Cumpleaños en Scena : entretenida cena

Un gran amigo cumple 50 años, si!!, la mitad de un siglo. Qué notable y eso es una excelente excusa para celebrar. Amigo entrañable y de buen gusto, suele organizar sus propios festejos cumpleañeros y quería juntarnos en el Olivié, un restaurant ruso cuya comida le trae ( a mi también) buenos recuerdos. Sin embargo, el cosmos había decidido algo distinto.

Esperamos sentados en el paradero de buses enfrente del restaurant por más de media hora a los otros comensales. El Olivié curiosamente cerrado y mi querido amigo algo incómodo por el trance, pero una animada puesta al día de nuestras vidas, hizo pasar el tiempo de manera vertiginosa. Después de todo, estábamos en el centro de un barrio gastronómico, por lo que opciones sobraban.

Tras completar la puesta al día, sentados en un paradero enfrente del cerrado Olivié, le invité a un lugar apropiado para disfrutar y cumplir con la restricción que suponía su  gastritis oportunista. Mientras caminábamos, Le Vieux Coq y pareja, otros grandes amigos  llegaban a la cita majestuosa.

Todos juntos entonces nos dirigimos al Scena, un sitio muy tranquilo del barrio Italia y que conozco muy bien. Estaba vacío a esa hora y elegí la mesa redonda con el sillón circular más grande que conozco.

La cena comenzó con unas cervezas, agua mineral y en mi caso con un bellini de mango. Pedimos también una tabla de rolls fantástica, una combinación deliciosa de sabores con rolls de palta, sésamo, merkén y hasta con pasta de ají amarillo.

La conversación fecunda no dió tregua, pero nos dimos tiempo para pedir los platos de fondo. Un filete de turbot grillado con un rico risotto de hongos, un medallón de filete en salsa de oporto sobre  papas, champiñones y gratinado de mozarella y el plato más elegido, un atún sellado acompañado con puré de camote. Como cortresponde, pedimos un par de botellas de pinot noir, ambas del valle de Casablanca y a la temperatura perfecta para hacer muy placentera esta cena.

La comida definitivamente deliciosa y agazajados de manera permanente por le bella y bien dotada  mesera. Algunos decidieron agregar postres, pero para mí era suficiente.

Pasada la medianoche, nos fuimos al departamento de Le Vieux Coq para seguir conversando, esta vez en la terraza mientras bebíamos un grandioso café.

Gran cumpleaños, el cual por cierto continuaría,  como es la tradición, en el Cajón del Maipo durante el fin de semana.

Amledi el tonto : Raúl Ruiz teje historias

Confieso que asistí a esta obra en el Teatro Municipal de Las Condes más tentado por la curiosidad que por otra cosa. Que se espera de una adaptación de la tragedia de Hamlet o de un cineasta que se atreve una vez más a incursionar en teatro?. El resultado, me encantó.

Es una obra hilarante, pocas veces me he reído tanto con algo tan serio como la tragedia clásica además mezclada con mitos populares chilotes que Raúl Ruiz mezcla con inteligencia para producir un efecto extraordinario, dan ganas de no pestañear siquiera para no perder los detalles deliciosos del guión y del talento de una tremenda cantidad de actores descomunales.

Entre los grandes actores que participan (son muchos) puedo destacar a Claudia Di Girólamo (contundente como siempre), Tamara Acosta (extraordinaria), Francisco Reyes (me hizo reir tanto), Rodrigo Soto, Daniel Alcaíno y Pedro Villagra. Mucho talento puesto en las manos del director para obtener una obra genial, defintivamente imperdible!!!.

Cada acto de la obra va precedida por la intervención musical en vivo de músicos de bronces y una caja de percusión, lo que produce una cierta solemnidad, ficticia por cierto, ya que rápidamente la acción pasa a ser iconoclasta y tragicómica.

Tras este filete y con mis manos adoloridas de tanto aplaudir (como todos en la sala, especialmente cuando un tímido Raúl Ruiz se asoma por un costado), me fui rapidamente a atender un compromiso especial. El aniversario de matrimonio de mi amado hermano menor. Me esperaban en un restoran que descubrí hace poco y que ellos eligieron para la ocasión. Se trataba del Jewel of India en el barrio Manuel Montt, que tal como yo sospechaba se está transformando en una gran opción.

Instalados en la terraza del lindo patio interior, nos dedicamos a pedir platos diversos para hacer una buena degustación mientras bebíamos unos tragos y un par de botellas de buenos vinos. Excelente!!!

El dueño, Rakesh Arora, no solo me recibió con cariñosos abrazos sino que nos agazajó con algunos appetizers y unos postres de regalo. Que rica celebración!!

Gran noche, dan ganas de repetirla.

Eccolo qua : delicioso retorno

Hace mucho tiempo que no volvía a este lugar. En esta ocasión como me ocurre a menudo estaba con mucho apetito y las pastas claramente me vienen bien.

El periplo comenzó con la búsqueda de un buen lugar en el barrio Italia, que tras unas vueltas de pronto se hace evidente, ya que tengo claro donde está el sabor aunque no estoy seguro que coincida con la experiencia perfecta. Así que me voy al Eccolo Qua.

Es un lugar sencillo, sin grandes pretenciones de diseño, pero acertado en su foco, las pastas son su fuerte.

Partí con una Bruschetta Capri, unos cortes de baguette horneado con aceite de ajo, pesto y tomate asado además del queso mozzarella de ocasión. Todo ello mientras bebía mi botellas de agua mineral sin gas y examinaba la carta del lugar.

Calibrado mi apetito decidí por una Pasta Mista, tres porciones de lo mejor, una porción de lasagna, otra de gnocci della mamma y fettuccine puttanesca. Una muestra de la maestría de la cocina italiana. Una mezcla maravillosa!!!

Para ese potente plato pedí un merlot de Carmen Reserva 2009, un merlot con toques ácidos desacostumbrados pero que revelaban un origen singular, ya que provenía del valle de Casablanca. Sorprendente combinación!!

Para los postres, un sorbetto di gelato al limone, en sencillo, un helado de limón con jarabe de frambuesa y licor de cassis con marrasquinos.

Una cena exquisita, contundente e inolvidable.

Casa Flaño : gran promesa en Bilbao

Paseando en cleta hace alrededor de un mes divisé un nuevo restoran que me prometí visitar. Sospechaba que podía ser un buen lugar y quizás tendría una buena terraza para una cena estival. No me equivoqué!!

Tenía pendiente una conversación con un buen amigo, quién además disfruta especialmente compartir mis descubrimientos gastronómicos. Pues bien, nos dimos cita alrededor de las 21 horas en la Casa Flaño, antigua residencia de la familia homónima y que ha resucitado en manos de uno de los hijos, como restaurant.

Claramente aún está en el rodaje, pero hay pasta y mucho esfuerzo en otorgar un buen servicio. Una vez adentro, pudimos hacer un breve paseo por una casa preciosa, de diseño extraordinario y materiales nobles. Sin embargo, lo que me atrajo rápidamente fue llegar a la terraza, un enorme patio, ideal para una cena al aire libre. Sin embargo, solo habían unas pocas mesas en la zona inicial, pero claramente tiene un potencial por explorar gigante.

Nos instalamos en una mesa muy bien presentada y solicitamos los aperitivos incluyendo unas ricas machas a la parmesana. Mientras bromeabamos acerca de las posibilidades del enorme terreno de la casona, se nos acercó el dueño de casa, con quien charlamos amenamente acerca de la historia del lugar, lo complejo que fue recuperar las condiciones tras haber permanecido cinco años arrendada  y los planes que tiene para el futuro. Bonito esfuerzo.

Una carta muy breve y en curiosa coincidencia, elegimos el mismo plato. Un roulad de salmón (realmente un mouse de salmón) relleno con camarones, espinaca y pimiento. Todo ello acompañado de un humus, salsa de aceto y espinacas. Sumamos una botella del rico syrah De Martino 347 reserva, con lo cual tuvimos una cena deliciosa, aunque solo después de pedir que llegaran más calientes los roulads. En fin, los detalles.

Nos pusimos al día sobre nuestras vidas disfrutando la tranquilidad fabulosa de esta terraza y el hecho que aún no es un lugar muy conocido, luego hay poca concurrencia.

Para los postres, un tiramisú aromatizado al kalua con salsa de arándanos y crocante de nuez y un postre de frambuesas con salsa de berries con crocante de almendras, ambos exquisitos. Solo nos quedaba pedir el café y despedirnos de Julián Flaño por tan amable y sabrosa velada.

Un lugar precioso que se añade a las promesas de disfrutes de Santiasco.

Bristol : rico regaloneo

Tras una jornada matinal agotadora y extensa, decidí que me merecía un buen regaloneo gastronómico. En el centro de Santiasco hay pocos sitios que equlibran excelencia gastronómica, elegancia y servicio premium. No tuve dudas, fui a almorzar al restaurant Bristol.

A mi llegada, una hermosa anfitriona me ubicó en una buena mesa y casi de inmediato, otra dama estaba ofreciéndome la impecable carta. Me gustan estas mesas de manteles blancos y de varios manteles, por eso la superficie es blanda.

Pedí como de costumbre una botella de agua mineral, la que llegó muy rápido, me sirven y luego la dejan en un mueble cerca, el detalle con el cual te informan que estarán atentos en servirte cuando tu copa lo requiera.

Tentado como siempre, elegí unos lomos de avestruz en salsa carmenere montados sobre un risotto de murtillas con queso roquefort y acompañados de  tomates secos al oliva con rúcula. Se lo imaginan?. Pedí también una botella de un carmenere Undurraga Sibaris Reserva Especial 2008 apropiado para la ocasión.

Como mi plato posiblemente iba a tardar un poco, llegó a mi mesa una linda cesta con panecillos recién horneados. Bollitos franceses con aceitunas, unos cortes de pan de zanahoria y otros cortes de pan centeno, maravillosos. Un pote con mantequilla a mi disposición. De seguro se notó que mi hambre era voraz, porque unos breves minutos después, la moza que me atendía, me trae un plato con antipastos de regalo. Mmmhh, saborear trocitos de quesos diversos, jamón serrano, pavo, aceitunas, cortes de tomates y hasta una pequeña alcahofa de cóctel con una rica pasta encima. Eso se llama buen servicio!!!

No había avanzado más allá de la mitad de ese entretenimiento durante el cual había llegado mi vino, muy bien servido,  cuando llegan a mi lado para indicarme que el chef ya tenía mi plato listo. Cambio de cubiertos, de platos y llega esa maravilla que ordené este día.

No solo con una presentación genial, una pequeña obra de arte, sino que el diseño del plato no lo había visto antes (oblongo y de relieves ondulados en los extremos) y por supuesto llegó caliente como corresponde para no alterar la comida. Mientras me deleitaba con los sabores exquisitos, disfruté la precisión del servicio. Cada vez que mi copa de vino bajaba cierta proporción, volvían a poner vino en ella, jamás necesité llamar a nadie. Incluso el mozo ayudante del chef quien había traido mi plato, apareció un rato después a chequear si todo estaba bién. A todo esto yo le llamo regaloneo!!!

La tensión gustosa entre el dulzor de la salsa de vino carmenere y ese amargor de la rúcula y la acidez del tomate, un verdadero viaje de los sentidos. Añadan esa casi imperceptible música ambient y el escenario es de puro placer.

Decidí prolongar el disfrute pidiendo un cremoso de rosa mosqueta con berries perfumados con pisco de guarda y helado de lúcuma en galleta de avellanas. Otra maravilla!!

Mientras gozaba mi postre, pedí un café y fui espectador de otro detalle encantador. Al frente mío, se había desocupado una mesa con seis comensales, una enorme mesa redonda. Entonces llegan dos mozos con impecables manteles blancos. Desvisten la mesa retirando su enorme mantel, solo para descubrir otro enorme mantel impecable abajo, sobre el cual ponen el nuevo y en escasos minutos, flores y lo necesario para que luciera hermosa. Imaginaba que desvistieron y vistieron a una delicada mujer de múltiples y largas enaguas blancas. Lindo espectáculo amenizado con canciones de Alicia Keys.

Extasiado, pagué la cuenta y volví renovado a trabajar duro.

Casa Lastarria : una travesía dominguera

Para el último fin de semana del 2010 tenía planificado algo especial, pasar el año nuevo en la zona de El Plomo, un increíble cerro de la cordillera central. Ya nos habíamos animado, una semana antes, un grupo de 9 malayos y todo iba bien hasta unos días antes. El clima en la cordillera comenzó a deteriorarse progresivamente. Día tras día fuimos observando como el pronóstico climático de cordillera pasaba de chubascos el domingo por la tarde hasta llegar a chubascos en la tarde del viernes y tormentas eléctricas el domingo. En fin, sería para otra ocasión.

Bajo esas condiciones, debí repensar que haría en ese fin de semana largo que fuera entretenido. El viernes lo dediqué a juntarme con algunas amistades y a escribir, el sábado fue el día de paseo en cleta por el Parque Metropolitano, incluyendo por supuesto la visita a la cumbre del San Cristóbal y un largo recorrido por un Santiasco silencioso. Qué grato es pasear por la ciudad cuando está casi vacía y la gran mayoría está durmiendo o descansando de la resaca de año nuevo.

El último día lo dejé para un buen tour de museos y en especial las muestras fotográficas que hay en el Bellas Artes. Están increíbles!!

Las exposiciones Fuera de Lugar: Consideraciones sobre arte, ciudad y urbanismo es buena, pero la que es notable es  La Victoria de Todos. Las fotos de Oliver Hartley Byn y los rostros que toma Teodoro Schmidt, sin dejar de admirar lo cotidiano y juguetón de las fotos de Arthur Conning. Preciosa muestra!!

Bueno, el hambre es un importante vector en mis caminatas, por lo que casi sin darme cuenta, estaba sentado en la rica terraza de Casa Lastarria. lugar que comparte con el exquisito Café Urriola y prontamente con un local del Nolita.

Casa Lastarria es un local de hermosa fachada (lo único que sobrevivió de una espectacular casona del barrio) y que se integra muy bien en el entorno creado por el proyecto inmobiliario que dió origen a esta zona. La terraza, claramente lo mejor para esta época y especialmente porque no había demasiada gente.

Partí solicitando mi botella de agua sin gas, pedido que tuve que hacer tres veces porque los jovenes mozos lucían bastante extraviados (supongo que es el post año nuevo). Revisé la pequeña carta del lugar y pude apreciar que hay pocas pero interesantes opciones para servirse algo rico. De hecho me tenté con una lasagna de berenjenas, pero cambié de opinión cuando encontré un congrio a la plancha con una salsa de papayas al pisco acompañado de una buena porción de quinoa en jugo de naranjas y jenjibre. Añadí una botella de pinot noir Las Brisas de Leyda y tras unos toques de pimienta fresca al plato, me dispuse a disfrutar. Exótico y rico el contraste de sabores y texturas. Buena cocina aunque hay mejoras posibles!

Para el postre un marquis de maracuyá vino de maravillas y al cierre un buen café negro como a mi me gusta.

El servicio claramente lo más deficiente, pero el lugar es lindo y merece ser considerado.

Cadaqués : lindo lugar

Aunque estuve el día de su inauguración (huí por el calor y la multitud), no había tenido ocasión de probar la cocina del lugar. Avanzada la noche, era uno de los pocos sitios que estaban atendiendo, por lo que era ocasión propicia para abordarlo.

La casona en donde antes estaba el exquisito Dalou, se mantiene básicamente igual salvo porque añadieron más color a las paredes, antes de religioso blanco. La música chillout muy bien y mezclada con un delicado lounge, hace muy agradable la estadía. Tenía en mente la terraza del segundo piso, pero nos quedamos en el salón del mismo nivel.

Por la hora, lo más razonable era alguna forma de picoteo y la solución estaba en la carta, una tabla cadaqués del mar, una deliciosa mezcla de anillos de calamar apanados, otro pote con camarones con toques de ají cacho de cabra y un recipiente con ostiones al queso crema caliente. Una combinación deliciosa que acompañamos con una botella de pinot noir Céfiro 2009, muy bien servida en temperatura.

Buena y oportuna atención, ricos cortes de pan acompañados de una ricota al cebollín, un pebre muy fino y mantequilla como opciones disponibles para calmar el hambre mientras llegaba el pedido.

Muy grato y tranquilo lugar que aprovecha la maravilla de la casona y su ubicación alejada del mundanal ruido. De verdad, lindo lugar!!

Le Flaubert : una terraza deliciosa

No cabe duda que la comida francesa es sabrosa, tampoco hay problemas en considerar que este restoran francés es un clásico, con calidad sostenida en el tiempo, pero cuando llega el calor, los placeres se agigantan si se puede almorzar en el pequeño patio del local. Eso es disfrute total!!

Fue un día de casualidades, debí ir  a ProviJazz para intentar por cuarta vez comprar entradas para el Festival de Jazz de Providencia (una década asistiendo y no quiero fallar), porque el maldito ticketmaster no funcionaba ya por dos días (ni se urgen, es el mejor negocio del mundo, cobrar el 10% por imprimir una entrada, independientemente del valor de ésta). Por supuesto, que tampoco resultó, pero ahí mi instinto disfrutador, me guió en total inconsciencia, hacia Le Flaubert.

Estoy entrando y me encuentro con una maravillosa persona, una amiga de tantos años que está pasando por un penoso trance relacionado con su padre. A pesar de la hora, ella tampoco había almorzado, por lo que no me costó nada convencerla que su mejor opción era almorzar conmigo.

Nos fuimos directo a la terraza, mi rincón preferido en el lugar y ahí, como casi siempre, estaba mi mesa disfrutable. Una botella de agua mineral sin gas para cada uno y volvimos a elegir platos que hemos disfrutado juntos muchas veces. La verdad es que la carta es la misma desde hace años, pero la calidad no disminuye, una carta segura. Qué curioso como se anclan algunos comportamientos.

Para ella el lomo Robespierre, para mi el filete Rossini, lo que acompañamos con una botella de reserva Chono un ensamblaje de Carmenere y Syrah 2009 del exquisito valle del Elqui. Mientras nos preparaban estas delicias, pedí un paté maison, una terrina casera (carne de cerdo, panita de ave, jamón y delicados condimentos)  maravillosa con tostadas que fue la delicia mientras conversábamos.

Un almuerzo conversado, reído y llorado, pero lleno de hermosa alegría por la vida, aunque sea la eventualidad de la  muerte el tema de conversación.

Es definitivamente adorable almorzar en esta terraza!!!

Maldito Chef : otra de Carpentier

Este nuevo emprendimiento de Christopher Carpentier está muy en la onda de estos últimos meses, tras sumarse a la oferta de sandwiches de  la tradicional y querida Fuente Alemana , el imperdible Dominó y la exquisita Ciudad Vieja.

Ubicado en el barrio cívico de Las Condes (barrio El Golf) esta sandwichería inaugurada en agosto 2010, muestra fehacientemente que un buen sandwich nada tiene que envidiar a un plato de comida gourmet. Un sitio de sencilla apariencia, con comedores interiores y una magnífica terraza al alero del centro cívico de Las Condes, hacen agradable desde el comienzo la experiencia. Atentos mozos te muestran el estilo Carpentier, quien sabe que en el servicio se juega el 50% de la experiencia de sus clientes (algo que comprobé tiempo atrás en su restoran C).

Llegué justo cuando se iniciaba un despliegue de luces y música navideña que la Municipalidad de Las Condes efectúa en estos días en el centro cívico, fue una afortunada casualidad que animó mi ubicación privilegiada en la terraza del maldito chef.

Pedí un Absolut Kurrant con ginger ale para refrescar mi garganta y luego, sin ningún temor calórico, me decidí por una hamburguesa doble, uno de los sandwiches potentes de este lugar, el lado B del Chef C.

A mi mesa llegó una torre de pan frica con doble hamburguesa de res, queso mantecoso derretido, cortes de pepinillos dills, buena porción de tocino, tomates, cebolla caramelizada, mayonesa y salsa barbecue. Un monstruo de sandwich, pero adecuado para calmar mi hambre descomunal.

Mientras escuchaba la potente música de la presentación navideña del municipio y gozaba de las lindas imágenes, comencé el rito de gozar mi plato. Por 25 minutos estuve disfrutando el sabor y texturas de esta delicia,  al que solo le habría sacado una parte de la cebolla caramelizada para que hubiese sido perfecto.

En medio del espectáculo vi pasar a Carpentier (le conozco pues fue compañero de colegio de mi hermano menor) con su mujer y tres hijas, imagino que rumbo al descanso. Por mi parte, solo quería seguir disfrutando mi increíble cena hasta acabarla sin remordimientos.

Maldito Chef, gran apuesta!!!

Ópera : un delicioso cumpleaños

Un gran y antiguo amigo estuvo de cumpleaños y como ya se ha convertido en tradición, nos juntamos junto a su pareja a celebrar en algún lugar rico que elijo para la ocasión.

Originalmente mi amigo se había entusiasmado con ir a un lugar sobre el cuál le había hecho más de algún comentario (Lucía Bistró), pero el azar nos llevó gratamente hacia los altos del restaurant Ópera, una de las ricas terrazas del barrio Bellas Artes.  Un atardecer delicioso que aprovecharíamos muy bien.

A esa hora, recién comenzaba la afluencia de clientes, por lo cual no fue complicado encontrar un buen sitio para celebrar en el tercer nivel. Para beber pedí una combinación de Absolut Pears con ginger ale, algo muy fresco para días cálidos, lo cual fue suficiente para tentar y que pudiera hacer una recomendación, Absolut Kurant con tónica y un tequila margarita con azul de curazao.

Unas deliciosas brochetas mixtas en porción duplicada fueron adecuado acompañamiento a la conversación y los tragos. Tanta animación acentuó la sed y fuimos por una segunda ronda que incluyó Absolut Mandarin y tónica, un Absolut Kurant y tónica, esta vez para mi amigo y un ron Matusalem 15 años para el que escribe.

Con ánimo de probar dulces, mis amigos disfrutaron una piña caramelizada con helado de platano y albahaca y un pastelito mil hojas con arroz con leche. Por sus caras de placer, adiviné que estaban deliciosos.

Pasadas las 23 horas marchamos de un repleto lugar (inevitable en esta época) con la satisfacción de haber pasado un muy buen rato juntos.