Teatro Cinema Sin Sangre

No voy a contar de que trata la obra, nadie merece ser adelantado en esto.
Esta noche he vivido una experiencia increíble, gracias a una inesperada invitación a una función privada de pre- estreno de Sin Sangre.

No es casualidad que la obra se presente en una sala de cine, porque lo que uno ve es básicamente una película, con todos los recursos que son propios de este género visual. Sorprendente, un trabajo de precisión, de joyería. Cada movimiento, cada plano de imagen estudiado hasta el hartazgo para producir el máximo efecto.

De verdad, que estos actores han logrado algo notable, como espectadores sabemos que es teatro, pero vemos cine y de repente estamos en una película pero hay actores de carne y hueso actuando presencialmente. Es loco y virtuoso a la vez.

Habría sido una noche perfecta si mi compañera hubiese estado presente. En su dolorosa ausencia lleve a alguien querido capaz de apreciar el arte desplegado.

Vinos y buena compañía

La única gracia que tiene el citibank son las invitaciones a algunos eventos. Esta vez, una venta de vinos de Concha y Toro.

Alrededor de las 19:30 horas llegué al centro de degustaciones en Alonso de Córdova con la esperanza que muy poca gente llegase a la invitación. me equivoqué habían demasiados comensales. Desde esos que estaban felices porque podrían comprar vinos a 2 lucas hasta esos que piensan que el pinot noir es el vino de la botella redondita (caramayola). Sin duda, habían excepciones notables, pues iban por el filete sin titubeos.

Recorrí la muestra varias veces, seleccionando algunos vinos, los más ocultos, ya que la gran mayoría eran varietales y engañabobos. No es que hubiese vinos malos, sino que habían pocos de los verdaderamente superiores. Así encontré dos que me encantaron, un Pinot Noir reserva 2004 de ConoSur (un verdadero filete) y un vino ensamblaje orgánico Syrah / Mourvedre 2004 Novas que me sorprendió por la potencia y sabor.

Tarde llegó mi compañera, pero nunca tan tarde como para no disfrutar con ella. Es un espectáculo observarla como distingue los vinos, como sabe lo que es bueno y sus comentarios atinados me producen orgasmos de placer. Es demasiado rico compartir este tipo de momentos con una mujer tan increíble.

Al final, salimos comprando los vinos seleccionados y una sorpresa que ella inventó y que gustoso acepté.

Citibank quedas en deuda, quiero más eventos así para pasarlo tan bien con mi preciosa compañera.

Terminaciones culturales

Después de relatar mis aventuras del fin de semana, corresponde que vuelva al foco y me haga cargo de aquellas cosas culturales disfrutadas en el periodo.

La película Dejá Vu, me sorprendió gratamente esta película de Tony Scott (Top Gun, Enemigo Público entre otras), más allá de los increíbles efectos especiales simplemente por el tema. Soy un fanático de las historias que juegan con el espacio – tiempo y ésta es bastante creíble (argumento aceptable). Además de Denzel Washington está la deliciosa Paula Patton haciendo un contrapunto de personalidades muy especial. Al final de todo, es una tierna historia de amor, pero vale la pena la acción, las dudas y el aplomo de los protagonistas. Recomendable

Terminé de leer el libro de Susana Bloch, «Surfeando la ola emocional» y pienso que ya está claro el mensaje y la utilidad de su método (Alba Emoting). Los seres humanos, nacidos con perfecta y honesta armonía emocional (hay solo seis emociones básicas) nos encargamos de deformarnos con el desarrollo de la adultez, al punto que no somos capaces de reconocer nuestras propias emociones (ni hablar de las emociones de los demás). Lo que hay tras el método es la capacdad de reconocer emociones y/o limpiarlas haciendo determinados ejercicios respiratorios, gestos y corporalidad. Claramente útil para quienes viven de las emociones (actores, curas, políticos y manipuladores profesionales), pero también para quienes nos interesa la honestidad de nuestra alma.

Me di maña para hacer algo muy poco usual, ver un poco de TV mientras almorzaba. La «cultura entretenida» mostró un documental ambientado en los glaciares de las Torres del Paine, siguiendo los pasos de una expedición científica que buscaba un pequeño insecto (mal llamado el dragón de la patagonia) capaz de sobrevivir en la gélida superficie del glaciar o a 40 metros de profundidad en aguas heladísimas y con presiones insufribles. Más allá de lo pintoresco, existe la posibilidad que estudiando este bichito se puedan hacer aplicaciones de la medicina por ejemplo en la conservación criogénica de órganos para implantes. Yo pensé que de repente inyectándose la sustancia que debe existir en la sangre del dragón, podría uno sobrevivir a la hipotermia, algo bueno para buzos y montañistas. Un misterio más de la maravillosa naturaleza

Estuve revisando un reportaje sobre el nuevo libro de la rica Pamela Jiles, periodista siempre incorrecta pero adorable por su patudez y por ser tan lenguaraz. Se trata del libro Maldita Farádula, un verdadero pasquin, pero que motiva a la risa ya que desnuda la imbecilidad galopante de tantos «mediáticos» de chilito. Me encantó la definición de algunos personajes, por ejemplo Pablo Longueira : facho consuetudinario que la tendría corteira; Carlos Menem : cornudo internacional,…, octogenario patético, marido distante de Cecilia Bolocco y padre en probeta de su único hijo. Esto es farándula!!!!!

Domingo de descanso

Desperté muy tarde, casi a las 15 horas, tras un sábado muy intenso. Necesitaba ir al cerro a botar tanta toxina acumulada, así es que tomé mi bici y oh sorpresa, tenía desinflado el neumático delantero. Pucha oh, debo haber pinchado ayer en el cerro, al menos eso pensé.

Me puse a desarmar la bici y tratar de cambiar la cámara (hace tiempo compré un repuesto y ahora sería la oportunidad de probar que era capaz de cambiarla). Fue un desastre, la cámara nueva no inflaba, parece que tampoco era la medida correcta. El asunto es que al final, me puse a probar la cámara supuestamente pinchada y parece que no lo estaba. Con paciencia, volví a montar la cámara antigua, inflé y me la jugué.

Subí hasta el jardín japonés cansado como bestia sin entender porque. Me bajé y comprobé que al poner la rueda quedó mal calibrado el freno y había subido frenado!!!!!!

Reparado el cuento, volví a la meditación del ascenso. Que maravilla volver a creer que mi estado físico no es tan malo.

Regresé a casa, ducha y a prepararme un rico almuerzo. terminé cerca de las 18:30 horas de alimentarme y de ahi me puse a reparar uno de mis notebooks. Quedó impecable

Ha sido un buen día de recuperación.

Un sábado intenso

Este sábado partió relativamente temprano, ya que sin necesidad de mis tres despertadores, antes de las 11 de la mañana estaba en pié y desayunando. Hice los preparativos básicos para asegurar que todos quienes iban a participar del cumpleaños de mi madre, tuvieran los punteros de la cita.

Partí al cerro San Cristóbal y antes del mediodía ya estaba al pié del cerro por Pedro de Valdivia Norte. Desde el día 15 de agosto que no subía y de verdad que necesitaba sentir el cuerpo y hacer mi meditación del ascenso. No sólo subí hasta la cumbre, sino que después me fui hacia La Pirámide e hice todas las combinaciones que pude incluyendo una segunda cumbre y también algunos senderos en donde hasta pasé susto debido a que mi bici resbala en las bajadas.

Lo concreto es que volví a casa a las 14:45 horas y mi hermano me esperaba sentado en las escaleras, aprovechando las redes inalámbricas del edificio. Increible hay más de una docena de redes habilitadas, aunque casi todas con seguridad.

Mientras me duchaba, llegaron los viejos junto a mi hermana mayor que anda de paso por la capital. Intuyendo el derrotero de dicha tarde, les convencí tomar unos taxis y nos fuimos a ese tradicional y rico restorán Omar Khayyam en Av. Perú. Llegamos cerca de las 16 horas, aprovechando la ventaja de un restorán cuya cocina los sábados no cierra.

Fue un festín de sabores árabes, pedí la mayor variedad de platos que pude para que fuera un almuerzo gozoso, contundente y novedoso para la cumpleañera. Acompañamos con unas botellas de Los Mareados 2004, muy buen ensamblaje e ideal para este almuerzo. Tras los postres unos ricos bajativos y mucha conversación, facilitada por tener el segundo piso casi exclusivamente para nosotros.

Retornamos a mi departamento para finalmente retirarse todos, excepto mi hermano, alrededor de las 19 horas.

Si bien mi hermano regresaba a Viña el mismo sábado, me di maña para seducirle con un filete de jazz imperdible. Así es, reservé y alrededor de las 10 de la noche nos fuimos a El Perseguidor en Bellavista. La cita era con Christian Gálvez Cuarteto (Félix Lecaros en batería, Roberto Lecaros en Contrabajo, Andrés Pérez en Saxo y lo increíble un muchacho ciego al piano, un talento).

Una jornada de jazz inolvidable, al virtuosismo de cada músico le acompañó la tremenda ovación de quienes tuvimos la oportunidad de disfrutar tanta maravilla. Un espectáculo de primer nivel.

Antes que partiera el show, llegó nuestro primo Luis, también de paso por Santiago, quien no podía creer que hubiese música así. Fue tanto el placer que tuvimos con la música, que quedamos muy prendidos y tuvimos que irnos a otro sitio. El lugar elegido, Piso 33 en Alameda, música electrónica a toda potencia. Tres DJ animaron la noche, en la que bailamos hasta que nos dió hipo, eso fue pasadas las 4:30 de la madrugada. No nos dimos cuenta como pasó el tiempo, realmente entretenidos.

Regresamos al departamento y ahí mi hermano decidió migrar a la casa de una amiga por lo que, fiel a mi hambre compulsiva, invité a mi primo a comer a la Casa de Cena. Por más de una veintena de años, a cualquier hora, este restorán ha sido mi salvación. Pero ahora no lo fue, ¡estaba cerrado!!!!!.

Desesperado, partimos a otro sitio que normalmente está abierto toda la noche en los fines de semana, El Prosit de Plaza Italia y decepción!!!, también estaba cerrado. Al borde del colapso, decidimos caminar por Alameda hacia el poniente y por suerte encontramos un abarrotado sitio enfrente del Diego Portales, que aparentemente era lo único abierto, ya que todos los trasnochadores hambrientos estaban ahí.

Tras comer un par de sandwiches y beber unas gaseosas (a esa hora es lo que hay), decidimos que era suficientemente tarde (más bien temprano, casi las 7 de la mañana) y calabaza, calabaza, cada uno para su casa.

Ufff, que sueño!!!

Testigo y verdad

Caminando por Antonio Varas, a veinte metros de Eliodoro Yañez, una terrible colisión, un BMW a gran velocidad bajando por Antonio Varas se topa en su carrera con un taxi que va por Eliodoro Yañez igualmente rápido. El estruendo, miro y hay luz roja por Manuel Montt. Conclusión 1 : el BMW pasó con roja.

Autos destruidos, semáforo destruido, heridos varios, gentío acumulándose, en fin, lo típico.

Pero, porque los autos que venían por Eliodoro Yañez estaban detenidos en la esquina al momento del choque?, me cuestiona un chofer de otro auto cuando escucha mi versión. Oh!, es cierto, también vi eso. Conclusión 2 : el taxi cruzó con roja.

Diablos, cuanto me demoré en mirar al escuchar el choque. 200 milisegundos, 400 quizás?

Conclusión 3 : el BMW cruzó en amarilla acelerando y el taxista muy pillo, calculó el cambio a verde estando en roja y también aceleró. ¿culpas compartidas?

Lo único compartido son las medias verdades y las heridas. No hay verdad, solo versiones.

Un Candil para el hambre

Tras el emocionante recital de Patricio Manns, salimos con el hambre a cuestas y muchas ganas de conversar. Los pasos se dirigieron en control automático a ese pequeño local de Providencia con General Canto, El Candil.

Una botella de cabernet sauvignon fue acompañamiento obligado de esos Kebabs delirantes, casi lujuriosos por su sabor y los buenos recuerdos que evocan.

Buena música pop, poco gentío y mucha conversación dieron pauta a la cena. El cansancio de una semana pesada y las expectativas de un weekend disfrutable, trajeron aceleradamente el sueño como postre.

Una película a medio ver, me espera en casa.

Patricio Manns : la fuerza del poeta

A las 21 horas del viernes 31/08 fue la cita, aunque abrieron puertas con bastante tardanza. Llegaba y llegaba gente a una fila interminable, todos con la expectativa de ver al gran Patricio Manns, una leyenda viviente, un poeta militante, siempre incorrecto, incorregible y sobretodo natural.

Tanto tiempo sin verle, que me daba nervios saber como luciría en su alcohólico bienestar. Sorpresa!!!!, No solo se ve bien, sino que conjuga con maestría una presencia jovial con sus músicos, todos los cuales podrían ser sus hijos. Maestro.

Un repaso de su música desde los 60 hasta estos días, transmitido en vivo y con la anuencia y complicidad de todos quienes admiramos a este monstruo exiliado de la modernidad. Vivaz, garabatero y auténtico a ultranza.

Gran concierto, a pesar de su desgastada voz y su complejo ego de estrella del izquierdo cielo.

Jazz latino : La batahola

A pesar que es poco común que en el Thelonious se pongan nombres de grupos cambiantes, esta noche estaba programado Multilatina, un grupo de jazz latino y terminé viendo a La Batahola, un grupo de música cubana.

Mi estimadísimo Erwin, dueño del local, debe haber pensado que Buena Vista Social Club, podía ser un buen candidato a jazz latino. La verdad es que fue una rica sesión musical, pero era dificil reconocer el jazz, el son cubano, de manos de unas tumbadoras, una guitarra tres cubana, un bajo y trompeta, dieron un sonido definitivamente cubano al ambiente. Disfrutable, aunque no pedí ron (era lo correcto) sino que una buena botella de carmenere para acompañar la rica bocata de vacuno que engullí gustoso.

Me acordé varias veces que no le he devuelto un CD de Keith Jarrett a Erwin, pero la verdad es que las últimas veces que he ido no lo he planificado del todo y he ido desde otros sitios (no es como para andar cargando un CD). De hecho fui solamente porque mi compañera validó el dato.

Un detalle, hay una chica nueva atendiendo el local, se nota inexperta así es que le enseñé a servir el vino. Un favor que espero aprecien otros comensales.

En fin, una noche muy disfrutada

Teatro Facetas : todas las caras en un ascensor

La obra «No, si estamos bien», fue un tremendo deleite. Diez y seis actores en escena, rápidos y convincentes, con un aplomo a toda prueba (hubo problemas técnicos y fueron capaces de sobreponerse y hacer como si nada, muy bien!!!!!!)

Un ascensor es el escenario perfecto para mostrar la grandeza y la estupidez del ser humano. Demasiado cotidiano, demasiado real. Me encantó la soltura y espontaneidad de los actores, representando a tantos pedros y marías de este Chilito. Parece una creación colectiva en que cada uno puso sus propias vivencias en juego y vaya que se logra algo bueno. Es una obra hilarante, inquietante y al mismo tiempo cercana y real. A pesar de la vulgaridad, de la eterna imbecilidad del santiaguino, queda eso divertido que nos hace humanos, pequeños, a veces tiernos y en lo general esclavos de nuestras tonteras e irracionalidades.

Recomendable, se pasa un buen rato riéndonos de nosotros mismos