Puerto Pizarro : exquisiteces peruanas

Anoto un nuevo sitio a mi lista de restoranes peruanos en Santiasco. La verdad es que son muchos y salvo alguna extraña excepción, honran con categoría la maravilla culinaria peruana. Contrario a lo que pueda pensarse, no satura tener tantas opciones de cocina peruana, es una cocina demasiado sabrosa y celebro la abundancia.

Calculo que deben tener unos diez meses desde que noté su presencia en mis paseos en cleta por Manuel Montt cerca de Irarrázaval. Hoy tras una travesía deliciosa en cleta por el Parque Metropolitano incluida la cumbre del cerro San Cristóbal, volví a pasar por este lugar y no resistí la tentación. No se había dado la oportunidad de asistir  este encuentro, en que necesitaba sabores y un nuevo lugar para disfrutar.

Una hermosa casona de riguroso color blanco y dos pisos, con un gran estacionamiento para quienes aún usan auto. Me instalé en uno de los salones del segundo piso y rapidamente fui atendido por un joven mozo de origen peruano. Con esa amabilidad extrema y extraordinario vocabulario que poseen los peruanos (nada comparable al chileno medio), habilitó mi mesa con rapidez. Un pisco sour peruano mientras leía la carta y llegaban unos panecillos calientes y dos salsas de untar, una basada en ají amarillo y una vinagreta de oégano y ajos tostados, deliciosas.

Para la entrada, nada mejor que una causa limeña de centolla y camarones. Ese rico puré de papas con aji amarillo adornadas con palta y corte de aceituna, cebolla morada, carne de centollas y camarones con mayonesa, huevo de codorniz, salsa criolla y toques de limón. Deliciosa!!!

La carta, abundante y tentadora, incluye hasta menú para niños y como atiende domingos hasta las 16 horas, se anota como gran opción dominguera. Por los parlantes, música criolla peruana, fantástica!

Para los fondos, me dejé tentar con un filete de atún sellado a la plancha con pimienta, cubierto con una salsa de miel y maracuyá y adornado con unos hilos de puerros crocantes. Bien acompañado con unas variaciones de papas duquesa rústicas, con tocino y cortes de pimiento, extraordinarias. Para este exquisito plato, pedí una botella de syrah Santa Digna de Miguel Torres (hay pocas opciones de vinos, quizás el único defecto que pude anotar).

El atún sellado, es decir casi crudo, me encanta, pero debo reconocer que me genera un gran gasto digestivo. No obstante, sigue siendo  la mejor forma de comer un buen atún.

Para los postres, vaya desafío dada la cantidad de comida que ya había consumido, pero no me amilané y pedí una trilogía de creme brulée, vainilla, mango y maracuyá. Una verdadera maravilla que se dejó disfrutar junto a un buen café negro.

Puerto Pizarro, excelente opción!!

Cena de trabajo en Machu Picchu

Un interesante proyecto nos convoca (y justifica) para disfrutar una rica cena peruana. Este lugar ya lleva un largo periodo en el barrio Manuel Montt y casi siempre con gran cantidad de asiduos clientes.

Para comenzar disfrutamos un preciso pisco sour peruano mientras llegaban las entradas, esa maravillosa causa de atún y unas papas a la huancaína. Estaba tan contundente este inicio que por algún momento pensé que mi partner llegaría hasta ahí. Sin embargo, me las arreglé para mostrarle las delicias que habían para los fondos en esa extensa y exquisita carta del lugar. Gran variedad!!

Un risotto al azafrán con camarones salteados al vino blanco, con crema de langosta y queso parmesano,  fue la notable elección de mi partner. Para mí, algo que no había probado en este restoran, una mixtura de camarones Ruperto, esto es, camarones tamaño jumbo envueltos en láminas de carne, otros en pollo, otros en salmón y finalmente unos en c orvia. Eso es sabor!!!

Maravillas como nuestros platos se merecía un rico vino y la carta, aunque modesta en cantidades, tiene para todos los gustos, por lo que un pinot noir Terrarum de Morandé del 2008, bien helado y bien servido, estuvo perfecto.

Hasta ahí legó en el éxtasis mi partner, pero yo me tenté con un crocante de mango y asi cerré deliciosamente mi cena.

Machu Picchu, exquisita cocina.

Disfrutando febrero en Santiasco

El día comenzó muy temprano, pues había paseo a la montaña con mis amigos malayos. A las 6:30 horas preparé la mochila con lo necesario, cargué mi cámara fotográfica y estuve justo a tiempo para tomar el radiotaxi que coordiné la noche anterior y que me conduciría al punto de encuentro con el club en el kilómetro cero de farellones.

Veinte y tres malayos acudimos a la cita y fieles a nuestras reglas, esperamos 10 minutos y salimos rumbo a nuestro destino, el cerro Canoitas. Este es un paseo de montaña de baja dificultad y por ello imagino que tuvimos la presencia de varios malayos en su primera salida.

Canoitas es mucho más agradable cuando esta nevado, ya que en verano el calor se hace sentir. No obstante ello, con el habitual entusiasmo y buena onda, fuimos avanzando por los distintos y hermosos paisajes de esta zona. En esta ocasión yo asumí la función de cerrar la columna, es decir, asegurar que todos los malayos avanzaran y no se extraviaran en el ascenso. Este rol no siempre es bienvenido, ya que implica caminar al ritmo del más lento y a practicar tus mejores dotes de coaching, para entusiasmar a los cansados o más lentos a seguir adelante.

A pesar de mi esfuerzo, a la hora de camino, una chica no dió más de agotamiento, unos nuevos remedios que había comenzado a usar, le juegan una mala pasada y la tuve que ubicar en un lugar de buena visibilidad y con acceso a sombra, con la instrucción de esperar nuestro retorno. Marqué su posición en el gps y seguimos con resto del grupo. tras otra hora y fracción, una pareja muy jovencita, también deciden quedarse hasta ahí y esperar nuestro regreso. Pues bien, otra marca en el gps y seguimos hacia la cumbre.

Instalados ya en nuestro destino, nos dedicamos a nuestro mejor rito, esto es, disfrutar el menú malayo. Por tratarse de un paseo corto y con la posibilidad de regresar a buena hora para almorzar en familia, el despliegue de delicias fue mucho menor que en otras ocasiones, pero con la misma generosidad y buen gusto. De hecho, entre otras cosas, accedí a un exquisito sandwich de carne mechada y tomate en pan ciabatta, un notable ejemplo gourmet.

Tras la consabida fotografía de cumbre, pasé el gps a quien iría en punta para que recogieramos a los malayos que dejamos en el camino e iniciamos el regreso. Una bajada muy rápida para llegar al estacionamiento con los 23 malayos contentos de haber disfrutado un día de montaña. Aquí unas fotos del paseo.

De regreso en casa, tras una deliciosa ducha y cerca de las 16:30 horas, decidí salir a buscar un buen restoran para ese tardío almuerzo. Son pocos los lugares que mantienen la cocina abierta a esa hora, por lo que me fui a la segura hacia el Sacsayhuaman, un lugar de sabrosa comida peruana.

Solo quedaba un par de comensales en etapa de sobremesa, así es que me apresuré a ordenar. Partí con un pisco sour peruano para disfrutar un ceviche tropical, corvina trozada, pulpo, calamares y camarones con frutillas, piña y  mango, cebolla morada y unos toques de albahaca. Exquisito y enorme plato.

Para los fondos, me atreví con una corvina con una crema de alcachofas, salteado de champiñones flameados y dos enormes papas duquesa. Agregué de la exigua carta de vinos, una botella de carmenere Casillero del Diablo, que estuvo bastante bien. Un almuerzo tremendo, ricos sabores y muy buena terraza para almorzar.

Regresé a casa justo a tiempo para encontrarme con un pintor amigo, Hijo Ra, un talentoso artista y como muchos, tratando de sobrevivir de su arte. Me llevaba unas pinturas de su nueva serie y algunas anteriores, con lo cual además de una larga y maravillosa conversación sobre arte, poesía, filosofía, crecimiento personal y un largo etcétera, fui eligiendo varias piezas que me maravillaron y que gustoso le compré. Así nos ayudamos mutuamente y pasamos unas gratas horas juntos. ¿cuando habrá en nuestro país más opciones para gente tan talentosa?

Más tarde, aproveché de ver una película y finalmente me quedé dormido con tantos disfrutes.

Pachamama : otra delicia peruana

Un día de trabajo brutal bien se merece una cena deliciosa y en un buen lugar. Había pasado en cleta por este sitio desde septiembre  en un montón de oportunidades, paseando por la ciclovía de Antonio Varas, pero jamás lo vi abierto.

Un casual llamado de un amigo y listo, ya teníamos un panorama adecuado para una noche de verano. Mi amigo se fascina de mi afición a descubrir nuevos sitios para disfrutar y esta era una buena ocasión. Al llegar nos percatamos de lo hermoso del sitio, de mucho blanco y con unos grandes cuadros adornando las paredes. Mesas bien montadas y agradable música criolla ambiental.

Es fácil adivinar la mejor combinación para una entrada en un restaurant peruano. Por supuesto, pisco sour peruano para acompañar un ceviche tropical, una combinación maravillosa. El plato con una base trozos de  pescado apanado calientes, camarones, pulpo, piña, cortes de manzana verde, cuadraditos de papaya y durazno, calamares y  jugo de limón abundante. Qué excelente  mezcla!!!

Para los fondos, mi amigo se dejó tentar con un seco de asado de tira con salsa de cilantro, marinado al vino tinto y especias. Por mi parte, no resistí la seducción de unos camarones pachamama, enormes camarones jumbo envueltos en filete de vacuno con una reducción de viono blanco, mantequilla, ciboulette y cilantro. Añadimos una helada botella de pinot noir de Montes 2009 y la magia de la cena nos llenó de placeres gastronómicos.

Extasiados con las delicias ya servidas, nos quedaron ganas para pedir un buen postre. Así completaron la cena un crocante de mango exquisito y una leche volteada.

Pachamama, excelente lugar, de lo mejor de la oferta peruana en Santiasco.

Barandarian : un encuentro con la historia

Una antigua compañera, su madre, un amigo entrañable y las ganas de conversar, se unieron este día para decidir almorzar juntos. Mi misión fue elegir un buen lugar y no tuve dudas en seleccionar la terraza interior del Barandarian, un patio exquisito que permite disfrutar buena comida peruana en un día caluroso de verano.

A la hora señalada, solo yo estaba en el lugar. Minutos después llega mi amigo Hernán y junto a él decidí hacer patria en el patio interior del barandarian, antes que se ocupara por completo.

Reímos juntos recordando tantas aventuras juntos en casi 20 años de interacciones y que este almuerzo nos trae a la vista. Tras casi 40 minutos de atraso aparecen Elinett y su madre, en fin es un día feriado. Sin embargo, nada hacía sospechar lo que seguiría.

Ofrecí un ceviche Barandarian para compartir, lo que vino muy bien acompañado de los pisco sour peruanos de rigor. La conversación fluyó instantánea y divertida, recorriendo pasajes de la vida familiar y política de Eli. Muchos recuerdos entrelazados y de sonados personajes de la vida pública que aparecían de tanto en tanto en los deliciosos recuerdos, de os cuales fui un atento espectador.

Para los fondos comida chifa para la madre y para el resto ricos pescados en exquisitas combinaciones propias del universo gastronómico peruano. Sumé una buena y fresca botella de pinot noir, que nos acompañó en la deliciosa digestión.

Sospecho que de tanta conversación terminó por saciarnos, ya que ninguno quizo seguir con los postres. Confieso que hace más de un año que no tenía este tipo de conversaciones y me he entretenido enormemente.

Gran despedida de Eli, le deseamos mucho éxito en Lota.

Brujas de Cachiche : sandwichería que comienza

Una salida a cenar tarde pero con un objetivo claro, probar delicias de la cocina peruana, nos llevó hacia un lugar conocido pero que había mutado en estas últimas semanas. En la misma casona en donde se encontraba el rico restoran de comida peruana Pantaleón, ahora existe una sandwichería peruana llamada como el homónimo y exquisito lugar en Lima, Brujas de Cachiche.

Si bien la carta tiene una gran cantidad de platos tradicionales de la cocina peruana, lo novedoso claramente son los sandwiches. Por supuesto, no hay nada más placentero para mí que probar algo nuevo y no desperdiciaría la ocasión.

Para partir, un clásico peruano, un ceviche mixto y el acompañamiento por excelencia, pisco sour peruano. Para los fondos, mi compañía, prefirió algo más tradicional y bajo en calorías; en mi caso, sería un rico sandwich. La oferta de vinos no era muy abundante y carecen de carta de vinos, por lo que me debí conformar con unas copas de  cabernet sauvignon reserva de Santa Digna.

De la lista de opciones, me tenté con una hamburguesa casera envuelta en tocino, champiñones salteados con una cubierta de queso mozarella, algo de lechuga y papas hilo. Sobre esta «torre» salsas de ají amarillo, de ajo y otras, todo ello puesto en un enorme pan frica calientito. Mmmhhhh, demasiado rico!!!!

Una experiencia disfrutable para mí, incluye además de la buena comida, el lugar, el diseño, la presentación y muchas más, pero normalmente me resulta en extremo gravitante la calidad del servicio. Claramente ese es el punto más flaco de este nuevo sitio, deben mejorar mucho!!. Perdoné este bajo desempeño solo porque están en marcha blanca, pero eché de menos que quién administre el lugar no estuviese aprendiendo como mejorar. Considerando lo rico de la oferta gastronómica, se esmeren en  un mejor servicio o no tendrán buen futuro.

Me quedo con lo positivo, es un acierto una sandwichería peruana, una variante sabrosa que hace falta en Santiasco.

Cenando en Machu Pichu : rica comida peruana

Hambriento como casi siempre estoy, me fui a cenar a un sitio habitual de mis salidas urgentes. Me refiero a Machu Pichu, un restoran peruano de los que abundan en el barrio Manuel  Montt y que tienen suficiente cuento como para ser notables.

Como ya es habitual partí con mi agua mineral para lavar las tripas y prepararme conscientemente a disfrutar algo rico. Lo primero que vino a mi mente cuando tomé la carta del lugar fue una causa limeña, la que más me gusta es la causa de atún y no demoré un segundo en pedirla como entrada mientras decidía el resto. Un plato potente y especialmente delicioso no solo en sabores sino que en presentación, soy definitivamente  impresionable con los colores, aromas y formas que una buena factura puede hacer de un plato. Exquisito!!!

En la carta, descubrí un plato que no había probado, se trató de la corvina al shiwanco, en definitiva, trozos de corvina al horno cubiertas con una salsa de tamarindo, cebollín, pimentón, champignones y apio maravillosa. cada bocado fue una delicia repetible. Acompañé esta exquisitez con una delicada botella de pinot noir Viña Mar 2009, que estaba excelente en aromas, sabor y temperatura.

Gran cena y cada vez mejor lugar!!

El Chalán : nunca falla en fomingos aunque sea muy tarde

Amanecí muy congestionado y debí cancelar de madrugada mi salida a la montaña. Era el reencuentro del año con un cerro que me gusta mucho, El Pintor. Pero, como dice el dicho, al mal tiempo buena cara y decidí dormir hasta más tarde para hacerme cargo de la terrible congestión matinal.

Como no estoy dispuesto sino a pasarlo bien, una vez que recuperé la energía suficiente para levantarme, decidí que  sería un buen día para disfrutar un rico almuerzo y luego una sesión de películas proyectadas en la pared de mi departamento. Buen panorama!!!

Salí a buscar el lugar de mi almuerzo y siendo bastante avanzada la hora, me fui a la segura y me trasladé a El Chalán, un sitio que ya tengo bien catalogado por la calidad de su comida y del servicio. Además que tiene esa bendita ventaja de atender hasta muy avanzado el horario.

Me instalé en un rica y espaciosa terraza que me llena el gusto y pedí una de mis  mezclas perfectas, un ceviche de pescado con un pisco sour a la peruana. Nunca falla!!!

En la carta, mis ojos desfilaron por una nutrida oferta de platos peruanos, hasta que detecté uno que no había probado en ese lugar. Un seco de cordero, trozos de blando cordero cocinados en una salsa de cilantro con una porción de arroz y frijoles a la crema de acompañamiento. Fantástico!!, un desfile de sabores que disfruté junto a un Trío cabernet sauvignon, syrah y cabernet franc.

El postre merecido fue un mousse de maracuyá, que rico sabor!!!. El cierre, por supuesto, una tacita de café negro.

Tras estos placeres, el resto de la tarde fue asistir a mi cine personal viendo dos películas divertidísimas, con las cuales completé mi terapia personal de recuperación. Gran día!!

Osaki : rica experiencia nikkei

En el mismo lugar que estaba el fantástico Naukana, se instaló hace pocos días este restaurant de fusión peruano-japonesa llamado Osaki. Claramente están en marcha blanca y por eso tiendo a perdonar detalles que en un buen lugar me sería más difícil hacer.

Se mantiene prácticamente intacto el diseño del local, lo que habla bien de Naukana. Solo cambió el mobiliario y por supuesto el estilo. Rica música lounge y chillout de delicada selección para hacer un momento agradable. La carta que experimentan es breve pero interesante. Partí por la experimentación de un ceviche Osaki, camarones, pescado, pulpo y cebollín con pepino y leche de tigre (ufff!!)., lo que acompañé con un buen pisco peruano doble. Muy bueno!!

Buena combinación aunque finalmente nada sorprendente ya que es una experiencia que he tenido en muchos lugares. Revisé la carta y me pareció tentador unas causitas nikkei con filetillos de pollo al panko, al grill y como chicharrón con salsa de olivas, mayo con ají y mayo con rocotto. Pero finalmente, opté por una causa Ebi Furay, camarones pankonizados en causa nikkei de palta y pepino con una salsa criolla auténtica y el rico teriyaky. Exquisito!!

Para el acompañamiento, nada mejor que un Santa Ema sauvignon blanc nuevo del 2010. Rica experiencia y prometedor lugar. Aunque los precios están un poco disparados, creo que hay potencial para ser un buen sitio.

Espero volver cuando ya sea un sitio consolidado.

Para cerrar esta incursión fui a beber un bajativo al restopub Palidaro, un sitio simpático aunque no está claro su rumbo. Solo puedo decir que ofrecen y cumplen con ello.

Mochica : nuevo placer peruano

Salir a cenar algo rico y aprovechar de conversar harto, me llevó a experimentar un nuevo sitio de cocina peruana en el barrio Manuel Montt.

Un local pequeñísimo pero ordenado y ambientado con mucho gusto y minimalista elegancia. La verdad que a primera vista, desde la calle, no evoca nada de lo que se encuentra en su interior. Un experimento comenzaba.

Para comenzar, agua mineral y nos tentamos rápidamente con una causa limeña y unos camarones al panko y coco. Unas maravillas, delicadamente presentados a la mesa y con los sabores extraordinarios de la comida peruana.

Animados por tan buen comienzo al son de nuestra conversación, encargamos un spaghetti criollo (spaghetti salteados con trozos de buen filete y una mixtura de sabores) y un seco de vacuno, tradicional y maravilloso plato peruano. Sumamos una botella de un ensamblaje de Palo Alto (cabernet sauvignon, syrah y carmenere) que fue exquisita compañía a esta conversada cena.

Bienvenido Mochica, gran lugar!!!