música blues brasileños y Caetano Veloso, con blues y bossa. Una buena copa de helado de chocolate cerró esta incursión. Exquisito!!

Por la noche, auspiciado con una luna llena maravillosa, me fui al Santino, un restopub ondero, con buena música,harta gente a pesar del frío (algo permanente, pero manejable con buena ropa). En la música sorprende la selección  de gotan project y la evidencia de muchas mesas con solo mujeres. Es extraño el fenómeno, pero mi hambre se saciaba con un enorme Barros Luco y un combinado con ron. Fantásticos!!.

Como era relativamente temprano, me fui al Club Madero un bar en donde habían DJ’s en vivo. Buena música y buenos videos. Además del jugo que daban varias mesas, tanto de hombres y mujeres, pronto decidí que no estaba disponible para los mensajitos de las minas, asi que decidí terminar esta incursión nocturna e irme al hotel-

Partió un nuevo día con un delicioso desayuno en el último piso del hotel, un gran mirador de la ciudad y del Estrecho de Magallanes. Inicié un periplo delicioso visitando el Museo regional de Magallanes, un maravilloso Palacio de la familia de pioneros  Braun-Menéndez que de verdad sorprendió.

Continué el paseo visitando el famoso museo maggiorino Borgatello de la comunidad religiosa salesiana, una maravilla de conocimientos y calidad de presentación de la historia de la zona. Seguí por Avenida Bulnes hasta encontrar el famoso monumento de bronce que recuerda al ganadero de la zona y caminé varios kilometros por el parque precioso. Los restos de nieve y hielo fueron un contrapunto magnífico para mi incursión y alimentaron el hambre que pronto iría a satisfacer.

La visita al cementerio fue increíble, pocas veces había encontrado un lugar tan hermoso, a pesar que he sido visitante asiduo de cementerios en muchos lugares, algo me atrae y no se que es. Los árboles tan deliciosamente recortados que hacen una delicia del parque y cuesta darse cuenta que estás en un cementerio.

De regreso, hambriento como casi siempre, me fui al almuerzo en Sotito’s Bar, un sitio estupendo en la zona cercana al puerto de Punta Arenas. En la partida, un rico kir royale, tras revisar la extensa carta, me definí una entrada de buen nivel, 3 locos grandes sobre un colchón de lechuga cortada al hilo (como a mí me gusta). En la música Vangelis, así es que elegí para los fondos un filete magallánico,  un filete relleno con centollas con salsa al romero, ajo y papas Loreto. Acompañé con un syrah Barrica Selección de Santa Carolina, para formar un conjunto armonioso y disfrutable.

Para el siguiente día, un desafío interesante. Me levanté a las 4 AM para ser recogido a las 5 AM e iniciar un periplo delicioso hacia Puerto Natales y Torres del Paine. Un grupo bastante variopinto cuyo único norte era visitar la belleza, algo que siempre comparto. Tras varias horas de viaje por un camino lleno de nieve y hielo,  llegamos a Puerto Natales y tras cargar combustible nos fuimos directo a la Cueva del Milodón. Que lindo espectáculo, una cueva abierta por la acción de un glaciar y que fue residencia de un animal extraordinario como el Milodón. La cueva es de proporciones sorprendentes y no es difícil imaginar todo lo que pudo ocurrir en esas épocas.

El viaje continuó hacia Cerro Castillo en donde desayunamos en un café precioso (el típico monopolio turístico al que todos llegan sin proponérselo), un barros luco y un café con leche eran necesarios en mi cuerpo. De ahí en adelante fue una avalancha de sensaciones, estuve a metros de guanacos salvajes, ariscos ñandús y paisajes maravillosos. Perdí la cuenta de los lagos que disfruté, algunos sorprendentes como el Lago Sarmiento, la Laguna Amarga, el lago Nordenskjold, las Mellizas y el increíble Lago Pehoé. Nota aparte tienen el lago Grey, el Salto Grande, el río Paine  y el Lago Toro, las cuales disfruté bajo condiciones extremas, varios grados bajo cero, un viento de miedo y la nevazón interminable. Maravilloso!!!

Al regreso de este paseo de casi 1000  km, necesitaba una buena cena. Así es que fuí al restoran Puerto Viejo para comer algo típico. Allí partí con un rico bitter batido, para luego saborear un cordero al ruedo  en tres cortes, paleta, costilla y pulpa con un acompañamiento de papas al perejil, un formidable chimichurri y un Montes Reserva malbec que sintonizó al 100% con la comida.

El siguiente día me enfrentó con el almuerzo en Jekus, un pretencioso lugar, casi tanto como el rico restorán que probé con la familia de mi hermana que vive en Punta Arenas, llamado Status.

Aún con luna llena, decidí una cena en mi hotel, con ese mirador que hace que toda la ciudad esté a la vista y sobretodo esa hermosa luna. Me gusta demasiado disfrutar y dejé algunos registros de esta aventura aquí

Punta Arenas, la lleva!!!

Bristol : la excelencia de una gran experiencia

Un lugar céntrico de gran nivel para celebrar un lindo cumpleaños probablemente conducirá a muchos a este restoran del Plaza San Francisco.

Llegamos a buena hora para elegir una excelente ubicación en el elegante salón  y contar con la buena calidad del servicio que ofrece este lugar. Música ambiental bien seleccionada y un fondo de silencio a pesar de estar en pleno Santiasco. Las revoluciones bajan y comienza el disfrute.

Una gaseosa y mi agua mineral de costumbre, para una vez elegidos los fondos, pasar al buffet con esa increíble variedad de sabores que siempre existe en este sitio. Volqué en mi plato una variedad enorme de opciones, ceviche, un bouquet de pulpo, jamón serrano, una terrina sobre pera, calamares apanados, aceitunas, queso azul y varias otras delicias que me permitieron improvisar combinaciones exquisitas de sabores, mientras bebíamos una copa de pinot noir de Morandé. La temperatura del vino un poco alta para mi gusto, pero estaba muy bien.

Coincidimos en los fondos con un filete de reineta delicadamente grillado y montado sobre un puré de habas y acompañado de unos ricos brotes de berros. Una combinación espectacular que disfrutamos mucho con otra copa del pinot noir, ahora un poco más helado y por lo tanto más rico.

Para los postres, nuevamente acudimos al buffet, allí me tenté con una torta de crocante y pistachos que se merece un premio, demasiado rica. Finalmente un café, selló la celebración de una gran persona y amiga.

Bristol, definitivamente excelente!!

Día mundial de los océanos : una opción de disfrute

Una de esas ideas locas que me vienen a la cabeza cuando creo que es necesario celebrar, disfrutar con mi gente por todo y por nada.

Hoy fue el día de los océanos, un buen día para visitar el mercado central y disfrutar de los ricos frutos del mar. No todos pudieron asistir, pero los suficientes para saber que en mi equipo hay voluntad de disfrute, fuerza sustancial que mantiene nuestra identidad.

Tras la crítica acerca de la calidad del pisco sour, en el local se esmeraron en darnos uno de verdad!!. Disfrutamos unos ceviches de reineta increíbles con los pisco sour y unas almejas parmesana como corresponde.

Después los platos fueron una marejada deliciosa, albacora al ajillo, cancato de reineta, cancato de corvina y otras delicias de reineta, platos deliciosos que mostraron que no solo «Donde Augusto» se puede comer bien, esto fue «El Galeón»  y estuvo estupendo.

Arrancarse de vez en cuando a celebrar es una buena práctica laboral!!

Disfrutando Iquique : exquisitas micro-vacaciones

Hace ya muchos años que no salgo en verano de vacaciones y he ido practicando una fórmula de pequeñas dosis de vacaciones durante todo el año. Este formato me permite viajar y disfrutar muchos lugares en pequeñas porciones, pero no menos deliciosas.

Para el mes de mayo, mi opción planificada meses atrás fue Iquique, ciudad que no visitaba hace más de 10 años y que bien merecía ser revisitada.

Tras un atrasado vuelo de LAN, un transfer oportuno, me encontré con mi reserva de hotel enfrente de la playa Brava, la cual hace mucho mérito para llamarse así (vaya olas!!). Un bonito cuarto en el Holiday Inn Express, guardar mi mochila y salir a caminar!!!.

Por el horario, mi estómago comenzó a reclamar un buen comienzo de vacaciones, así que mis pasos me llevaron hacia un restoran en la Península de Cavancha llamado Cantaba la Rana. Lindo lugar y rápido servicio. A mi habitual botella de agua, añadí pronto un delicioso congrio Neruda, un plato enorme con unos filetes de congrio frito acompañados de  papas a la huancaína y ensalada chilena. Una mezcla de Chile con Perú, por cierto virtuosa. Mi exquisito almuerzo se completó con una botella de buen vino y la rica música chillout, las que fueron mi mejor compañía en la soledad del salón.

Ya en marcha nuevamente, enfrenté un recorrido por toda la costa de playa Cavancha para llegar al casco histórico de Iquique. La calle principal llena de preciosas casas de roble y pino oregón muy coloreadas, se recorren caminando sobre una plataforma de madera al igual que la existente en la playa. Es muy especial la sensación de ciudad antigua y lo pintoresco de las bellas construcciones.

Por la hora, quedaban pocas opciones de museos abiertas así es que raudo ingresé al  museo de modelismo naval, un aporte cultural de una minera. Interesante, aunque no me trastorna el tema.

Ya iniciado el atardecer ingresé a un restopub llamado Ronny Tequila, animado sitio en el cual practiqué «people watching» mientras bebía un trago. Ya de noche, inicié el retorno al hotel caminando nuevamente por la playa, sientiendo la brisa y ese sonido tremendo de las gigantescas olas besando con furia la arena.

De regreso en el hotel, decidí descansar un rato viendo una película y luego, a conocer Iquique de noche. Llegué por instinto al Runas Pub, un lugar que al cabo de una hora descubrí que era muy taquillero, pues se llenó. Pedí un mojito y un sandwich  Olaf, un tremendo sandwich con palta, filete, queso y una montaña de papas fritas, que me dió exquisita guerra, pues estaba delicioso. La música excelente, pues además de un largo compilado de Coldplay tocaron mucho brit pop.

Al día siguiente, una fugaz visita a la Zofri para ver la actividad febril del lugar antes de la apertura del mall que ocurre pasadas las 11 horas. Me interesaba más la perspectiva antropológica y de hecho, me di cuenta que hay más peruanos, bolivianos y chinos que chilenos en el barrio. Muy interesante experiencia!!

Caminando de regreso aproveché de visitar el hermosísimo Teatro Municipal de la ciudad, una reliquia hecha completamente de madera hace 120 años, una verdadera belleza. A la salida, busqué el museo regional, ya que sabía que allí encontraría las momias más antiguas del mundo, momias de la cultura chinchorro que son increíbles después de más de 6.000 años.

Con tanto ajetreo cultural, el hambre me hizo sucumbir y me fui directo a un almuerzo en el excepcional restoran Neptuno, una picada imperdible. Partí con un pisco sour de pica para acompañar un ceviche de Pintacha (una especie endémica que vive en la arena y que sabe a almejas y caracoles). El ceviche llevaba además papas, mayo, aceitunas y choclo). Exquisito!!!.

Para los fondos, elegí otra especie endémica, un fantástico Papanigua o Apañado a la plancha con ensalada chilena, que acompañé con un Santa Emiliana Sauvignon Blanc. Para el postre un placer sin culpa, una porción gigante de  torta de mango manjar. Una maravilla!!!.

Sintiendo tanto placer, nada mejor que amplificarlo y arrendé una cleta para pasear por la playa. Recorrí en toda su extensión la increíble ciclovía que recorre varias playas de Iquique y que es un ejemplo de lo que debe ser una ciclovía en nuestro país. Felicitaciones a Iquique.

Una vez que devolví la cleta, regresé caminando al hotel a descansar un rato, tiempo que aproveché para leer un libro que me tiene cautivado, El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas del ingenioso Haruki Murakami. Totalmente recomendable.

Por la noche, me fui a cenar al Wagon en la linda Península de Cavancha. Partí con un  kir royal, uno de los mejores aperitivos que me aficionan, mientras revisaba la interesante carta del lugar. Entre los platos había uno que me llamó la atención y que con arreglo a la complicidad del mozo, logré que lo modificaran un poco para darme un buen gusto. Resultó el singular Chipanita, una gigantesca reineta frita rellena de camarones, pulpo y queso acompañada de un imperdible, papas a la huancaina, todo al ritmo de las copas de un Misiones de Rengo Carmenere Cuve. Me acompañó en mi éxtasis, una deliciosa selección de Sabina e Ismael Serrano hecha por el propio dueño del local. Qué acierto!!!

Con tanto placer acumulado, aún me quedaban ganas y pedí una espumita de mango para el postre. Riquísima!!.

Ya bastante tarde, me pareció buena idea practicar un after y me fui a un sitio llamado Dluxtouch, un pub ondero con mucho blanco, ingeniosos juegos de luces que cambiaban el color de las paredes, con harto remix noventero y muy visual, pantallas por todas partes. Disfruté un Passion Draile, un vodka con maracuya y menta, notable!!.

Para mi penúltimo día en Iquique, nada mejor que iniciar temprano un paseo en busca de grafittis, un krrtrekking que adoro. Ya al mediodía, contraté un viaje a Humberstone y Santa Laura, las salitreras que constituyen patrimonio de la humanidad desde el 2005. Un paseo fascinante de varias horas y agotador encanto. El sol dejó algunas rojizas huellas en mi piel, pero regresé contento con mis fotos.

Hambriento al límite, invité a un tardío almuerzo en el exquisito restoran Neptuno a Erwin, mi chofer y paciente guía en las salitreras. Casi sin capacidad de razonar por el hambre  que tenía, pedí un plato inesperado. Llegaron seis locos grandes sobre una de base lechuga con una porción de  arroz graneado (que lo contaminé delicadamente con pimienta fresca), una porción de papas mayo, aceitunas y unos potes con mayo y otro con salsa verde, todo en el mismo plato. Increíble!!!

Francamente arrebatado de experiencias, llegué a mi cuarto a dormir una siesta, algo que rara vez hago. En fin, era necesario pues ya entrada la noche me fui al pub Locomotora del 1800, a disfrutar un buen trago. No contento con ello, ya de madrugada realicé mi última caminata por la playa, una delicia insuperable que rematé en el Bar Grill Cavancha, un tranquilo y escondido lugar que encontré en mi caminata.

Bueno, como todo tiene final, la mañana siguiente fue un recorrido al aeropuerto y un curioso retorno con lluvia en Santiasco, pero con lindos recuerdos que registré en algunas tomas.

Vivan las vacaciones!!!