Waldini : en nuevo local pero igual de rico

Este sitio de comida italiana se movió unos pocos metros en la misma calle y ahora quedó incluido en el bullicioso Patio Bellavista pero con unas instalaciones ideales para un buen disfrute. El local anterior era muy pequeño, pero la calidad de su cocina lo instaló rápidamente en mi lista de favoritos.

Partimos como es habitual con unas botellas de agua mineral, preámbulo de los sabores que esperábamos disfrutar. De la carta elegimos una Rústica y unos ravioles con ricota y nueces, platos que decidimos acompañar con una innovación, pues seleccionamos un Tamaya reserva sauvignon blanc que nos sorprendió gratamente.

Música suave, buena atención y sobretodo buena cocina. Para los postres, nada mejor que Tiramisú y buen café negro.

Squadritto : cenando rico

Un sitio probado, que no admite complicaciones y que afortunadamente siempre me tiene un lugar disponible para disfrutar. Partimos con la combinación de pisco sour y kir royale como aperitivos además de las aguas minerales de rigor. Luego revisamos la carta para elegir para compartir un squadritto alla parmigiana, seguido denlos platos de fondo  Pettuccine dil sud y un plato de pennini putanesca. Maravillas que combinamos con un Tres Palacios carmenere exquisito.

Squadritto es un sitio imperdible, un nivel gastronómico estable, un espectacular servicio y sobretodo una cocina de primera, es un lugar en que se apuesta a ganador si se trata de invitar a alguien que quieres complacer.

Para los postres un buen tiramisu y un mousse de chocolate vinieron de maravillas, acompañados  de un reconfortante e intenso café negro. Squadritto es un gran placer!!

 

La Bifería : un emotivo almuerzo

Desde la triste muerte del padre de mi querida amiga, no habíamos tenido oportunidad de vernos. Una muerte esperada y sobretodo preparada, ya que me preocupé mucho de ello, tras mi personal experiencia hace unos años. Qué difícil es enfrentar lo inevitable!!

Recuerdo que me viví un doble duelo, perder a mi querido viejo y al gran amor de mi vida quien decidió salir de mi vida y que yo lo asumí. La mezcla de emociones era muy significativa y esperaba salir airoso de tan potente experiencia.

Pasé a buscar a mi adorada amiga de tantos años y la llevé a un sitio que me resulta especialmente grato, me refiero a La Bifería. Partimos, como merece la ocasión con un particular beef sour para acompañar un buen ceviche del día. Combinación perfecta que no tienen parangón.

Tras una potente conversación que iniciaba nuestra catarsis emocional, ella elige un exquisita Picanha con papines al pilpil mientras yo me inclino por un Ojo de Bife con puré de papas rústico, platos magníficos de este verdadero oasis de las carnes en Providencia.

Como era de rigor, busqué en la carta de vinos algo adecuado para la ocasión y encontré un ensamblaje Leyda Vintage Selection maravilloso, un manjar que acompañó cada trozo de la exquisita carne que gozábamos en este especial almuerzo.

Debo reconocer que fue un encuentro lleno de lagrimones, de penas contenidas y sobretodo de solidaridad y amistad, ambos necesitábamos resarcir nuestras penas, compartir como siempre la profundidad de los sentimientos y especialmente ser capaces de mirar el futuro con la alegría que implica vivir, más que sobrevivir, vivir intensamente con todo.

La alegría llenó mi corazón al darme cuenta que a pesar de las sentidas penas de ambos, siempre hay tanto porque vivir y sentirse felices. Nadie, vivo o muerto, puede hacernos infelices si no queremos.

Es quizás el almuerzo más power en muchos años, y me llena de alegría seguir adelante, la pena eterna no es para nadie algo bueno. Viva la vida!!!

Regreso a Boudoir : una gran cena

Este es un sitio muy especial y no me queda claro que cumpla el objetivo fundacional de sus dueños. Sin embargo, aprecio su buena gastronomía y sobretodo el gran servicio.

Instalados en el sector que más me gusta, que viene a ser una suerte de patio interior, nos preparamos para disfrutar una buena cena. Partimos, como es habitual, con agua mineral con gas y sin gas.

Hurgando en la interesante carta, encontramos un curioso Pollo a la grilla y una Corvina en tres pimientas, que bien representaban sabores dignos de ser visitados en esta noche. A pesar que jamás me ha gustado el pollo, celebro mucho cuando su sabor es modificado por la buena mano de un chef inspirado.

Nuestros platos merecían una cepa tinta delgada y sabrosa como resultó ser nuestro Syrah de Martino Legado, un vino que normalmente nos da buenas sensaciones.

Una cena tranquila, amenizada por la excelente selección de música y la excelente atención, algo que siempre rescato de este interesante sitio.

Para los postres, la tentación fue la misma, crème brulèe para ambos, un postre siempre agradable y que con un café bien negro construye una combinación magnífica.

Me gusta Boudoir, cumple lo que promete.

AsiaLima : un rico retorno a los sabores

Después de disfrutar un espectáculo en vivo, necesitábamos un sitio en donde comer algo rico y conversar. El azar que nos guía por la vida nos puso al alcance un lugar del cual tengo buenos recuerdos, el AsiaLima.

Partimos con unos tragos interesantes, un Maracuyá sour para mi partner y una sorprendente Algarrobina  sour, que me fascinó. Estos aperitivos los combinamos con un ceviche pituco, con locos y camarones, corvina todo marinado con crema de ají amarillo y limón de pica, una verdadera delicia.

Para los fondos, elegí unos tallarines verdes y corvina apanada y mi partner prefirió unos ravioles a la huancaína, ambos platos desbordantes de sabor. En justicia, se merecían un gran vino y elegimos un ensamblaje Carabantes de Von Siebenthal magnífico.

Por una confusión del mozo con el postre que pedimos, terminamos con un suspiro limeño de regalo además del panqueque de maracuyá que queríamos compartir.

Solo quedaba saborear el café, antes de retirarnos de tan rica cena. AsiaLima realmente está buenísimo.

Tambo : una cena para recordar

Saliendo de una obra de teatro, las ganas de conversar y de comer algo rico nos invitó a incursionar por el barrio Lastarria y habiendo ánimo de comida peruana, nada mejor que volver al Tambo.

Partimos con sour tambo, pisco sour macerado de jenjibre, zumo de limón, frambuesas y clara de huevo y un Maricucha, pisco, extracto de maracuya, jarabe de goma, zumo de limón y clara de huevo. Deliciosos!!

Para acompañar los aperitivos un imperdible un ceviche mixto al rocoto, sorprendentemente  picante, algo que no esperaba, pero indudablemente sabroso.

Para los fondos, el instinto de placer nos condujo a elegir un Tambo saltado, lomo salteado con cebolla morada, tomate, tocino, ají amarillo, cebollín arroz blanco y papas fritas para mi disfrute y un imperdible filete mar y tierra, filete en salsa cabernet sauvignon con pepian de trigo y camarones al aji amarillo

Platos magníficos que merecían un vino notable como es este Bodega Volcanes Parinacota, un  ensamblaje increíble de syrah y carignan del valle del Maule, una maravilla!!.

Para los postres, solo fuimos capaces de compartir un 4 leches y mango que junto a un rico café negro, cerro una cena inolvidable.

 

Magno Club : una cena sorprendente

Esta noche tenía un propósito claro, saber que tal era la cocina de este lugar que visité unos meses atrás. Esa primera incursión fue más bien superficial y era necesario algo más profundo para formarse una opinión.

Ingresé al enorme comedor para elegir una mesa enfrente de un ventanal con vista a la calle y que al mismo tiempo me permitía mirar los lindos reflejos de las llamas de una gran chimenea.

Partí como suele ocurrir pidiendo una botella de agua mineral sin gas mientras hojeaba la interesante carta. Platos diversos, desde unos muy chilenos, pasando por platos típicos de la cocina peruana y otros de la tradición thai. Mis ojos quedaron pegados en lo que sería mi entrada, un timbal de locos.

Me entretuve un rato con los panecillos y la salsa de untar hasta que apareció mi entrada. Un plato enorme y sobretodo delicioso. Me adelanté a ordenar mi plato de fondo, una albacora a la pimienta rosada junto a una botella de Syrah Nimbus Estate 2007 que me pedía a gritos ser elegida en la carta de vinos.

Comí lentamente disfrutando cada bocado, extasiado en los sabores, la delicada música lounge y los reflejos parpadeantes de las llamas de la chimenea. Una cena sorprendente no solo por la buena cocina sino por lo disfrutable del ambiente.

Cerré esta incursión con un buen café negro mientras recorría con la mirada este lindo lugar.

Mulato : el recambio del R.

Había detectado el casi imperceptible cambio de nombre, ya que el local es esencialmente idéntico al viejo R. Una casa hermosa ubicada en la Plaza Mulato Gil en donde por muchos años (mejor no recordar cuántos) había estado el R., luego que se trasladó de su original ubicación (hoy un sitio baldío que nadie sabe porque sigue así).

Tras un disfrute de teatro delicioso, junto a mi partner, caminamos en búsqueda de un sitio de cena  y por supuesto que llegamos al Mulato.

Las partida, siempre simple y cautelosa, fue con una botella de agua mineral  y un pisco sour especiado, aunque no ofrecían el rico pisco sour con albahaca que se cuenta entre mis preferidos, las opciones eran múltiples.

Revisamos con la tenue iluminación, la interesante carta para construir la experiencia. Los platos de fondo ameritaron ser una merluza austral y una corvina del indico, delicias que combinamos con un Tabalí pinot noir a la temperatura correcta que resultó maravilloso.

Estaba tan rica la cena que el mozo al notar nuestro placentero disfrute, en un acto espontáneo nos trajo al chef, con quien comentamos la rica experiencia vivida y nos desafió con los postres, en donde nos dimos el gusto de modificarlos un poco. El mismo chef los preparó y nos trajo a la mesa una albakita y un panqueque de membrillo con porción de helados que maximizó nuestro placer gastronómico.

Tanta amabilidad es congruente con un sitio que se abre paso en régimen de salvaje competencia en el barrio Lastarria. Bien por eso!!

Cerramos esta exquisita cena con un negro café.

Este restaurante Mulato promete ser un sitio notable en Lastarria, no solo por su privilegiada ubicación sino porque tiene personalidad, exquisita música y buena cocina.

 

Ciudad de México : una cena contundente

Otra noche de hambre desatada aunque acompañado por una partner con poco apetito, en fin, debía conjugar ambos aspectos para que fuera disfrutable. Una idea cruzó por mi mente y me dirigí con mi compañía hacia este sitio de comida mexicana tradicional que ya había visitado en otras ocasiones con buenos resultados.

Una hermosa chica nos ubicó en un buen lugar y partimos por pedir unas Quesadillas mixtas, un plato para compartir que por lo menos para mi, solo era el comienzo de la cena, solo un appetizer. Los bebestibles marcadamente distintos entre ambos, un Tequila Ciudad de México y una gaseosa.

Concluido los prolegómenos de esta cena,, carta en mano las decisiones apuntaron a una ensalada muy conmtundente y sabrosa para mi partner (en franca dieta) y una degustación de los mejores tacos para mí, un plato apropiado para el tamaño de mi hambre. Cada ocasión en que me siento así, pienso que nada puede calmar mi hambre, pero confieso que este plato fue suficiente.

Para acompañar los sabores desatados, seleccioné de la carta un rico ensamblaje de cabernet sauvignon carmenere y merlot, deliciosa combinación que disfrutamos en una distendida conversación y sobretodo sabrosa cena.

Ciudad de México es un buen lugar para saciar apetitos incontrolables como el mío. Sigue en mi lista corta de emergencias gastronómicas.

 

 

 

Asia Lima : un retorno inesperado

Salí a buscar un sitio en donde cenar tras una jornada intensa de trabajo y ninguna gana de cocinar en casa. Como me resulta normalmente cómodo, comencé a caminar zigzagueando en las calles del sector Manuel Montt, ponderando historias y descubrimientos en los sitios que iba encontrando. Inesperadamente, la cálida iluminación del Asia Lima fue suficiente seducción para decidir que ese sería mi lugar de cena.

Estaban partiendo la jornada, por lo que tuve que perdonar cierta torpeza al comienzo, pero muy pronto pude pedir un aperitivo, el Inka Atahualpa, un pisco con licor de banana, jarabe de granadina e inca cola, una delicia que por su contundencia requería algo más. Así que pedí, una causa al olivo, esto es, una causa rellena de pulpo con crema al olivo. Una delicia inesperada, ya que acostumbrado a las causas con atún, no sabía que esta variante podía ser tan deliciosa.

Aún hambriento, seguí revisando la carta y me encontré con la versión japonesa de la comida peruana y pedí un Asia Maki Popeye, una combinación de atún y palta envuelta en espinaca y cubierto con un tartar de atún y salsa oriental, un plato delicioso que bien merecía una botella de Matetic Corralillo Pinot Noir.

El lugar sigue siendo cool, solo falta refinar el servicio, ya que se nota mucho la diferencia entre los mozos inexpertos y los con oficio.