Domingo descansado

Desayuno rápido, ajustes a la bici y vamos por una meditación en el cerro San Cristóbal.

Estaba llenísimo el cerro, demasiada gente, demasiada. Llegué a la cumbre y me detuve solo a cambiar de ropa y seguí hacia el sector de La Pirámide, adonde hay menos gentío. Rica experiencia, cada vez me gusta más andar en bici.

Una deliciosa ducha caliente y a almorzar al viejo Liguria. Por suerte, poca gente, me deleité con unos ravioles de espinacas y ricota acompañado de un buen merlot reserva de Viña Porta, luego un postre de leche y a caminar. La sesión de piano que hizo el notable músico ciego de los domingos familiares del Liguria, me hizo sentir en calma. Hoy es día de tour de museos.

Camino por el Parque Balmaceda, oliendo árboles y gozando el día veraniego. Llego al museo y hay mucha actividad alrededor, títeres, malabarismo (todo un espectáculo con escenario y todo), muchos vendedores de un ‘cuantohay’. La primavera llegó y es muy rico notarlo. Muchas parejas jóvenes, alegría y ganas de vivir.

De todo lo que tiene el museo, me quedo con la exposición Sin Miedo, del notable escultor chileno Félix Maruenda, una retrospectiva con gran cantidad de obras. Me emocioné mucho con la fuerza de las figuras, con el dolor de la tortura y el oprobio que vivió Chile y que Maruenda representa en formas imposibles y emocionantes. Solo de un profundo miedo puede salir la energía para crear tanta representación del dolor, notable e imperdible.

Antes de cerrar este relato, estoy disfrutando un CD excepcional que conseguí anoche en el Thelonious, se trata de The Blues and the Abstract Truth, delicioso.

Voy ahora a disfrutar una película que quiero repetirme, Equilibrium. No se la pierdan!!!!

Sábado de vacaciones

Por fin, un día de vacaciones. Temprano, a una hora indeterminada, mi hermano e Ingrid salieron de mi dpto. Me levanté cerca del mediodía, fui a retirar ropa de la lavandería y me preparé para ir al cerro.

Que delicia, subir con todas mis fuerzas el cerro, me relajó. Grato mote con huesillos y un recorrido extenso por más de tres horas por distintas rutas del cerro. Es la meditación que necesita mi mente y que la naturaleza me regala.

Bajé raudo el cerro y me dediqué a vagar por calles antiguas de Providencia. Hay tantas bellezas en esas pequeñas calles, siempre me sorprendo de lo que veo. Pasé a comprar unas empanadas y me fui a casa.

Lecturas varias, una gran película : Ciudadano X y luego al supermercado. Hace casi un mes que no iba y tuve que hacer una gran lista de ausencias en la despensa.

Salí a disfrutar mi sandwich favorito, una frica palta mayo en la Fuente Alemana y luego al jazz. Compré la última Ñ y mientras la leía en el Thelonious, llegan los músicos que acompañarán a Duplaquet y conforman el cuarteto de esta noche.

Temas antiguos del CD Sueños (uno de los más destacados trabajos del jazz chileno), temas de terceros y la sorpresa, tres nuevos temas que formarán parte de una nueva producción.

Notable Duplaquet, gran recital y buen ron.

Preparativos de viaje

En junio pasado, acordamos con mi hermano que como fuera aprovecharíamos el 18 yendo a Buenos Aires. Q rico!!!

Llegó anoche mi hermano con Ingrid, su eterna compañera. Abrí vino (unos Pinot Noir Cono Sur 2005 extraordinarios) y nos dimos a la tarea de conversar. Filosofamos, nos extasiamos con poesía de Baudelaire, establecimos asociaciones con Edgard Allan Poe, revisamos temas de la revista Ñ, del periódico Carajo (algo que no conocía). En fin, nos detuvimos cerca de la 1 de la madrugada, ya que ellos se iban a un carrete y yo solo quería descansar.

Dormí hasta el mediodía cuando regresó mi hermano. Así q nos endieciochamos con unas empanadas que trajo y nos preparamos para un tour urbano. Elegí ir a almorzar a un restorán que hace rato m tincaba, El Altar del Inka en Antonio Bellet. Elegante, preciosamente decorado y bastante bien atendido. Los platos no pudieron ser de mejor gusto, filete de atún a la miel y ají amarillo, acompañado con una deconstrucción de una papa mezclada con coloridas verduras, servido con un decorado espectacular. Mi hermano se tentó con otro filete de atún pero al tamarindo y con unos hermosos camarones ecuatorianos también intervenidos con una hoja verde en su interior y al tempura. Notable, realmente exquisitos y acompañados con un Pinot Noir 2005 de viña Porta (una sorpresa).

Caminamos en busqueda de sitios de música abiertos y llegamos al siempre interesante Kind of Blue en la galería El Patio, en donde encontramos varios CD nuevos, Regina Spektor, Mingus, algo que no conocía de Coltrane y varios más. Sin embargo, considerando que en Baires estarán a mitad de precio, resistimos la tentación y seguimos de largo.

Ya nos vamos a Baires!!!!!

jueves sin sangre y feliz

Estaba planificado un carrete dieciochero laboral para esta tarde de jueves.

Un asado en casa de una colega, con muchas actividades planificadas, pero que en la práctica se redujeron a eventuales peloteos, algo de pinpón y un fallido partido de futbol mixto. El resto solo fue comer y beber, además de conversar largo y tendido de cualquier cosa que no fuese pega. Había un cierto aire de disfrute y me alegra que varios hayan dejado sus máscaras en la pega.

Este jueves estaba marcado por el hecho que iría a ver la obra Sin Sangre. Apresuradamente, sin despedirme de nadie, abandonamos la parcela en el primer vehículo que salió y tenía espacio disponible. Un divertido viaje de vuelta, que me dejo en pleno centro de Santiago. De ahí, fui hacia la Plaza Ñuñoa al Bigas Restobar, a servirme algo para calentar motores y encontrarme con mi compañera. Sitio agradable y a esa hora casi vacío, por lo que la conversación fluyó sin contratiempos.

A 10 minutos de la hora del teatro, caminamos al Teatro de la UC, sitio de la magia. Maravillosa obra, mi compañera extasió y de vez en cuando sus miradas de asombro y deleite, me iluminaron el corazón. Mi linda compañía sabe apreciar lo bueno.

Concluida la placentera cita con el arte, nos fuimos a otro sitio en la Plaza Ñuñoa, a beber unos tragos y a disfrutar su compañía. Que rico es gozar la vida así.

Conversaciones profundas

Este miércoles me junté con una amiga que no veía hace mucho tiempo, así es que elegí un lugar de buen pasar, poco ruido para alentar la conversación y de buen rendimiento en el servicio.

La Plaza del Mulato Gil, antiguo pero querido lugar y particularmente en la pérgola (ya que el R. estaba lleno), una buena tabla de quesos, un adecuado vino y el resto pura conversación.

Es un buen lugar para conversar ya que el volumen de la música es adecuado, la temperatura ambiental razonable y sobretodo, tranquilidad. A pesar que la noche se presentaba algo fría, estuvo disfrutable el ambiente, incluido los tragos de repechaje que fueron generosos y ricos.

Una lata que a la medianoche se note cierto nerviosismo por cerrar, pero bien, no todos son tan buhos.

En la entrada una venta de pequeños retablos y libros viejos le dan un ambiente especial al barrio, cada vez me gusta más Lastarria.

Recomendable.

Amasando la espalda

Una singular invitación para una marcha blanca de un salón de masajes ultratecnologizados, me llevo a las 13 horas del lunes a Descanso Urbano. Gran concepto, un lugar céntrico, limpio, austero, bien dotado y sobretodo bien atendido.

Me tiendo en la camilla sin sospechar como funcionaba el asunto, me tapan con una delgada frazada, conectan el robot y bingo!. Distintas piezas móviles, casi vibrantes, comenzaron a deslizarse ritmicamente por mi espalda y piernas, en forma de olas que iban masajeando, cabeza, cuello, columna, piernas. Salvo por el pasaje en que la máquina destroza mi sacro (eso duele), estuvo magnífico. Al punto que ni sentí los 40 minutos de la travesía masajística.

Deliciosa experiencia.

Tranquilo domingo

Desperté un par de segundos antes que sonara mi despertador (no hay opción, sin despertador, sigo de largo). Las 11 de la madrugada, tiempo de desayunar e ir al cerro San Cristóbal. Alrededor de las 12 ya estaba pedaleando con esfuerzo en el kilómetro 2. Hoy me costó más que otras veces mantenerme sobre 10 Km/h en la subida. Me estoy volviendo viejo.

El mote con huesillos me supo especialmente agradable, una vez que me cambié de ropa (me saqué la polera empapada de transpiración) y pude recuperar el aliento. Algunas elongaciones, una barra de cereales y comencé a bajar. Que delicia, esa vertiginosidad del descenso me hace sentir libre, ingrávido y muy feliz. Casi colisiono con un ciclista despistado que se me cruzó cuando venía bajando al tope de la rapidez. Aunque mi compañera no me cree, he llegado a 54 Km/hr en la bajada, aunque mi marca habitual son 49 Km/hr.

Llegué a casa, una buena ducha, un avance de lecturas pendientes y me preparé para ir a buscar un buen lugar para almorzar. Alrededor de las 15:30 horas llegué a Bellavista a experimentar. Pocos restoranes abiertos y los que estaban abiertos tenían al chef con las zapatillas de clavos puestas. Al final, logré instalarme en el Bangkok, comida thai, delicioso. Un plato de camarones al curry rojo (picante y dulce por la leche de coco), con arroz al jazmín y una deliciosa botella de merlot reserva Santa Ema 2005 (como extraño el 2003). Los fuertes taninos, la madera y el sabor a vainilla (algo fuerte) y frutos rojos, dieron un buen maridaje a mi plato. No había nadie más, por lo que hasta pude fumar en el salón de no fumadores (privilegio interesante en estos días)

Por la ventana, observé largamente a unos tamborileros (en mi definición, un ser humano a un tambor pegado, con cuerdas para activar otras percusiones que le permiten bailar al son de su propia música). Son un encanto para los extranjeros y una fuente entrópica de ruido ambiental.

Me fui a patiperrear nuevamente con dirección al Centro Cultural Estación Mapocho, esperaba ver dos exposiciones. Al final solo pude ver una, Reminiscencias, un trabajo fotográfico nacido del erotismo y el amor de un fotógrafo por su musa. Buen montaje digital a partir de un formato analógico. Sigo pensando que el amor saca lo mejor del ser humano.

La segunda exposición estaba funada porque pasó una columna de manifestantes y tiró piedras al interior. Que lata, esperaba ver las fotos de multiples pajarillos de la Patagonia,

Finalmente, decidí marchar a casa para resumir estas experiencias y descansar.

Contracuarteto la lleva

Mis asiduas visitas a los lugares de jazz frecuentemente se topan con magnificas interpretaciones. En general, el jazz chileno y sobretodo interpretado por jovenes es de excepción, infinitamente disfrutable, pero Contracuarteto es demasiado top.

Esta noche de sábado, Contracuarteto mostró su genio, su fantástica capacidad de maravillar con esa música del alma, intensa, exaltadora, inquietante y demasiado bella.

A mayor abundancia, tocaron los temas de su disco (único por el momento) alternando con la visita de sus invitados, Cristian Moya en saxo tenor, increible como siempre y Felipe Riveros para poner esas notas de piano que hacen especial una tocata. Como habría gozado mi compañera este recital, ella sabe apreciar la magia de esta música. Puchas, me haces tanta falta!!!!!

Me comuniqué con mi bajoneado hermanito por SMS, espero que haya comprendido que la vida continúa y que nada es suficientemente fuerte como para oponerse al impulso de vivir. Por lo demás, en menos de una semana nos vamos a Baires a disfrutar el carrete bonaerense.

Buena tocata, mejor final, porque a mis notas en mi diario le pude añadir el sentimiento de saber que nada es más importante que amar, sin ataduras, sin complejos, solo amar porque es rico.

Me voy a dormir pensando en que un sábado así, vale la pena vivirlo.

Inventando futuros de sábados

Después del filete musical y la comida de anoche, invertí varias horas en reflexión y web. Busqué sin destino predefinido y hallé interesantes datos acerca de arquitectura moderna, tecnología en energía y otras yerbas. Es increíble la cantidad de información valiosa que se encuentra disponible. Ya nadie puede decir que no tiene oportunidad de saber algo.

Me dormí muy tarde y de no ser por un llamado alrededor de las 11 de la madrugada de este sábado, no despierto. De hecho, me sobresaltó el teléfono y la conversación posterior, una mañana helada y fea. Decidí dormir nuevamente.

Alrededor de las 17 horas, decidí salir al mundo con ansias de patiperrear. Me fui erráticamente recorriendo calles del Providencia viejo (de hecho, busco un nuevo lugar donde vivir) y la verdad es que hay mucha belleza arquitectónica disponible, buenos lugares algo a mal traer, pero hermosos.

Estoy sorprendido por los conceptos de normopatía (la patología de ser correctos en esta sociedad) que nos está llenando de enfermedades. Una descripción aterradora que encontré en el libro El Mensaje Curativo del Alma (del mismo autor de La Enfermedad como Camino). Algo me dice que soy harto más sano que mis congéneres, pensaba lo contrario, pero tiene sentido. Adolezco de anormalidad. Notable¡¡¡¡

Me repetí una gran película, Piso Compartido, francesa, alocada y sobretodo muy real. Me hubiera gustado haber vivido con personas tan diversas como esas, es una experiencia singular y sobretodo humana. Imagino que en el asilo de ancianos podré hacer realidad esta experiencia jajajaja!!!

Almorcé un pantagruélico plato en la Casa de Cena, animado con las simpáticas conversaciones con el mozo (el más antiguo que queda, ya que todos los que conocía ya jubilaron). Cómo pasan los años¡¡¡¡¡¡¡. Rica comida, rico vino, ricas notas en mi diario.

Recorriendo el sector de Condell, encontré un maravilloso castillo, sede hoy en día, de la Academia de Humanismo Cristiano. Que maravilla!.

Estuve tentado de pasar al Barcelona (Tapas y tragos) en Seminario, pero decidí guardar fuerzas para el filete musical de esta noche, Contracuarteto en el Thelonious, pues ya tengo reserva.

Nos vemos

Un viernes muy particular

Este viernes tenía tantas ganas de almorzar algo rico con mi compañera, pero el destino definió otra cosa. Fue un día triste.

Por la noche, decidí ir a disfrutar un filete musical en Sala Master. Se trató de la magnífica banda de fusión latinoamericana Entrama. Como siempre ha sido, extasié con un despliegue de virtuosismo en la ejecución de instrumentos y creaciones singulares. Delicioso espectáculo, aunque no suficiente para darme el ánimo. No es culpa de ustedes queridos amigos de Entrama.

Después de la música solo me quedaba iluminar mis tripas con un rico candil (en clave imperdible, General Salvo con Providencia) y eso hice.

Hay viernes que deberían ser lunes.