Volcanes y lagunas andinas por una semana

En verdad he tardado más de la cuenta en hacer un nuevo relato de los disfrutes que he vivido las últimas semanas. No obstante ello, creo que esta crónica de un delicioso viaje al sur de Chile es una excelente muestra de lo que se puede hacer en pocos días con la mayor eficacia en secreción de serotonina y endorfinas para cualquier ser humano que gusta del aire libre, las montañas y sobretodo pasarlo bien.

Los prolegómenos me los ahorraré ya que mi nivel de ocupación laboral solo me permitieron intermitentes contactos por correo electrónico con mis maravillosos compañeros de aventuras, así es que me situaré en la madrugada de un sábado en que debí despertar muy temprano para completar de armar mi mochila y trasladarme al hogar de los amigos que pondrían el transporte para que cuatro aventureros viajaríamos hacia el lago Villarrica, lugar en donde teníamos arrendadas un par de cabañas en donde los 8 miembros de este divertido grupo tendríamos un centro de operaciones.

Las cabañas a la orilla del lago Villarrica no podían ser más adecuadas para el disfrute y que tras las horas de viaje, nos esperaban con la sorpresa de un rico asado que un par de malayos tenía preparada para recibirnos. Cabe destacar que los 8 de la fama, veníamos de lugares distintos dado el periodo vacacional y que internet mediante nos habíamos coordinado para coincidir en esta aventura.

Este día sábado fue de abrazos y mucha comida deliciosamente preparada por nuestro gran León, el cocinero de ocasión quien se esmeró en deleitarnos con varias preparaciones excelentes para acompañar el asado, Buen vino y mejor conversación fue el tránsito temporal hasta que todo el grupo al atardecer, terminó de completarse.

Antes de ir a descansar, acordamos que el primer destino serían los Nevados de Sollipulli, un destino que prometía una cumbre excepcional. A la hora acordada, todos desayunados y ganosos, abordamos los vehículos para trasladarnos a nuestro destino y comenzar el ascenso atravesando esos bosques maravillosos de Araucarias que cubren la zona y que hacen la mayúscula diferencia con otras partes de Chile. Tras atravesar esos bosques húmedos llegamos a una zona de piedras volcánicas que nos acompañaron mientras adivinábamos el sendero hacia ese cráter lleno de un glaciar  que divisábamos en la altura.

Al llegar a nuestro destino, la belleza sobrecogedora de un glaciar gigantesco, 4 Km de diámetro y según dicen, 200 metros de profundidad en el cráter. Ahorro palabras dejándoles las fotografías de este primer hito vacacional. Esa noche aprovechamos la carne sobrante del asado del día anterior y cenamos un Valdiviano maravilloso.

La mañana siguiente decidimos incursionar en el Parque Nacional Huerquehue en la ruta hacia el San Sebastián. Temprano comenzamos a ascender por un sendero que incursionaba en un precioso bosque de flora nativa de coigües y lengas que poco a poco se convirtió en un bosque de araucarias extremadamente denso y con pendiente. Nada nos amilanó en el avance y tras cruzar la pampa Quinchol aparece otro bosque de especies nativas que desafían la gravedad debido a la pronunciada pendiente. Finalmente llegamos al mirador, un lugar demasiado hermoso pues la vista a las lagunas Tinquilco, El Toro, Verde y San Manuel son de una belleza apabullante. Extasiados, permanecimos bajo el sol y azotados por un fuerte viento fascinados con tanta maravilla. Revisen estas fotografías para confirmar lo que les relato. Esta noche, tras regresar a Pucón, pasamos a comprar un buen costillar y otras delicias para preparar un buen asado de cierre de la jornada.

Un nuevo día, traía la inquietante noticia que venía lluvia, lo cual no nos hizo cambiar de opinión e igual decidimos subir el Quetrupillán.  El acercamiento estuvo auspiciado por un sol intermitente pero con una temperatura bastante alta, lo que sumado a la humedad, me hizo transpirar bastante. Cuando llegamos a la zona fuera del bosque, un peladero realmente, nos percatamos que con una rapidez asombrosa el volcán se cubría de negras nubes y neblina. Allí decidimos esperar a todo el grupo y evaluar la situación. Un arriero que pasa por el lugar nos comenta que hace unos meses se habían extraviado unos extranjeros en el lugar y que todavía no los encontraban y que la visibilidad era pésima en estas condiciones. Bueno, para estos casos yo aplicó la regla maestra de mi vida, yo vine a disfrutar no a sufrir, lo cual fue respaldado por mis amigos y sin complicarnos decidimos descender y ocupar el resto del día en otra aventura disfrutable.  Decidimos ir a un pueblo cercano a almorzar aunque era bastante tarde, pero fuimos afortunados pues encontramos un lugar con una oferta de comida mapuche que nos tentó. Además de las fantásticas sopaipillas, jugos cremosos, humitas, pastel de choclo, lo que fascinó fue la tortilla de brotes de coligüe. Un gran festín que nos obligó ir a buscar un lugar para caminar y fue a la zona de Puesco en donde recorrimos una hermosa laguna llena de totoras y que antaño fue un santuario de patos. Nuevamente, les dejo fotografías de la rica jornada.

Esa noche comenzó a llover fieramente muy temprano, por lo que ya en nuestro refugio nos dedicamos a preparar una cena aprovechando todos los aportes gourmet que cada integrante llevó al paseo para deleite de todos. Una cena impresionante en donde aprovechamos de revisar fotografías que proyectamos en un telón.   Hay que reconocer que fuimos muy bien preparados.

La mañana siguiente partió tarde debido a la incesante lluvia nocturna y a lo inestable del clima. Como no había intención de quedarnos encerrados, tomamos la decisión de ir a Lican Ray a pasear y por supuesto comer. Recorrimos un cerro a un costado del bello lago Calafquén repleto de copihues y especies nativas y que tenía la ventaja de poder descender de vez en cuando a las pequeñas playas en la orilla del lago que nos brindaban deliciosas imágenes del lugar. Cuando ya estábamos suficientemente hambrientos nos fuimos a un gran restaurante de la playa principal para disfrutar un almuerzo como lo merecíamos. Embarcados en el goce, decidimos que era un buen día para visitar las termas geométricas y no hubo quejas. Terminamos sumergidos en esas aguas termales por horas, un disfrute impresionante y que solo la helada noche nos obligó a dejar. Sobran comentarios, casi a medianoche pasamos a comer unas pizzas por el camino y rápidamente a dormir. Por supuesto, hay fotos para compartir.

Un nuevo día, una nueva aventura. Esta vez nos fuimos al Santuario El Cañi, un ex fundo aserradero que hoy administra una microempresa y que ofrece un exquisito lugar de bosques y lagunas paradisíacas. La belleza  del silencio solo interrumpido por graznidos de aves y golpeteos de pájaros carpinteros, nos regaló un trekking inolvidable. También les regalo las fotos que registré antes de la muerte de mi cámara.

Viendo que se acababan las vacaciones, el último día decidimos disfrutar la cabaña en la orilla del lago Villarrica y lo dediqué a conversar con mis entrañables amigos todo el día, mientras bebíamos buen vino y comíamos lo que íbamos preparando en sucesivas incursiones de los experimentados cocineros de este genial grupo. Un día inolvidable que coronamos con juegos y proyecciones del abundante material fotográfico de este paseo al sur. La única deuda fue el volcán Villarrica que nunca despejó por lo que no pudimos subirlo.

La mañana siguiente fue la despedida y el retorno. Lindas vacaciones!!!!

Salvador Cocina&Café : una sorpresa en el centro de Santiasco

En medio del centro aparece este sencillo pero delicioso lugar que he tenido la fortuna de visitar un par de veces gracias a un amigo que entiende mi afición por buscar filetes. Un concepto de pequeño mercado con muchas delicias naturales y una atención impecable. Me dió mucho gusto reconocer a un mozo quien ha estado antes en el fantástico Ambrosía que ya abandonó el centro y en el Le Fournil en Patio Bellavista, a quien agradezco su siempre bien cuidado servicio y cordialidad.

El lugar es pequeño pero el servicio es muy rápido, lo cual sorprende ya que los platos que ofrecen de bastante elaborados y en muchas ocasiones sorprendentes. Para los almuerzos hay entrantes, fondos y postres que cambian casi todos los días y por si fuera poco, inscribiéndose en su página facebook es posible asistir a una sesión de cocina nocturna que ya me tiene tentado, 14 personas disfrutan las preparaciones del chef.

He tenido la ocasión de probar por la tarde unos jugos increíbles de té helado y especias acompañando unos paninis descomunales y sabrosos, también he almorzado una brusqueta de campo de entrada seguida de un quiche de pimientos y un postre de torta de berries excelente, siempre acompañado de un buen té helado que con estos calores santiasqueños se transforman en una bendición.

Genial propuesta, renueva las posibilidades del centro a la hora de tener que almorzar o salvar el día a media tarde.

Peperone : una opción sabrosa

Ubicado en la entrada que lleva por Chucre Manzur hacia la casa chascona de Neruda y los galpones, hace un año aproximadamente se instaló un pequeño café pizzería muy fashion. Ambientado con muebles antiguos, muchos objetos y buena música, es una opción que esta noche no quise desechar.

El lugar es sencillo y al mismo tiempo pretensioso, la carta es muy simpática pues cada pizza tiene nombre propio. La primera que me tentó fue la Maxima Eliana, con salsa tomate, mozzarella,  filetes de anchoa, alcaparras y aceite al ajo pero no habían anchoas. Así que decidí cambiarla por una Roberta Andrea, compuesta por salsa de tomates, queso de cabra, champignones, pimientos acaramelados y pesto. Al mismo tiempo, exploré la carta de vinos, pequeña pero suficiente para encontrar un Carmenere Las Mulas de Miguel Torres reserva 2011, combinación apropiada para disfrutar la exquisita pizza a la piedra.

El sitio muy tranquilo, bien atendido y con una selección de Jazz en los parlantes que me fascinó todo el rato. hay una gran voluntad gourmet y el lugar promete. Volveré.

Cenando en Nolita : una experiencia exquisita

Desde agosto que no regresaba a este rico y ecléctico  lugar del boulevard  Lastarria 70, pero ya era hora de regresar. Por tratarse de un día de semana en que pocos salen a cenar, no hice reserva y corrí el riesgo. Estuvo bien, había espacio y precisamente en la terraza, algo que me gusta especialmente en estos días y noches calurosas.

Cómo es habitual en este sitio, inmediatamente pedimos dos copas de espumante, el aperitivo por antonomasia y comenzamos a revisar la interesante carta para buscar algo novedoso. Mi acompañante seleccionó un Tortelloni Nolita, esto es, un tortelloni relleno con ricotta batida huevo pochado junto a una  suave salsa de crema y vino blanco con aromas a laurel. En cambio, yo preferí el Lechon mediterráneo compuesto por medallomes de lechón en cocción lenta con salsa de tomates,  aceitunas, pimentón rojo, zapallito italiano, cebollas, berenjenas y trozos de papas aderezado con aceite de olivas y tomillo. Unos platos fantásticos y que además preparan en un tiempo increíblemente breve.

Para acompañar nuestros platos, elegí de la carta de vinos un Toro de Piedra. un ensamblaje de Syrah y Caberbet Sauvignon, delicioso!!. Una cena impecable que disfrutamos lentamente bajo las estrellas.

Para los postres Caramel  y un Ciocolatino, además del café negro de siempre. El Nolita es una apuesta segura!!.

La Jardin : un proyecto sorprendente

Caminando en busca de un buen sitio para cenar, nos acercamos al lugar en donde recordaba al Ponle Cacao en la vieja factoría Italia, en donde fuimos sorprendidos por algo notablemente distinto. Un sitio que parece un invernadero, lleno de artefactos reciclados y de materiales de demolición, los cuales sin perder su naturaleza se combinan de una manera sorprendente para darte la sensación de una experiencia única. Cajas de manzanas, chuicas y cuanto puedas imaginar se transforman en maceteros, pequeños motores mueven engranajes y aros de bicicletas para crear movimientos continuos, todo se mueve, todo es orgánico y te sumerge en una atmósfera de ensueño impresionante.

Nada es regular, las mesas son irregulares, los materiales no son nuevos, las bicicletas están en todo y en ese caos delicioso, aparece una chica que nos ofrece una carta con ofertas de comida y también de cursos de reciclaje, de cultivos orgánicos y de cuanto puedes imaginar en un proyecto itinerante y subversivo como éste.

No podíamos compilar la sorpresa de esta iniciativa tan original, nos costó tiempo entender que su naturaleza es la disrupción y sobretodo constatar que fuera posible. La chica que nos atendía nos confirmaba que solo duraría un año y que en marzo 2013 desaparecía, lo cual añade expectativas ante la temporalidad de la intervención. Hay productos que se sirven en el local que se producen en esos precarios y sorprendentes invernaderos que llenan el sitio. No puedo dejar de anotar que hay gente que disfruta descansar en pallets convertidos en sillones, en tiendas armadas con ropa de desecho, en gallinas que deambulan libremente por el lugar en un desorden virtuoso que me emociona.

Este lugar es imperdible, es un asesinato de lo cotidiano, un disparo libertario en el circuito de restaurantes de Santiasco, una oportunidad de vivir con libertad una forma distinta de restaurante y que conecta los sentidos con lo esencial.

A la hora que llegamos, ya no quedaban pizzas (algo distinguible en el lugar), pero accedimos a unos crocantes y panqueques que estaban deliciosos, después de todo era tan rica la experiencia que no es relevante lo que comimos.

No se pierdan a La Jardin, será parte de sus recuerdos más añorados.

 

Ascenso al volcán Lonquimay : una aventura formidable

Recibí la invitación para ser parte del Comando Tolhuaca – Lonquimay, un grupo de entusiastas amigos y malayos, quienes venían planificando esta aventura por bastante tiempo para poder aprovechar el delicioso feriado que se avecinaba. Sinceramente me sentía poco preparado para grandes desafíos, pero estaba seguro que lo disfrutaría.

Como invitado, preparé mis dos mochilas con lo suficiente para esta aventura y al mismo tiempo para poder cargar autónomamente en mi periplo. De madrugada salí con mi cargamento a un punto de encuentro en donde me subiría al vehículo de mi amigo León que nos llevaría en esta larga jornada de carretera hacia la novena región. Con muy poca espera, allanado en la esquina de encuentro, aparece León con Naty para que pueda cargar mis pertrechos y seguir raudos hacia el domicilio de Ed, nuestro cuarto acompañante. Tamaña sorpresa fue la cantidad de bultos que Ed cargó, para mis adentros, esto es demasiado!!, pero no sabía lo importante que podía ser una buena carga de cervezas y verduras en este paseo.

Un viaje de carretera increíble, peaje tras peaje, CD tras CD, nos entretuvimos magníficamente mientras nos acercábamos al objetivo. Llegamos a Curacautín y nos pareció un buen lugar para almorzar algo rico a pesar de la hora. Por radio, en la frecuencia malaya, avisamos donde estábamos para que se nos uniera el resto del grupo. Mientras tanto, un buen pisco sour, sirvió de prolegómeno de un almuerzo casero, sencillo pero suficientemente contundente para saciar el hambre acumulada. Hasta vino fue posible conseguir en este pequeño sitio que nos acogió por un rato.

Ya reunidos, nos dirigimos en caravana hacia Laguna Blanca, el fundo de alemanes que, como nos daríamos cuenta después, bloquea el acceso al Lonquimay y profita de ello. Que quede claro, hay un camino público hacia las faldas del cerro que nadie puede impedir el acceso, como lo hicieron ellos poniendo una camioneta en el camino para que usáramos un precario e inservible servicio contratado a la distancia. Duchas con agua caliente que nunca funcionaron, un toldo para el sol que demoraron un día en montar. En fin, me tomo un momento de despecho para denunciar lo «shanta», lo cual no obsta para que lo hayamos pasado genial. Lo más divertido fue comprobar la argucia de los dueños del fundo, quienes confiados en que no sabíamos alemán, se comunicaban por radio en ese idioma sin saber que nuestro divertido amigo Jurgen escuchaba.

Instaladas las carpas en las orillas de una laguna maravillosa, iniciamos un fogón para inaugurar nuestra primera noche de asado, preámbulo necesario para el ascenso que haríamos en la madrugada siguiente. Una cena deliciosa, animada por las bromas y la increíble buena onda que nació espontáneamente en el grupo. Dado que debíamos madrugar, nos acostamos relativamente temprano y en mi caso, tomé la precaución de comprometer a León para que me despertara, ya que sin mis 3 despertadores habituales no lo lograría. Una noche completamente despejada que nos llenó de estrellas el cielo como jamás se ve en Santiasco, fue el escenario propicio para los sueños.

Puntualmente a las 5 de la mañana, me remecen mi carpa y soy invitado a levantarme. Por mis buenas costumbres de dejar todo preparado la noche anterior, mi termo tiene agua caliente para un buen café con leche, galletones exquisitos y muy pronto estoy con todo mi equipo listo para partir.

A las 6 de la mañana, todo el grupo comenzamos a caminar rumbo al Lonquimay, destino que preferimos al Tolhuaca para este día. Una deliciosa caminata por los bosques salvajes y fragantes de olores mañaneros. Avanzada la ruta aparecieron unos amigos,muy especiales, Mónica Forno (hija del gran René) y su pareja, el divertido Jurgen, quienes según deduje seducieron a una parte de nuestro grupo para montarse en el 4×4 y avanzar más rápido hacia las faldas del Lonquimay. Los que íbamos adelante, seguimos caminando, pero tras un rato, vimos que Jurgen venía por nosotros y la verdad que considerando el trayecto que hicimos en su jeep, valía la pena el aventón.

Nuevamente todos reunidos, iniciamos el ascenso y la primera impresión es que sería más sencillo de lo supuesto, pero eso fue desmentido una y mil veces durante el recorrido. La pendiente era potente y en la medida que ascendíamos, fue necesario ponernos crampones y sacar el piolet, el volcán era duro de roer. Mientras nos acercábamos a la cumbre, las nubes nos atacaban a gran rapidez con vientos poderosos y gran frío, nublándolo todo y haciendo cada vez más difícil el ascenso. Finalmente, tres de nosotros llegamos a la cumbre y tras unas breves fotos, el frío nos estaba destrozando y solo queríamos bajar. Afortunadamente encontré una solución intermedia y tras descender unos 20 metros, decidimos esperar al resto del grupo a quienes animaba por la radio. Fueron unos 40 minutos heladísimos que soportamos con el único objetivo de esperar a que todo el grupo alcanzara esta linda cumbre. De todas formas, valió la espera, estábamos todos tan felices!!

Mi regreso estuvo marcado por un curioso incidente, me encontré un neumático nuevo, inmaculado a más de 2.500 metros de altura, claramente se cayó de un avión ya que nadie llevaría eso a esa altura. La diversión fue bajarlo rodando por la montaña, asunto que nos hizo gritar de alegría. por mucho rato.

Al final, dejamos el neumático y el frío y nos fuimos hacia el campamento en donde nos organizamos para disfrutar de un buen asado. Recogimos leña y me dediqué a coleccionar ingredientes para poder cocinar los acompañamientos. Aparecieron tomates, zanahorias, porotos, una quinoa maravillosa de Ale Gallo, un aderezo de mostaza de Susan, aceitunas rellenas y un montón de otras delicias con las cuales preparé las ensaladas con las cuales acompañaríamos el asado que estaba incubándose. Gran noche, hermosamente estrellada y con esa calma hermosa que hace soñar despierto, nos dimos el placer de una cena maravillosa.

El siguiente destino para la madrugada era subir el Tolhuaca, para lo cual acordamos que evaluaríamos a las 5 de la mañana como venía el clima, toda vez que se nubló terriblemente y comenzó a hacer frío en nuestro campamento. A la hora señalada, nos juntamos fuera de las carpas algunos y concluimos que habría que esperar hasta las 8 AM. De vuelta a dormir algo más y a la hora acordada desayunamos y nos dividimos en dos grupos, uno que haría un acercamiento por una ruta visible y otros en que intentaríamos el Tolhuaca por lo que creíamos era sendero correcto. Tamaña decepción, el sendero «correcto» nos tuvo luchando por más de tres horas con un bosque denso, terriblemente inhóspito y que tras ese tiempo de esfuerzo, renunciamos. Como el objetivo es disfrutar, por lo menos para mí, entusiasmé al grupo para ir a una cascada enorme que parecía el mejor destino ese día. Allí, descansamos, nos dedicamos a fotografiar y disfrutar antes de regresar al campamento.

De regreso en nuestras carpas, decidimos adelantar la preparación de un buen asado para todo el comando, ya que el grupo de acercamiento al Tolhuaca finalmente fue más allá en su incursión y tardó bastante en regresar.

Esta noche, preparé una suerte de ajiaco, aprovechando un corte de carne, tomates y especias que encontré, todo lo cual sirvió para alimentar a la tropa mientras esperaban el cocimiento del asado que en las brasas auguraba un futuro esplendor.

Qué noche más disfrutable, estuvimos hasta tarde riendo y comiendo cosas ricas que aparecían de vez en cuando, chorizos, vinos exquisitos, trozos de filete, algunos licores, en fin, muchas cosas ricas que compartidas fueron mejor.

Muy temprano al día siguiente, comenzamos el regreso, desarmamos campamento, cargamos autos y nos enfrentamos a esas largas horas de carretera que nos llevarían hacia nuestros hogares. Para recordar este lindo paseo dejé estas fotografías.

Qué lindo paseo y que lindas personas son los malayos!!!

Zocca : buena opción en Bellavista

Este sitio ya debe tener un par de meses ubicado en la nueva zona de locales (Dardignac)  en el Patio Bellavista y ya he tenido la oportunidad de visitarlo un par de veces. Amable atención aunque escasea el conocimiento de los mozos en algunas materias, algo que el administrador debiera mejorar.

Una interesante oferta de pastas y de pizzas lo cual era mi objetivo esta noche de paseos. Entre las pizzas me entusiasmé por una Diávola, fina masa a la piedra con mozarella, ricota, tomate, jamón acaramelado, queso de cabra y hojas de albahaca. Exquisita!!

Para acompañar mi merienda, elegí de una larga lista de tragos algo poco habitual en mis gustos, un bloody Mary bien hecho, porción adecuada  de vodka, jugo de tomate, limón y sabrosos aliños.

El ambiente bastante jovial, con harta iluminación, con 3 pisos para atender a mucha gente y muchos televisores con vídeoclips del momento. Además, muy importante para mí,  una disfrutable terraza que invita a ser visitada en este periodo de canícula en Santiasco.

Me gusta que aparezcan opciones para probar y disfrutar de la comida. En este caso, con algunas pequeñas mejoras, este restaurante se ganará muchos adeptos.

 

Infante 51 : sigue siendo delicioso

Hace ya dos años que no venía a este exquisito restaurante, pero tenía la curiosidad de saber si continuaba igual que mis recuerdos. Llegamos a una hora prudente para una cena tranquila y con altas expectativas de disfrute.

Partimos con un pisco sour peruano y mi habitual kir royale a lo que añadimos una entrada para compartir, corazones de alcachofas salteados con jamón serrano, una maravilla que nos sorprendió gratamente.

Cuando solo ofrecían productos del mar, por cierto su especialidad, no era fácil buscar en la carta, pero ahora que también hay carnes, arroces, pastas y todo tentador, vaya que cuesta tomar una decisión. Intentando innovar respecto de visitas anteriores, decidimos probar las carnes.

La elección recayó en entrañas de vacuno a la parrilla y papas al vapor para mi partner y un asado de tira formidable para mí. Acompañamos estas delicias con una botella de un ensamblaje gran reserva Korta del 2008, un verdadero manjar.

Elegir los postres ante tanta oferta también nos demandó algún esfuerzo, pero finalmente fue una pantxineta (un hojaldre acaramelado relleno de crema pastelera y almendras tostadas) y un goxua (un bizcocho borracho al ron sobre crema chantilly y cubierto con rica crema pastelera), maravillas que disfrutamos junto al café negro de rigor.

Infante 51 está mejor que nunca!!!

Regreso al TapasPassion: continúan las delicias

Esta debe ser la tercera o cuarta vez que voy a este lugar de pequeños y sabrosos bocados y confieso que es extraordinariamente adicitivo, vendría muchas veces más. Aunque he visitado otros bastante ricos, éste es mi favorito.

Apenas instalados en la mesa a la que nos condujo una anfitriona, fuimos rápidamente abordados por un mozo con las cartas y fue por nuestras botellas de agua mineral, mientras elegíamos la combinación de tapas más sabrosa. La variedad es enorme y las fotografías de la carta solo hacen aumentar la seducción de estos platos.

Sin muchas dudas, partimos la orden con arroz ibérico, rabo de toro, bombas de carne, croquetas passion, pulpo a la gallega, tártaro de atún y leche de tigre. Una multitud de sabores maravillosos y que acompañamos con una deliciosa botella de carmenere la la Viña Valle Secreto 2010 de regalo el cual conseguí con mi tarjeta de socio de la CAV.

Para los postres un melocotón al vino y un cremoso de chocolate y fresas, exquisitos!!!. Al cierre, los infaltables cafés negros y la promesa de volver con absoluta certeza.

Un nuevo Krrtrekking para disfrutar la ciudad (lo que queda)

Tras un lamentable accidente que sufrí en una competencia de MTB, he debido permanecer en la ciudad, encerrado en santiasco, ya que no tengo habilitado para otras correrías mi brazo derecho. Sin posibilidad de ir a la montaña ni andar en cleta, la opción es caminar, caminar tanto como pueda y eso igual lo disfruto sin ningún pesar.

Esta mañana desperté con ganas de caminar mucho, necesitaba sentir que quemaba calorías, stress y esos pensamientos que el cansancio laboral y los recuerdos que a veces despiertan y que no hacen bien.

Cargué mi cámara y otros accesorios y comencé el viaje hacia el MAVI, el museo de artes visuales en barrio Lastarria, una exposición deliciosa llamada El Progreso del amor de José Pedro Godoy me dio la bienvenida. Una delicia de sensualidad y erotismo en piezas magníficas y que juegan con el imaginario del ser humano y de toda la naturaleza en permanente ejercicio del amor. Recorrí además una variopinta muestra de arte de los 90 con diversos autores colaboradores del proyecto MAVI.

Los pasos siguientes me llevarían directo al Museo de bellas Artes, MNBA, mi museo favorito desde el fin de la dictadura, donde siempre encuentro algo notable para disfrutar. En esta ocasión, las revisiones históricas que solo este museo puede hacer dada la gran cantidad de obras que almacena, además una nueva revisión a la sorprendente muestra del arte de Gonzalo Mezza en el subterráneo.

La siguiente estación de este krrtrekking era por supuesto, el MAC en donde lentamente recorrí la nueva exposición de esculturas en el primer piso, las sorprendentes y potentes fotografías de Andrés Racz en el zócalo. Qué vida la de este artista comprometido!!

Continuando la caminata, me fui hacia el Centro Cultural Estación Mapocho en donde se encontraba una muestra impresionante de maquetas de arquitectura basada en madera, decenas de proyectos para los lugares más insólitos, con miradas ecológicas, pensando en el bienestar holístico que pocas veces se logra en la realidad. Me encantaría que esos proyectos se construyeran y dejarán de ser solo buenas intenciones.

Esta incursión al viejo edificio me permitió hacer una exquisita sesión de fotografías resgistrando la belleza de la construcción de fierro que sostiene este monumental edificio. Les dejo el link para que lo disfruten.

Concluido el paseo por los museos, comencé a acercarme hacia el cerro San Cristóbal, mi oportunidad para hacer un ascenso. Caminé zigzageando por el barrio Recoleta, el barrio Bellavista (tomando algunas fotografías de arte callejero) y llegué a la entrada Pío Nono para comenzar a acercarme al sendero Zorro Vidal a partir del cual en 20 minutos llego a la cumbre del cerro San Cristóbal. Es curioso, pero en cleta hago el mismo tiempo hasta la cumbre por la entrada de Pedro de Valdivia Norte. Una delicia de paseo!!

En la cumbre, exigí (bueno, compré) mi premio habitual, un jugo de mote con huesillos que disfruté lentamente mientras miraba detrás del smog la extensa ciudad y secaba al sol mi transpiración. Tras un tiempo prudente, el hambre comenzó a aparecer en mi mente y cuerpo, por lo que decidí que mi destino final sería la sandwichería Ciudad Vieja, un sitio pecaminoso de Bellavista porque es defintivamente irresistible.

Instalado en la Ciudad Vieja, busqué en la carta el más sabroso de los sandwiches y ese, a no dudar,  era un chivito, algo que conocí en Uruguay y que se me hace agua la boca cuando lo recuerdo. Pan frica, lechuga, mayonesa, un bistec de vacuno, pepinillos, jamón, un rico huevo frito, tocino y queso derretido. Una sana diversión, ni tanto pero demasiado rico!!!

Buen paseo, ya vendrá otro.