Entre cavas y ladrillos : rito, almuerzo y cleta

Entusiasmé a mi hermano para visitar en cleta a nuestro padre en su séptimo aniversario de su viaje eterno. Un paseo que me retornaba a los krrtrekking en dos ruedas tras demasiado tiempo sin poder hacerlo. Con algo de temor por la posibilidad que mi columna reclamara el esfuerzo, partimos este periplo hacia el cementerio en La Florida.

Sin percances, fluimos por las calles y mientras más avanzábamos más mejor se sentía el viaje. Compramos bonitas flores e hicimos una sesión de hermoseamiento de la residencia además de una buena cantidad de fotos del parque, el cual estaba lleno de colores y se veía especialmente lindo.

Después del rito, comenzamos a buscar un sitio en donde almorzar y continuar el disfrute. De pronto, un sitio que no conocíamos y que se presentaba interesante. Un buen nombre, Entre Cavas y Ladrillos, que de hecho me recordó un lugar homónimo que vi en San Miguel hace un tiempo. La presentación muy normal, decoración mínima pero de buen gusto, aunque elegimos quedarnos en la terraza para tener vista de nuestras cletas.

Partimos con unos frescos chilcanos de mango y maracuyá mientras saboreábamos un sorprendente ceviche Cavitas, con ostión, pulpo, camarones ecuatorianos y ricos cortes de pescado deliciosamente macerados. Con esta entrada, ya habíamos superado el calor y pudimos pasar a los fondos.

Mi hambre estaba a la altura de un lomo saltado, tremendo plato!,  mientras mi hermano optó por un seco de cordero, todo lo cual acompañamos con una botella de Las Mulas reserva cabernet sauvignon orgánico. Impecable!

Si bien no se distingue mayormente de los restaurantes grandes del sector La Florida – Cajón del Maipo, ni es por cierto la mejor comida peruana (o algo más) que he disfrutado en Santiasco, el lugar es bastante recomendable.

Nuevo Krrtrekking : antes de marzo

Otro sábado cualquiera que mi hermano se animó a improvisar una incursión a los otros barrios de Santiasco en cleta. Partimos hacia la zona sur de Santiago, pero sin destino ni ruta previamente escogida. Tomamos la ciclovía de Portugal hasta que encontramos Av. Matta, cruzamos y seguimos avanzando en zig zag por las calles que se abrían al paso. Casi sin darnos cuenta llegamos nos adentramos en la comuna de San Joaquín.

Por Av. Las Industrias conocimos la ciclovía más angosta del mundo (exagerando tenía unos 50 cms) y que por si fuera poco, de doble vía lo cual se señalizaba con un trazo de pintura con un ancho de casi un tercio del ancho de la pista. Impresentable!!

En la medida que nos íbamos acercando a la comuna de San Miguel, notamos que las construcciones obreras daban paso a algunos edificios de buen nivel y algunas residencias reflejaban altos ingresos. Cuando nos dirigimos hacia la zona de la carretera sur, nos percatamos de la existencia de murales en edificios. Definitivamente se trataba del museo al aire libre de la comuna de San Miguel, un lugar que ansiaba fotografiar desde hace años. Recorrimos en cleta o caminando toda la zona extasiados con la belleza de los murales, todos los cuales pasaron a la colección de arte callejero de www.krrtrekking.cl.

Horas después, totalmente sedientos, iniciamos la búsqueda de alguna terraza en donde beber una cerveza helada. Tardamos un poco, pero encontramos el restaurante Da Robertino en donde pudimos saciar nuestra sed.

Rato después iniciamos el retorno por calles del interior y paralelas a Gran Avenida, ahora en búsqueda de un buen sitio en donde almorzar. Nos encontramos en algún momento con la calle José Domingo Cañas, la que nos condujo hacia el Warique, un restaurante peruano que no conocía (la verdad que ya son muchos).

Partimos con unos chilcanos de maracuya para acompañar un ceviche carretillero (pescado en trozos, camarones, chicharrón de pescado, cebolla y limón), exquisito!!. Para los fondos, mi partner decidió por un risotto al Porsiny y, considerando mi voraz apetito, reclamé un lomo salteado warique (fettuccine a la huancaína coronado con un lomo salteado delicioso), todo lo cual acompañamos con un fresco pinot noir Quintay Clava.

Como es la costumbre, pedimos al cierre un buen café negro, pero la sorpresa fue que en la carta encontramos algo que nos fascina, tenían ron Zacapa 23 años, lo que no dejaríamos de disfrutar jamás. Esa sobremesa disfrutando lentamente ese néctar, fue maravillosa.

Tras el éxtasis, solo quedaba la ruta de regreso a casa. Felices!!!

Comiendo rico en Lima : imposible mejor

Aunque hoy puede considerarse casi una moda, la gastronomía peruana forma parte de mis disfrutes por muchos años. Hace un par de años fue la última vez que había ido a Lima solo a disfrutar el comer y pasear. Ya era un buen momento para regresar y buscar nuevas delicias o revisitar las ya conocidas.

Partimos en un vuelo nocturno que nos dejó en Lima alrededor de las 3 AM. Rendidos pero felices de iniciar unas pequeñas vacaciones en la capital gastronómica del mundo. Dejábamos atrás muchos sinsabores laborales, exigencias y deberes superfluos que merecían nuestra ausencia.

Había arrendado un departamento en el corazón del barrio Miraflores con lo cual nos aseguramos acceso a la mejor oferta gastronómica de la ciudad. Dormimos hasta convencernos que teníamos las energías repuestas para iniciar este exquisito periplo.

Salimos a caminar hacia la playa en ese típico clima de Lima, nublado y bastante caluroso (al menos para mí). Bastante hambrientos, nos detuvimos en Larcomar para asistir al local gourmet llamado Popular. Excelente ceviche, tragos y fondos. Un sitio muy cool y muy bien atendido.

Al día siguiente fuimos a recorrer caminando otra parte de Lima para que cuando el hambre nos lastimaba, encontrar el Mezze, un restaurante de fusión árabe-turco-peruana. La oferta era irresistible, así es que nos acomodamos al interior del pequeño lugar y comenzamos a pedir. Para partir, gaseosa y cerveza negra acompañando un Mezze del Kalifa. Me parece que debo aclarar que un mezze no es más que un acompañamiento de un aperitivo. Sin embargo, éste era mu abundante en rellenitos árabes, hummus y otros entremeses. Para los fondos pedimos un pescado de costa con salsa y ensalada y para mí un lomo grillado con buen acompañamiento. Un buen café hervido turco cerró esta incursión.

Esa noche creo que tuvimos el mayor acierto del viaje, pues sin pedir reserva nos fuimos al restaurante Maido, el más reputado de Lima según TripAdvisor. Un lugar sin ningún aspaviento externo, es como ingresar al segundo piso de un edificio cualquiera. Sin embargo, basto ingresar para que al unísono una decena de cocineros de la barra gritaran al unísono Maido!!. (me dieron varias traducciones, desde «bienvenido» hasta «otra  vez»).

Partimos con los aperitivos Ay Caramba y Pecado NIkkei, sorprendentes!!. Esos los sacamos de la carta de aperitivos. Cuando vimos la carta de appetizers, nos tentamos con  un maki Guratan, que casi nos deja sin ganas de comer más. Con hidalguía decidimos consultar la carta de fondos para elegir un asado de tira Nitsu (50 horas de cocción) y un arroz con pato. Sorprendentes y al menos en mi caso, merecían las copas de Malbec Bramare que solicité.

El diseño del lugar es muy top, desde la iluminación, la música hasta los detalles que adornan el bar. La atención es privilegiada, bastaba un movimiento de la cabeza y ya tenías a alguien atento a resolver lo que pidieras. En el techo unas gruesas cuerdas que iluminadas con intención, formaban un marco luminoso perfecto. Alucinados con el lugar, no desperdiciamos tiempo y nos fuimos a los postres. Un ceviche (postre ácido) y un Amador 70%, increíbles. En mi caso, enfrentado a un helado de chocolate bitter, vainilla y cacao, no pude resistir la tentación de añadir una copa de ron Zacapa 23 años. Este debe ser el postre más grandioso que he probado en 10 años. Solo esos gratificantes cafés negros nos trajeron de vuelta y pudimos regresar al departamento.

Otro día, decidimos bajar de verdad a la playa, pues el barrio en que estábamos está cerca pero a 50 metros de altura que tiene el acantilado. Pues bien, encontramos por donde bajar y comenzamos un fresco y grato paseo por la orilla del mar. Como andábamos en formato krrtrekking, decidimos visitar el complejo Rosa Náutica. Es una versión extendida y mejorada de nuestro Cap Ducal de Viña del Mar y de verdad que nos llamaba la atención. Fue un buen lugar para tomar un aperitivo mirando el mar, los pájaros y a los surfistas que luchaban con las incesantes olas de dicha costa. Continuamos el camino hasta cansarnos y regresar para un un lugar en donde almorzar. Encontramos el Dánica, un restaurante italo-peruano. Resultó ser una sorpresa, pues no solo estaba muy bien armado sino que la oferta era exquisita. Partimos con cerveza y gaseosa, acompañando unos langostinos al ajo. Luego los fondos, un Linguini Thai y una milanesa Palermo. Deliciosos platos que acompañamos con un merlot muy bueno. Para los postres, un crocante de manzana y una torta 4 leches magnífica.

Después de almorzar en las Brujas de Cachiche, nada puede ser superado. Este lugar está igual que hace 15 años y sigue siendo referencia culinaria. Tomamos la versión buffet pues permite probar una cantidad sorprendente de sabores sin tener que pedir tantos platos que sería imposible comer. Comimos con pequeña desmesura, pues era imposible no disfrutar la variedad de sabores ofrecidos. Acompañamos con un vino español potente y unos mejores postres, para salir del restaurante en condición terminal. Solo un buen descanso podría traer el broche de perfección al placer disfrutado.

Me parece que en la última noche en Lima, decidimos ir al restaurante más cercano al departamento. Fue un gran acierto, se trataba del restaurante Alfresco, un lugar de fusión italiano peruana que fue una rica sorpresa. Un filete en salsa de tomillo, un atún con salsa de coco, todo acompañado con una botella de Syrah IntiPalka (peruano y bastante bueno). Para los postres solo alcanzamos un tres leches compartido. (puede que hayamos comido muchos estos días)

El último recuerdo gastronómico de Lima fue nuestra visita a La Bodega de la Trattoria, un sitio muy elegante y tranquilo que habíamos visto días atrás. Partimos con unos appetizers, pastel de choclo (no es lo que parece) y hojas de parra, para acompañar nuestros aperitivos Sour de Maracuyá y Kir Royale. Seguimos con un lomo a las 4 pimientas y una lasaña de ají gallina. Acompañamos con un malbec Alamos (mendocino) que llamaba desde la carta para ser elegido. Unos cafés rápidos y volvimos al departamento por el equipaje, pues nos quedaba muy poco tiempo para llegar al aeropuerto y volver  a Chile.

Lima, un destino gastronómico imperdible!!!!!

 

 

 

La Mar : una cevichería antigua y famosa

Precedida por la fama del gran artífice de la gastronomía peruana, Gastón Acurio, este lugar sigue atrayendo a mucha gente. En mi caso, me había resistido por largo tiempo ya que en Nueva Costanera encontraba otros sitios que me atraían más. Sin embargo, en esta incursión al barrio me sorprendí con la desaparición del Sukalde (después que migró desde Av. Bilbao hacia Nueva Costanera) que se suma a la pérdida que significó la salida del exquisito restaurante Agua y el Tierra Noble (ahora en nuevo lugar). Caminando unas cuantas cuadras llegué a la inevitable conclusión que era el momento de ingresar a La Mar.

Partí como de costumbre ojeando la carta y refrescando mi garganta con agua mineral. También aprovecho estos momentos iniciales para observar el territorio, calibrar el tipo de comensales y sentir el ritmo del lugar. No tarde en descubrir mucho oficinista alargando su almuerzo de día viernes, madres con hijas adolescentes comiendo liviano, gente haciendo negocios, en fin mucha gente.

En la carta descubrí una buena entrada para calentar motores, se trató de un rollo crocante (panko relleno con camarón, centolla, palta, queso y salsa), un plato magnífico en sabores y contundencia. Para los fondos, que mejor que una merluza alocada que disfruté junto a una fresca botella de pinot noir casas del bosque reserva. Bocado a bocado, pude comprobar que hay una buena cocina en este lugar y que a pesar de los años, mantiene una gran clientela adicta a los sabores peruanos ya la creatividad gastronómica.

Un postre como se merece fue el crocante de maracuyá que  acompañé con un negro café, en señal de despedida.

Diversitas : rico como siempre

Este debe ser el restaurante peruano que más he visitado estos últimos años en competencia con el rico Olán y la verdad es que no me cansa probar sus impresionantes sabores.

No me parece prudente publicar cada vez que voy a un mismo lugar, por lo cual reservo la ocasión para cuando voy acompañado y la experiencia es notable. Pues bien, esta noche merece ser publicada.

Partimos con agua mineral para limpiar las bocas y preparar el cuerpo para el disfrute. Pedimos un tartar de salmón como entrada para compartir, un plato maravilloso que hemos probado muchas veces y nunca es suficiente.

Es divertido que los mozos nos conozcan tanto que se adelantan en nuestras preferencias, lo que hace más disfrutable la jornada. Para los fondos, una paella marinera que a mi partner entusiasmó y en mi caso un tallarín lomo huancaína, una maravilla que me encanta disfrutar. Acompañamos con un merlot Santa Digna, muy apropiado para esta combinación de sabores.

El postre fue compartido, un pie de maracuyá que honestamente se hizo pequeño pero habíamos decidido compartir. Al cierre, como siempre, los cafés negros de rigor.

Como en Lima : nuevo sabor en Ñuñoa

Tras una buena sesión de teatro, llegamos a este lugar que a la distancia nos parecía especialmente interesante. Una noche muy fría que nos hacía pensar en un lugar suficientemente cálido y de buen gourmet para disfrutar un buen rato, ese rato es el que más disfruto, cuando intercambiamos opiniones acerca de la obra que vimos y hacemos conexiones azarosas con muchas otras sesiones de teatro que hemos visto juntos.

Efectivamente el sitio tenía la temperatura adecuada y nos animamos de inmediato para pedir mi agua mineral y ese deseado pisco sour de mi partner. De la carta menú, se asomó inmejorable un chicharrón de camarones para esos prolegómenos deliciosos.

Para los fondos, nos dimos algo más de maña y tras interrogar al atento mozo, decidimos por un salmón con miel y maracuyá y una reineta ComoEnLima, la marca de casa. Tremendos y hermosos platos que acompañamos con un Montes Selection reserva carmenere que inesperadamente combinó de maravillas.

Tanta conversación y rico placer gastronómico nos condujo inevitablemente al postre, pero incapaces de abordar el desafío, decidimos compartir una deliciosa torta Tres leches junto al café.

qué buen lugar!!!

ProBoca : una sorpresa en Ñuñoa

En la búsqueda permanente de lugares disfrutables, esta noche nos encontramos con un nuevo sitio que ocupa el lugar de un restaurante del cual tengo buenos recuerdos. Me refiero al Doña Inés que claramente desapareció para dar vida a Proboca, lugar que probaríamos hoy.

El espacio físico se mantiene francamente inmodificado, prevaleciendo el color blanco y una distribución espaciosa de las mesas, lo cual es de mi especial agrado. Una rápida atención, lo que siempre agradezco, para iniciar con una cata de los pisco sours del lugar. Buenísimos.

Acompañamos el aperitivo con unos deliciosos trozos de pulpo grillado que estaban de campeonato, mientras nos preparábamos para los fondos. Hay que hacer la reflexión obvia si ya es posible sorprenderse con un nuevo sitio de gastronomía peruana habiendo decenas y la mayoría muy buenos. La verdad es que si me gusta sorprenderme y creo que seguiré probando por un buen tiempo.

Platos basados en pescado y esos deliciosos aderezos peruanos que le dan el toque maravilloso que nos hace volver una y otra vez a disfrutar comida peruana. Una buena botella de pinot noir fue la agradable compañía para esta cena exquisita.

Esperamos volver en otro momento a explorar más sabores ya que el sitio tiene todo lo necesario para seguir sorprendiendo.

Algunos disfrutes destacados de diciembre 2013

Aunque normalmente prefiero hacer crónicas de nuevos descubrimientos, ocurre que la mayoría de los nuevos sitios tienden a aperturarse en sectores de Santiasco que no me agradan del todo, ni siquiera por la calidad de la gastronomía sino por el tipo de visitante. Me refiero a ese tipo de personas que van a un lugar solo por que es moda y «es necesario» estar ahí. En este escenario de auto-restricción, me resulta mucho más deseable re-visitar sitios que ya he probado y que me merecen buena y gustosa opinión.

Cerrando este año 2013, claro que he disfrutado hartos sitios especialmente a la hora de la cena, toda vez que sigo un tanto atareado en la jornada laboral. Por cierto, eso no es obstáculo para estar siempre atento a gozar algo rico sobre todo en sitios que ya conozco en detalle.

Partiré con el sabroso e inconfundible Guria, comida española de primera y que permanece ya por muchos años en mi lista de favoritos. Una cena tardía, bastante cerca de la medianoche, en que partimos preparándonos con agua mineral y eligiendo unos ricos platos, merluza austral con quinoa y un pollo relleno que acompañamos con una deliciosa botella de Botalcura El Delirio, un ensamblaje que siempre salva. Por lo avanzada de la hora, decidimos cerrar sin postre, solo el indispensable café negro.

Un imperdible para cualquier cena es el Olan, comida peruana irresistible.Pisco sour peruano para acompañar una exquisita causa de camarones. Luego, un seco de cordero con una botella de cabernet sauvignon Santa Ema, combinación que ya he disfrutado antes y que merece repetición. Para el postre una torta de maracuyá y el bienvenido café negro que cierra una rica cena.

Una salida imperdible con mi Club Malayo fue a la laguna El Morado y glaciar San Francisco, un paseo delicioso en un día nublado y muy concurrido. La belleza del glaciar al final del cajón es sorprendente a pesar que con los años sigue disminuyendo su tamaño. Estas fotografías son el registro de este lindo paseo.

Una noche de esas no pude resistir la tentación de volver al Su, ese restaurante del hotel boutique Su Merced enfrente del Parque Forestal. Inicié la cena con una croquetas de carne exquisitas, para luego ir por una albacora que acompañé con un pinot noir Casas del Bosque, que intenté disfrutar en medio del ruido de unos entonados pasajeros. Cabe destacar que el lugar es pequeño por lo cual no es posible abstraerse de las conversaciones en voz alta. La comida como recordaba es excelente, el servicio requiere pulirse sobre todo en cuanto a conocimiento de vinos y el buen servir. Al postre bien estuvo un pudding de chocolate y mi adorado café.

Días después, caminando por Providencia, me vino la tentación de pasar a probar el restaurante del Hotel NH, el cual siempre recuerdo por su talento para deconstruir platos de comida chilena. En esta ocasión, inicié la cena con un kir royale mientras elegía mi plato de fondo. Decidí probar el Quinoa Mar y Tierra, una suerte de risotto de quinoa con trozos de carne de res y pollo, camarones y cortes de diversas verduras de colores hermosos. Para acompañar este exótico plato, conseguí una botella de merlot select terroir de Santa Ema, un encantador acierto para el paladar. Al cierre, como acostumbro, mi taza de café negro.

El siguiente disfrute fue mi encuentro anual con Inti Illimani, esta vez con la participación de Claudia Acuña como invitada especial. Un teatro Noescafé repleto y una impaciente audiencia que cumplida la hora de la cita comenzó a manifestarse. Dos horas magníficas de recuerdos de esta agrupación musical chilena tan pródiga en temas hermosos y que en esta ocasión hacen un recorrido por sus grandes éxitos con temas de Víctor Jara, Patricio Manns, Violeta Parra y otros tantos del folclore internacional. Maravillosa sesión.

A la salida del espectáculo, nada mejor que ir a cenar al Pad Thai. Confiado en mi buena estrella llegamos sin tener reserva y conseguimos una buena mesa. Partimos con agua mineral para preparar las gargantas y añadimos pisco sour Thai (con albahaca) y uno de maracuyá. Los platos, basados en curry y leche de coco, fueron un Kang Kari Camarón (curry amarillo) y un Kang Musaman Camarón (curry verde), exquisitos y abundantes. Naturalmente acompañamos con una buena botella de Syrah de Santa Carolina.

Un restaurante que se ha ganado mi favoritismo es Le Bistrot, comida francesa extraordinaria y que además goza de un servicio excepcional. Instalado en la terraza, partí pidiendo un cardinal (vino tinto con crema de cassis), refrescante aperitivo, ideal para estimular el apetito. Continué con un plato de fettuccinni a dos salmones y crema que acompañé con una pot lyonnais de 460 cc con merlot, sabrosa combinación. Terminado el goce de ese plato que he probado ya varias veces, me fui directo a un postre de nougat glace et coulis de fraises au basilic (helado tipo turrón con frambuesas y albahaca, puro placer!!) y por supuesto mi café negro.

Para cerrar el año, nada mejor que una disfrutable salida a la montaña y especialmente al cerro Pintor (4.000 mts). Fue la ocasión inmejorable para que los malayos nos despidiéramos de un año fabuloso en logros personales y del club, con muchas nuevas cumbres alcanzadas por los más perseverantes miembros del club. Comparto las fotos de esta salida de celebraciones.

En mi lado más citadino, el último #juevesdeideas de Bancoideas lo realizamos en Thelonious, ocasión ideal para escuchar a nuestro amigo Felipe Riveros en formato Trío con Carlos Cortés y Rodrigo Galarce, un desfile de acordes maravillosos que nos llenaron de energías y ganas de continuar con nuestro amado proyecto.

Adiós 2013 y bienvenido 2014!!!!

Paseando por Lima : gastronomía insuperable

Ir por un fin de semana a Lima era un sueño que venía postergando por bastante tiempo, pero la espera terminó y en la madrugada de un viernes partimos a la aventura. Amante de la gastronomía peruana, imaginaba que nada mejor sería recorrer en formato krrtrekking la capital de Perú, buscando lugares disfrutables.

Tras dejar el equipaje en el hotel en el lindo barrio de San Isidro, un lugar en medio de un olivar de 400 años, salimos a caminar. Un total de 70 cuadras caminadas en calma y disfrutablemente, para alcanzar el barrio cívico. Antes de llegar, el hambre y el cansancio nos llevaron a conocer un sitio llamado Rústica. Un buffet para nada pretencioso, pero que constituyó un hito de este viaje. La selección de platos disponibles para saciar cualquier nivel de hambre era impresionante. Desde las causas, pasando por todo tipo de ceviches, distintos tipos de papas a la huancaína, chicharrones, arroces en las más sorprendentes combinaciones y mucho más.

Estábamos tan hambrientos que no dudamos un instante en ingresar y hacer la primera de 4 pasadas por este impresionante buffet criollo. Para beber, no dudé en pedir un schop de barril, un litro de fresca cerveza mientras mi partner decidió por una Inca Cola.

Fue una sesión pantagruélica que nos hizo recuperar la energía necesaria para llegar al hermoso casco histórico de Lima, una zona verdaderamente hermosa y bien cuidada. Quedamos sorprendidos con la limpieza y afán de mantener  hermosos los sitios públicos y de carácter histórico. Recorrimos muchas cuadras revisando la bella arquitectura, especialmente la que se encuentra en el entorno de la Plaza de Armas, una joya de la humanidad. Conocimos varios barrios de distinguibles diferencias de origen y usos, pero siempre hermosos y llenos de historias. Especial mención debo hacer del teatro de la Perricholi y las catacumbas (cementerio de 25 mil cadáveres bajo la construcción) del la iglesia franciscana, en donde conocimos a una voluntaria Clarisa que nos convenció (al menos lo intentó) que hablar con los animales y hacerse daño con un silicio era algo bacán.

Esa noche, tras un breve descanso, fuimos a comer a un sitio que habíamos divisado durante la mañana. Me refiero al Tanta, un restaurante muy chic, ya que afortunadamente conseguimos la única mesa disponible, pues estaba absolutamente lleno. Un sitio encantador, bien atendido y con una carta abundante de tentaciones. Partimos con unos aperitivos, Aguayman sour y un Camu Camu sour para seleccionar nuestros platos de fondo. No fue fácil elegir, pero finalmente degustamos un salteado Tanta (cortes de filete salteados) y un espectacular fetuccini a la huancaina. Para los postres, una copa finca y el café negro de rigor. Exquisito lugar!!.

Un nuevo día de caminatas nos llevó hacia el barrio Mir aflores, el objetivo además de divisar el mar desde los acantilados, era llegar al barrio Barranco. Cuando tras decenas de cuadras llegamos al borde del abismo, nos detuvimos a descansar en un pequeño sitio que ofrecía jugos de esas extrañas frutas que Perú posee, delicias sorprendentes. Estuvimos extasiados observando el mar desde la altura mientras saboreábamos los brebajes.

Volvimos a la caminata por la bella costanera, hasta llegar a nuestro destino, Barranco, que vendría a ser el Bellavista de Lima. Un barrio antiguo, bohemio y claramente turístico. Ya que era bastante tarde para almorzar, tuvimos que hacer un recorrido por los restaurantes hasta encontrar uno que nos pudiera atender y que satisficiera nuestras expectativas. Así nos encontramos en una de las terrazas del Javier, lo más parecido al Donde Augusto del mercado Central chileno, por la cantidad de sedes que posee en la zona del Puente de los Suspiros. La comida sabrosa, pero la atención deficiente. Se nota el impacto de ser monopolio.

Durante la noche, intentamos llegar a un sitio que había descubierto por Internet, pero para sorpresa nuestra estaba cerrado (un sábado?). En fin, como siempre existe el plan B, nos fuimos a un lugar que ya habíamos visto en el camino y que tenía buen aspecto. La verdad, es que el lugar llamado Vivaldi era excepcional, no solo bonito sino que bien atendido y con música en vivo de piano y violín. Extasiante!!

Iniciamos ambos la cena con un chilcano de pisco, una delicia que repetiría muchas veces. De la carta seleccionamos una corvina menier y un spaguetti con langosta maravillosos. De la carta de vinos, seleccioné un Altavista malbec 2009 extraordinario que hizo de esta cena uno de los mejores recuerdos del viaje.

A la hora de los postres, que mejor que un suspiro de lúcuma y una crema volteada, además del café expreso y un agua de manzanilla. Gran cierre para esta noche estrellada y musical.

Realizado el checkout en el hotel en la mañana siguiente, nos quedaban varias horas para seguir disfrutando, por lo que decidimos caminar nuevamente y buscar un lugar que teníamos ampliamente recomendado. Me refiero a Pescados Capitales, posiblemente el lugar de moda en Lima, ya que siendo enorme se llena todos los días.

Partimos degustando un cebiche mixto acompañado de un pisco sour blend  y jugo de maracuyá. La simpática carta se pasea por todos los pecados capitales transformados virtuosamente en platos deliciosos, con el resultado que uno no sabe como pecar. No obstante ello, finalmente elegimos un fetuccini casanova y un plato de vanidad irresistible. En las fotos que dejo para el recuerdo pueden ver la composición de cada pecado.

De la interesante carta de vinos pude seleccionar un argentino Marqués Cáceres sauvignon blanc, que nos acompañó este último almuerzo en la capital peruana. Para los postres, creme brulée de arroz y creme brulée de guana además del indispensable café expresso para mí y el agua de manzanilla.

Un paseo sencillamente espectacular y que me gustaría repetir pronto.

 

Más filetes disfrutados en Santiasco durante mayo 2013

Siempre he pensado que muchas personas aún teniendo la posibilidad de ir a muchos sitios, evitan probar nuevos por temor a equivocarse, lo cual evidentemente los resta de muchas experiencias deliciosas. En mi caso, funciona al revés, siempre busco nuevos lugares y si no lo logro, me repito aquellos que merecen un retorno.

Una sanguchería imperdible es la Ciudad Vieja en barrio Bellavista, pues a pesar que he probado casi toda la carta, siempre me sorprende con sus sabores. En este lugar, debo confesar que el sándwich que me fascina es el chivito (carne, huevo, lechuga, tocino, tomate, queso, mayonesa y jamón) que queda increíble con una buena cerveza Kross Stout. Es una solución perfecta para hambres desatadas.

Un sitio que visité por muchos años en calle Chile España, se trasladó al mismo lugar que hasta hace poco ocupaba el Camarón de Gorbea en barrio Manuel Montt. Me refiero a la Casa Vieja, comida bien chilena y sabrosa. Para la entrada que mejor que un  arrollado de huaso con puré de palta, imperdible!. Lo compartimos mientras disfrutábamos un pisco sour a la chilena y una vaina.

Para los fondos, un filete tiroles con puré y en mi caso, un filete Casa Vieja con puré picante. Esa multitud de sabores se merecía un ensamblaje de buen nivel, así es que pedí una botella de Quattro. Buena cena!!

En los postres, un tradicional almendrado y un delicioso sorbete de mango, seguidos de café negro para despedir el reencuentro.

Una noche después de un trabajoso día, regresé al Tambo por una buena cena a la peruana. Inicié la sesión de placer con una causa de camarones con una copa de sauvignon blanc. Animado por la buena música que escuchaba, con Nina Simone, Coldplay, Every Thing but the Girl, me incliné por pedir un Tambo saltado, muy tradicional y sabroso el cual acompañé con una copa de carmenere de Max Errázuriz reserva. Rica y silenciosa cena!!

La noche que vimos la excelente obra Cuestión de Principios, nos fuimos a conversar y cenar al Squadritto. Este debe ser uno de los restaurantes que más he visitado en la última década y la verdad es que no me cansa. Partimos probando unos cocktails, una Patigiana, (champaña cointreau, limón azúcar) y un Rossini (jugo frutilla, limón, champaña y goma), francamente exquisitos. En vez de pastas, esta vez nos tentamos por las pizzas a la piedra, por lo que llegaron a la mesa una Chianti (sabrosa ricotta con espinacas, tocino y jamon pierna) y una Valentina (ricotta, queso de cabra, jamón pierna y pimienta). Delicias que merecían el buen vino que elegí en la carta, un Ortega Fournier del valle del Maule, una combinación virtuosa de cabernet sauvignon, cabernet franc, merlot y carmenere. Como se ve, fue una noche de sabores múltiples.

Los postres no se dejaron esperar y nos servimos unos crepes al uso nostro limón y un típico tiramisú. Cerramos con un corto y fragante ristretto.

Ya había comentado acerca de este sitio argentino, La Percanta, un lugar al que prometí volver. Esta noche estaba bastante cálida a pesar de la fecha y me quedé en la terraza. Para iniciar la experiencia seleccioné una cerveza artesanal que no había probado, me refiero a la Mestiza Irish Stout, una cerveza negra sin filtrar fantástica.

Como ya conocía la oferta en carnes rojas, cambié a blancas y me pedí un crocante de salmón acompañado con un sorprendente zapallo dulce al rescoldo con queso de cabra y rúcula. Esta exquisitez la acompañé con una botella de Santa Carolina Specialities Dry Farming de la cepa carignan. Tras tanto placer, solo quedaba que bebiera mi caliente ristretto.

La última incursión que compartiré es el regreso al viejo Caramaño. Este lugar lo conozco desde mis tiempos de universitario y es increíble que aún sigue en el mismo lugar, con los abundantes rayados en sus paredes (alguna vez también escribí allí) y con muy pocas modificaciones en el diseño.

Comencé con una vaina, mientras decidía cual plato de cocina chilena vendría a satisfacer mis ganas de algo rico. Acudí a mis recuerdos y no dudé un instante en pedir un filete a las brasas en versión a lo pobre, el cual acompañé con un rico Morandé Terrarum Cabernet Sauvignon. Tras beber mi café expreso, salí satisfecho rumbo al jazz.