BANCH con dos obras para comentar

Me invitaron a ver ballet moderno al Teatro de la Universidad de Chile, algo que normalmente me resulta seductor. En esta ocasión se trataba de dos obras con renovadas propuestas coreográficas de Sebastián Belmar y Elías Cohen.

Tras un demorado inicio, en el escenario se destacan lockers metálicos mientras un par de chicas conversan en un extremo, al otro hay un chico que se afeita diligentemente su cráneo. Curiosa forma de iniciar un ballet pues tiene mucho de teatro, son las escenas cotidianas del camarín de los bailarines. Luego, el despliegue de la magia de esos danzarines extraordinarios que ocupan talentosamente sus cuerpos y su gracia para animar una especial obra. Locker es la danza por dentro como reza un título que me topé por ahí.

Tras un breve descanso, se desata la segunda obra titulada 8.8 en directa alusión al terremoto del 2010. Se nota la intención de los autores en cuanto a llevar el movimiento telúrico a los cuerpos como si fuera la respuesta el embate colosal del sismo que vivimos en Chile. Si bien nos gustó mucho más Locker, no dejó de impresionarnos esta segunda obra.

Me gusta la evolución del Banch, salió de la estructura clásica del ballet para incursionar con fuerza en las formas del ballet moderno que siento son mucho más atractivas para todos.

 

Le Bistrot : rico como siempre

Hace un año que hice un relato de mis visitas a este restaurante y tengo la sensación que solo fue ayer. Había salido sin rumbo desde mi hogar solo con la idea de almorzar algo rico en un sitio tranquilo. La caminata me llevó de mágica forma hacia este boulevard en Providencia en donde siempre encuentro opciones incluso en días festivos. Ubicado enfrente del Rivoli, de la sanguchería La Superior y el Baco, Le Bistrot sigue siendo una gran opción, no solo por su exquisita gastronomía francesa sino también por el impecable servicio que valoro de sobremanera.

Inicié con una fresca botella de agua mineral mientras llegaba mi ansiada sopa de cebollas gratinada. Seguí con un filete de merluza austral con una cremosa y sabrosa salsa que acompañé con una botella de pinot noir del valle de casablanca. Una delicia que disfruté por largo rato mientras leía un nuevo libro que me acompaña estos días.

Para el cierre, por supuesto acudí al indispensable café negro. Qué rico es Le Bistrot!!

Castillo Forestal : una delicia en el Parque

Esperé muchos meses para que naciera este restaurante ubicado frente al Museo de Bellas Artes y ocupando ese viejo castillo que siempre me llamó la atención. Pues bien, ya es un hecho y a principios de abril estuve en la terraza superior del lugar bebiendo un exquisito jugo y un trozo de pastel mientras disfrutaba la vista del Parque.

Esta semana, tras un exquisito tour de museos con mi partner, la invité  a disfrutar el lugar. Tamaña fue la sorpresa al ver que estaba llenísimo, tanto que debimos esperar por una mesa. Veo que ya fue descubierto por muchas personas aunque especialmente extranjeros que seguramente se pasan la voz.

No debimos esperar tanto y ya ubicados en un mesa al exterior, decidimos refrescarnos tras nuestro periplo cultural. Era algo temprano para almorzar, más aún porque teníamos panoramas distintos cada uno, por lo tanto, partimos con unos extraordinarios jugos de naranja (sin azúcar) que nos repuso rápidamente de nuestra caminata. Luego enfrentamos el dilema si adelantar parte del almuerzo o quizás, comer el postre como graciosamente concordamos. Pedimos unas copas de helados impresionantes no solo por su forma sino por el tamaño y sabor. Cuánto me gusta el helado de chocolate araucano y los trozos de frutillas que lo adornan!!

Es una promesa, volveremos por un almuerzo completo en los próximos días.

 

Peumayen : un año después

Me agrada recibir comentarios acerca de restaurantes que tengo la fortuna de conocer y más aún cuando mis amigos lo hacen convencidos de haber hallado algo extraordinario. Este es el caso del exquisito Peumayén, restaurante de cocina ancestral ubicado en Bellavista.

Efectivamente hace casi un año que no regresaba a este lugar, ya que mi mayor placer es descubrir nuevos sitios. Sin embargo, los recuerdos de disfrutes siempre me hacen volver.

Una copa de espumante y agua mineral que generalmente prefiere mi partner fue el primer encargo de esta noche. La singular panera que para la mayoría se convierte en un vicio, pues es muy difícil evitar comerla entera (imaginen que así fuese en cualquier restaurante), literalmente es una degustación de panes o sustitutos de éstos ordenados de norte a sur de Chile.

Compleja la selección de fondos ya que todos evocan sabores especiales, pero hay que elegir y en esta ocasión, una merluza austral y un plato de róbalo fantásticos que acompañamos con una botella de pinot noir.

Para los postres, nada mejor que una degustación con la variedad de versiones gourmet de esos postres clásicos y de distintas culturas de nuestro país. Placer sobre placer, solo quedaba beber nuestro café negro prensado para completar esta deliciosa experiencia.

Normandie : un buen lugar para disfrutar

Es increíble como pasa el tiempo y cambia el mundo, cambia todo pero aún hay sitios que permanecen y de vez en cuando me animo a revisitar. Tras asistir a un espectáculo en la vecindad, decidimos cenar en el Normandie.

Iniciamos el disfrute con agua mineral gasificada para mi partner y un exquisito kir royale para mis antojos, mientras saboreábamos un magnífico carpaccio de salmón ahumado. Tomando en cuenta el frío de esta noche, dimos la bienvenida a la sopa de cebollas que en este sitio preparan de forma maravillosa.

Para los fondos, un tournedos con papas risti y una trucha rellena que acompañamos con una buena botella de malbec J. Bouchon. Una cena deliciosa que nos permitió una entretenida conversación hasta llegar a los cafés de cierre de la jornada de disfrutes.

Con lugares como éste, dan ganas de volver!!

Como en Lima : nuevo sabor en Ñuñoa

Tras una buena sesión de teatro, llegamos a este lugar que a la distancia nos parecía especialmente interesante. Una noche muy fría que nos hacía pensar en un lugar suficientemente cálido y de buen gourmet para disfrutar un buen rato, ese rato es el que más disfruto, cuando intercambiamos opiniones acerca de la obra que vimos y hacemos conexiones azarosas con muchas otras sesiones de teatro que hemos visto juntos.

Efectivamente el sitio tenía la temperatura adecuada y nos animamos de inmediato para pedir mi agua mineral y ese deseado pisco sour de mi partner. De la carta menú, se asomó inmejorable un chicharrón de camarones para esos prolegómenos deliciosos.

Para los fondos, nos dimos algo más de maña y tras interrogar al atento mozo, decidimos por un salmón con miel y maracuyá y una reineta ComoEnLima, la marca de casa. Tremendos y hermosos platos que acompañamos con un Montes Selection reserva carmenere que inesperadamente combinó de maravillas.

Tanta conversación y rico placer gastronómico nos condujo inevitablemente al postre, pero incapaces de abordar el desafío, decidimos compartir una deliciosa torta Tres leches junto al café.

qué buen lugar!!!

ProBoca : una sorpresa en Ñuñoa

En la búsqueda permanente de lugares disfrutables, esta noche nos encontramos con un nuevo sitio que ocupa el lugar de un restaurante del cual tengo buenos recuerdos. Me refiero al Doña Inés que claramente desapareció para dar vida a Proboca, lugar que probaríamos hoy.

El espacio físico se mantiene francamente inmodificado, prevaleciendo el color blanco y una distribución espaciosa de las mesas, lo cual es de mi especial agrado. Una rápida atención, lo que siempre agradezco, para iniciar con una cata de los pisco sours del lugar. Buenísimos.

Acompañamos el aperitivo con unos deliciosos trozos de pulpo grillado que estaban de campeonato, mientras nos preparábamos para los fondos. Hay que hacer la reflexión obvia si ya es posible sorprenderse con un nuevo sitio de gastronomía peruana habiendo decenas y la mayoría muy buenos. La verdad es que si me gusta sorprenderme y creo que seguiré probando por un buen tiempo.

Platos basados en pescado y esos deliciosos aderezos peruanos que le dan el toque maravilloso que nos hace volver una y otra vez a disfrutar comida peruana. Una buena botella de pinot noir fue la agradable compañía para esta cena exquisita.

Esperamos volver en otro momento a explorar más sabores ya que el sitio tiene todo lo necesario para seguir sorprendiendo.

Valle del Elqui : un paseo notable

Un delicioso grupo de amigos que nació al alero de mi querido Club Malayo, cada cierto tiempo es el epicentro de disfrutables paseos con trekking y montaña por diversos lugares de Chile. En esta ocasión me avisaron con suficiente tiempo como para poder planificar algo y sumarme a la aventura.

Quedamos de juntarnos en Plaza Italia con mi gran amigo León, quién viajaba sin su Chinita y en consecuencia conformamos una cordada que sumaríamos a nuestros amigos Nilda y Roberto, la Rubia Soldavini y su hermano y Ale Gallo y su pareja. Un grupo dedicado a pasarlo bien en todo momento y que hace que estos paseos sean inolvidables. Una larga jornada en la camioneta de León para llegar al Valle del Elqui, destino que además de su aura mística tiene buenos cerros para subir. En el camino tras un infructuoso intento de llegar al lugar de alojamiento, decidimos ir a comer a una picada en donde una buena sopa y un plato de carne y arroz apaciguaron el hambre acumulada en las horas de tránsito.

Una vez que coincidimos vía telefónica logramos coordinación para llegar al lugar que Ale había reservado, nos encontramos todos en un maravilloso oasis pleno de naturaleza bajo la belleza sorprendente del cielo del valle. Nos instalamos en la cabañas, por cierto muy bien equipadas, y comenzamos a planificar la cena y la salida madrugadora hacia el cerro Porongo.

Creo que sobra decir la cantidad de exquisiteces que disfrutamos este atardecer mientras la noche pugnaba por asomar entre las nubes hasta que logro despejar y mostrar esa impresionante belleza que hace del Elqui el mejor lugar para divisar estrellas. Algo atolondrados por tantos placeres comestibles y bebestibles, fuimos hacia la oscuridad del camino para mirar con unos tremendos binoculares las más hermosas formaciones celestiales que pueden verse sin equipamiento profesional. Nebulosas, galaxias y cúmulos de estrellas maravillosos que disfrutamos por el tiempo que nuestro cuello resistió la pose. Es sorprendente el cielo del Elqui, un espectáculo que no he podido repetir en ningún otro lugar.

Si bien antes de la cena habíamos hecho una incursión para detectar el sendero que en la mañana nos conduciría al Porongo, la verdad es que no logramos dar con él y esta temprana mañana, tras desayunar, nos incursionamos con toda la incerteza y la curiosidad que era posible. Caminamos a través del pueblo y nos metimos al cerro por donde parecía mejor ruta. Afortunadamente, íbamos bien encaminados y el ascenso nos obligó a un buen ritmo mientras observábamos la huella de los mineros en el cerro, varios piques y prospecciones que hablaban de la actividad pirquinera de la zona. Varias horas después llegamos a un remanso que nos dió la verdadera perspectiva del ascenso, un desnivel de casi 2 mil metros, no era presa fácil para nadie y calculando los tiempos, decidimos que la aventura llegaba al punto de decidir volver.

Una nueva y deliciosa cena nos esperaba tras el regreso, cansados y contentos solo debíamos ducharnos para iniciar el asado que rápidamente armamos para el mayor disfrute de todos. Una larga noche de risas y buenos momentos, antes de ir a descansar.

El último día en la zona, lo destinamos a pasear y conocer la zona, nos sorprendimos con las ocupaciones del camino de decenas de ovejas y también de cabras como si no importara nada. Para nosotros solo fue una oportunidad de tomar fotografías y disfrutar el percance. Después, un buen almuerzo en el pueblo cercano y el inicio del inevitable regreso.

Un paseo exquisito que dejé registrado en estas fotografías para recordarlo muchas veces.

 

Regreso a La Percanta : rico como siempre

Ahora que la zona cercana a la Plaza Mori está adquiriendo más vida y subiendo el nivel gastronómico del barrio Bellavista, me dan más ganas de ir al sector.

Esta noche decidimos ir a cenar a La Percanta pues ya habían pasado unos meses desde mi última visita y habían buenos recuerdos. Mi partner como ya es habitual, pidió su pisco sour para acompañar mi kir royale, preámbulo de la selección de platos. Mi cuerpo pedía un plato contundente por lo que elegí la hamburguesa Percanta, una pieza con vacuno, cerdo y tocino acompañada de cebolla caramelizada, queso, huevo y champiñones además de las deliciosas papas fritas en su punto. El plato de mi partner también se veía delicioso, un fettuccini con gambas y langostinos en una salsa de mariscos y tomate. Acompañamos con una botella de malbec reserva de la Finca La Linda, notable vino de Mendoza.

Para los postres, seguimos golosos con una creme brulee amaretto expreso y una crema asada de dulce de leche exquisitos que disfrutamos junto a buen café negro.

Qué rico es este lugar!!!

Restaurantes revisitados mientras huíamos del calor

Noche calurosa a pesar de ser casi medianoche, camino en búsqueda de algún sitio en donde cenar encontrándome de pronto sentado a una mesa en las afueras del Normandie dispuesto a probar alguna delicia francesa. Es curioso cuanto tiempo ha pasado desde que vine por última vez y sinceramente no tengo objeciones para este restaurante. Partí con mi necesaria agua mineral y de la carta elegí un bien recordado plato, Tournedos de filete acompañado con unas papas risti. Sumé una media botella de cabernet sauvignon de J. Bouchon para disfrutar una tranquila cena.

Otra noche canicular nos sorprende en las inmediaciones del Maldito Chef y la tentación fue irresistible. Partimos con unos pisco sour además de las botellas de agua de rigor. Acompañamos el aperitivo con un ceviche de culto y seguimos con esos sandwiches descomunales, una hamburguesa del chef y un chacarero además de una rica botella de malbec Botalcura. Fantástica conversación hasta el café negro de cierre, cuando ya era muy tarde.

Pensando en un sitio que mi partner no conociera, decidí volver al restaurante Su Merced enfrente del Parque Forestal. Las botellas de agua, seguidas de pisco sour y un vodka con sabores de berries, mientras dudábamos acerca de cual plato saciaría el hambre de una larga jornada. Una albacora con cous cous al limón salteado con almendras y manzana y para mí un arroz frito al estilo oriental con camarones al jengibre, salsa de soya, aceite de sésamo, dientes de dragón y cebollines. Delicias que acompañamos con un petit syrah Carmen reserva. No fuimos capaces de agregar postres por lo que fue bienvenido el buen café.

Un imperdible para cualquier noche es el Capperi y esta noche se nos antojó como la mejor opción para cenar. Instalados en la rica terraza, las habituales botellas de agua fueron seguidas con un pisco sour normal y uno con albahaca que es mi predilección. En esta ocasión decidimos un formato para compartir y pedimos un exquisito suppli al ragú romana y una provoleta y camarones, acompañados de un carmenere Tabalí reserva. Una noche fantástica de sabores que cerramos con el café negro acostumbrado.

Un almuerzo de fin de semana nos llevó al Huerto, restaurante que visito por décadas y que sigue gustándome. Partimos con unos pisco sour receta de la casa exquisitos con una porción de guacamole para compartir mientras llegaban los platos de fondo. Una enorme ensalada Islas Griegas y el contundente Nuevo México que acompañamos con una botella de syrah Chocalán selection.

La siguiente parada para una rica cena fue el maravilloso Peumayen, una verdadera delicia. El viaje ancestral comenzó con Sour palta piña y un Sour Huacatay, sorprendentes. La panera como siempre tan original y deliciosa que dudo que alguien se resista a comerla toda. Para los fondos, un plato de róbalo con salsa de mariscos ahumados y charquicán y para mí un garrón de cordero con papas nativas bien acompañados por una botella de Lagar Aluvión, un ensamblaje de syrah y cabernet sauvignon maravilloso. Para los postres una degustación de las especialidades de la casa, placer por doquier!. Solo nos quedó beber el rico café prensado para despedir esta incursión deliciosa.

Otro almuerzo que casi olvidaba fue en el Mulato del barrio Lastarria. Mi partner y su habitual pisco sour colegial, en cambio yo preferí el aperitivo de la casa llamado Mulato para acompañar un buen ceviche del mercado. Luego unos calugones de congrio y otro plato con blanquillo, el pescado del día, que lo acompañamos con una helada botella de pinot noir Tabalí. Para los postres compartimos un sabroso cheese cake y los cafés correspondientes.

Muchos sabores y ricos lugares nos permitieron salvar esta parte del verano, que afortunadamente ya comienza a refrescar.