Dos descubrimientos gastronómicos de inicios de año

Para esas ocasiones en que encontrar una terraza disponible,  bien atendida y que haya una oferta gastronómica interesante, es un problema, días atrás encontré una solución. Se trata del Santa Pizza en Orrego Luco e inmediatamente al costado de El Huerto.

Lleva poco tiempo y claramente compite con dos colosos del sector, El Huerto que ya mencioné y De la Ostia (sin incluir al exquisito Le Flaubert, cuya terraza es muy pequeña). Como se trata de mi junta quincenal con una gran amiga, a quién le gusta el Liguria, por fin se convenció que en terraza es mejor, sobre todo en una calle de bajo tráfico.

Mi amiga quiso aprovechar el happy hour (mojito santo y caipiroska pasión), pero yo me tenté con una limonada cesar citrix mix (jugo naranjas, limón, manzana con miel y hielo)

Luego vino el hambre y como es obvio, nos fuimos por las pizzas. Ella con una pizza mediterránea (berenjenas, champignones salteados, zuchini sellados al ajo y finas hierbas, mas aceitunas y queso parmesano) y para mí una pizza siciliana (anchoas, peperoncino, aceitunas negras, salame italiano y tomates deshidratados), lo que acompañamos con un delicioso Tabalí carmenere reserva 2012. Al cierre, como corresponde, un buen café.

Días después y tras una buena sesión de teatro, regresé con mi partner a explorar un poco más la oferta de este lugar. Esta vez, probé el jugo del campo (albahaca fresca macerada con trozos de frutilla, te verde, un toque de limón de pica y hielo frappe), lo que me confirmó que los jugos son algo bien trabajado y recomendable de todas maneras.

Para comer,  nos inclinamos por el Antipasto Santo (surtido de prosciuto di Parma, salame felino italiano, queso gorgonzola, grana pradano, manchego y camembert, trocitos denueces, aceitunas verdes y negras y unas tostadas) al que añadimos gaseosa  y una exquisita cerveza Guayakán del Valle del Elqui. Una muy rica y agradable sorpresa.

Otra incursión de la que me alegro poder contar algo disfrutable, la obtuve una noche caminando en el barrio Manuel Montt. Muy cerca del Minga y aparentemente en el mismo conjunto de construcciones, encontré algo delicioso. Se trata del Meze, kitchen bar, comida turca (Estambul). De  primera impresión, unos tres meses abierto, un hermoso comedor y algo más adentro, una terraza interior pequeña pero en extremo agradable.

Una sencilla elegancia, atendida por una chica y por un turco que me pareció que era el chef quien salió de la cocina a atenderme. Observé detenidamente el lugar, cinco mesas ocupadas, amenas conversaciones y muy buena música en una noche cálida y estrellada tras un dia de 37°c.

Inicié el experimento con un Sigara Borek, unos rollitos de masa hilo fritos y rellenos con queso de cabra mezclado con perejil que llegaron acompañados con un pequeño pote de yogur natural. Cabe destacar que la mayoría de los platos consideran el yogur, con lo cual aprendí que éste forma parte integral de esta gastronomía.

Para los fondos, elegí un Kofte Durum, que viene a ser una hamburguesa turca grillada (hamburguesa, tomate y cebolla en un rollo de masa tipo burrito mexicano) con una mini ensalada (lechuga, frutilla, nuez y aceto balsámico) además de una porción de humus. Aunque no tenían carta de vinos, si tenían y tras algunas interrogaciones dí con una botella de Casa Real carmenere 2011.

Fue una cena tranquila y silenciosa que concluí con un imperdible café turco acompañado de unos caramelos turcos de indefinible sabor que llegaron en una cajita de metal muy hermosa.

Buenas opciones que añado a mi lista de disfrutes!!.

 

 

Cenando nuevamente en Bellavista Grill

Hace varios meses que no regresaba a este interesante restaurante en Patio Bellavista y me pareció oportuno avanzar en el conocimiento de su carta además de aprovechar su rica terraza en días extremadamente calurosos como los últimos.

Instalado en la terraza, una amable chica me acercó la carta y recibió mi habitual pedido de agua mineral. En la carta me llamó la atención un appetizer llamado calugas de queso de cabra. Imaginé cualquier cosa pero por atrevido no me quedo, sin embargo, fui sorprendido con una vasija de cobre conteniendo en envoltorios de papel mantequilla unas calugas calientes. Al desenvolver y probar la primera, quedé extasiado con el sabor de un rollito de queso de cabra derretido al interior de un jamón serrano. Exquisito!!!!

Tras devorar las calugas y conseguir que llegara una cubeta con agua y hielo para enfriar un poco la botella del ensamblaje que pedí, apareció mi segunda sorpresa. Mi plato de fondo era un strudel de cordero. Suena extraño, pero es una masa de strudel salada rellena con carne de cordero, verduras y especias. Simplemente, maravilloso.

Extasiado con mi deliciosa cena no quise siquiera postre, solo un café negro por ritual.

En cleta a almorzar al Cajón del Maipo

Inhibido por un tiempo de hacer montaña debido a una lesión, he ocupado harto mi cleta para hacer incursiones disfrutables, algo que suelo llamar biketrekking.

Este día desperté inspirado y con ganas de ir más lejos, lo que me hizo recordar rápidamente un circuito que he hecho anteriormente : ir a almorzar a algún lugar en el Cajón del Maipo. Partí utilizando las ciclovías hasta llegar a Macul en donde a falta de éstas, tomé la pista de la locomoción colectiva sobre una «alfombra roja» que marca esa vía exclusiva. Luego, por Av. La Florida hasta alcanzar la Av. El Volcán, calle principal que recorre el lindo Cajón del Maipo.

Antes de seguir y considerando el calor reinante, pasé por un mote con huesillos gigante y deliciosamente helado. Una pausa extraordinaria.
Continuando el paseo, me dirigí intencionadamente en búsqueda del restaurante Calypso, pero como ya me ha ocurrido antes, estaba llenísimo y muy animado con unos chicos que tocaban cuerdas (violín y violoncello). Tras unos minutos de goce musical, seguí adelante, ahora en búsqueda del restaurante Ko. Mala suerte, estaba cerrado al público con un evento privado bastante ruidoso.

Continuamos y llegué al restaurante francés La Petite France pero estaba cerrada!!!. Estaba quedando claro que debería buscar algo que no hubiera visitado antes. Como soy obstinado, tomé aliento y me devolví, poniendo mucha atención en los nuevos sitios.

Tras un rato encontré lo que buscaba. Una suerte de hostal con un gran restaurante llamado Puerto Maipo. Tras inspeccionar, descubrí que tenía una gran piscina y una estupenda terraza, ideal para almorzar.

Partí con una cerveza muy helada para quitarme el evidente calor acumulado. La chica del servicio me trajo una panera y rico pebre para entretenerme un rato. Luego examiné la carta, abundaban platos bien chilenos y tras analizarlo un poco, concluí que sería buena idea un filete de merluza, arroz y ensaladas. Un almuerzo sencillo y contundente.

Al regreso, cumplí mi promesa de traer de regalo una gran tortilla con chicharrones, la que recién hecha y bien envuelta, la puse en la mochila hasta llegar a casa.

En total algo más de 80 kilómetros de recorrido y una sonrisa plena por el gran disfrute de este soleado día.

The Singular Santiago : un lugar para disfrutar

Había pasado poco tiempo desde que se terminó la construcción de este lindo hotel en pleno barrio Lastarria y ya me sentía llamado a probar su restaurante y bar del primer nivel. Antes de acabar el 2014 tenía que visitarlo y por supuesto encontré el mejor momento para concretar.

Esta noche habíamos salido en búsqueda de un buen disfrute y casi sin pensarlo estábamos sentados en una pequeña terraza que el hotel tiene hacia calle Merced. Diligentemente bien atendido, con una ambientación elegante y de bastante buen gusto, fue un buen recibimiento.

Para iniciar el disfrute, un burbujeante Kir royal y un Pisco sour para mi partner. La carta presenta una pequeña variedad de platos, pero todos interesantes por lo que debimos dedicar unos minutos a analizar las opciones. Nos decidimos por compartir a modo de entrada un salmón ahumado con blinis de quinoa y para los fondos finalmente nos quedamos con una corvina a la sal con verduras, espárragos, habas y puré de arvejas y otro plato de congrio dorado en coccion lenta con pure de paillar y una emulsion de hinojo

De la carta de vinos fui seducido por una botella de Amayna pinot noir que me trae entrañables recuerdos y nos dedicamos a saborear las exquisiteces que coloreaban la mesa invitándonos a vivir un buen rato.

No resistimos la tentación de probar la repostería y encargamos unos Crepes suzette al grand manier con helado vainilla y un bizcocho chocolate lúcuma y helado de cochayuyo. Geniales!!

Al cierre, solo quedaba la contundencia de un negro y caliente café express para completar esta rica experiencia.

La Mar : una cevichería antigua y famosa

Precedida por la fama del gran artífice de la gastronomía peruana, Gastón Acurio, este lugar sigue atrayendo a mucha gente. En mi caso, me había resistido por largo tiempo ya que en Nueva Costanera encontraba otros sitios que me atraían más. Sin embargo, en esta incursión al barrio me sorprendí con la desaparición del Sukalde (después que migró desde Av. Bilbao hacia Nueva Costanera) que se suma a la pérdida que significó la salida del exquisito restaurante Agua y el Tierra Noble (ahora en nuevo lugar). Caminando unas cuantas cuadras llegué a la inevitable conclusión que era el momento de ingresar a La Mar.

Partí como de costumbre ojeando la carta y refrescando mi garganta con agua mineral. También aprovecho estos momentos iniciales para observar el territorio, calibrar el tipo de comensales y sentir el ritmo del lugar. No tarde en descubrir mucho oficinista alargando su almuerzo de día viernes, madres con hijas adolescentes comiendo liviano, gente haciendo negocios, en fin mucha gente.

En la carta descubrí una buena entrada para calentar motores, se trató de un rollo crocante (panko relleno con camarón, centolla, palta, queso y salsa), un plato magnífico en sabores y contundencia. Para los fondos, que mejor que una merluza alocada que disfruté junto a una fresca botella de pinot noir casas del bosque reserva. Bocado a bocado, pude comprobar que hay una buena cocina en este lugar y que a pesar de los años, mantiene una gran clientela adicta a los sabores peruanos ya la creatividad gastronómica.

Un postre como se merece fue el crocante de maracuyá que  acompañé con un negro café, en señal de despedida.

Lugares transformados : nuevas opciones de disfrutes

Por varias semanas había pasado enfrente del viejo Gatopardo en Barrio Lastarria, cerrado y en evidente intervención. Lo estaban remodelando o se estaba construyendo algo nuevo?. No lo supe hasta que un día de esos, en que voy caminando de forma aleatoria y sin rumbo me encontré con el mismo sitio que visitaba en los noventas y que ahora se había transformado en la República Libre del Pisco, CHiPE Libre, o bien Chile Perú la república del pisco. Debo destacar que este lugar durante muchos años, en los noventas, fue mi sitio preferido para beber cervezas belgas sorprendentes, recuerdo delirium tremens, guillotin, triple de brujas y muchas más. Un filete que fue imperdible!!

Me llamó la atención que manteniendo las características estructurales del local anterior, habían creado una onda muy especial y que evidentemente gustaba ya que había una numerosa asistencia. Reconocí casi toda la infraestructura, pero claramente era otro lugar. Me instalé en la terraza del patio interior y me dispuse a esperar que me atendieran mientras disfrutaba un buen libro de graffitis (The Graffitis Wall).

Un chico del servicio finalmente se acercó a tomar mi pedido, elegí uno de los cócteles basados en pisco (de una increíble variedad disponible) y acompañé unas coquetas empanaditas, una justificación para percibir el lugar. Días después regresé con mi partner para probar otras variedades de pisco y disfrutar un trío de ceviches sorprendente. Este es un lugar que promete buenas experiencias, aunque debe mejorar el nivel del servicio si quiere llegar a ser un imperdible del barrio.

Otra sorpresa me llevé cuando quise revisitar en estos días el exquisito Infante 51,  esperaba una abundante oferta de pescados y carnes y me encontré con una impresionante oferta de abundancia propia del Juan y Medio. No podía creerlo, un Juan y Medio en pleno Providencia!!

Una sonrisa se dibujó en mi rostro y algo parecido ocurrió con mi partner, quien no se imaginaba como se conjuga la palabra abundancia en este lugar.

Partimos con agua mineral y una helada cerveza en un día de canícula imperial, para pedir unas machas parmesanas. Mientras las disfrutábamos, acordamos que dado el formato era adecuado pedir una entraña dividida en dos, una acompañada de tomates y otras (la mía) con acompañamiento a lo pobre (huevo, cebolla y papas fritas!!!). Que delicia comer tranquilos en este lugar.

Una torta milhojas compartida y sendos cafés negros cerraron esta inesperada visita.

Se agradece que los cambios inevitables en los sitios placenteros de Santiasco lleven a nuevas experiencias disfrutables.

Quitral : almorzando lo que se merece mientras se trabaja

Una nueva y necesaria reunión de trabajo, me hizo recordar un lugar que descubrí hace unos pocos meses y que merecía ser revisitado. Invité a mi colega al Quitral en el lindo boulevard Lastarria.

Tras un breve viaje en metro, llegamos e iniciamos la reunión con unos ricos kir royales acompañados con un appetizeer de salmón en dos texturas, formato tártaro y el otro montado en láminas marinadas en betarraga, Buen comienzo!!

Para los platos principales, la selección incluyó un sorprendente congrio frito, un interesante trozo de congrio envuelto en batido tempura con  tinta calamar  sobre un puré de zapallo y delicado pebre, junto a un salmón encostrado en especias con quinoa y puré de aceitunas y albahaca además de tomate cherry más cebollín rostizado. Estos deliciosos platos los acompañamos con un pinot noir Viu Manent a buena temperatura.

Esos pequeños detalles que hacen la diferencia, no favorecen a Quitral, pues al dejar la botella en la tina de agua y hielo aparte, no se preocuparon de estar atentos al momento en que deben rellenar las copas y debí levantarme un par de veces a buscar la botella.

Para los postres, un rico mousse de chocolate (bolitas de mousse de chocolate blanco y bitter – hechos con belcolade, puro chocolate belga – con helado de frutos del bosque) y una selección llamada churromanía, una pequeña y deliciosa grosería.

Habiendo trabajado como correspondía, el cierre merecía un buen café y para mi amigo su té de rigor.

Salvo por los detalles de servicio (punto de mejora), Quitral es un buen exponente de la comida chilena 2.0

 

Barrica 94 : una maravilla en Patio Bellavista

Parece raro encontrar un buen lugar en un boulevard atestado de ofertas de nivel discutible debido a la presión por gustos masivos y de bajo precio. Es un tema histórico y se fue agudizando con el paso de los años con algunas excepciones. Sin embargo, contra todo pronóstico, he encontrado un sitio que ya he ido 3 veces y me tiene francamente impresionado.

Se trata del restaurante Barrica 94, elegante, buen diseño, atendido impecablemente y con una oferta de platos y vinos superior. Ahora les comento.

La primera ocasión, partí con mi habitual agua sin gas y seleccioné de la sorprendente carta un montadito de anchoas. Un appetizer sorprendente. Para los fondos, me di vueltas varias veces por la carta, indeciso y al mismo tiempo ansioso por saber que me gustaría más. Finalmente, me decidí por un filete a la parrilla al que añadí una salsa de syrah y acompañé con un puré rústico. Debo admitir, que fui sorprendido no solo por los sabores sino por la presentación y el delicado servicio brindado.

Considerando el plato que comería y la impresionante cava de vinos, me tomé la molestia de ubicar una botella de vino a la altura y llegué a un Corazón de Indio de Marty una exquisita mezcla de Cabernet Sauvignon, Carmenère y Syrah, envejecido en barricas de roble francés. Inmejorable!!.

No fui capaz de seguir con algún postre, así es que esta primera visita concluyó con un buen café negro. Sabía que volvería.

Para la segunda oportunidad fui acompañado, no solo por lo entretenida que es mi partner sino porque sabía que la iba a sorprender. Iniciamos la incursión con agua sin gas y una coca light mientras compartíamos unos crocantes de prieta (rollito tipo primavera rellena de prieta con arándanos y salsa de ají verde) . Esto es fantástico!!

Luego fuimos por un cancato de salmón y para mí un salmón a la parrilla con salsa de maracuyá acompañado de una  selección de legumbres, ambos platos deliciosos. Acompañamos con una botella de pinot noir Maycas reserva especial, que estaba extraordinario. Claramente es un sitio de vinos, pero a eso suma una carta exquisita y muy gourmet.

En esta oportunidad, había que probar los postres, así es que fue bienvenido un cheescake y un pie de limón, mientras bebíamos las tazas de café de rigor. Claramente, este sitio seguía siendo fascinante!!.

Como soy un obsesivo irremediable en temas de disfrutes, pasó poco tiempo antes que invitara a mi partner a una nueva sesión en Barrica 94. Partimos con un maracuyá sour para ella y un rico sour de albahaca para acompañar un gravlax (appetizer que consiste en finas rodajas de salmón curadas en sal, azúcar y eneldo). Éxtasis al comenzar!!

Para los fondos, mi partner se tentó con un garrón de cordero con puré rustico, mientras que en mi caso, quise probar el plato que solo miré en la ocasión anterior, me refiero al cancato de salmón. Como en esta ocasión solo yo probaría vino, pedí una botella de pinot noir Veranda, un pequeño clásico que venía muy bien a mi plato. Después pensé que podría haber probado algunas cepas por copas, pero ya era tarde para cambiar de opinión.

Nuevamente apostamos por los postres y compartimos una torta mil amores y un pie de limón (recordando lo delicioso que era), además de los respectivos cafés.

Ha nacido un gran lugar, imperdible!!

 

Le Flaubert : buen lugar para disfrutar la amistad

Aunque son ya varios años que visito Le Flaubert, debo reconocer que sigue siendo un delicioso lugar que nunca me ha fallado. En esta ocasión, celebrar el cumpleaños de mi querida amiga Carlita, no podría tener un lugar más propicio; especialmente por que a ella le resulta especialmente disfrutable.

No tenía reserva, pero el ser un cliente habitual del lugar da cierta ventaja y, de hecho, conseguimos una mesa en pocos minutos. Partimos con unos frescos aperitivos de kir royale, mientras paseábamos la mirada por la pizarra, el formato tan típico del menú en este lugar.

Carlita decidió por un salmón ahumado mientras que yo reincidí con el delicioso filete Robespierre (disfrutado en innumerables ocasiones). Para acompañar estos ricos platos y sus especiales sabores, elegimos una botella de syrah del valle del Maule. Magnífico resultado.

Siendo el tiempo la variable crítica, tuvimos tiempo razonable para conversar y ponernos al día, aunque no alcanzamos al postre no perdonamos el indispensable café negro que cerró este rico almuerzo.

Le Flaubert, es una maravilla!!

Rico almuerzo en Círculo Español

Aunque la idea era ir a la Confitería Torres que estaba muy llena, cambiamos de opinión y nos fuimos al Círculo Español a metros de distancia. Este lugar de destino lo he visitado en varias oportunidades y siempre he quedado con la sensación de retroceder en el tiempo hacia una época extraña, de personas con mucho tiempo disponible y que se junta a conversar. Por cierto, el objetivo de este almuerzo era precisamente conversar con mi buen amigo Abdallah.

Ya que yo invitaba, decidí hacer la ocasión inolvidable y partimos con un par de exquisiteces,  pimentones rellenos y otro plato con jamón serrano y queso, mientras bebíamos agua mineral y mi especial kir royale. Un largo preámbulo de puesta al día, ya que si bien trabajamos en la misma empresa no siempre podemos intercambiar opiniones acerca de lo que sucede alrededor.

Siempre me sorprende, al igual que en la Confitería Torres, la avanzada edad de los mozos, me habla de gente que tiene tantas historias que contar y que me encantaría rescatar. ¿cuánta gente ha pasado por ahí? ¿cuántas historias se tejieron en un rico almuerzo?. Quizás nunca lo sabré, pero espero tener tiempo algún día para recogerlas.

Llegado el momento de elegir los platos de fondo, de la interesante carta se asomaron algunas delicias como el congrio donostiarra que elegí y la  chuleta de cordero, que mi amigo prefirió. Casi por reflejo, exploré la carta de vinos para elegir un merlot Gran Reserva Tarapacá, un justo medio entre los sabores en competencia.

Larga conversación, muchos acuerdos y por cierto, historias divertidas con las que reímos abundantemente. Terminados los platos fuertes, nos entusiasmamos con los postres y ahí la selección fue creme brulee y torta, que acompañamos con café negro para mí  y un buen té.

Que rico es el Círculo Español!!